http://www.hoy.es/pg021106/suscr/socult08.htm
Miércoles, 6 de noviembre del 2002
Denuncian las condiciones «infrahumanas» de las monjas de un convento de Toledo
Algunos familiares recogen firmas para llevarlas al Arzobispado
JUAN VICENTE MUÑOZ TOLEDO
Los familiares de algunas de las monjas del convento que la Fraternidad Reparadora Apostólica del Corazón de Jesús tiene en Oropesa (Toledo) han denunciado públicamente las condiciones infrahumanas en las que, según ellos, viven las religiosas.
Estos familiares aseguran que las monjas se flagelan y no se dejan auscultar por los médicos, cuando tienen algún problema de salud, para que los facultativos no puedan ver sus heridas. Además, según la versión de los denunciantes, las religiosas llevan la misma ropa -un hábito de tejido fino- en invierno y en verano como señal de sacrificio y difícilmente acaban siendo trasladadas a los servicios de urgencias hospitalarias cuando padecen un grave trastorno.
Según el testimonio de la madre de una novicia de origen cordobés, que prefirió mantener el anonimato, ella y su marido fueron agredidos por las responsables del convento cuando trataban de llevarse a su hija. Esta mujer, que acusa a las superioras del convento de impedir la comunicación entre las monjas y sus familias, ha iniciado una campaña de recogida de firmas entre los familiares de las novicias y monjas para denunciar el caso ante el Arzobispado de Toledo y, si fuera necesario, ante el Defensor del Pueblo.
En Casas de Don Pedro
Sin embargo, todo parece indicar que el Arzobispado no las tendrá en cuenta, ya que considera que las monjas son mayores de edad y que la congregación religiosa cuenta con el visto bueno de la Iglesia católica.
Esta congregación, cuya vida está consagrada a la adoración eucarística y el apostolado parroquial, está extendida en Casas de Don Pedro (Badajoz) y en los municipios toledanos de Talavera de la Reina, Navalcán, Fuensalida y Robledo del Mazo.
La de Oropesa se instaló en esta localidad en 1984 procedente de Bargas (Toledo), donde un año antes fue denunciada ante el juzgado por las condiciones de vida de sus monjas.
En aquella ocasión el abogado que representó a los familiares, Pedro José Martínez, contempló con estupor cómo el juez archivaba el caso. «Eran otros tiempos. Se puso una denuncia en el juzgado y yo fui a hablar personalmente con el juez quien me dijo que estas prácticas poco acordes con los tiempos modernos pasaban mucho en el seno de la Iglesia católica y que ocurrían desde hacía tiempo», relató ayer este abogado.