Defensa bíblica y evangélica del bautismo de niños

11 Febrero 2001
1
0
Es cuanto menos sorprendente el ver cómo muchos hermanos evangélicos atacan la práctica de bautizar niños por parte de los católicos, cuando dicha práctica es compartida y defendida bíblicamente por gran número de protestantes de todos los tiempos.
En esta web me he encontrado un estudio bíblico sobre el bautismo escrito, supongo, por un evangélico: http://www.lawebcristiana.com/estudios/ver.asp?Estudio=elbautismo

De dicho estudio extracto la parte correspondiente al paidobautismo.
Que todos aquellos evangélicos que atacan duramente la costumbre católica de bautizar niños tengan muy en cuenta que muchos de sus hermanos hacen lo mismo tras haber analizado la Escritura

========================================

SUJETOS APROPIADOS AL BAUTISMO.

Los creyentes adultos que creen en la Palabra de Dios. Pero no solo los creyentes deben ser bautizados sino también sus hijos.


Nos oponemos totalmente al rebautismo. La razón primordial para bautizar a los niños es que Dios incluye a los tales con su pueblo.

La Iglesia Cristiana no es una institución totalmente nueva que aparece en el N.T. Sino que es la continuación del pueblo de Israel.

Aunque hay diferencias entre las iglesias de Israel y la Cristiana, estas diferencias son las mismas que existen en el hombre, que es el mismo en su niñez, en su juventud y en su vejez, aunque el aspecto y circunstancias hayan cambiado.



Los extremos del antipaidobautismo.

En su insistencia en la absoluta separación de lo viejo y lo nuevo, han llegado a negar que las Escrituras del A.T. Sean parte de nuestra fe, colocando su énfasis en media Biblia el N.T. En todas estas citas se habla literalmente del A.T. Ya que el Nuevo, cuando se dijeron, no estaba aun completado:

“Pero yo tengo un testimonio mayor que el de Juan; porque las obras que el Padre me ha dado para cumplirlas, las mismas obras que hago dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado.”
(JUAN 5:36.)



“Por esta causa, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y después de haberlo logrado todo, quedar firmes. Permaneced, pues, firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, vestidos con la coraza de justicia y calzados vuestros pies con la preparación para proclamar el evangelio de paz. Y sobre todo, armaos con el escudo de la fe con que podréis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Tomad también el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.” (EFESIOS 6:13-17.)



“Pero él respondió y dijo: --Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.”
(MATEO 4:4.)



“Entonces respondió Jesús y les dijo: --Erráis porque no conocéis las Escrituras, ni tampoco el poder de Dios.”
(MATEO 22:29.)



“Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos. Penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.”
(HEBREOS 4:12.)



“Estos eran más nobles que los de Tesalónica, pues recibieron la palabra ávidamente, escudriñando cada día las Escrituras para verificar si estas cosas eran así.”
(HECHOS 17:11.)



“Pues lo que fue escrito anteriormente fue escrito para nuestra enseñanza, a fin de que por la perseverancia y la exhortación de las Escrituras tengamos esperanza.”
(ROMANOS 15:4.)



“Porque ya algunas se han extraviado en pos de Satanás.
Si algún creyente o alguna creyente tiene viudas, cuídelas. No sea carga para la iglesia, a fin de que haya lo suficiente para las que realmente son viudas.”
(1ª TIMOTEO 5:15-16.)



Encuentran un antagonismo y no una complementación entre ambos testamentos. Como resultado de creer en una Biblia partida creen en una Iglesia rota.



Veamos algunas consideraciones que establecen la UNIDAD DE LA IGLESIA EN AMBOS TESTAMENTOS:

“Acontecerá en los últimos días que el monte de la casa de Jehovah será establecido como cabeza de los montes, y será elevado más que las colinas; y correrán a él los pueblos.”
(MIQUEAS 4:1)



“Si la primicia es santa, también lo es toda la masa; y si la raíz es santa, también lo son las ramas. Y si algunas de las ramas fueron desgajadas y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado entre ellas y has sido hecho copartícipe de la raíz, es decir, de la abundante savia del olivo, no te jactes contra las demás ramas. Pero aunque te jactes en contra de ellas, no eres tú quien sustentas a la raíz, sino la raíz a ti. Entonces dirás: “Las ramas fueron desgajadas para que yo fuera injertado.” Está bien; por su incredulidad fueron desgajadas. Pero tú por tu fe estás firme. No te ensoberbezcas, sino teme; porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará. Considera, pues, la bondad y la severidad de Dios: la severidad ciertamente para con los que cayeron; pero la bondad para contigo, si permaneces en su bondad. De otra manera, tú también serás cortado. Y ellos también, si no permanecen en incredulidad, serán injertados; porque Dios es poderoso para injertarlos de nuevo. Pues si tú fuiste cortado del olivo silvestre y contra la naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¡cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo! Hermanos, para que no seáis sabios en vuestro propio parecer, no quiero que ignoréis este misterio: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles.” (ROMANOS 11:16-25.)



“Digo, pues, que Cristo fue hecho ministro de la circuncisión a favor de la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los patriarcas, y para que las naciones glorifiquen a Dios por la misericordia, como está escrito: Por tanto, yo te confesaré entre las naciones, y cantaré a tu nombre. Y otra vez dice: Alegraos, naciones, con su pueblo. Y otra vez: Alabad al Señor, todas las naciones; y ensalzadle, pueblos todos. Y otra vez dice Isaías: Vendrá la raíz de Isaí, y el que se levantará para gobernar a las naciones; y las naciones esperarán en él.”
(ROMANOS 15:8-12.)



“Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en la carne, erais llamados incircuncisión por los de la llamada circuncisión que es hecha con mano en la carne. Y acordaos de que en aquel tiempo estabais sin Cristo, apartados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, estando sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos habéis sido acercados por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz, quien de ambos nos hizo uno. El derribó en su carne la barrera de división, es decir, la hostilidad; y abolió la ley de los mandamientos formulados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos hombres un solo hombre nuevo, haciendo así la paz. También reconcilió con Dios a ambos en un solo cuerpo, por medio de la cruz, dando muerte en ella a la enemistad. Y vino y anunció las buenas nuevas: paz para vosotros que estabais lejos y paz para los que estaban cerca, ya que por medio de él, ambos tenemos acceso al Padre en un solo Espíritu. Por lo tanto, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Habéis sido edificados sobre el fundamento de los apóstoles y de los profetas, siendo Jesucristo mismo la piedra angular. En él todo el edificio, bien ensamblado, va creciendo hasta ser un templo santo en el Señor. En él también vosotros sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.”
(EFESIOS 2:11-22.)


“A saber: que en Cristo Jesús los gentiles son coherederos, incorporados en el mismo cuerpo y copartícipes de la promesa por medio del evangelio.”
(EFESIOS 3:6.)

“Y ya que sois de Cristo, ciertamente sois descendencia de Abraham, herederos conforme a la promesa.”
(GÁLATAS 3:29.)
 
Pero el bautismo infantil no quita el pecado, es LA SANGRE DE CRISTO LA QUE LIMPIA DE TODO PECADO.

De los niños es el Reino de los cielos.

El bautismo es un rito externo, y lo que salva ES LA FE EN JESUCRISTO.


Maripaz
 
Jetonius
Bautismo

El verbo griego baptizö es una forma intensiva de baptö y significa primariamente sumergir; secundariamente puede significar “lavar” o “hacer perecer.” En la antigua versión griega del Antiguo Testamento, la Septuaginta, se emplea de la inmersión séptuple de Naamán el sirio en las aguas del Jordán (2 Reyes 5:14). G.R. Beasley-Murray explica: “Pese a las afirmaciones contrarias, parece que baptizö, tanto en contextos judíos como cristianos, normalmente significaba ‘sumergir’ y que aún cuando se tornó un término técnico para el bautismo, la idea de inmersión permanece... Los usos metafóricos del término en el Nuevo Testamento parecen dar esto por sentado; por ejemplo, la profecía de que el Mesías bautizaría en Espíritu [Santo] y fuego, como un líquido (Mateo 3:11), el “bautismo” de los israelitas en la nube y el mar (1 Corintios 10:2) y la noción de la muerte de Jesús como un bautismo (Marcos 10:38-39, baptisma; Lucas 12:50...). La representación paulina del bautismo como la sepultura y la resurrección con Cristo es consistente con esta opinión, aunque no la exija.” [1].

El bautismo de Juan
El antecedente inmediato del bautismo cristiano es el bautismo que realizaba Juan hijo de Zacarías, más conocido como Juan el bautista. A su vez, Juan podría haber sido influenciado por los lavamientos ceremoniales de los grupos predominantes del judaísmo o de Qumran (esenios, secta del Mar Muerto). Sin embargo, esta clase de limpieza ritual no se realizaba una única vez, sino de manera reiterada y periódica [2]. Un antecedente más interesante o al menos un paralelo (no está claro cual vino primero) es el bautismo de los prosélitos, es decir, de personas de origen gentil que se convertían al judaísmo [3]. Allá por el primer siglo de nuestra era, cuando los judíos habían adoptado una decidida actitud proselitista (ver Mateo 23:15) los convertidos de la gentilidad que se convertían no solamente debían ser circuncidados como mandaba la Ley a todos los varones, sino que además se les exigía un lavamiento o bautismo, el cual simbolizaba la limpieza de la inmundicia pagana.
El desafío impuesto por el bautismo de Juan es que él no solamente llamaba a los prosélitos, sino y muy particularmente a los judíos de nacimiento, a bautizarse. Juan estaba diciendo con esto que no sólo los paganos, sino también los “hijos de Abraham” debían arrepentirse y volverse a Dios. El bautismo de Juan fue entonces, sobre todo, un llamado al arrepentimiento por los pecados (Mateo 3:11 y paralelos) y una expresión del anhelo de ser perdonado por Dios.
¿Por qué era esto necesario? Porque, como Pablo diría más tarde, “todos pecaron” , y a Juan se le había dado la misión de ser el precursor del Mesías y el heraldo del reino de los cielos (Mateo 3:1-3; Juan 1: 15-23). La predicación y el bautismo de Juan fueron por tanto una preparación para la manifestación definitiva de Dios en gloria para traer recompensa y juicio, y todos debían prepararse para este acontecimiento que Juan describió como un bautismo con el Espíritu Santo y con fuego (Mateo 3: 7-12).
A la luz de lo que precede, parece extraño que Jesús le pidiese a Juan que lo bautizase, y el primero en sorprenderse fue el mismo Juan. Sin embargo, la razón de la solicitud de Jesús ha de hallarse en su identificación con aquéllos a quienes venía a salvar. Había nacido de mujer, y bajo la Ley (Gálatas 4:4) y dio este paso “para que se cumpla toda justicia” (Mateo 3:15). En este acontecimiento fundamental, Jesús, quien jamás pecó (2 Corintios 5:21; Hebreos 4:15), se identificó a sí mismo con la humanidad pecaminosa y de este modo inició formalmente su ministerio. Esto queda claro por lo que aconteció inmediatamente después del bautismo de Jesús: Fue declarado por el Padre como su Hijo amado y ungido por el Espíritu Santo (Mateo 3:17). La Voz celestial le declaró Rey Mesías y Siervo sufriente; cf. Salmo 2:7 e Isaías 42:1. Es significativo que cuando la autoridad de Jesús fue cuestionada, él respondió con otra pregunta: “El bautismo de Juan, ¿era de Dios o de los hombres?” (Marcos 11: 27-33 y paralelos). Esta no fue una manera astuta de evadir la pregunta “¿Con qué autoridad haces esto?” , sino que tenía una relación crucial con ella, Si el bautismo de Juan era del cielo, la inescapable conclusión sería que la autoridad de Jesús provenía de la misma fuente, ya que la unción de Jesús ocurrió tras haber sido bautizado por Juan [4].
El bautismo cristiano
En su carácter de último y más grande de los profetas en sentido veterotestamentario, Juan anunció el juicio venidero. Juan proclamó lo que Dios le dijo que proclamase. Y desde luego, estaba en lo cierto. Pero Jesús introduce un nuevo elemento, el cual ciertamente estaba presente en la profecía del Antiguo Testamento (Isaías 42, 49, 50, 53) pero no había sido entendido por los judíos, a saber: que el reino de los cielos no habría de ser introducido con la violencia de un conquistador guerrero, sino a través de la obra de un humilde Siervo. Y este Siervo, que no era otro que Jesús mismo, debía someterse a otro “bautismo” del cual el de Juan no fue sino una señal (Lucas 12: 49-50). Él hablaba, claro está, de su sacrificio en la cruz.
Luego de resucitar, Jesucristo les dijo a sus discípulos:
“Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28: 18-20).
Jesucristo anunció también el bautismo en el Espíritu Santo, que habría de superar el bautismo de Juan (Hechos 1:5). Desde luego, esto no descarta simplemente el bautismo cristiano en agua, pero le otorga una nueva e insospechada significación: Como Jesús se identificó a sí mismo con nosotros en el bautismo de Juan, nosotros debemos identificarnos con Él mediante el bautismo cristiano (Romanos 6, etc.).

¿Quién debe bautizarse?

Es claro que todos cuanto crean en Cristo deben bautizarse. Aquellos que llegan a ser sus discípulos deben ser bautizados y se les debe ensañar todo lo que Jesús mandó (Mateo 28: 16- 20). Después de que Pedro hubo proclamado las buenas nuevas de salvación en el día de Pentecostés, les preguntaron a él y a los demás Apóstoles: “Hermanos, ¿qué haremos?”. La respuesta de Pedro fue: “Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2: 37-38). Como dice Brooks:
“Los sermones cristianos más primitivos, ..., convocaron al bautismo como el acto externo que representaba la decisión interna. La exigencia de Pedro del bautismo [cristiano] tenía continuidad con el bautismo de Juan pues ambos expresaban la nueva relación del individuo con Dios y su reino. La diferencia significativa, empero, era la relación que Pedro estableció con la vida, la muerte y la resurrección de Jesús.” [5]
La misma secuencia, es decir, primero creer y a continuación ser bautizado, se observa en Samaria y en el caso del ministro etíope (Hechos 8:12, 26-39). Lo mismo se observa luego de que Pedro predicase el Evangelio en casa del centurión Cornelio (Hechos 10: 44-48). Allí el Apóstol exclamó: “¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo lo mismo que nosotros?”
¿Qué hay del bautismo de bebés?

En comparación con el claro mandato de bautizarse para quienes se arrepienten y creen en Jesús, la cuestión de si los niños demasiado pequeños como para entender el Evangelio han de ser bautizados. Este ha sido tema de controversia por siglos [6].
Debe tenerse en cuenta que la mayor parte de las Iglesias cristianas históricas, como la de Roma, las Orientales, la Luterana, la Reformada, la Presbiteriana y otras, practican el bautismo infantil. Una de las mejores defensas del bautismo infantil es la escrita por Michael Green [7]. Los principales argumentos a favor de esta práctica son:
1. El bautismo es un signo o sacramento del Nuevo Pacto, como la circuncisión lo era del Antiguo Pacto. Ya que todos los bebés varones eran circuncidados, de igual modo y por analogía todos los hijos de cristianos deben ser bautizados.
2. Jesús llamó hacia sí a los niños pequeños y amonestó con extrema severidad a los discípulos por intentar impedírselo (Marcos 10: 13-16).
3. En el libro de Hechos hay varios casos de personas que creyeron y se dice que fueron bautizados “con toda su casa” (Lydia, Hechos 16: 14-15; el carcelero de Filipos, Hechos 16: 30-34); compárese también 1 Corintios 1:16, “la casa de Estéfanas.”
4. El bautismo infantil es testimoniado en la Iglesia por lo menos a partir de principios del tercer siglo, y es practicado por muchas denominaciones cristianas.
Por otra parte, quienes nos oponemos al bautismo infantil señalamos que:

1. El Nuevo Pacto tiene tanto similitudes como diferencias con el Antiguo Pacto. Por tanto, hay que ser muy cauteloso con el razonamiento por analogía. Por ejemplo, una diferencia obvia es que la circuncisión era aplicable sólo a los varones, en tanto que el bautismo cristiano es para hombres y mujeres por igual. Además, los mismos que invocan esta analogía habitualmente rechazan la noción de que el bautismo deba diferirse, como la circuncisión, hasta el octavo día de vida. Finalmente, si bien los hijos de padres cristianos en un sentido participan de las bendiciones de éstos (Hechos 2:38; 1 Corintios 7:14), no queda en absoluto claro que ello sólo se cumpla a condición de que los niños sean bautizados.
2. Jesús ciertamente llamó hacia sí a los niñitos, pero no los bautizó ni mandó que fuesen bautizados. De hecho, es obvio y sugestivo que no existe ninguna instrucción explícita acerca del bautismo infantil en todo el Nuevo Testamento. Quienes propician esta práctica deben basarse en conjeturas y presuposiciones.
3. Hay que notar que en los textos que hablan de Lidia, Cornelio o Estéfanas la palabra griega oikia (“casa&#8221 ;) indica más que los familiares, ya que habitualmente se incluye también los sirvientes. Quienes propician el bautismo infantil suponen que había pequeñitos en las “casas” de Lidia, Cornelio o Estéfanas, pero no hay ningún indicio cierto de que esto fuese así. Nada sabemos del estado civil de Lidia. En casa de Cornelio, Pedro dijo que debían bautizarse quienes habían creído, y sobre quienes había manifiestamente descendido el Espíritu Santo. Ignoramos si el carcelero de Filipos tenía hijos y si así era, qué edades tenían. De todos modos, Lucas afirma en Hechos 16:34 que el hombre se regocijó “con toda su casa que había creído en Dios”, lo cual obviamente no es aplicable a los bebés.
4. Se sabe que en tiempos post-apostólicos se introdujeron prácticas bautismales que eran propias del período apostólico. Una fue la costumbre de demorar el bautismo hasta que la muerte fuese inminente (por la noción errónea de que no tendría perdón ningún pecado cometido después del bautismo). Otra fue la introducción de un largo período de instrucción entre la profesión de fe y el rito bautismal, juntamente con complejos ritos carentes de respaldo neotestamentario. Por tanto, el solo hecho de que se practicase el bautismo infantil hacia fines del segundo o principios del tercer siglo no es fundamento suficiente como para considerar tal práctica de origen apostólico. La primera indicación clara acerca del bautismo infantil –a favor- se encuentra en el tratado sobre prácticas eclesiásticas de Hipólito de Roma titulado “La Tradición Apostólica” [8]. Pero la segunda alusión , en contra de tal práctica, aparece en el escrito deTertuliano de Cartago, “Sobre el bautismo” [9]. Ambos documentos datan del siglo III.
¿Qué significa el bautismo?

La significación del bautismo podría resumirse como sigue:
1. Es un acto de obediencia que todo cristiano debe tomar muy seriamente. Jesucristo mandó que todo aquel que llegase a ser su discípulo fuese bautizado (Mateo 28: 16-20).
2. Es un acto que expresa el propósito de ser limpio del pecado y puro para con Dios (1 Pedro 3:21).
3. Es un acto que nos identifica con Jesucristo en su muerte y en su nueva vida de resurrección (Romanos 6).
4. Es un acto que significa ser incorporado al Cuerpo de Cristo, la Iglesia, y da entrada a la paticipación plena en la fraternidad cristiana (Efesios 4:4-6).
Asimismo, y teniendo en cuenta todo lo anterior, el bautismo puede considerarse un testimonio público de nuestro compromiso de seguir a Cristo.
Relación entre la regeneración, el bautismo con agua y el bautismo en el Espíritu Santo
Ya que el bautismo es un signo externo de una gracia interior, no hay una relación simple y unívoca entre estos acontecimientos. En el Nuevo Testamento, quienes se arrepienten y creen en Cristo son bautizados, pero ya que tanto la confesión como el rito del bautismo en sí mismo son actos externos, ellos no garantizan de manera absoluta que la obra interna de la gracia esté presente. Por ejemplo, no fue así en el caso de Simón el Mago (Hechos 8:13-25). Los samaritanos fueron bautizados en agua primero y recibieron el Espíritu Santo después. Por el contrario, Cornelio y los suyos primero recibieron el Espíritu Santo y luego fueron bautizados.
Sin embargo, por el modo en que el asunto se presenta en la predicación apostólica, F.F. Bruce está en lo cierto al afirmar: “El bautismo es el signo externo y visible del arrepentimiento y la fe. En la era apostólica el signo externo estaba en general tan inmediatamente asociado con la gracia interior y espiritual que se podía hablar de ambos como partes componentes de una única experiencia, o por una especie de metonimia, lo que era estrictamente cierto de una podía predicarse de la otra.” [10]
Esto permite explicar pasajes como Hechos 22:16, donde Pablo narra su propia experiencia de conversión; se le dijo: “Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate, bautízate y lava tus pecados invocando su nombre.” Bruce observa: “Pablo, siendo un hombre inteligente, sabría que la aplicación externa de agua a su cuerpo no podría, en sí misma, quitar sus pecados; entendería que su bautismo en agua era la señal externa y visible de su purificación del pecado, interior y espiritual , por la gracia de Dios, una purificación que hizo propia por la fe.” [11]
De igual modo, Tito 3:4-7 puede entenderse en el mismo sentido: “Pero cuando se manifestó la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor para con la humanidad, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración, y por la renovación en el Espíritu Santo [griego, dia loutrou palingenesias kai anakainöseös pneumatos hagiou], el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo, nuestro Salvador, para que, justificados por su gracia, llegáramos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna. “ (ver también Romanos 5 y 8).

¿Es el bautismo necesario para la salvación?
La Iglesia Católica Apostólica Romana es el defensor más conspicuo de la noción de que el bautismo es necesario para la salvación. El reciente “Catecismo de la Iglesia Católica” (1992) afirma: “El santo Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de la vida en el Espíritu (‘ vitae spiritualis ianua&#8217 ;) y la puerta que abre el acceso a otros sacramentos. Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión.” [12].
Según la doctrina romana, los sacramentos en general no son solamente signos externos de la gracia interior, sino que son los medios por los cuales se confiere la gracia; es decir que contienen en sí la gracia que simbolizan, cuando se los imparte y recibe apropiadamente [13]. En lo que se refiere al bautismo, el nuevo Catecismo sostiene que “El Señor mismo afirma que el Bautismo es necesario para la salvación (cf Jn 3,5).” [14]. Sin embargo, el sincero anhelo de ser bautizado es considerado equivalente, a los efectos de la salvación, al sacramento mismo en los casos en que éste es imposible. Tal el caso, por ejemplo, de quien muere mártir sin posibilidad de bautizarse –es el llamado “bautismo de sangre”- o el de un adulto que es impedido por la muerte o un obstáculo insuperable, pero que de veras deseaba bautizarse [15].
El problema del destino de los niñitos que mueren sin haber sido bautizados no es respondido de manera consistente por el romanismo. En efecto, el nuevo Catecismo afirma que la Iglesia “sólo puede confiarlos a la misericordia divina”, confiando “en que haya un camino de salvación para los niños que mueren sin Bautismo” [16]. Esta declaración es muy sorprendente, ya que por siglos se ha sostenido como doctrina de fe que “las almas que salen de esta vida en estado de pecado original están excluidas de la visión beatífica de Dios” [17]. En otras palabras que las almas de los niños que morían en pecado original –es decir, sin ser bautizados- quedaban excluidas de la bendición de contemplar a Dios. Adicionalmente, al menos dos concilios generales de occidente (llamados ecuménicos por Roma), a saber el IV Concilio de Lyon (1274) y el Concilio de Florencia (1438-1445) establecieron dogmáticamente que quienes mueren en pecado original van al infierno: “Pero las almas de aquellos que mueren en pecado mortal actual o con solo el original, bajan inmediatamente al infierno, para ser castigadas, si bien con penas diferentes” [18]. Hasta hace muy poco, se enseñaba que los niños sin bautizar iban a un lugar, el limbo (limbus infantium) donde podrían gozar la mayor felicidad natural, pero eran excluidos de la presencia de Dios. He aquí lo que dice un compendio publicado en 1973:
“EL LIMBO. – Los párvulos que han muerto sin el bautismo no van al paraíso terrenal (Benedicto XII, [Denzinger] 534), sino al llamado «limbo de los párvulos» (Pío VI, [Denzinger] 1526 ). Carecen de la visión de Dios, pero no sufren la pena de fuego (Inocencio III, [Denzinger] 410).” [19]
Sin embargo, ahora la Iglesia de Roma soslaya silenciosamente su enseñanza de siglos y se limita a declarar que solamente confía a los niñitos a la misericordia de Dios. El hasta ahora famoso limbo ni aparece en el índice alfabético del nuevo Catecismo firmado por Juan Pablo II.
En realidad. importantísimo como es el bautismo, en ninguna parte del Nuevo Testamento se lo declara como necesario para la salvación. Los requisitos que son consistentemente presentados como imprescindibles son el arrepentimiento del pecado y la fe en Jesucristo.

Juan 3:5
Este texto es el apoyo más importante para la doctrina de la regeneración bautismal, esto es, la noción de que el sacramento mismo del bautismo efectúa la regeneración o nuevo nacimiento en Cristo. Por tanto, es conveniente examinar cuidadosamente este texto.
“Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, dignatario de los judíos. Este vino a Jesús de noche y le dijo:
- Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.
Le respondió Jesús:
- De cierto, de cierto te digo que el que no nace de nuevo [o de lo alto] no puede ver el reino de Dios.
Nicodemo le preguntó:
- ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer?
Respondió Jesús:
- De cierto, de cierto te digo que el que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne, carne es; y lo que nace del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: «Os es necesario nacer de nuevo». El viento sopla de donde quiere y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo aquel que nace del Espíritu.
Le preguntó Nicodemo:
- ¿Cómo puede hacerse esto?
Jesús le respondió:
- Tú, que eres maestro de Israel, ¿no sabes esto? ...” (Juan 3: 1-10).
El contexto inmediato de este encuentro es la primera Pascua celebrada durante el ministerio terrenal del Señor (Juan 2:13-25). Jesús acababa de anunciar veladamente su resurrección (versículo 19). Nicodemo se convenció de que Dios estaba con Cristo y fue a verle de noche.
Jesús le dijo que aquellos que desean entrar en el reino de Dios deben nacer “de nuevo” o “de lo alto.” El texto griego dice “ean më tis gennëthei anöthen” (si uno no recibe el nacimiento de lo alto, versículo 3) y “gennëthëi ex hydatos kai pneumatos” (nacimiento de agua y Espíritu, versículo 5). La palabra anöthen puede significar tanto “de nuevo” (Gálatas 4:9), como “de lo alto” (Santiago 1:17; 3: 15,17). Evidentemente Nicodemo entendió lo expresado por Jesús en el primer sentido, pero las palabras del Señor en el versículo 31 indican que él quiso decir primariamente “de lo alto.” En otros términos, nada menos que un nacimiento de lo alto, es decir, de Dios mismo, puede permitirle a alguien tener parte en el reino de los cielos.
El mismo pensamiento se encuentra en Juan 1:12-13, “Mas a todos los que le recibieron, a quienes creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. Estos no nacieron de sangre, ni por voluntad de carne, ni por voluntad de varón, sino de Dios.” También aparece reiteradamente en la primera epístola de Juan (1 Juan 2:29; 3:9; 4:7; 5:1,4,18).
Quienes afirman que las palabras de Jesús eran fundamentalmente una referencia al bautismo con agua pasan por alto los siguientes hechos:
1. El propio bautismo de Jesús en ninguna parte se pone como modelo para el bautismo de sus discípulos. Como se demostró antes, el bautismo del Señor fue una señal de su identificación con la raza humana, preparatoria de la obra de redención que él cumpliría más tarde en la cruz.
2. Es notable que el Evangelio de Juan sea el único que no contiene un relato del hecho preciso del bautismo de Jesús. Por tanto, su propio bautismo no es parte del contexto inmediato del pasaje.
3. Jesús se dirigió a Nicodemo teniendo en cuenta que éste era un maestro, alguien bien versado en el Tánaj (el Antiguo Testamento: el Pentateuco, los Profetas y los Escritos). De aquí que la declaración del Señor de la absoluta necesidad de nacer del agua y del Espíritu debe entenderse en esta luz, y debería haber traído a la mente de Nicodemo textos como Zacarías 13:1; Jeremías 33:8; Isaías 43:20, 55: 1, y sobre todo Ezekiel 36: 25-27,
“Esparciré sobre vosotros agua limpia y seréis purificados de todas vuestras impurezas, y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros. Pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos y que guardéis mis preceptos y los pongáis por obra.“
Mientras que el bautismo cristiano en agua no es enseñado como tal en el Antiguo Testamento, ningún escriba o maestro hebreo podría haber ignorado estos textos proféticos tan importantes acerca de la purificación espiritual. Por esta razón Jesús reconviene a Nicodemo de este modo: “Tú, que eres el maestro de Israel, ¿no sabes esto?” Como alguien que estaba bien versado en las Escrituras, era de esperarse que Nicodemo entendiese la alusión de inmediato.
En conclusión, las palabras de Jesús a Nicodemo no tienen como referencia primaria el bautismo en agua, sino la renovación espiritual anunciada por los profetas del Antiguo Testamento. Como notamos antes, este es un tema reiterado en los escritos de Juan. De igual modo, es significativo que también Pedro vincule el nuevo nacimiento o regeneración (griego anagennaö, “nacer de nuevo&#8221 ;) con el poder purificador de la Palabra de Dios antes que con el bautismo por inmersión en agua:
“Al obedecer a la verdad, mediante el Espíritu, habéis purificado vuestras almas para el amor fraternal no fingido. Amaos los unos a los otros entrañablemente, pues habéis renacido [anagegennëmenoi] , no de simiente corruptible. por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.” (1 Pedro 1: 22-23).
Asimismo el Apóstol Pablo, quien no bautizó a muchos cristianos en Corinto (1 Corintios 1:14-17), declaró enfáticamente “en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio” (1 Corintios 4:15).
Tal regeneración o nuevo nacimiento espiritual no es producido por el bautismo en agua; éste es un signo o sacramento de la regeneración, pero en modo alguno reemplaza, ni mucho menos produce, la gracia interior que representa.
Diciembre de 1999
Notas
[1] G.R. Beasley-Murray, Baptism. En Colin Brown, Ed.: New International Dictionary of New Testament Theology. Grand Rapids: Zondervan, 1975-1978, 1: 144.
[2] James C. Vanderkam, The Dead Sea Scrolls Today. Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans, 1994, p. 168-170.
[3] C. Perrot, Los movimientos bautistas. En Augustin George y Pierre Grelot, Dir.: Intoducción Crítica al Nuevo Testamento. Barcelona: Herder, 1983; 1: 177-180.
[4] Joachim Jeremias, Teología del Nuevo Testamento. I. La predicación de Jesús, 4ª Ed. Salamanca: Sígueme, 1980, p. 73-74.
[5] Oscar S. Brooks, The Drama of Decision: Baptism in the New Testament. Peabody: Hendrickson, 1987, p. 160.
[6] Donald Bridge y David Phypers, The Water that Divides – The Baptism Debate. Leicester: InterVarsity Press, 1977.
[7] Michael Green, Baptism: Its purpose, practice and power. Downers Grove: InterVarsity Press, 1987. Véase también Oscar Cullmann, Baptism in the New Testament (London: SCM Press, 1950) y Andrés Manrique. O.S.A., Teología Bíblica del Bautismo – Formulación de la Iglesia Primitiva (Madrid: Editorial Biblia y Fe, 1977).
[8] Hipólito de Roma, La Tradición Apostólica, 21 (61).
[9] Tertuliano, De Baptismo, 18.
[10] F.F. Bruce, Answers to questions. Exeter: The Paternoster Press, 1972, p. 76
[11] Ibid., p. 84.
[12] Catecismo de la Iglesia Católica. Edición preparada bajo la presidencia del Arzobispo José Manuel Estepa Llaurens. Santo Domingo: Librería Juan Pablo II, 1992, # 1213 (p. 284).
[13] “Si alguno dijere que los sacramentos de la Nueva Ley no contienen la gracia que significan, o que no confieren la gracia misma a los que no ponen óbice, como si sólo fueran signos externos de la gracia o justicia recibida por la fe y ciertas señales de la profesión cristiana, por las que se distinguen entre los hombres los fieles de los infieles, sea anatema.” (Concilio de Trento, Sesión VII del 3 de marzo de 1547; Cánones sobre los sacramentos en general, Canon 6). Según Enrique Denzinger, El Magisterio de la Iglesia – Manual de los símbolos, definiciones y declaraciones de la Iglesia en materia de fe y costumbres. Traducción de Daniel Ruiz Bueno. Barcelona: Herder, 1963, # 849 (p. 241).
[14] Catecismo de la Iglesia Católica, # 1257 (p. 292).
[15] Ibid, # 1258-1260 (p. 292- 293).
[16] Ibid., # 1261 (p. 293).
[17] Ludwig Ott, Manual de Teología Dogmática, 6ª Ed. Barcelona: Herder, 1969, p. 191-192.
[18] Eugenio IV – Concilio de Florencia; Decreto para los griegos de la Bula “Laetentur coeli” del 6 de julio de 1439; Denzinger # 693 (p. 201).
[19] Antonio Royo Marín, O.P., La Fe de la Iglesia – Lo que ha de creer el cristiano de hoy, 2ª Ed. Madrid: BAC, 1973, # 352 (p. 232).
 
Este es uno de esos temas que me apasiona por lo complicado en que suele convertirse algo que es tan sencillo.
Para reflexión de todos comparto unas páginas de un libro de Paul Aubin


EL BAUTISMO DE NIÑOS

«Dejad que se me acerquen los niños» (Mc l0,14)

No es infrecuente hoy día oír cómo se cuestiona el bautismo de los niños. Este cuestionamiento no plantea un problema especialmente nuevo en la larga historia de la Iglesia, porque mucho antes de nosotros, ya desde los primeros siglos, ha sido abordado por algunos y sometido a profundas reflexiones. Y las conclusiones a que llegaron en favor del bautismo de los niños han contribuido no poco a perpetuar hasta nuestros días la costumbre de hacerlo. Conviene que lo sepamos antes de abordar este asunto por nuestra parte: y conviene también que precisemos si tenemos la intención de situar nuestra reflexión en el plano doctrinal o en el plano pastoral.

-Problema pastoral y doctrina

Que actualmente el bautismo plantea legítimamente un problema pastoral resulta incuestionable. Es absolutamente normal hoy día, en efecto, el que numerosos niños bautizados no reciban ulteriormente ninguna enseñanza seria acerca de la fe. Como hemos visto anteriormente, el bautismo es, en sí mismo, un comienzo orientado hacia un futuro, el cual debe consistir en una vida animada por la fe, salvo, naturalmente, en caso de muerte prematura. Por eso, si se tiene la certeza de que el recién nacido, una vez alcanzada la edad consciente, no va a recibir jamás predicación sustancial alguna de la fe, ¿qué significaría para la Iglesia la administración de este sacramento, por el que ella se compromete a tomar a su cargo al neófito para proporcionarle los medios de desarrollar dicha fe?

Ahora bien, hay que distinguir perfectamente entre la certeza de una futura enseñanza del bautizado y la certeza de su perseverancia en la fe; en el primer caso, pueden hacerse conjeturas razonables; en el segundo, nos hallamos ante el misterio, siempre personal, de la cooperación de un hombre a la gracia de la perseverancia; y la experiencia cotidiana nos enseña que, en un mismo contexto vital y con una misma instrucción, no todos perseveran del mismo modo. Dado que no poseemos la competencia exigible, no tenemos la intención de movernos aquí en el plano pastoral. Trataremos, por tanto, de permanecer en lo posible en el plano doctrinal. Pero antes debemos hacer un poco de historia.

-El siglo II

Vamos a dejar de lado, de momento, el caso de la Iglesia contemporánea de los Apóstoles, tal como la describe el Nuevo Testamento, para preguntarnos si en el siglo II se bautizaba a los niños. No hay razón alguna para dudar de ello, porque podemos constatar, por ejemplo, cómo, hacia el año 167, san Policarpo afirma llevar «sirviendo a Cristo desde hace 86 años»; o cómo san Justino, a mediados de siglo, habla de cristianos que «se hicieron discípulos de Cristo desde su más tierna infancia». Y ya antes, a comienzos de aquel siglo, Plinio el Joven, encargado de aplicar los edictos de persecución, habla de cristianos «de todas las edades». No hay nada que permita afirmar ni negar que la costumbre haya sido la misma en todas las regiones, ni siquiera que haya sido costumbre general en una región concreta. No abundan precisamente los documentos que puedan informarnos a este respecto.

-El primer oponente conocido

A caballo entre los siglos II y III nos encontramos con el primero de quien tenemos noticia que se opone al bautismo de los niños: Tertuliano, un cristiano de África del Norte. Tertuliano no niega la significación o la licitud de tales bautismos, sino su oportunidad. ¿Por qué cree él que dichos bautismos no son convenientes? No porque constituyan una innovación (aunque, de haber sido así, éste sería el mejor argumento), ni porque el bautismo exija haber alcanzado el uso de la razón (él mismo se muestra favorable al bautismo de los niños en caso de «urgencia»), sino por motivos que tal vez nos desconcierten un tanto: en primer lugar, dice él, los padrinos pueden morir antes de poder ocuparse eficazmente de sus ahijados; pero, sobre todo, porque el niño bautizado, al crecer, puede manifestar mala disposición y verse arrastrado a graves faltas (téngase en cuenta que es una época en la que el sacramento de la reconciliación dista mucho de haber alcanzado la extensión que tiene en nuestros días). Por eso concluye Tertuliano que es mejor no bautizar a los niños, sino esperar "hasta que estén casados o sean más fuertes para practicar la continencia" con este género de perspectiva nos hallamos muy lejos de las objeciones que se ponen hoy al bautismo de los niños... Tertuliano es, en aquella época, el único exponente conocido de semejante reticencia, y no tuvo muchos seguidores. De hecho, a mediados del siglo III, y sin salir de África, vemos cómo uno de los concilios de Cartago rechaza la idea de esperar al octavo día para bautizar a los recién nacidos so pretexto de adoptar el mismo plazo que adoptan los judíos para la circuncisión; ello es un retraso inútil, dice aquel concilio, y más vale bautizarlos nada más nacer.

Unos decenios antes nos encontramos en Italia con el testimonio de Hipólito, el cual afirma que conviene que los bautismos que se administran el día de Pascua comiencen por "los más pequeños, por los que aún no pueden hablar". Ya en la primera mitad del mismo siglo III, y esta vez en Egipto y en Siria, Orígenes habla del bautismo de los niños como de algo habitual, y trata de precisar su significación sin manifestar la menor reticencia con respecto a esta costumbre. Y podemos observar, por último, que en Italia y en la Galia poseemos testimonios arqueológicos de la misma época en los que aparecen inscripciones funerarias que califican de «creyentes» o de «discípulos de Cristo» a niños fallecidos a la edad de uno o dos años.

-No hay estadística posible

Estos testimonios, procedentes todos ellos de la cuenca mediterránea, dan la impresión de que se trata de una costumbre tranquilamente practicada, como si se tuviera conciencia de que el bautismo de los niños se remontaba a la época apostólica. En ninguna parte parece verse en ello una innovación. Es verdad que los documentos que han llegado a nosotros no permiten pretender poseer una visión exhaustiva de la situación en todas las Iglesias. Pero, por otra parte, haría falta mucha audacia para afirmar que en los siglos II y III eran los bautismos de adultos los que prevalecían y que los bautismos de niños eran relativamente menos abundantes. ¿En qué podrían basarse tales estadísticas? Por supuesto que, a pesar de las persecuciones, se producían entonces muchas más conversiones, con los consiguientes bautismos de adultos; pero también es cierto que debían de ser numerosos los niños que nacían en hogares cristianos. Es indudable, además, que no todos los neófitos eran célibes en el momento de su bautismo, lo cual nos autoriza a preguntar qué pasaba entonces con los hijos que posiblemente tenían. Es perfectamente normal el que los documentos eclesiásticos de la época que han llegado a nosotros hablen, sobre todo, de los bautismos de adultos, porque el catecumenado de adultos, debido al número de éstos, ocupaba un importante lugar en la actividad normal del clero de entonces. Y en cuanto a los rituales de la época, es cierto que parecen no referirse más que al bautismo de adultos; pero el agudo sentido que entonces se tenía de la unicidad del bautismo ¿hace plausible la idea de que se hubieran elaborado dos modalidades de ceremonias? Entre los recién nacidos y los adultos, por lo demás, existe toda una gama de edades mentales; entonces, ¿cuántos rituales habría que establecer...? Parece infinitamente más normal que, en la medida de lo posible, se aplicara a los niños el ritual del bautismo de adultos, y no lo contrario. Ahora bien, todo esto no es sino mera y muy aleatoria conjetura, porque, en historia, el argumento del silencio no tiene excesivo valor.

-La singular época del siglo IV

Tal fue, por tanto -en la medida en que podemos conocerla-, la costumbre de la Iglesia durante la época de las persecuciones. Pero ¿qué ocurre cuando llegan épocas más pacíficas, a comienzos del siglo IV?

Es el momento en que la Iglesia tiende a convertirse en "Iglesia del Estado" y los bautismos se multiplican. Ahora bien, por entonces se asiste a una paradójica y bastante inesperada corriente: fuera de los casos de urgencia, el retraso del bautismo parece haber sido lo normal en todo el siglo IV. Así, por ejemplo, y tomando el caso de los Padres de la Iglesia (aun los nacidos en familias cristianas), vemos que san Basilio no fue bautizado hasta los 27 años; san Ambrosio, al menos hasta los 34 (¡después de haber sido elevado al episcopado!); san Juan Crisóstomo, hasta después de cumplidos los 20, al igual que san Jerónimo; san Paulino de Nola, a los 37; san Agustín, a los 32; san Gregorio Nacianceno, a los 30 (¡y eso que su padre era obispo!); etc. Y ello por no hablar de Constantino, que se empeñó obstinadamente en demorar su bautismo hasta que estuvo en el lecho de muerte. ¿A qué se debía este retraso? ¿Por qué se tenían aquellos catecumenados que no acababan nunca? Una vez más, como en el caso de Tertuliano, el motivo no tiene mucho que ver con las actuales objeciones que se formulan contra el bautismo de los niños: aquel retraso era debido al deseo de tener más probabilidades de morir en la «inocencia bautismal», de morir «en blanco», como se solía decir... Pero a partir del siglo V desaparece de pronto, y para muchos siglos, esta tendencia a retrasar el bautismo. La influencia de la predicación y las exhortaciones de aquellos mismos Padres de la Iglesia que habían sido tardíamente bautizados no es ajena a esta desaparición: ellos no animaban, sino todo lo contrario, a que se les imitara en este punto.

-La Reforma protestante

Hay que esperar al nacimiento del Protestantismo en el siglo XVI -¡algo más de un milenio más tarde!- para asistir de nuevo al mismo fenómeno de la práctica de demorar el bautismo. Efectivamente, ciertos Reformadores se opusieron al bautismo de los niños, lo cual es comprensible si se tiene en cuenta la habitual concepción de los sacramentos en el Protestantismo: si, en realidad, un sacramento no produce ninguna transformación interior, sino que tan sólo sirve para despertar la fe en el corazón del que lo recibe, tenemos que el niño no es susceptible de tal "despertar". Y si el bautismo es un simple gesto que notifica su salvación al que es bautizado, es evidente que en el caso del recién nacido, incapaz de hacerse cargo de tal notificación, el bautismo resulta inútil.

Sin embargo, Lutero y Calvino mantendrán la costumbre del bautismo de los niños. En el caso de Lutero, porque esta práctica expresa mejor la absoluta gratuidad de la salvación y la soberana independencia de la gracia divina respecto de todo comportamiento humano; en el caso de Calvino, porque el bautismo de los niños es como un signo y un testimonio del hecho de que son herederos de la bendición prometida por Dios a la posteridad de sus fieles, por lo que tales niños, una vez llegados al uso de la razón, reconocerán la verdad de su bautismo y sacarán de ello buen provecho. Por el contrario, ciertos grupos protestantes, como los anabaptistas y los baptistas, se opondrán a que se imparta el bautismo mientras no se haya alcanzado la edad de una relativa madurez.

-¿Y la Iglesia oriental?

Hasta aquí, muy a grandes líneas, la historia del problema del bautismo de los niños. Pero no deberíamos olvidar a la Iglesia oriental e imaginar que sólo lo que ocurre en occidente es importante para el asunto que nos ocupa.

La antiquísima costumbre de la Iglesia oriental, todavía hoy en vigor, es impartir al recién nacido no sólo el bautismo, como ocurre en la Iglesia Latina, sino también la confirmación y la eucaristía. Es importante saber esto, para no adoptar a la ligera una postura sobre el bautismo que haga aún mayor la distancia entre oriente y occidente. En una época de ecumenismo, y habida cuenta del hecho de que el «único bautismo» constituye precisamente el fundamento de dicho ecumenismo, es muy conveniente saber lo que ocurre entre aquellos otros hermanos nuestros, que también han reflexionado mucho sobre el asunto a lo largo de su dilatada historia.

-¿Y la Iglesia apostólica?

Retrocedamos en el tiempo y observemos qué es lo que se hacía en la Iglesia apostólica. Si se nos preguntara si en los documentos de dicha lglesia aparece alguna mención acerca del bautismo de los niños, ¿qué podemos responder?

Es cierto que el Nuevo Testamento -y en este caso los Hechos de los Apóstoles- no refiere con cierto detalle sino bautismos de adultos. También se hace mención de bautismos de «grupos»; pero ¿había niños en tales grupos? Cuando se habla del bautismo de toda una familia -"él y toda su casa", "él y todos los suyos"-, es muy plausible pensar que sí, que había niños: en el lenguaje corriente, con la palabra «casa» se designaba al padre de familia, a la madre y a los hijos de cualquier edad; y la palabra incluía además a toda la parentela y la servidumbre que vivían bajo el mismo techo. El problema, por tanto, consiste en saber si esas «casas» bautizadas incluían niños pequeños. Lo cual es sumamente verosímil, aunque es perfectamente posible lo contrario, y como el Nuevo Testamento no ofrece al respecto ninguna precisión, siempre será posible discutir interminablemente sobre el asunto.

Pero a quien, valiéndose de esta imprecisión, pretendiera afirmar la ausencia de bautismos de niños en la Iglesia apostólica, se le podría replicar que el Nuevo Testamento habla aún menos de bautismos de adultos nacidos de padres ya cristianos. Y sin embargo, el período que abarca el Nuevo Testamento es lo bastante dilatado como para que pudieran haber tenido lugar tales bautismos. ¿Habrá, por consiguiente, que negar también la existencia de este tipo de bautismo arguyendo que el Nuevo Testamento no lo menciona? Y lo que acabamos de decir no es una simple ocurrencia. ¿No dice acaso san Pablo: "El marido no creyente queda santificado por su mujer creyente, y la mujer no creyente queda santificada por el marido creyente. Si no fuera así, vuestros hijos serían impuros, mas ahora son santos" (1Co/01/16). Las palabras "santificado" y "santo" tienen un sentido muy preciso, y sólo se emplean, normalmente, para referirse a auténticos cristianos; por eso este texto ha puesto siempre en aprietos a los comentaristas. Algunos se preguntan si no querrá indicar que en la primera generación cristiana ni siquiera se planteaba la posibilidad de bautizar a los hijos nacidos de padres ya bautizados (exactamente igual que, con ocasión de un bautismo de prosélitos, los judíos, junto con los padres, bautizaban a los hijos, aun los más pequeños, nacidos con anterioridad a dicho bautismo, mientras que ya no bautizaban a los que nacían después del bautismo de sus padres). Sólo tras haber constatado que la Parusía, la segunda venida de Cristo, no era necesariamente inminente, se habría comenzado a bautizar a los hijos, pequeños o adultos, nacidos de padres cristianos. Pero otros comentaristas piensan que esta tesis tropieza con grandes dificultades: aunque los hijos nacidos de padres cristianos fueran considerados como «santos», ello no significa automáticamente que no tuvieran que recibir el bautismo; de hecho el bautismo sustituye a la circuncisión, y ésta se practicaba en todo hijo varón nacido de padres judíos... Como se ve, también aquí la controversia podría ser interminable.

-No abandonar el plano doctrinal

Recordemos, una vez más, que, en historia, no se puede impunemente establecer una tesis acerca del silencio de los documentos que han llegado a nosotros. Dejemos, pues, en su relativa oscuridad la práctica de la Iglesia primitiva, porque, aunque tuviéramos la certeza de que dicha Iglesia bautizaba a los niños, ¿bastaría la simple materialidad de un hecho ubicado en un contexto histórico distinto del nuestro para fundamentar una práctica actualmente generalizada? Por supuesto que no.

El único método verdaderamente satisfactorio para resolver el problema que aquí nos ocupa consiste en ver si, en ausencia de una norma inequívoca emanada de Cristo o de los Apóstoles, el bautismo de los niños es o no es conforme a la enseñanza neotestamentaria sobre el bautismo en general.

Según dicha enseñanza, la finalidad del bautismo es introducir al bautizado en el Pueblo mesiánico. Y este asunto es urgente, porque el retorno del Señor es inminente. En tales condiciones, preguntémonos, ante todo, si es concebible que se exigiera a los padres separarse de sus hijos pequeños, dejarlos, por así decirlo, «en Egipto, la tierra de servidumbre», del otro lado del «Mar Rojo». ¿No dice Pedro la mañana de Pentecostés: "La Promesa es para vosotros y para vuestros hijos"? (Hch/02/39).

¿No tendría el bautismo, pues, ninguna razón de ser, tratándose de recién nacidos? Para responder a esta pregunta, lo primero que hay que hacer es comprender debidamente que el gesto que realiza Cristo en un bautismo constituye un todo. Es posible que tal o cual consecuencia de dicho gesto no se produzca instantáneamente, debido al estado puramente pasivo del niño: pero ¿no quedaría justificado el bautismo con que se produjera una sola de tales consecuencias?

-Jesús y los niños

Recordemos, en primer lugar, que, durante su vida mortal, Jesús se interesó directamente por los niños, incluso por «los niños pequeños» (Lc/18/15): "Dejad que se me acerquen los niños y no se lo impidáis". Son muchos los autores que piensan que, si los evangelistas consideraron conveniente mencionar y poner de relieve esta actitud de Jesús, es porque pensaban en el bautismo de los niños; y hacen notar que esa idea de "impedirlo" aparece en otros textos del Nuevo Testamento precisamente a propósito del bautismo (Hch/08/36; 10/47: 11/17).

Sea como sea, si el bautismo es realmente un gesto del Resucitado, no se ve por qué va a dejar de interesarse éste por esos pequeños que "llevan ante él" (Mt/19/13) y por qué no va a introducirlos en su Reino, si vemos que, para asombro de los adultos, los admitía en su presencia. La Iglesia, preocupada por no poner obstáculos a los gestos de Cristo, gestos de amor de los que ella no es sino instrumento a través de los sacramentos, no se siente absolutamente libre para distribuirlos a su capricho, sobre todo cuando se trata de un sacramento tan fundamental como el bautismo. Por eso la pregunta que se hace la Iglesia ante un miembro de la humanidad no bautizado no es tanto: «¿Hay que bautizarlo?», cuanto: «¿Qué es lo que impide verdaderamente bautizarlo?». Y para responder a esta pregunta, reflexiona sobre los fines del bautismo.

-Capacidades bautismales del niño

El bautismo confiere la remisión de los pecados. Ahora bien, lo cierto es que el recién nacido no ha cometido pecado alguno. Por eso es por lo que, en lo que se refiere al pecado, el bautismo no hace sino dar al niño la posibilidad de recurrir en el futuro al sacramento de la Reconciliación, del mismo modo que le abre el acceso al resto de los sacramentos. Por lo que se refiere a la obligada solidaridad con la vieja sociedad humana, pecadora desde sus orígenes, el niño resulta tan desbordado como el adulto: las generaciones pasadas no han pedido ni a uno ni a otro su parecer para comprometerlos en una situación que ellos no han creado. ¿Por qué va a ser menester, entonces, que Cristo tenga necesidad de su consentimiento para liberarlos de dicha situación estableciendo entre él y ellos una solidaridad purificadora?

Es en un mismo y único movimiento como el bautismo confiere la remisión de los pecados y el don del Espíritu. Y la efusión del Espíritu es en sí misma indisociable de la entrada en la Iglesia: no es posible querer una cosa sin la otra. ¿Es incapaz el niño de recibir el Espíritu Santo? Preguntar tal cosa es tanto como preguntar si el niño es incapaz de ser amado por Dios. Dice Pablo que "el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado" (Rm/05/05). Y en su relato de Pentecostés dice Lucas: "Quedaron todos llenos del Espíritu Santo" ((Hch/02/04); y la misma palabra emplea en su evangelio al decir que Juan Bautista quedó "lleno" del Espíritu Santo desde el seno de su madre (Lc/01/15). ¿Por qué iba a ser el Pueblo de Dios el único pueblo carente de niños? ¿Por qué iban a ser únicamente los adultos los "llamados" siendo así que en el Evangelio vemos a Jesús "llamar" igualmente a los niños? (Mt/18/02).

-Bautismo y libertad del niño

En el ámbito de las realidades profanas, un niño puede, sin que se le pregunte su parecer, acceder a una herencia, por ejemplo; y puede también ser adoptado o cambiar de nacionalidad. Todo ello es legalmente posible en la ciudad terrestre, y nadie se rasga por ello las vestiduras ni denuncia que se esté violando con ello la libertad humana, porque, a fin de cuentas, ¿no va a tener ese niño, más adelante, la posibilidad de renunciar a tal herencia y de adoptar otra nacionalidad? Por supuesto que, en el caso del bautismo, los efectos se producen a un nivel mucho más íntimo que en esos otros casos; pero también es verdad que lo sobrenatural no es tan ajeno a lo natural como para que las comparaciones mencionadas pierdan todo su valor.

Llegado a la edad adulta el niño al que se bautiza hoy podrá optar por no ratificar su bautismo, sin que ello suponga la amenaza de una multa o de una pena de reclusión. Si decide hacerlo, los creyentes pensaremos que ha cometido un gran error, pero ninguna autoridad en este mundo podrá hacerle creer por la fuerza. Su libertad, pues, no ha sido dañada; a lo más, podrá decir que se le ha «condicionado» desde su más tierna infancia; pero ¿no es ésa la suerte de todo niño que nace en el seno de una familia o donde sea? ¿Y cómo nacer, si no se nace "en alguna parte"? El niño queda «marcado» por el bautismo únicamente en el sentido de que no es posible abolir el pasado ni, menos aún, reprimir el amor y silenciar la llamada de Aquel que "nos ha elegido en Jesucristo antes de la creación del mundo" (Ef/01/04).

-¿Promesa bautismal?

No es fácil hallar, apelando a la libertad, objeciones sólidas de carácter teórico al bautismo de los niños. Nuestro tiempo ya no es el de hace siglos, cuando el Estado amenazaba con diversas penas a quienes no cumplían con sus deberes de bautizados. ¿Pueden invocarse las «promesas del bautismo»? Ya hemos hablado de la naturaleza de tales «promesas» y de la inconveniencia de tomar esta expresión en un sentido jurídico. El bautizado que renuncia verdaderamente a lo que, por su parte, era una adhesión a Jesucristo en su Iglesia, no es, propiamente hablando, ningún «perjuro». También esta infamante palabra es excesivamente jurídica. No; el que hace tal cosa es, simplemente, un «apóstata», que es el calificativo tradicional, ciertamente agravado por toda la carga de reprobación que se ha acumulado sobre él a lo largo de tantos siglos de «cristiandad», pero que en sí mismo, y en su origen, significa simple y llanamente: «el que se ha marchado». En el fondo, se trata de una palabra más discreta, más caritativa y menos infamante que la de «perjuro». Y es de observar que para emplearla, para estar seguro de que un bautizado la ha abandonado de verdad, la Iglesia tenderá a esperar hasta cerciorarse de que tal bautizado se ha marchado positivamente «a otra parte»...

Tal vez abusamos en exceso, a propósito del bautismo, de las palabras «promesas» o «renovación de las promesas». Pero, si no queremos renunciar absolutamente a ellas, deberíamos al menos equilibrarlas teniendo siempre presente que la perseverancia en la fe es una gracia que debemos pedir sm cesar.

A quienes se oponen al bautismo de los niños por causa de estas «promesas» bautismales frecuentemente entendidas en un sentido demasiado voluntarista y jurídico, podría preguntárseles cuál es, según ellos, la edad apropiada. Si se trata de «prometer para siempre», no en el sentido que el amor da a está fórmula cuando la emplea, sino en el sentido en que la entienden los contratos, entonces se comprende la tendencia a retrasar la edad para contraer semejante compromiso. Pero ¿a qué edad hay que suponer que se posee una lucidez y una madurez capaces de garantizar el futuro? ¿A la edad del «uso de la razón»? ¿En la adolescencia? ¿Más tarde aún? ¿Cuándo? De hecho, la edad no constituye una garantía, como puede constatarse a diario en el ámbito del matrimonio, del sacerdocio o de los votos «perpetuos»; y, sin embargo, todos estos compromisos no son contraídos por recién nacidos precisamente...

Si el niño, llegado a la edad adulta, no persevera, es asunto que tiene que ver, a la vez, con su cooperación a la gracia de la perseverancia y con la manera en que la comunidad de los creyentes se ha comportado con él, teniendo siempre en cuenta las circunstancias concretas de cada caso.

-¿Qué criterios de fidelidad?

Habría que precisar también los verdaderos criterios que permiten afirmar de alguien que ciertamente ya no está adherido a Jesucristo en la Iglesia, lo cual constituía la esencia de su bautismo. No se puede, a este respecto, equiparar la distinción entre practicantes y no-practicantes y la distinción entre fieles y apóstatas. Sería menester precisar donde empieza y dónde acaba esa famosa «práctica religiosa», tan del gusto de los amantes de las estadísticas religiosas... Por otra parte, hay que mirar también si el rechazo de tal o cual formulación o comportamiento no proviene tal vez de la negación de lo que esa formulación o ese comportamiento expresan, sino de un malentendido acerca de lo que quieren expresar. Y hay que tener en cuenta, además, que el bautismo marca el comienzo precisamente de un «combate espiritual», y que dicho combate puede conllevar retrocesos y hasta verdaderos desastres que no constituyen, sin más, «apostasías». Lo menos que puede decirse es que los criterios de «fidelidad» al bautismo no son en absoluto simples...

-La fe del recién nacido

En definitiva, el problema más serio que se plantea respecto del bautismo de los niños es el de su fe en el momento mismo de dicho bautismo. Si el bautismo tiene que ver con la salvación y si, por otra parte, la fe es necesaria para tal salvación, ¿cómo puede ser considerado «creyente» un niño, un recién nacido? Puede apelarse aquí a la fe de los padres o a la fe de la Iglesia; y es preciso reconocer que hay en este modo de enfocarlo algo muy profundamente verdadero. Sin embargo, no se ve muy bien cómo puede alguien tener la fe «por persona interpuesta». No puede negarse que, en los evangelios, Cristo realiza a veces curaciones y resurrecciones sin necesidad de pedir la fe al enfermo ni, por supuesto, al muerto, sino a alguien de su entorno; es el caso de la resurrección de Lázaro o de la hija de Jairo, o de la curación del epiléptico o del criado del centurión. Pero ¿cómo puede la fe de su entorno introducir en la comunidad de los creyentes al niño bautizado, siendo así que, por el momento, éste es incapaz de hacer un acto de fe, como también es incapaz de hacer un acto de esperanza o de caridad? Es verdad que la fe de Jairo interviene en la resurrección de su hija, pero el Evangelio no habla de la fe de ésta tras el milagro, como no ha hablado de ella antes del mismo...

FE/ACTOS:
Para intentar resolver este problema, tal vez convenga distinguir entre la fe y los actos de fe. Evidentemente, el recién nacido es incapaz de profesar su fe; pero no hay que olvidar que el acto de fe es el término de un proceso que prepara al hombre para realizar dicho acto. Antes de expresarse en actos, la fe, la esperanza y la caridad son disposiciones interiores, «virtudes»; y éstas -contrariamente a sus actos, que son, necesariamente, más o menos transitorios- tienen una «permanencia». Pongamos una comparación: un hombre inteligente no deja de serlo mientras duerme, aunque durante el sueño no realice acto alguno de inteligencia. El recién nacido tiene ya en sí el germen de la inteligencia y la voluntad que habrá de manifestar cuando crezca. Pues bien, mediante el bautismo el recién nacido adquiere un germen o inicio de fe, de esperanza y de caridad. ¿Cómo es esto?

-El primer fundamento de la fe:

FE/GRATUIDAD:

Conviene recordar aquí que las mencionadas «virtudes» (etimológicamente =«fuerzas») son dones de Dios a los que el hombre no podría acceder por sí solo. La atracción por la creencia, el inicio de la fe y su crecimiento no son algo puramente natural, sino que forman parte de la nueva creación que Dios realiza en aquel a quien llama; son, pues, un don gratuito de Dios y de la inspiración del Espíritu, los cuales elevan a ese inusitado nivel las capacidades de nuestra inteligencia y la inclinación de nuestra voluntad, que serían incapaces de alcanzarlo por sus solas fuerzas. La gracia del bautismo supone para el recién nacido la gracia del inicio de la fe; Dios comienza a intervenir en él, para conducirlo más tarde a realizar actos de esperanza y de caridad y a profesar su fe. Dios interviene ya en las facultades, todavía como adormecidas, del pequeño bautizado, en orden a ir haciéndolas progresivamente capaces de realizar tales actos. Mediante esta acción divina queda ya inaugurada en su insondable profundidad la respuesta de la fe de ese niño a la llamada de Dios. Y una vez puesto este fundamento, la mencionada respuesta irá madurando al hilo de los años, a medida que vaya desarrollándose su cooperación a dicha gracia, que siempre tiene y tendrá la iniciativa y la prelación.

Esta forma de verlo puede resultar desconcertante para quien no esté suficientemente alerta contra el continuo resurgir de la vieja herejía pelagiana, que reduce el papel de la gracia a la mera función de instruir al hombre acerca del objetivo que debe perseguir y de recompensar sus esfuerzos por alcanzarlo, olvidando que, en cada una de las etapas de la vida según el Espíritu, la acción divina precede siempre a nuestro propio obrar, sin destruir por ello la libertad de nuestra cooperación a la gracia. Dios no es una especie de «superhombre» con el que coopera nuestra libertad; cooperar con Dios es cooperar con el autor de nuestra libertad... «Nadie puede decir: "¡Jesús es Señor!" sino por influjo del Espíritu Santo». Habremos de reconocer, por tanto, que, en el bautismo, incluso el recién nacido recibe las «fuerzas» de la fe, la esperanza y la caridad, porque recibe en lo más íntimo de sí al Espíritu, esa «Fuerza de lo alto» que más tarde habrá de permitirle traducir esas «virtudes» en actos.

-Dificultades pastorales

Las anteriores consideraciones doctrinales no pretenden suprimir los problemas pastorales relativos al bautismo de los niños.

Indudablemente, nada hay más normal, en sí, que bautizar a los hijos nacidos de un matrimonio cristiano, porque el dinamismo de éste empuja en tal dirección. Y no se ve por qué el hecho de nacer de padres bautizados no puede ser la señal de una elección y una llamada de Dios en orden al bautismo. Porque el ser llamado constituye un hecho tan independiente de nuestra voluntad como nuestro propio nacimiento: nadie escoge ser llamado ni la manera de serlo.

La verdadera dificultad radica en que el bautismo no se reduce a la simple transmisión de una llamada, sino que además es ya una respuesta; y podría entonces objetarse que, en el caso del bautismo de un niño, éste no coopera a dicha respuesta haciendo intervenir su supuesta libertad para elegir. De ahí la posible impresión de que semejante bautismo se asemeja a una especie de abuso de autoridad que impone la pertenencia a la Iglesia, en lugar de ser una adhesión personalmente elegida. Y a fin de cuentas, ¿no tendería ello a reducir a la Iglesia a ser una sociedad parecida a aquellas de las que formamos parte por una especie de «determinismo», como pueden ser, por ejemplo, la sociedad familiar o la sociedad nacional?

-La Iglesia, ¿asociación de voluntarios?

Pero, si se reflexiona debidamente, el hecho de retrasar el bautismo hasta la edad adulta no resuelve del todo esta dificultad. En primer lugar, tengamos en cuenta que tal retraso no libraría a la Iglesia del peligro de que su rango quedara reducido al de esas asociaciones en las que uno se inscribe voluntariamente. Y esta reducción no deja de ser, en definitiva, tan lamentable como la anterior.

Y sobre todo, es preciso ponderar lo siguiente: la llamada de Dios en Jesucristo no es una llamada entre otras muchas del mismo género, y la opción que dicha llamada propone al hombre no es la de que se decida por el cristianismo, de entre las numerosas doctrinas que solicitan su adhesión y que se hallarían al mismo nivel que el cristianismo. No. Cuando Dios llama al bautismo, está llamando al hombre a una Vida que le desborda por completo; y no le llamaría verdaderamente si al mismo tiempo no le otorgara la capacidad de discernir esa llamada transcendente y de responder a ella de modo afirmativo. El don de esta capacidad es tan gratuito como la propia llamada. Ahora bien, dicha capacidad ya constituye en sí misma una transformación interior, una innovación que orienta exclusivamente en el sentido de una respuesta afirmativa a la llamada de Dios, el cual no otorga ningún tipo de capacidad añadida para responderle negativamente y rechazar su llamada. En efecto, si el hombre responde «sí», se deberá a un don interior de Dios con el que el hombre colabora; si, por el contrario, responde «no», su negativa provendrá exclusivamente del propio hombre. De manera que el «sí» y el «no» no son en este caso de la misma especie; y aunque la libertad de elegir se da realmente en el adulto que se presenta voluntariamente al bautismo, no se trata de una libertad más de elegir, sino de una elección que, en sí misma y a lo largo de su proceso, es única en su genero.

Pero no es menos cierto que, tanto para el adulto como para el niño, la respuesta, precisamente por ser única en su género, no puede reducirse a una simple conformidad exterior con una tradición de tipo sociológico, ni puede consistir en una mera pertenencia a las estructuras externas de una sociedad de tantas, con su teoría, sus leyes y su administración. Este tipo de sociedades es innumerable, mientras que, por el contrario, no hay más que una Iglesia de Dios.

Este «quid pro quo» en torno a la verdadera naturaleza de la Iglesia tal vez amenaza más a quien, por así decirlo, «casi» ha nacido en la Iglesia que a quien se bautiza siendo ya adulto. Pero tampoco este último se halla libre de la tentación, porque, aunque es verdad que no va a considerar a la Iglesia como una sociedad a la que se pertenece en virtud de una especie de determinismo, ¿no puede, acaso, considerarla como una simple asociación de voluntarios, lo cual sería sumamente grave?

La Iglesia es, a la vez, el instrumento de la llamada de Dios y el lugar donde se responde a dicha llamada. Y es por esto último por lo que la Iglesia enseña la manera de responder como es debido; enseñanza constituida, en parte, por la visión que ella da de sí misma. En estas circunstancias, es perfectamente normal que uno de sus problemas pastorales consista en intentar no dar una imagen de sí misma que la asemeje externamente a una sociedad de tantas y del mismo género. Pero es evidente que este problema desborda, con mucho, el de la pastoral del bautismo de los niños, que no es más que un aspecto de aquél y cuya solución no va a resolver por sí sola el problema en su conjunto.

PAUL AUBIN
EL BAUTISMO ¿Iniciativa de Dios o compromiso del hombre?
SAL TERRAE. Col. ALCANCE 41.SANTANDER 1987, págs. 103-127
 
Ante la primera respuesta de Maripaz a lo escrito por estudiante, cabe comentar algo. No sólo es cierto que haya muchos protestantes evangélicos que aceptan el bautismo de niños. También los hay que aceptan que el bautismo es para perdón de los pecados. Al menos es lo que creen los luteranos.
Ya el propio Lutero, comentando Zac 13,1 dijo: “Esta fuente bien puede ser entendida como refiriéndose al bautismo en el cual el Espíritu es dado y todos los pecados son lavados”
(“Luther’s Works”, Pelikan, Concordia 1973)

También dijo: "Puede Dios, seguramente, salvar sin el bautismo, como creemos que los niños a veces no están bautizados por una equivocación o otra razón de los padres. Pero no están condenados a causa de ésto. Sin embargo, enseñamos y juzgamos por la orden de Dios, es decir sin bautismo no hay nadie salvado."

Y también:
“¿Quién ha de ser bautizado? Todas las naciones, eso es, seres humanos, jóvenes y viejos… los pequeñines deben ser bautizados cuando son presentados para el bautismo por aquellos que tienen autoridad sobre ellos porque ellos no están excluidos en la frase ‘todas las naciones’ y porque el santo bautismo es el único medio para que estos pequeños alcancen la regeneración y el nuevo nacimiento.” (“Luther’s Small Cathecism”, Concordia, 1965)

Respecto a Juan Calvino, el reformador suizo del siglo XVI, también afirmó la necesidad del bautismo de infantes. En sus “Institutos de la Religión Cristiana” Calvino dedica el entero capítulo 16 al “paedobaptismo” y defiende la antigua tradición en una forma de lo más enérgica. Concluye esta defensa de veintitantas páginas diciendo lo siguiente: “Sin duda el designio de Satanás al asaltar el bautismo de infantes con todas sus fuerzas, es el ocultar el testamento de gracia divina y gradualmente hacer desaparecer lo que la mismísima promesa presenta delante de nuestros ojos… por lo tanto a menos que maliciosamente queramos oscurecer la bondad inmerecida de Dios, presentemos nuestros hijos delante de Aquel que les ha asignado un lugar entre sus amigos y familia como miembros de la Iglesia” (“Institutes of the Christian Faith”, Eerdmans, 1983).
 
Fuente: Conocereis la Verdad

¿ES BIBLICO EL BAUTISMO DE NIÑOS?

¿Cuáles son los requisitos bíblicos para que sea practicado el bautismo por agua?
¿Solo quienes cumplen dichos requisitos pueden ser bautizados?
¿es bíblico que alguien se transforme en cristiano simplemente por ser bautizado al nacer?
¿Es esta la intención de la Iglesia Católica... o existen otros intereses al bautizar niños?

Es importante que no tengamos dudas respecto de esta doctrina. Es fundamental conocer cuales son los requisitos indispensables que Dios promulgó para poder recibir el Bautismo por agua. Sin esos requisitos, el bautismo no tiene valor espiritual y por ende, no causa los efectos que suponemos y por los cuales nos quieren hacer confiar que somos salvos.

La Iglesia Católica afirma que:

... el bautismo es necesario para la Salvación, ya que el bautismo "concede" la Salvación del alma del bautizado.

"El santo Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de la vida en el espíritu ("vitae spiritualis ianua") y la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos. Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios." # 1213

"...La Iglesia no conoce otro medio que el Bautismo para asegurar la entrada en la bienaventuranza eterna." # 1257
(Contradiciendo a #1281 donde afirma que una persona, cumpliendo ciertos requisitos... puede salvarse, aunque no haya recibido el Bautismo)

"El Bautismo constituye el nacimiento a la vida nueva en Cristo. Según la voluntad del Señor, es necesario para la salvación..." #1277
(Aquí afirman que, según la voluntad del Señor, el Bautismo es necesario para la Salvación. entonces el mismo catecismo contradice a Jesús en #1281.)

Debe quedar claro que la Iglesia Católica, al referirse a "Bautismo", está significando "bautismo por agua, baño, acto o rito de bautizar". No se está refiriendo al Bautismo del Espíritu Santo que el creyente experimenta al realizar la profesión de fe, sino al bautismo, como acto, que "ELLA ESTA AUTORIZADA A PRACTICAR" y mediante el cual se realiza la conversión.

"Este sacramento es llamado también 'baño de regeneración y de renovación del Espíritu Santo", porque significa y realiza ese nacimiento del agua y del Espíritu..." #1215

"Sigue entonces el rito esencial del sacramento: el Bautismo propiamente dicho, que significa y realiza la muerte al pecado y la entrada en la vida de la Santísima Trinidad..."
#1239

"El rito esencial del Bautismo consiste en sumergir en el agua al candidato o derramar agua sobre su cabeza, pronunciando la invocación de la Santísima Trinidad, es decir, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo." #1278

"El Bautismo es, pues, un baño de agua en el que la "semilla incorruptible" de la Palabra de Dios produce su efecto vivificador. San Agustín dirá del bautismo: Se une la Palabra a la materia y se hace el sacramento" #1228

"... De las fuentes bautismales nace el único pueblo de Dios de la Nueva Alianza...." #1267
(Entonces, quien no pasa por las fuentes bautismales ¿no es Pueblo de Dios? Otra vez contradice #1281)

"Por el Espíritu Santo, el Bautismo es un baño que purifica, santifica y justifica (Cf. 1° Corintios 6:11)" #1227
En este texto, como en muchos otros del Catecismo, la Iglesia Católica, para darle "aire de veracidad", le anexa versículos bíblicos que "supuestamente" corroboran lo afirmado en el Catecismo. Muy buena estrategia, ya que pocos fieles acudirán al texto bíblico para verificar la concordancia y por ende "aceptarán" que lo que dice el Catecismo es bíblico. Veamos que dice Pablo en 1° Corintios 6:11 ...

"¿no sabéis que los injustos no heredarán el Reino de Dios? No erréis, ni los fornicarios, ni lo idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los maledicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios." (1° Corintios 6:9-11)

¿Qué interpreta el lector? ¿A qué bautismo se refiere Pablo? ¿Al Bautismo que es un baño en agua o al verdadero y eficaz Bautismo que es el que obra el Espíritu Santo en el corazón mismo de la persona?
No puedo evitar pensar que si fuera tan sencillo, como dice la Iglesia Católica, que bautizando con agua se purifica, santifica y justifica a la persona.. ¿porqué no colocan grandes piletas con "agua bendita" en las cárceles de todo el mundo y convierten a todos los presos en Hijos de Dios?

Comprobamos, una vez mas, que el versículo bíblico NO DICE lo que expresa como doctrina la Iglesia Católica, en su Catecismo. Esta "estrategia" es practicada frecuentemente por la iglesia romana.


La idea que sostiene e inculca la Iglesia Católica es que ella administra la Salvación, valiéndose para ello del rito bautismal. Aunque no afirma que sea ella la que Salva, sino Jesucristo, a través de su invocación de la Santísima Trinidad en el mencionado rito.
Dicho de otra manera, no consideran necesaria la participación activa del bautizado. La Iglesia tiene la potestad de entregar el Espíritu Santo y "hacer cristiano" a alguien.
(aunque para ser precisos, no están haciendo un "cristiano", sino un "católico", que es distinto)


"La pura gratuidad de la gracia de la salvación se manifiesta particularmente en el bautismo de niños. Por tanto, la Iglesia y los padres privarían al niño de la gracia inestimable de ser hijo de Dios si no le administran el Bautismo poco después de su nacimiento" # 1250

¿Quedó claro? Aquí la voluntad del bautizado (el bebé) no cuenta. Quien obra "su salvación" es la Iglesia Católica, con el consentimiento de los padres. Esta Iglesia persuade a estos padres que, invocando a la Santísima Trinidad, ellos (los clérigos) tienen autoridad para otorgar la Salvación a la criatura y hacerla Hija de Dios.

Si esto fuera correcto... ¿cuál es el NUEVO PACTO de Dios con el hombre?
Para que halla un PACTO, debe haber 2 partes que pacten, ¿no? En este caso, las dos partes son: Dios (por un lado) y su creación, o sea, cada uno de nosotros (por el otro).
Generalmente, cuando hay un pacto, sucede mas o menos esto: Una parte le dice a la otra: "Si vos me das esto, yo te doy esto..." (expresado muy sencillamente, claro).

Aquí el PACTO es que Dios Padre nos dice: "Si confiesan a Jesús en su corazón como MI HIJO y su ÚNICO Y SUFICIENTE SALVADOR, yo les concedo SER SALVOS" (Juan 3:16). Aquí nosotros, por nuestro libre albedrío, aceptamos o rechazamos ese pacto. Así de sencillo.

Ahora, observe el lector cuan sencillo y perfecto es el plan de Dios. Si nosotros aceptamos y cumplimos ese pacto, entonces, no solo nos convertimos en HIJOS DE DIOS, sino que pasamos a formar parte de Su Cuerpo, LA IGLESIA DE CRISTO (que nada tiene que ver con la Iglesia Católica Romana), ya que según La Biblia, la Iglesia como cuerpo, es la hermandad de creyentes (y no la Jerarquía Eclesiástica, la Curia, el Magisterio, etc. etc. dirigidos desde El Vaticano).

Pues bien, en el bautismo de niños, la Iglesia Católica modificó este PACTO. Ya no es entre Dios y el pecador, sino que la Iglesia se arroga el derecho de actuar de APODERADA de la persona. Es ella (la Iglesia) la que le da posibilidad a los padres de la criatura a que respondan y se comprometan a arrepentirse y ser fiel... EN EL NOMBRE DE LA CRIATURA. Se comprometen a que la criatura renunciará al pecado, cuando... ¡¡ ni ellos mismos lo cumplen !!

Amigo Católico, ese no es el Pacto de Dios. Dios quiere confesión DIRECTA de cada corazón, para realizar la verdadera conversión, la verdadera purificación, la verdadera redención.


Obviamente esto no le conviene a la Iglesia Católica Romana.
Por todos lo medios posibles, debe hacer sentir al pobre pecador que ella es IMPRESCINDIBLE para que él pueda acercarse a Dios.


Si queda alguna duda, leamos el Catecismo Católico:

"Solamente por medio de la Iglesia Católica de Cristo, que es auxilio general de salvación, puede alcanzarse la plenitud total de los medios de salvación..." # 816


Qué dice La Biblia:

La Biblia afirma que recibimos Salvación únicamente al depositar POR FE nuestra vida y nuestro corazón en el Señor Jesús, aceptándolo y reconociéndolo como nuestro único y suficiente Salvador. En ese momento somos Bautizados por el Espíritu Santo, el cual obra en nosotros la verdadera conversión, de muerte espiritual a vida espiritual, y que el bautismo con agua es solo un testimonio público, y que por sí solo (el acto de bautismo) no tiene poder de Salvación.

Estas son palabras del propio Jesús (La Gran Comisión):
“Por último, les dijo: Id por todo el mundo; predicad el mensaje de salvación a todas las criaturas; el que creyere (1) y se bautizare (2) se salvará; pero el que no creyere será condenado (3).Y estas señales seguirán a los que creen...(4)”
(Marcos 16:15-18)
Estas son palabras dignas de analizar, porque son del mismo Jesucristo. En una frase muy pequeña sintetiza las etapas del camino a la Salvación eterna o a la perdición eterna

(1) “...el que creyere..” 1° paso: FE. Creer es aceptar la verdad del Evangelio, reconocerse pecador, entender que los pecados son faltas para con Dios a nivel espiritual y por ende deben ser sanadas a nivel espiritual, cosa imposible para la persona mediante obras, aceptando a Jesucristo como el único con la potestad entregada por el Padre para redimirnos, a través de su muerte y la victoria de la resurrección.

(2) “...y fuere bautizado..” 2° paso: BAUTISMO. Una vez aceptada la necesidad de un Salvador a nivel espiritual, y reconociendo que Jesucristo es el único apto, nos transformamos en Hijos de Dios y somos BAUTIZADOS por el Espíritu Santo, que viene a morar en nosotros. El Señor nos manda testificar públicamente mediante el acto simbólico del bautismo el cambio de la “vieja vida” (inmersión) al renacimiento del nuevo hombre en Cristo Jesús.

(3) “...el que no creyere será condenado...” Aquí claramente indica que el condenado será el que no crea, y no el que no se bautice. Es más, el acto simbólico del bautismo no es mencionado ni remotamente para condenar a una persona a la perdición eterna (“quien no se bautizare irá al infierno...”). Tampoco habilita solo por el bautismo, sin profesión de fe, a la salvación de la persona (“el que no creyere pero se bautizare será igualmente salvo...)

(4) “...estas señales seguirán a los que creen...” Como si no hubiera quedado claro hasta aquí, Jesús completa la frase indicando una serie de señales (echar fuera demonios, Hablar nuevas lenguas, sanar enfermos, etc.) que seguirán a los que creen. No dijo: ".. a los que se bauticen...", dijo Jesucristo: "... a los que creen..."


¡Qué contraste con el laberinto doctrinal Católico!

"En todos los bautizados, niños o adultos, la fe debe crecer después del bautismo [1]. Por eso, la Iglesia celebra cada año en la noche pascual la renovación de las promesas del Bautismo. La preparación al bautismo solo conduce al umbral de la vida nueva." # 1254

Jesús dijo: "...el que creyere y fuere bautizado..." 1° creer, después bautizarse.
La Iglesia Católica dice: "...la fe crece después del bautismo..." 1° bautizarse, después creer.
exactamente al revés. Sin embargo, la Iglesia Católica afirma que ella es el Cuerpo de Cristo.

"Están plenamente incorporados a la sociedad que es la Iglesia [Católica], aquellos que teniendo el Espíritu de Cristo, aceptan íntegramente su constitución y todos los medios de salvación establecidos por ella y están unidos, dentro de su estructura visible, a Cristo, que la rige por medio del Sumo Pontífice y de los obispos mediante los lazos de la profesión de la fe, de los sacramentos, del gobierno eclesiástico y de la comunión. No se salva, en cambio, el que no permanece en el amor, aunque esté incorporado a la Iglesia..." # 837

¿ Puede un recién nacido cumplir los requisitos bíblicos del Bautismo ?


Hemos visto que, según las Sagradas Escrituras, el único requisito para recibir el bautismo de agua y, de esa manera, testimoniar el cambio interior obrado por el espíritu Santo es... CREER

"Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo..." (Hechos 16:31)
"El que creyere y fuere bautizado, será Salvo..." (Marcos 16:16)
"muchos de los corintios, oyendo, creían y eran bautizados" (Hechos 18:8)
"que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre." (Hechos 10:43)
"¿Qué impide que sea bautizado? y Felipe respondió: Si crees, bien puedes" (Hechos 8:37)
"¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis?" (Hechos 19:2)
"A todos los que creen en su nombre les dio potestad de ser hechos hijos de Dios" (Juan 1:12)
"...para que todo aquél que en Él cree, tenga vida eterna" (Juan 3:16)
"El que en Él cree, no es condenado" (Juan 3:18)
"El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero el que rehúsa creer no verá la vida" (Juan 3:36)
"El que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna" (Juan 5:24)
"...y el que en mí cree, no tendrá sed jamás" (Juan 6:35)
"...todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna" (Juan 6:40)
"De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna" (Juan 6:47)
"El que cree en mí, de su interior correrán ríos de agua viva" (Juan 7:38)
"...el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá" (Juan 11:25)
"...entre tanto que tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz" (Juan 12:36)
"Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquél que cree en mí no permanezca en tinieblas" (Juan 12:46)
"...porque el Evangelio es poder de Dios para salvación a todo aquél que cree..." (Romanos 1:16)
"Todo aquél que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios" (1° Juan 5:1)
"¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?" (1° Juan 5:5)

Bien, creo que quedó perfectamente fundamentado que las Sagradas Escrituras afirman que el único requisito para recibir la Salvación es nuestra fe, o sea ...CREER.

Ahora bien, el creer no es algo mágico, sino un proceso, que puede variar en su duración de acuerdo a la persona. Normalmente para creer, primero hay que conocer. No creerías en mí, si primero no me conocieras. Así que, en líneas generales, podemos decir que para creer, debemos CONOCER, CONFRONTAR, AVERIGUAR y DECIDIR. O sea, en pocas palabras, debemos tener capacidad para DISCERNIR si creemos o no creemos, si aceptamos o no aceptamos. Y aquí viene una serie de sencillas pero fascinantes preguntas:

¿ Puede un recién nacido cumplir el proceso de discernimiento espiritual ?
¿ Puede un recién nacido reconocerse pecador ?
¿ Puede un recién nacido discernir la necesidad de un Redentor ?
¿ Puede un recién nacido... creer ?

Resumiendo:

a. Solo el que discierne puede decidir si cree o no.
b. Solo el que cree puede ser bautizado en agua, en testimonio del Bautismo Espiritual.
c. como un recién nacido no está preparado para discernir...
en consecuencia...

Es bíblicamente ineficaz bautizar en agua a un recién nacido.


--------------------------------------------------------------------------------
¿ En qué fundamenta la Iglesia Católica la práctica del bautismo de niños ?

Dice el Catecismo:

"La práctica de bautizar a los niños pequeños es una tradición inmemorial de la Iglesia. Está atestiguada explícitamente desde el siglo II. Sin embargo es muy posible que, desde el comienzo de la predicación apostólica, cuando "casas" enteras recibieron el Bautismo (Cf. Hch 16, 15.33; 18,8; 1Co 1,16), se haya bautizado también a los niños (Cf. CDF, instr. "Pastoralis actio": AAS 72[1980] 1137-1156)." #1252

a. "una tradición inmemorial de la Iglesia"
La misma iglesia afirma y reconoce que la "práctica" no es bíblica, sino que es una tradición.

b. "Está atestiguada explícitamente desde el siglo II"
Es curioso como no figura un solo bautismo de niños en el Nuevo Testamento

c. "...es muy posible que...cuando "casas" enteras recibieron el Bautismo...se haya bautizado también a los niños..."
La misma Iglesia reconoce que esta doctrina la basa en TRADICIONES Y SUPOSICIONES.

d. "(Cf. Hch 16, 15.33; 18,8; 1Co 1,16)"
Aquí vemos, una vez mas, el artilugio de "respaldar" el texto del Catecismo con versículos
bíblicos para darle "aire de veracidad" a la afirmación.

Dice Hechos 16:15:
"Y cuando fue bautizada, y su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos."
¿En que nos podemos basar para afirmar que en la familia de la bautizada había niños?
¿Una doctrina debe ser validada porque se afirma.. o porque NO SE NIEGA?
¿Puede utilizarse Hechos 16:15 para fundamentar la doctrina católica del bautismo de niños?
Ciertamente que no.

Dice Hechos 16:33:
"Y él [el carcelero], tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos"
¿En que nos podemos basar para afirmar que "todos los suyos" incluía niños?
Aunque existe una explicación mas contundente que demuestra que este versículo NO INCLUYE a los supuestos bebés que supuestamente vivían con "los suyos".

Veamos que decía el texto bíblico precedente:
"Él [el carcelero] entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos le dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. Y le hablaron la Palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa." (Hechos 16:29-32)

O sea que, "todos los suyos" que posteriormente fueron bautizados, previamente habían recibido la Palabra del Señor y habían creído... ¿acaso hay que suponer que los bebés de la casa también habían escuchado el evangelio y habían creído? ¿o fueron bautizados SOLO los que habiendo escuchado, creyeron en Jesucristo como su Redentor?
¿Puede utilizarse Hechos 16:33 para fundamentar la doctrina católica del bautismo de niños?
Ciertamente que no.

Dice Hechos 18:8:
"Y Crispo, el principal de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa, y muchos de los corintios, oyendo, creían y eran bautizados."
¿En que nos podemos basar para afirmar que "toda la casa de Crispo" incluía niños?
Aunque existe una explicación mas contundente que demuestra que este versículo NO INCLUYE a los supuestos bebés que supuestamente vivían "en toda su casa". Y curiosamente notamos que no hace falta hacer referencia a otro versículo, ya que este es lo suficientemente explícito para demostrar que fueron bautizados todos los de su casa QUE CREYERON... ¿Cómo hicieron los bebés de la casa de Crispo para creer lo que se les explicó?
¿Puede utilizarse Hechos 18:8 para fundamentar la doctrina católica del bautismo de niños?
Ciertamente que no.

Dice 1° Corintios 1:16:
"También bauticé a la familia de Estéfanas; de los demás, no sé si he bautizado a algún otro"
¿En que nos podemos basar para afirmar que "la familia de Estéfanas" incluía niños?
¿Puede utilizarse 1° Corintios 1:16 para fundamentar la doctrina del bautismo de niños?
Ciertamente que no.

Resumiendo:

¿ Son válidos los fundamentos que utiliza la Iglesia Católica Romana para darle autenticidad doctrinal al bautismo de niños ?
QUEDÓ DEMOSTRADO QUE NO


¿ Puede un niño SER HECHO hijo de Dios ?

Dice el Catecismo Católico:

"...Por tanto, la Iglesia y los padres privarían al niño de la gracia inestimable de ser hijo de Dios si no le administran el Bautismo poco después de su nacimiento." # 1250

Sería bíblico decirlo de la siguiente manera: "...por lo tanto, la iglesia y los padres privarían al niño de la gracia inestimables de ser hijo de Dios si no le predican el Evangelio de Jesucristo desde temprana edad, como dijo Pablo a Timoteo: ...y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para Salvación por la fe que es en Cristo Jesús... (2° Timoteo 3:15) "

Creo que, gracias a este texto del Catecismo (# 1250) no queda ninguna duda que la Iglesia se arroga el derecho y la potestad de administrar la gracia de Dios, a través del bautismo de agua, sin necesidad de que el bautizado "participe" del acto, y mucho menos, ejerza su fe.

¿Es esto bíblico? ¿Qué dicen las Sagradas Escrituras acerca de la manera en que somos hechos hijos de Dios? ¿Puede alguien HACERNOS Hijos de Dios?... veamos:

"A todos los que creen en su nombre les dio potestad de ser hechos hijos de Dios"
(Juan 1:12)

Evidentemente el Plan de Dios es muy distinto a lo que afirma la Iglesia Católica.
Si bien es cierto que el papel de la iglesia de Cristo (hermandad de creyentes) es importante para instruir en el conocimiento que salva, gracias a la predicación del evangelio, nos convertimos en Hijos de Dios NO gracias a la predicación de la iglesia, sino a nuestra fe en Jesucristo a causa del conocimiento que infundió en nosotros la iglesia (cuerpo de Cristo).
¿Se entiende la enorme diferencia?

Dice el Catecismo Católico:

"Puesto que nacen con una naturaleza humana caída y manchada por el pecado original, los niños necesitan también el nuevo nacimiento en el Bautismo, para ser librados del poder de las tinieblas y ser trasladados al dominio de la libertad de los hijos de Dios
(Cf. Col 1, 12-14), a la que todos los hombres están llamados." #1250

Otra vez, y van... utilizan una referencia a un versículo de las Sagradas Escrituras para "validar" la falsa doctrina. Yo me pregunto ¿cuántos verdaderos fieles católicos buscarán este versículo y leerán el capítulo entero para verificar la concordancia de conceptos?

Dice Colocenses 1:12-14:
"...con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados."
¿Donde existe una mínima referencia a niños en este versículo?

Es mas, leyendo un poco antes, vemos que el Apóstol Pablo, claramente NO INCLUYE A NIÑOS, sino que le está hablando a "...los hermanos y fieles en Cristo que están en Colosas" (Col 1:2), "de los cuales oyó de su fe en Cristo Jesús" (Col 1:4), "los cuales ya han oído la Palabra del Evangelio" (Col 1:5), "y que oyeron y aprendieron la gracia de Dios en verdad" (Col 1:6)


¿Puede utilizarse Colocenses 1:12 para fundamentar la necesidad de bautizar a niños?
Ciertamente que no.


Veamos...
¿ Porqué no es bíblico bautizar niños ?
¿ Porqué no existe un solo caso documentado en las Sagradas Escrituras de bautismo de niños ?
¿ Porqué no es necesario bautizar niños ?

Un niño no necesita ser salvo porque un niño YA ES SALVO.
Un niño no necesita entrada al cielo porque YA LA TIENE.


"Entonces le fueron presentados unos niños, para que pusiese las manos sobre ellos, y orase; y los discípulos les reprendieron. Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos." (Mateo 19:13-14)

"Y le presentaban niños para que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los presentaban. Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él. Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía." (Marcos 10:13-16)

"Traían a él los niños para que los tocase; lo cual viendo los discípulos, les reprendieron.
18:16 Mas Jesús, llamándolos, dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios." (Lucas 18:15-16)

"Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos."
(Mateo 18:2-3)

Según las propias palabras de Jesús, el Reino de Dios es de los niños. No necesitan que NADIE les permita el acceso. Esto acontece porque los niños son inocentes del pecado de la humanidad, de la enemistad del hombre con Dios Padre a causa del pecado. Ellos aún no disciernen, no conocen la diferencia entre el bien y el mal, para verse manchados por el pecado y necesitados de un Redentor.

Un Sacerdote Católico, apologista y exegeta, una ves me dijo "Daniel, si los católicos quieren que Dios habite en sus niños, yo te pediría que los dejes. Mal no creo que les haga..."

Mi respuesta fue:
"Pero, desde luego. Lo que los católicos no se enteraron, es que Dios ya habita en los niños, según dice Su Palabra (no pasa por que los católicos lo quieran). Dios ya lo quiso..."
además... Jesús dijo: -"Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis...", Jesús NO DIJO: -"...Tráiganme los niños...". La diferencia entre ambas frases es tan sutil como profunda. Podemos decir que el sentido de las palabras de Cristo fue este: -"...Dejen que los niños conozcan mi doctrina, mis enseñanzas, mis mandamientos, mis promesas, mis verdades.. porque sino ¿ cómo podrán creer en mí, mañana ?".

Remedio necesita un enfermo, educación necesita un ignorante, Salvación necesita un perdido que va al infierno; entonces si los niños heredarán el Cielo, no necesitan algo que ya tienen, MIENTRAS SEAN NIÑOS. Clarito y sencillo.

¿ Se entiende ahora porque en La Biblia NO HAY un solo caso de bautismo de niños ?

El Catecismo nos sigue sorprendiendo:

"En cuanto a los niños muertos sin Bautismo, la Liturgia de la Iglesia nos invita a tener confianza en la misericordia divina y a orar por su salvación." # 1283

Y.. bueno... La Santa Iglesia Católica no tuvo oportunidad de OTORGARLE la Salvación, así que esperemos que Dios sea bueno y tenga misericordia de su almita...

Sin palabras...


¿ Entonces, si no es bíblico, porqué la Iglesia Católica bautiza niños ?


Todo ser viviente, incluido el ser humano, por supuesto, NACE, CRECE, SE REPRODUCE Y MUERE.

El principal objetivo de la Iglesia Católica, desde siempre, ha sido transmitir el alto grado de necesidad que tienen de ella los hombres para ganar las gracias necesarias que le permitirán vivir una eternidad celestial. "Fuera de la Iglesia Católica, única verdadera, no hay Salvación"

Obviamente, para cimentar esta creencia, que mejor que manifestarla en cada etapa de la vida de las personas. Además, teniendo especial cuidado en que quede BIEN CLARO, que NUNCA podrán estar seguros de que "ya lo consiguieron", argumento que servirá para que la dependencia sea "perpetua" (inclusive post-mortem, con el famoso "purgatorio")

Así que:
Para la MUERTE, tenemos la Unción de los enfermos o Extremaunción y posteriormente, las misas que libran almas del purgatorio.
Para la etapa REPRODUCTORA tenemos el Sacramento del Matrimonio.
Para el CRECIMIENTO tenemos los Sacramentos de la Comunión y la Confirmación.
En todo momento tenemos el Sacramento de la Eucaristía y la confesión de pecados al Sacerdote.

¿ Y para el NACIMIENTO ? ... El Sacramento del Bautismo ¡ perfecto !

El bautismo de niños, poco tiempo después de su nacimiento, es la circunstancia IDEAL para poner cuanto antes el "sello" de que la persona "pertenece" al Catolicismo Romano. Resultado: cuando el niño crece y puede discernir, él se siente católico, dice ser católico, porque durante sus 8, 10 ó 12 años le han hecho cumplir todos los pasos necesarios para serlo (la mayoría de las veces sin tener bien en claro lo que hacía), pasando por Bautismo, Catecismo, Misas, Comunión, Confirmación, confesión de pecados al Sacerdote, etc. etc., entonces, obviamente, ante la pregunta: "- ¿ Religión...?", dice: "-soy Católico".

En esta etapa La Biblia no se acostumbra a leer. Toda instrucción escrita se recibe de la lectura (muchas veces de memoria) del Catecismo Católico. Es razonable que (no yendo a los extremos) el niño medio, a esta altura, entienda muy poco del Plan de Dios y de Jesucristo. Sus maestros de catequesis habrán utilizado prácticamente todo el tiempo en enseñarle acerca de la liturgia de la misa, de la Santidad e Infalibilidad del Sumo Pontífice, de la necesidad de confesarse ante un sacerdote, de que la hostia debe "tomarse" en ayunas, en que hay que rezarle a la Virgen, Madre de Dios, etc. etc. De sana doctrina, poco y nada. El "nuevo católico", al cual LE DICEN que es Cristiano, no entiende casi nada, pero evalúa que al estar "respetando lo que le dicen que haga, diga y piense", Dios debe estar "contento con él". Además, leyendo el propio Catecismo, ve que "no entender mucho" no está mal.
"De a poco iré creciendo en la fe..." (piensa). El propio Catecismo lo tranquiliza...

"La fe que se requiere para el bautismo no es una fe perfecta y madura, sino un comienzo que está llamado a desarrollarse." # 1253

"En todos los bautizados, niños o adultos, la fe debe crecer después del Bautismo..." # 1254


Si los niños no fueran "sellados" por el Catolicismo, en connivencia con sus padres, correrían el "riesgo" te toparse con una Biblia y comenzar a leer directamente de las Sagradas Escrituras, el Plan que Dios diseñó especialmente para sus vidas y el Nuevo Pacto que firmó con cada uno a través de la sangre preciosa de su Hijo Jesucristo.

Obviamente, a la Iglesia Católica esto no le conviene, en absoluto, ya que quedaría en evidencia que es vano el título que ostenta de "Administradora y Apoderada de las Potestades Divinas".
Así que, el objetivo es bautizar, con el rito Católico, a la mayor cantidad de bebés posibles. Y si no hay Ministros eclesiales capacitados... ¡ no importa !.. cualquiera puede bautizar.
Sí, cualquiera, leyó bien...

"En caso de necesidad, cualquier persona, incluso no bautizada, si tienen la intención requerida, puede bautizar..." # 1256

Al recibir a Cristo en nuestro corazón somos Bautizados por el Espíritu Santo de Dios.
Un no bautizado, por consiguiente, no recibió a Cristo como su Salvador. Por ende, no es cristiano.

Sin embargo la Iglesia Católica autoriza a un NO CRISTIANO a (supuestamente) CONVERTIR EN CRISTIANO a otro. Increíble...

¿ Con qué derecho la Iglesia Romana autoriza a un inconverso a hablar "en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo", a un muerto espiritual a ministrar vida espiritual ? ¿ Este poder viene de Dios ? ¿ Dios está de acuerdo ? ¿ el "producto".. es Cristiano... o Católico ?

No obstante, esta Iglesia considera apremiante "...no impedir que los niños pequeños vengan a Cristo por el don del santo Bautismo" # 1261

¿ Es bíblico el Bautismo de niños ?

"A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios."
(Juan 1:11-13)

"¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?

(Los dos cimientos - Lucas 6:46-49)

En Cristo
 
WOWWWWWW!! TE FELICITO DANIEL, VARON DE DIOS. MAS CLARO DE AHI NO CANTA UN GALLO. AHORA DIGO YO: HAY PERSONAS QUE TIENEN LA OPCION DE SER IGNORANTES POR PROPIA ELECCION. LO QUE NO TIENEN DERECHO ES QUEDARSE IGNORANTES ANTES TANTAS PRUEBAS INDUBITABLES PRESENTADAS ANTE LA MESA. CRISTO VIENE PRONTO!! ADELANTE HNO. GRACIAS POR SU EXPLICACION TAN ASERTADA.. :D
 
Pregunta para los evangélicos que no aceptan el bautismo de niños:

¿son herejes los protestantes evangélicos que bautizan a sus niños?

Pregunta para los evangélicos que no aceptan la regeneración bautismal, es decir, que el bautismo es para perdón de pecados:

¿son herejes los luteranos y anglicanos que sí creen que el bautismo es para perdón de pecados?
 
Pregunta para Viriato:

¿Somos herejes para tí, los que no creemos en enseñanzas de hombres que el bautizo quita el pecado original y que regenera?

Aunque lo que realmente importa es:

¿Somos herejes para Dios?


El ser hereje (palabra que no me gusta) tiene remedio, pues el Espíritu Santo redarguye de pecado y si te arrepientes Dios te perdona.(De momento a mi me redarguye a diario de muchos que cometo, pero no de NO CREERME LAS MENTIRAS DE ROMA)

La sangre de Jesucristo, nos limpia de TODO PECADO


No me importa demasiado el hecho de que alguien sea llamado hereje, pues según la Palabra de Dios, TODOS SOMOS PECADORES, lo que me preocupa VERDADERAMENTE es que las almas se pierdan, habiendo estado tan cerca de la Verdad, y se pierdan a causa de los dirigentes de la que se llama y se jacta de ser Iglesia de Cristo; es por eso que NUNCA ME CANSARÉ DE DENUNCIAR LAS MENTIRAS DE ROMA QUE ALEJAN A LOS HOMBRES DE DIOS, PARA ECHARLOS EN BRAZOS DE LA RELIGION MARIANA Y PETRINA EN QUE SE HA CONVERTIDO LA IC


Maripaz
 
Entro solo para preguntarle a Viriato, es que aún sabiendo que no me va a contestar nada que sea ni medio convincente, pues no puede, intentaré disfrutar con lo que diga.

Puede un "catolico" ser "catolico" sin saber siquiera quien Jesuscristo????

Ten cuidadito con lo que contestas porque la gran mayoría de católicos no tienen ni repajolera idea de quien esta bendita persona de la que estoy hablando.

¡¡¡¡ESTO SI ES VERDEDAERAMENTE GRAVE!!!!

Viriato

PORQUE PIERDES EL TIEMPO CON "CHOMINADAS" y "GILI.....S" COMO ESTA Y NO VAS A PREDICARLES QUIEN ES JESUCRISTO A ESTAS PERSONAS???

Y para tu posible contestación.

No pierdas el tiempo en convencernos a nosotros, nosotros ya tenemos a Jesucristo, ellos los otros "catolicos"¡¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!

Este si que es un verdadero problema y lo peor es que decis que estais haciendo algo para remediarlo, pero es totalmente insuficiente, os estais autoengañando y lo que es peor, mandando "catolicos de esos" al infierno, como ya dijo antes Maripaz.

:( :( :( :( :( :( :(

Y quereis que se os llame hermanos........¡¡arza!!
 
estudiante, como dice tu nick, mejor dedícate a estudiar las Escrituras, porque de maestro no tienes nada!!!!
 
Estudiante:

Escribe usted muy parecido a cierto forista madrileño expulsado que tiene el mismo tema del bautismo de niños en otro foro.

¿Porquè en los tiempos de Jesùs y durante los primeros siglos de la Iglesia NO BAUTIZABAN NIÑOS?

¿Porquè en las Escrituras no existe ninguna indicaciòn, instrucciòn o explicaciòn sobre bautizar niños inconscientes?

Matrix.
 
Maripaz:
¿Somos herejes para tí, los que no creemos en enseñanzas de hombres que el bautizo quita el pecado original y que regenera?

Respuesta:
Creo que sí lo sois pero yo no soy Dios para afirmarlo categóricamente
No es enseñanza de hombres sino bíblica.

Maripaz:
¿Somos herejes para Dios?

Respuesta:
Pregúntadselo cuando estéis delante de Él en el día del juicio. Yo haré lo mismo


Maripaz:
El ser hereje (palabra que no me gusta) tiene remedio, pues el Espíritu Santo redarguye de pecado y si te arrepientes Dios te perdona

Respuesta:
Amén

Maripaz:
De momento a mi me redarguye a diario de muchos que cometo, pero no de NO CREERME LAS MENTIRAS DE ROMA

Respuesta:
Eso también tiene remedio. El Espíritu Santo te podrá redarguir, si tú no le resistes, para que primero entiendas que esas mentiras no son tales y luego aceptes ser católica. Muchos como tú ya han pasado por esa experiencia tan grata

Maripaz:
La sangre de Jesucristo, nos limpia de TODO PECADO

Respuesta:
Siempre que nos arrepintamos

Maripaz:
No me importa demasiado el hecho de que alguien sea llamado hereje, pues según la Palabra de Dios, TODOS SOMOS PECADORES, lo que me preocupa VERDADERAMENTE es que las almas se pierdan, habiendo estado tan cerca de la Verdad,

Respuesta:
Empieza por preocuparte por tu propia alma

Maripaz:
y se pierdan a causa de los dirigentes de la que se llama y se jacta de ser Iglesia de Cristo; es por eso que NUNCA ME CANSARÉ DE DENUNCIAR LAS MENTIRAS DE ROMA QUE ALEJAN A LOS HOMBRES DE DIOS, PARA ECHARLOS EN BRAZOS DE LA RELIGION MARIANA Y PETRINA EN QUE SE HA CONVERTIDO LA IC

Respuesta:
Y muchos no se cansarán de defender a la Iglesia de Cristo contra las calumnias que tanto tú como los que son como tú vertís sobre ella.

Toni:
Entro solo para preguntarle a Viriato, es que aún sabiendo que no me va a contestar nada que sea ni medio convincente, pues no puede, intentaré disfrutar con lo que diga.

Respuesto:
Mejor no te contesto pues

Viriato
 
Mejor no te contesto pues

Viriato

Mas dificil todavía.

Y si te ocurriera contestar, hazlo con hechos y no con palabras.

Pero estar perdiendo el tiempo en este foro debatiendo con los santos, no lo vallas a dejar, eh!!!, sin duda esto hace mas falta al catolicismo que predicar a Jesucristo a todos esos "catolicos" que ni siquiera saben quien es Él.
Pero que conste que estos son muy buenos
"catolicos" y no hace falta que nadie los moleste diciendo que así van derechitos con Sata. jejeje

Cuando un obiBpo o similar les diga publicamente a estos "catolicos", que ellos no son catolicos ni na, m´avisas, ok???

Pero con contundencia. ;)
 
Originalmente enviado por Viriato:
Maripaz:
¿Somos herejes para tí, los que no creemos en enseñanzas de hombres que el bautizo quita el pecado original y que regenera?

Respuesta:
Creo que sí lo sois pero yo no soy Dios para afirmarlo categóricamente
No es enseñanza de hombres sino bíblica.

Maripaz:
¿Somos herejes para Dios?

Respuesta:
Pregúntadselo cuando estéis delante de Él en el día del juicio. Yo haré lo mismo


Maripaz:
El ser hereje (palabra que no me gusta) tiene remedio, pues el Espíritu Santo redarguye de pecado y si te arrepientes Dios te perdona

Respuesta:
Amén

Maripaz:
De momento a mi me redarguye a diario de muchos que cometo, pero no de NO CREERME LAS MENTIRAS DE ROMA

Respuesta:
Eso también tiene remedio. El Espíritu Santo te podrá redarguir, si tú no le resistes, para que primero entiendas que esas mentiras no son tales y luego aceptes ser católica. Muchos como tú ya han pasado por esa experiencia tan grata

Maripaz:
La sangre de Jesucristo, nos limpia de TODO PECADO

Respuesta:
Siempre que nos arrepintamos

Maripaz:
No me importa demasiado el hecho de que alguien sea llamado hereje, pues según la Palabra de Dios, TODOS SOMOS PECADORES, lo que me preocupa VERDADERAMENTE es que las almas se pierdan, habiendo estado tan cerca de la Verdad,

Respuesta:
Empieza por preocuparte por tu propia alma

Maripaz:
y se pierdan a causa de los dirigentes de la que se llama y se jacta de ser Iglesia de Cristo; es por eso que NUNCA ME CANSARÉ DE DENUNCIAR LAS MENTIRAS DE ROMA QUE ALEJAN A LOS HOMBRES DE DIOS, PARA ECHARLOS EN BRAZOS DE LA RELIGION MARIANA Y PETRINA EN QUE SE HA CONVERTIDO LA IC

Respuesta:
Y muchos no se cansarán de defender a la Iglesia de Cristo contra las calumnias que tanto tú como los que son como tú vertís sobre ella.

Toni:
Entro solo para preguntarle a Viriato, es que aún sabiendo que no me va a contestar nada que sea ni medio convincente, pues no puede, intentaré disfrutar con lo que diga.

Respuesto:
Mejor no te contesto pues

Viriato

La Palabra de Dios dice:

Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús

La sangre de Jesucristo, nos limpia de todo pecado


Estoy en Cristo Jesús, el es mi único Señor y Salvador y me ha dado vida eterna, pues un día acepté Su sacrificio en la cruz en mi lugar, me arrepentí y le confesé publicamente como mi Señor y mi Dios; ese día "nací de nuevo" y según las palabras del propio Jesucristo tengo vida eterna. ¿Le harás a Él mentiroso?


Cuando peco, pues todavía lo hago :(, acudo a los pies de Cristo, le pido perdón y no vuelvo a hacerlo con la ayuda de Su Santo Espiritu, que es quien me redarguye de pecado y a la vez me guía a ser mejor cristiana.


Gracias Vitiato por llamarme "hereje", pues tengo una hermosa promesa del propio Jesucristo:

Bienaventurados sois, cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, MINTIENDO


Gracias de nuevo por vituperarme y que Dios te bendiga.


Maripaz
 
¿ES BÍBLICO EL BAUTISMO DE INFANTES?
¿QUÉ DICE LA BIBLIA AL RESPECTO?

Todos los días se realizan fiestas y celebraciones especiales, ¿El motivo? el bautismo de
un bebé; claro que no hay nada de malo con un bebé; los bebés son inocentes criaturas, y
una bendición de Dios. Pero ¿Qué hay de verdad en el rito, que sirve como centro de esa
celebración? Después de los abrazos, besos y buenos augurios de parte de los padrinos,
parientes y amigos, ¿se preguntan los padres, el porqué de ese rito religioso? Muchos
solo confían en la tradición que han recibido, al fin y al cabo toda la gente hace lo
mismo; pero ¿Qué de la posibilidad de que la mayoría estuviera equivocada?
Todos aquellos que bautizan niños en sus iglesias, quisiera que se hicieran a si mismo una pregunta en
este momento; la pregunta es la siguiente: ¿Porqué creo lo que creo? Si toda la gente se
hiciera esta pregunta, habría menos engaño y mentira en el mundo; habría menos
posibilidad de fraude religioso; y el solo mencionar a Dios y su Palabra sería motivo de
reverencia y temor; pero lo que sucede es que por causa del engaño y la mentira muchos
están desilusionados con la religión; quiero decirte que la Biblia misma contempla esa
situación; la Biblia dice que el diablo engaña al mundo entero:

"Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y
Satanás, el cual ENGAÑA AL MUNDO ENTERO; fue arrojado a la tierra, y sus
ángeles fueron arrojados con él". (Apocalipsis 12:9).


¿QUÉ DICE LA BIBLIA?

¿Has probado todo lo crees? ¿Te has asegurado que el Libro de Dios lo confirma? ¿O
confías ciegamente en el mundo entero?

Con respecto al bautismo de niños ¿Dice la Biblia que hay que bautizarlos? ¿Porqué no
dejar que sea ella misma la que nos hable? al fin y al cabo es la Biblia en definitiva la
que habla de bautismos:

"Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en
estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el
día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones".
(2 Pedro 1:19).
Texto: Hechos 8:36-37; Lectura: Hechos 8:35-40
Introducción: El hecho que el bautismo es muy importante se muestra en que el Señor Jesucristo caminó unos 90 kilómetros para ser bautizado por Juan el Bautista. ¿Ha sido Ud. bautizado conforme a la Palabra de Dios? Vamos a estudiar lo que es el Bautismo según la Biblia.
I. Para tener un Bautismo Bíblico se necesita un candidato apropiado.
A. El candidato apropiado es uno que ya es salvo. (Hechos 8:36-38; 16:30-33).
B. (Mateo 28:19) Discípulos es otro nombre para los salvos. Uno tiene que ser un discípulo de Cristo antes de bautizarse; es decir, tiene que entregarse a él, recibiéndolo como Salvador y Señor.
C. ¿Puede uno hacer discípulo de un niño recién nacido? ¡NO! Entonces es una doctrina falsa bautizar a niños antes de que ellos mismos puedan entregarse a Cristo.


Si buscamos la guía de Dios para conocer lo que el Creador quiere de nosotros los
cristianos; encontramos que la Biblia no contempla la posibilidad del bautismo infantil
en absoluto. Según nos dice la Biblia, una persona no puede ser bautizada sino hasta que
se haya arrepentido completamente de sus pecados.

Solo los que creen el verdadero Evangelio (el mensaje que predicó Jesús; es decir las
buenos noticias del Reino o gobierno de Dios), y en Jesucristo como Salvador personal,
pueden ser bautizados; fíjese lo que el apóstol Pedro declara: "Pedro les dijo:
Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para
perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo". (Hechos 2:38).

En esta declaración, usted puede ver claramente la exhortación del apóstol Pedro hacia
aquella multitud de 3,000 personas; evidentemente esa multitud estaba compuesta de
personas adultas, puesto que clamaron arrepentidos ante el alegato de Pedro al mostrarle
su culpabilidad en la crucifixión de Cristo (Hechos 2:36-37).

Solo personas adultas podían estar involucradas en tan terrible crimen; no se puede
imputar delito a los niños; esa multitud de gente bajo la convicción de pecado, tenía que
arrepentirse; los niños no han alcanzado esa madurez, que permite tener la autodisciplina
necesaria para arrepentirse verdaderamente y creer.

Aquí tenemos otro ejemplo de lo que venimos diciendo: "Y yendo por el camino,
llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿Qué impide que yo sea
bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón bien puedes. Y respondiendo
dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro; y
descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó". (Hechos 8:36-38).
Como podemos ver la condición para el bautismo era creer de todo corazón; solo una
persona que ha alcanzado un nivel de madurez suficiente para creer y arrepentirse puede
ser un candidato para el bautismo, (Véase también Hechos 16:31).


SÓLO HOMBRES Y MUJERES

Obsérvese también, que cuando la gente de Samaria oyó el mensaje del Reino de Dios y
el nombre de Jesucristo predicado por Felipe "se bautizaban hombres y mujeres"
(Hechos 8:12). Únicamente los adultos eran considerados maduros para recibir el
bautismo, ya que sólo un adulto puede apreciar la gravedad de vivir separado de Dios, y
arrepentirse verdaderamente.

La mente común madura más o menos a los 18 años, aunque hay frecuentes excepciones.
Algunos pocos maduran y llegan a ser sobrios y serios en los aspectos de la vida a los 16
años, o en raras ocasiones aún antes; esto está debidamente comprobado por todos los
estudios psicológicos y sociológicos que se han hecho; tal que, la mayoría de los
tribunales de justicia de todos los países del mundo han tomado la edad de 18 años, como
la edad en que el crimen es imputable; este ejemplo lo tomamos solo como una
referencia sensata para considerar, pero no como una guía para aplicar en el caso del
bautismo, puesto que la verdadera guía para los asuntos espirituales la encontramos en
los Escritos Inspirados, y en ellos no encontramos antecedente alguno que muestre el
bautismo de niños.

Juan el Bautista insistía en que el candidato al bautismo mostrara frutos de
arrepentimiento: "Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento". (Mateo 3:8), para
que probara su arrepentimiento por los frutos manifestados en su vida.

Lo que proponía Juan el Bautista era el arrepentimiento de los pecados, como condición
para el bautismo; lo contrario es lo que proponen los que defienden la postura del
bautismo de niños; ya que los bebés y niños no están en la capacidad de arrepentirse. Es
un acto de irresponsabilidad gravosa no considerar lo que el libro de Dios dice al
respecto; pues esa actitud provoca un gran daño y confusión entre aquellos que son
bautizados en su infancia; ya que, estos piensan en la mayoría de los casos, que ellos son
salvos por este acontecimiento realizado por la convicción de sus padres, y no por su
propia iniciativa; descartando de esa forma la necesidad de una experiencia personal de
arrepentimiento para con Dios.

Sabemos por la revelación Divina, que la salvación se alcanza solamente por la Gracia de
Dios: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros,
pues es don de Dios". (Efesios 2:8).

También encontramos escrito que: "Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con
Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada
por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes..." (Romanos 5:1-2).

¿Se da cuenta, que las Escrituras Divinas destacan la fe en Cristo; y no las obras? De la
misma forma hoy día no es el bautismo lo que salva, o justifica, sino la fe en Jesucristo; y
puesto que los únicos que pueden creer, y arrepentirse realmente son las personas que
han alcanzado un cierto grado de madurez; se debe descartar el bautismo infantil por no
tener fundamento Bíblico.


¿LOS INFANTES BAUTIZADOS SIN CREER?

La doctrina del bautismo infantil desvirtúa el verdadero significado del bautismo, que
representa simbólicamente que hemos muerto, y hemos sido sepultados con Cristo en el
agua bautismal, y al levantarnos del agua resucitamos con él, en su gloriosa resurrección
de entre los muertos.

Las buenas intenciones de los padres y sacerdotes no van a salvar a los niños; la salvación
es un producto exclusivo de la soberana Gracia de Dios: "Y si por gracia, ya no es por
obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de
otra manera la obra ya no es obra". (Romanos 11:6).

Hay un lugar para las obras, que son buenas por cierto y en gran manera; pero nunca
pueden ocupar el lugar de la gracia de Dios recibida a través de fe en Cristo Jesús. En
cuanto a los niños, sabemos lo que nos dijo el Señor Jesús; lo que considero suficiente:
"...Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino
de Dios". (Lucas 18:16).

¿Era Jesús un demagogo, que no medía el alcance de sus palabras? ciertamente que no, si
él dijo que "de los tales es el reino de Dios", no se preocupe de la condición de sus niños
frente a Dios; la preocupación de los padres cristianos por sus niños debe estar centrada
en una sana educación espiritual; basada sólidamente en la pura Palabra de Dios, y no en
fantasías humanas y paganas.

Por lo tanto es importante para todo padre cristiano instruir a sus hijos en la Palabra de
Dios, para que llegado el momento, ellos puedan decidir por sí mismos que rumbo tomar
en lo relacionado al asunto más importante de todo ser humano; para que ellos estén
sabiendo la diferencia entre lo malo y lo bueno; pero nunca cometiendo el error de
alimentar una falsa expectativa en algo tan delicado como la salvación del alma; ya que
el camino hacia la misma está claramente definido en la Escritura Infalible: "Así que,
Arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados..."
(Hechos 3:19).

Recuerde que muchos sinceros padres cristianos se están preguntando en este mismo
momento: ¿Qué pasa con mi vida espiritual y la de mis hijos? ¿Por qué la rebelión
juvenil? ¿Por qué la violencia en las calles? ¿Qué sucede con los jóvenes que se drogan?
¿Porqué se entregan estos a los vicios y la fornicación? etc. La respuesta siempre la va a
encontrar en el maravilloso libro de Dios:

"Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el
conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios,
también yo me olvidaré de tus hijos". (Oseas 4:6).

Por lo tanto es tiempo de volver a la pureza de la Palabra de Dios ¿No le parece?
 
Me gusta tu aportacion, Eben Ezer, pero la encuentro falible.
Te basas solo en el libro de los hechos, y unas cuantas cotaziones de Romanos y otras.

Si nos basamos en I Cor. 10:2, este apela al Exodo. Ahi se habla de bautismo, y no solo de los adultos, sino tambien de los niños. Pues dice "todos en Moises fueron bautizados en la nube y en el mar". Que curioso, ahi no dice "solo los adultos". Pablo en Colosences, equalisa el bautismo con la circumsicion, Col. 2:11-13. Por otro lado, en I Corintios 1:16, donde se dice que Pablo bautizo una familia completa. Mira que Pablo no se quedo por años para esperar que esos niños crecieran y se convirtieran. ¿Y que me dices del carcelero de Filipos? En Hechos 16:33 habla que el carcelero se bautizo, el y todos los suyos. Ese es un modismo del N.T. que puede incluir a los siervos del carcelero, puesto que en su posicion, podia tenerlos. Entonces, el texto no habla "solo los habitantes adultos se bautizaron". Es mas, en Mateo 28:19, habla de todas las naciones, no expecifica edades!

Se que me daras Romanos 10:10, pero yo te hago referencia, una ves mas, a 10:2. Los hijos de Israel no dijeron "si, vamonos con nuestros padres", no, sus padres los tomaron. Asi que no veo porque no se puedan bautizar niños. Nosotros somos la continuidad de la Iglesia (eklesia en la LXX) del A.T. Mira aun , los Reformadores, no se opusieron a tal practica, y Calvino en su Institucion de la Religion Cristiana, escribe y da mejores argumentos que yo del porque se debe aceptar tal practica. Claro, se le pasa la mano al decir que aquellos que niegan el bautismo de niños estan siendo engañados por el diablo, pero como ya lo sabras, el la traia contra los Anabautistas, que son los precusores de los Bautistas, osea, los primeros en la historia Cristiana en promulgar solamente el bautismos de adultos.

Hablas de Romanos 11:6, y bien haces, pero pareces confundir como aquellos que estamos de acuerdo del bautismo de infantes vemos tal versiculo. El punto de muchos es que uno hace la decision, eso me suena a ayudar a Dios, y me suena como semi-pelagionista. Es como que uno se hace co-redentor con Cristo, por la obra de la fe. No, los niños reciben gracia al ser bautizados, por fe. Eso exalta mas aun que aun en nuestra condicion caida, Dios esta dispuesta a impartirnos esa gracia inmerecida.

Entiendo que quieres regresar al Cristianismo verdadero, pero lo tremendo es que ese Cristianismo, no tenia toda la Biblia como nosotros la tenemos, por eso ves los pleitos en Galacia, en Corintios, en Romanos, en Hechos 15, etc. Yo a eso no quiero regresar. Ahora tenemos toda la escritura para poder meditar en temas como este.

En fin, dime entonces como estan aquellos evangelicos que bautizan niños:Reformados, Anglicanos, Presbiterianos, Metodistas (mira, que la Iglesia Metodista Chilena fue donde el Señor derramo su Espiritu en el siglo pasado, y comenso el movimiento Pentecostal en Latino America, y eso que bautizan infantes!!! Si que Dios tiene paciencia), Luteranos, Menonitas, etc.

Esa es mi apologia del tema. Existe ya bastante literatura al respecto, y en mi opinion, es algo de nunca acabar.

Que Dios te bendiga y espero que tomos todo esto con cordialidad.

Tu hermano.

Atanasio ;)
 
Hago una sencilla pregunta:

¿Cuál es el UNICO requisito para poder recibir el bautismo de agua?

Una vez respondida esa pregunta, verifiquen si un niño puede cumplirlo...

Bendiciones en Cristo.