Re: ¿Debe, la mujer cristiana, cubrirse cuando ora?
Amados hermanos y hermanas, comparto un muy breve comentario de mi autoria que me gustaría compartir respecto al tema que nos atañe.
El velo se utilizó por la mujer cristiana de todos los tiempos, católico romanas, ortodoxas y protestantes cubrían su cabello largo sin el menor reparo cuando asistían a un servicio cristiano.
Llegados los 60´ hubo de pronto una revolución en el mundo. Los hombres decidieron que era mejor parecerse a la mujer y dejaron crecer sus cabelleras al tiempo que las mujeres decidieron parecerse mas al varón y decidieron cortar sus cabellos, no solo en lo que el cristiano entiende como “el mundo” sino aún dentro de sus propios servicios religiosos.
La moda de Hollywood presentó a la mujer moderna, el glamour y distinción que ofrecía primeramente sustituyó el velo por un sombrero de ala ancha, mascadas en lugar de velo, colores cada vez mas brillantes y llamativos, mas que ocn la idea de cubrir su cabeza con la idea de verse mejor, una sensualidad galopante y una ambigüedad por el vestir fueron dando paso a “la moda” tan característica de nuestros tiempos. En medio de esta revolución social, política y musical fue despareciendo “el velo”, aquella otrora indispensable prenda de la mujer cristiana desapareció de pronto por primera vez de la faz de la tierra.
Defensores de este “logro” femenino impulsado por su siempre anhelada igualdad con el varón pero que en otros tiempos hubiese sido sinónimo de franca rebeldía y reto abierto al culto racional de la mujer cristiana en todas las centurias previas a esta “revolución”, fue de algún modo solapado por la pasividad de un varón cristiano cada vez mas tolerante, menos varonil y en un ambiente abrumadoramente permisivo. La Palabra fue hecha en muchos grupos a un lado para dar paso a la moda, la conveniencia y finalmente a la nueva costumbre del mundo: no usar nunca más velo.
¿”Para que he de usar velo”? parecía ser la consigna de toda una generación que se reveló contra Dios y enseño con este mal ejemplo a sus hijas a prescindir de él.
Pero ¿Qué representa el velo? ¿Por qué Pablo habla de la necesidad de llevar velo?
Lo primero que debe comprender toda mujer cristiana es que el cristianismo no se adapta a la moda, al mundo o a las costumbres de cada lugar, mas bien el cristianismo cambia al mundo y lo confronta al establecer una línea muy bien marcada entre lo que es bueno y malo, entre lo que escoge el hombre y lo que quiere Dios y el empleo del velo no es la excepción.
El velo es una prenda poco llamativa, que cubre muy poco del cuerpo de la mujer y que pesa no mas de 10 gramos, pero que por algún motivo la mujer cristiana no esta dispuesta a cargarlo.
El Señor es claro cuando nos dice que en Cristo Jesús Su yugo es fácil y ligera Su carga, pero que difícil es para una mujer cristiana cargar 10 gramos unos cuantos minutos de su vida. No lo pueden cargar, no lo pueden soportar, es mucho peso y mucho trabajo para ellas, así es que mejor que obedecer, prefieren hablar, ejecutar, discurrir, opinar de todo, aconsejar a todos, meterse en todo, pero no levantar un dedo en la sujeción a la Palabra de Dios y eso es precisamente lo que Pablo nos explica cuando leemos con mas atención a que se refiere exactamente con el uso del velo en las congregaciones.
En el AT se puede leer que en el Tempo, había dos velos, uno de ellos separaba al lugar santo del lugar santísimo y el otro a la entrada del Tempo. Es importante para fines de esta enseñanza recordar que había dos velos, no uno.
En el NT el Señor nos enseña a través de las escrituras que ahora en esta nueva dispensación, nosotros somos el templo del Espíritu Santo.
Es conveniente recordar además que en AT el sacerdote de la tribu de Leví debía hacer dos cosas como parte de su muestra de santidad delante de Dios: 1) dejar parte de su cabello y barba crecer y 2) cubrir su cabeza. Pero al venir el sacerdocio de nuestro Señor Jesucristo y cambiar aquel sacerdocio aarónico por un nuevo sacerdocio conforme el orden de Melquisedec al varón le son concedidas en esta nueva dispensación dos cosas como modo de decoro y como señal de su sacerdocio 1) cortar su cabello y 2) descubrir su cabeza.
Y a la mujer también le son concedidas al igual que al varón dos cosas que debe usar cuando ora como señal de su santidad y decoro y aun por causa de los ángeles quienes son testigos de ésta oración: 1) llevar el pelo largo y 2) cubrirse con un velo.
Podemos ver que no es una sola cosa ni en el caso del Tempo, ni en el caso del varón y tampoco en el caso de la mujer. Pero la mujer moderna, suprimió una de estas cosas y a veces las dos aun cuando ora ¿Por qué?
La pregunta es ¿Por qué para algunos el orden o la sujeción les parece insufrible? ¿Será acaso porque el orden no está en los planes de Dios para la iglesia o más bien que algunos prefieren desentenderse de esto? ¿podemos entender cabalmente que el orden, la libertad, la sujeción, el decoro, la prudencia, la amabilidad son parte de nuestro culto racional? ¿Qué debemos identificar no solo nuestro Sbjeto de Culto que es Dios, pero tambien los objetos de culto que implican todo aquello con lo que oramos, adoramos o nos acercamos a Dios? ¿y porqué señala la escritura puntualmente que el anticristo se opone a todo cuanto es objeto de culto?
Las ilustraciones y los ejemplos de la sujeción a Dios son muchos en la Biblia, pero quizás los ejemplos de sujeción de unos con los otros, los hallamos pasado por alto algunas veces. Uno de los ejemplos que personalmente me ha cautivado es el de la fe del centurión. Esta fe, “no he hallado aun en Israel tanta fe” dicho en las palabras de nuestro Señor Jesucristo. Y es que lo del centurión no era una fe ciega, sino nacida de la firme convicción de que bastaba tan solo una apalabra del Mesías para que la sanidad del siervo de aquel soldado romano se hiciera una realidad. No necesitó ver nada, no necesitó que Jesús se acercara a nadie, por eso sin titubear le dijo a Jesús, “di la palabra” y esto le bastó al centurión para dar por hecho que las cosas serían hechas del modo que Jesús lo dijera.
El centurión no era judío, no conocía quien era el Mesías, no sabía quien era el Dios de Israel, no conocía tampoco las escrituras, no sabía quienes eran los cristianos pero sabia perfectamente lo que era ser y estar bajo autoridad, por esto es que él mismo explica a Jesús que él como centurión es un hombre con autoridad y sabe que Jesús tiene autoridad para hacer sin necesidad siquiera que se mueva de su lugar, sino que una sola palabra bastaría para sanar al criado, por tanto le bastaba la autoridad de Jesús y creerle a El y esto es un acto de fe.
De esta historia se desprenden muchas enseñanzas, entro otras, que el centurión era una persona disciplinada y sujeta a una autoridad (sea la autoridad de Jesús, la de los discípulos de Jesús o la de César) sin la menor chispa de duda, pues él mismo conocía lo que es una línea de autoridad: él dice y sus soldados van y hacen, a su vez a él le ordenan y el va y hace, pues así como él mismo tiene autoridad, a su vez él mismo esta bajo la autoridad de César. El centurión sabía muy bien lo que es la sujeción, el orden, la disciplina, la obediencia, etc, pues se trata de un soldado del ejército mas ordenado de su tiempo,
Una persona sujeta a la autoridad, en suma, no tiene ningún conflicto en entender que lo que Jesús dice se hace y punto, pues por extraño que parezca tiene que ver con un asunto: la fe. Se requiere fe para entender la autoridad, fe para estar bajo autoridad y fe para aceptar la autoridad, el Señor Jesús ve en este hombre una fe que no había sido vista en Israel. El centurión comprende que así como él tiene la autoridad militar para sofocar una revuelta o vencer a un enemigo, el Señor Jesús tiene autoridad espiritual para sanar.
Podemos afirmar que un hombre obediente tiene autoridad y un hombre con autoridad al mismo tiempo es obediente, del mismo modo que un hombre “fiel en lo poco” será “fiel en lo mucho” y viceversa, o un hombre honrado será honrado siendo pobre o siendo rico, eso no es problema para alguien así, se es o no se es. A esto se le llama ser congruente. El problema surge cuando alguien desobediente toma “la autoridad” o es sujeto de esta autoridad, no le que da mas remedio que hacer caso omiso de ella, escabullirse o salirse con la suya en el mejor de los casos y en otros incluso retar, cuestionar o sancionar incluso a la autoridad.
Algunos cristianos creen que el sujetarse a Dios les basta para escabullirse de la autoridad que por Dios ha sido puesta y esto no es cristianismo, es anarquismo. En su discurso quienes obran de este modo alegan que solo Dios tiene la autoridad, que no es necesario dar cuentas a nadie mas que a Dios, así las cosas un desobediente argumentará cosas que van desde lo mas “lógico” hasta lo mas absurdo como pensar que los ministerios en la iglesia son cosa del hombre y no de Dios, esto es, creen en Dios, pero no le creen al Dios que estableció mandamientos muy claros para Su iglesia, pero volvemos al mismo punto ¿cómo puede alguien creer que es parte del ejercito de Dios si no respeta en nada o si acaso sólo parcialmente lo establecido para los ciudadanos del reino de Dios en la iglesia que es la casa de Dios?, esto sería totalmente incongruente., pero aunque parezca absurdo se escabullen muchos del mejor modo: pretendiendo que es en aras de la libertad unos, otros porque creen que están inspirados para hacer aquello, otros mas con el pretexto de “trabajar para el Señor”, lo cierto es que los une la misma idea: hacerlo por su cuenta. A estos hermanos tan preciosos, tan voluntariosos, tan trabajadores, tan entusiastas les falta algo que es prácticamente imposible para ellos, me refiero al ponerse de acuerdo.
Pero ¿caminarán dos sobre la tierra sin que se pusieren de acuerdo? ¿Por qué razón bendice Dios cuando dos se ponen de acuerdo? ¿Por qué razón envía Jesús a sus discípulos de dos en dos? ¿Por qué contempla a Su iglesia que es santa, como una unidad en donde al menos estén dos reunidos en Su Nombre y El en medio de nosotros?
Las razones deben ser muchas, pero una de ellas, es que Dios nos contempla como un pueblo, en unidad, en un mismo sentir, en coinonía, armonía, edificándonos mutuamente, es decir, como una colectividad, o mejor aun como un cuerpo unido por las coyunturas no habiendo desavenencias en el cuerpo que es la iglesia y una forma de preservarnos de estas desavenencias tan comunes entre los hombres es el mantener la unidad y el orden.
Un saludo
Amados hermanos y hermanas, comparto un muy breve comentario de mi autoria que me gustaría compartir respecto al tema que nos atañe.
El velo se utilizó por la mujer cristiana de todos los tiempos, católico romanas, ortodoxas y protestantes cubrían su cabello largo sin el menor reparo cuando asistían a un servicio cristiano.
Llegados los 60´ hubo de pronto una revolución en el mundo. Los hombres decidieron que era mejor parecerse a la mujer y dejaron crecer sus cabelleras al tiempo que las mujeres decidieron parecerse mas al varón y decidieron cortar sus cabellos, no solo en lo que el cristiano entiende como “el mundo” sino aún dentro de sus propios servicios religiosos.
La moda de Hollywood presentó a la mujer moderna, el glamour y distinción que ofrecía primeramente sustituyó el velo por un sombrero de ala ancha, mascadas en lugar de velo, colores cada vez mas brillantes y llamativos, mas que ocn la idea de cubrir su cabeza con la idea de verse mejor, una sensualidad galopante y una ambigüedad por el vestir fueron dando paso a “la moda” tan característica de nuestros tiempos. En medio de esta revolución social, política y musical fue despareciendo “el velo”, aquella otrora indispensable prenda de la mujer cristiana desapareció de pronto por primera vez de la faz de la tierra.
Defensores de este “logro” femenino impulsado por su siempre anhelada igualdad con el varón pero que en otros tiempos hubiese sido sinónimo de franca rebeldía y reto abierto al culto racional de la mujer cristiana en todas las centurias previas a esta “revolución”, fue de algún modo solapado por la pasividad de un varón cristiano cada vez mas tolerante, menos varonil y en un ambiente abrumadoramente permisivo. La Palabra fue hecha en muchos grupos a un lado para dar paso a la moda, la conveniencia y finalmente a la nueva costumbre del mundo: no usar nunca más velo.
¿”Para que he de usar velo”? parecía ser la consigna de toda una generación que se reveló contra Dios y enseño con este mal ejemplo a sus hijas a prescindir de él.
Pero ¿Qué representa el velo? ¿Por qué Pablo habla de la necesidad de llevar velo?
Lo primero que debe comprender toda mujer cristiana es que el cristianismo no se adapta a la moda, al mundo o a las costumbres de cada lugar, mas bien el cristianismo cambia al mundo y lo confronta al establecer una línea muy bien marcada entre lo que es bueno y malo, entre lo que escoge el hombre y lo que quiere Dios y el empleo del velo no es la excepción.
El velo es una prenda poco llamativa, que cubre muy poco del cuerpo de la mujer y que pesa no mas de 10 gramos, pero que por algún motivo la mujer cristiana no esta dispuesta a cargarlo.
El Señor es claro cuando nos dice que en Cristo Jesús Su yugo es fácil y ligera Su carga, pero que difícil es para una mujer cristiana cargar 10 gramos unos cuantos minutos de su vida. No lo pueden cargar, no lo pueden soportar, es mucho peso y mucho trabajo para ellas, así es que mejor que obedecer, prefieren hablar, ejecutar, discurrir, opinar de todo, aconsejar a todos, meterse en todo, pero no levantar un dedo en la sujeción a la Palabra de Dios y eso es precisamente lo que Pablo nos explica cuando leemos con mas atención a que se refiere exactamente con el uso del velo en las congregaciones.
En el AT se puede leer que en el Tempo, había dos velos, uno de ellos separaba al lugar santo del lugar santísimo y el otro a la entrada del Tempo. Es importante para fines de esta enseñanza recordar que había dos velos, no uno.
En el NT el Señor nos enseña a través de las escrituras que ahora en esta nueva dispensación, nosotros somos el templo del Espíritu Santo.
Es conveniente recordar además que en AT el sacerdote de la tribu de Leví debía hacer dos cosas como parte de su muestra de santidad delante de Dios: 1) dejar parte de su cabello y barba crecer y 2) cubrir su cabeza. Pero al venir el sacerdocio de nuestro Señor Jesucristo y cambiar aquel sacerdocio aarónico por un nuevo sacerdocio conforme el orden de Melquisedec al varón le son concedidas en esta nueva dispensación dos cosas como modo de decoro y como señal de su sacerdocio 1) cortar su cabello y 2) descubrir su cabeza.
Y a la mujer también le son concedidas al igual que al varón dos cosas que debe usar cuando ora como señal de su santidad y decoro y aun por causa de los ángeles quienes son testigos de ésta oración: 1) llevar el pelo largo y 2) cubrirse con un velo.
Podemos ver que no es una sola cosa ni en el caso del Tempo, ni en el caso del varón y tampoco en el caso de la mujer. Pero la mujer moderna, suprimió una de estas cosas y a veces las dos aun cuando ora ¿Por qué?
La pregunta es ¿Por qué para algunos el orden o la sujeción les parece insufrible? ¿Será acaso porque el orden no está en los planes de Dios para la iglesia o más bien que algunos prefieren desentenderse de esto? ¿podemos entender cabalmente que el orden, la libertad, la sujeción, el decoro, la prudencia, la amabilidad son parte de nuestro culto racional? ¿Qué debemos identificar no solo nuestro Sbjeto de Culto que es Dios, pero tambien los objetos de culto que implican todo aquello con lo que oramos, adoramos o nos acercamos a Dios? ¿y porqué señala la escritura puntualmente que el anticristo se opone a todo cuanto es objeto de culto?
Las ilustraciones y los ejemplos de la sujeción a Dios son muchos en la Biblia, pero quizás los ejemplos de sujeción de unos con los otros, los hallamos pasado por alto algunas veces. Uno de los ejemplos que personalmente me ha cautivado es el de la fe del centurión. Esta fe, “no he hallado aun en Israel tanta fe” dicho en las palabras de nuestro Señor Jesucristo. Y es que lo del centurión no era una fe ciega, sino nacida de la firme convicción de que bastaba tan solo una apalabra del Mesías para que la sanidad del siervo de aquel soldado romano se hiciera una realidad. No necesitó ver nada, no necesitó que Jesús se acercara a nadie, por eso sin titubear le dijo a Jesús, “di la palabra” y esto le bastó al centurión para dar por hecho que las cosas serían hechas del modo que Jesús lo dijera.
El centurión no era judío, no conocía quien era el Mesías, no sabía quien era el Dios de Israel, no conocía tampoco las escrituras, no sabía quienes eran los cristianos pero sabia perfectamente lo que era ser y estar bajo autoridad, por esto es que él mismo explica a Jesús que él como centurión es un hombre con autoridad y sabe que Jesús tiene autoridad para hacer sin necesidad siquiera que se mueva de su lugar, sino que una sola palabra bastaría para sanar al criado, por tanto le bastaba la autoridad de Jesús y creerle a El y esto es un acto de fe.
De esta historia se desprenden muchas enseñanzas, entro otras, que el centurión era una persona disciplinada y sujeta a una autoridad (sea la autoridad de Jesús, la de los discípulos de Jesús o la de César) sin la menor chispa de duda, pues él mismo conocía lo que es una línea de autoridad: él dice y sus soldados van y hacen, a su vez a él le ordenan y el va y hace, pues así como él mismo tiene autoridad, a su vez él mismo esta bajo la autoridad de César. El centurión sabía muy bien lo que es la sujeción, el orden, la disciplina, la obediencia, etc, pues se trata de un soldado del ejército mas ordenado de su tiempo,
Una persona sujeta a la autoridad, en suma, no tiene ningún conflicto en entender que lo que Jesús dice se hace y punto, pues por extraño que parezca tiene que ver con un asunto: la fe. Se requiere fe para entender la autoridad, fe para estar bajo autoridad y fe para aceptar la autoridad, el Señor Jesús ve en este hombre una fe que no había sido vista en Israel. El centurión comprende que así como él tiene la autoridad militar para sofocar una revuelta o vencer a un enemigo, el Señor Jesús tiene autoridad espiritual para sanar.
Podemos afirmar que un hombre obediente tiene autoridad y un hombre con autoridad al mismo tiempo es obediente, del mismo modo que un hombre “fiel en lo poco” será “fiel en lo mucho” y viceversa, o un hombre honrado será honrado siendo pobre o siendo rico, eso no es problema para alguien así, se es o no se es. A esto se le llama ser congruente. El problema surge cuando alguien desobediente toma “la autoridad” o es sujeto de esta autoridad, no le que da mas remedio que hacer caso omiso de ella, escabullirse o salirse con la suya en el mejor de los casos y en otros incluso retar, cuestionar o sancionar incluso a la autoridad.
Algunos cristianos creen que el sujetarse a Dios les basta para escabullirse de la autoridad que por Dios ha sido puesta y esto no es cristianismo, es anarquismo. En su discurso quienes obran de este modo alegan que solo Dios tiene la autoridad, que no es necesario dar cuentas a nadie mas que a Dios, así las cosas un desobediente argumentará cosas que van desde lo mas “lógico” hasta lo mas absurdo como pensar que los ministerios en la iglesia son cosa del hombre y no de Dios, esto es, creen en Dios, pero no le creen al Dios que estableció mandamientos muy claros para Su iglesia, pero volvemos al mismo punto ¿cómo puede alguien creer que es parte del ejercito de Dios si no respeta en nada o si acaso sólo parcialmente lo establecido para los ciudadanos del reino de Dios en la iglesia que es la casa de Dios?, esto sería totalmente incongruente., pero aunque parezca absurdo se escabullen muchos del mejor modo: pretendiendo que es en aras de la libertad unos, otros porque creen que están inspirados para hacer aquello, otros mas con el pretexto de “trabajar para el Señor”, lo cierto es que los une la misma idea: hacerlo por su cuenta. A estos hermanos tan preciosos, tan voluntariosos, tan trabajadores, tan entusiastas les falta algo que es prácticamente imposible para ellos, me refiero al ponerse de acuerdo.
Pero ¿caminarán dos sobre la tierra sin que se pusieren de acuerdo? ¿Por qué razón bendice Dios cuando dos se ponen de acuerdo? ¿Por qué razón envía Jesús a sus discípulos de dos en dos? ¿Por qué contempla a Su iglesia que es santa, como una unidad en donde al menos estén dos reunidos en Su Nombre y El en medio de nosotros?
Las razones deben ser muchas, pero una de ellas, es que Dios nos contempla como un pueblo, en unidad, en un mismo sentir, en coinonía, armonía, edificándonos mutuamente, es decir, como una colectividad, o mejor aun como un cuerpo unido por las coyunturas no habiendo desavenencias en el cuerpo que es la iglesia y una forma de preservarnos de estas desavenencias tan comunes entre los hombres es el mantener la unidad y el orden.
Un saludo