¿de quien depende la salvacion?

16 Mayo 2002
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LEANLO, Y PIENSEN CON EL CORAZON EN LA MANO A LA LUZ DE LAS ESCRITURAS, SI DEPENDE DE NOSOTROS LA SALVACION, O LLEGAR A LA VERDAD:"DIOS NOS LA DA POR SU SOBERANA VOLUNTAD"

ESPERO SUS COMENTARIOS BASADOS EN LAS ESCRITURAS.

POR FAVOR TENGAN EL TIEMPO DE LEERLO, ES UNA MAGNIFICA EXPOSICION DE LA PALABRA DE DIOS....


Un sermón predicado el 7 de Marzo de 1858, Por C.H. Spurgeon, En la Cámara de Música, Royal Surrey Gardens, Inglaterra

LA INCAPACIDAD HUMANA

"Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere" (Juan 6:44).


"Venir a Cristo" es una frase muy común en la Sagrada Escritura, y se usa para expresar aquellas acciones del alma por las que, abandonando totalmente nuestra propia justicia y pecados, corremos hacia el Señor Jesucristo para recibir su justicia, como nuestra cubierta, y su sangre como nuestra expiación. El venir a Cristo, pues, entraña el arrepentimiento, la negación de uno mismo y la fe en Él; y compendia todas aquellas cosas que son el necesario acompañamiento de estas extraordinarias condiciones del corazón, tales como la creencia en la verdad, la diligencia en la oración a Dios, la sumisión del alma a los preceptos de su Evangelio, y todo aquello que concurre en la salvación del pecador. Aquel que no venga a Cristo, haga lo que haga y crea lo que crea, está aún en "hiel de amargura y en prisión de maldad". El venir a Cristo es el primer efecto de la regeneración. Tan pronto como el alma es vivificada descubre su condición perdida, se horroriza ante su estado, busca refugio, y creyendo encontrarlo en Cristo, corre presurosa para hallar en Él su reposo. Donde no hay ese venir a Cristo, ciertamente tampoco ha habido nueva vida; y donde no hay nueva vida, el alma está muerta en delitos y pecados, y como está muerta no puede entrar en el reino de los cielos. Tenemos ante nosotros una declaración muy sorprendente que muchos catalogan de molesta. Nuestro texto dice que el venir a Cristo es algo completamente imposible para el hombre, a menos que el Padre le trajere; bien que hay quienes afirman que ello es lo más fácil del mundo. Así pues, será nuestro cometido el extendernos sobre esta declaración. No dudamos que siempre será ofensiva para la naturaleza carnal, pero sabemos, no obstante, que esta ofensa a la naturaleza humana ha sido muchas veces el primer paso para traerla humillada a los pies del Señor. Y si éste es el resultado, no pensemos en la ofensa y gocémonos en las gloriosas consecuencias.
Esta mañana trataré antes que nada de hacer resaltar en qué consiste la incapacidad del hombre. En segundo lugar, cuáles son las formas empleadas por el Padre para traernos a Cristo, y cómo las utiliza sobre el alma. Y finalmente concluiré considerando el dulce consuelo que mana de este texto aparentemente tan árido y terrible.
1. Primeramente, pues, LA INCAPACIDAD DEL HOMBRE. El texto dice: "Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere". ¿Dónde radica esta incapacidad? No en defecto físico alguno. Si para venir a Cristo fuese necesario mover nuestro cuerpo o caminar con nuestros pies, ciertamente el hombre tendría poder físico para venir a El en ese sentido. Recuerdo haber oído decir a un necio antinomiano que el no creía que ningún hombre tuviese poder para ir a la casa de Dios a menos que el Padre le trajere. Aquello era una solemne tontería, porque pudo haber reparado que, mientras el hombre tiene vida y piernas, es tan fácil para él ir a la casa de Dios como a la de Satanás. Si el venir a Cristo es el pronunciar una oración, el hombre no tiene defecto físico alguno sobre este articular, si no es mudo, y puede decirla tan fácilmente como proferir la más horrenda blasfemia; lo mismo puede cantar uno de los himnos de Sión, que la más profana y obscena canción. No existe falta de poder físico para venir a Cristo. Todo cuanto es necesario referente a la capacidad corporal, el hombre, en verdad lo tiene; y si la salvación consistiese en esto, estaría total y completamente a su alcance sin ayuda alguna del Espíritu de Dios. La incapacidad no reside tampoco en alguna deficiencia mental. Yo puedo creer que la Biblia es la verdad tan fácilmente como que lo es cualquier otro libro. Considerando el creer en Cristo como un mero acto mental, yo puedo creer en Él tanto como en cualquier otro. Admitiendo que su declaración sea verdad es infundado que se me diga que no puedo creerla. Puedo admitir como cierto lo que Cristo dice tanto como las manifestaciones de cualquier otra persona. No hay ninguna deficiencia de capacidad en la mente: el hombre puede apreciar como un mero hecho intelectual la culpa del pecado tanto como la responsabilidad de un asesinato. Yo encuentro tan posible ejercitar la idea mental de buscar a Dios, como ejercitar el pensamiento de la ambición. Si el poder y la fuerza de la mente, considerados como simples factores intelectuales, fuesen necesarios para la salvación, yo poseo cuanto de ese poder y de esa fuerza pudiera necesitar. Es más, creo que no hay ningún hombre tan ignorante que presente su deficiencia mental como excusa para rechazar el Evangelio. El defecto, pues, no reside en el cuerpo o en lo que, hablando teológicamente, nosotros llamamos la mente. No hay deficiencia o insuficiencia en ella, si bien la inutilidad de la mente, su corrupción y ruina, es, después de todo, la misma esencia de la incapacidad humana.
Permitidme que os muestre donde reside realmente la incapacidad del hombre: en lo más profundo de su naturaleza. Por la caída y por nuestro propio pecado, la naturaleza humana ha quedado tan degradada, depravada y corrompida, que para el hombre es imposible venir a Cristo sin el auxilio del Espíritu Santo de Dios. Para ilustraros en qué forma la naturaleza humana ha imposibilitado al hombre para ir a Cristo, os hablaré por medio de una figura. Contemplad una oveja: ¡con que fruición come la hierba! Nunca la habréis visto suspirar por la carroña. No podría alimentarse de lo que come el león. Ahora traedme un lobo; preguntadme si puede comer hierba o ser tan dócil y manso como un cordero. Yo os responderé que no, porque su naturaleza es contraria a ello. "Bien", me decís, "pero si tiene orejas y patas, ¿no podría oír la voz del pastor y seguirle dondequiera que le lleve?" Claro que podría; no hay ninguna causa física por la que no pueda hacerlo, pero su naturaleza se lo impide y por lo tanto no puede. ¿No podría ser domesticado y hacerse desaparecer su ferocidad? Probablemente fuera dominado de forma que aparentara ser manso, pero siempre existiría una marcada distinción entre él y la oveja por lo dispar de sus naturalezas. Así pues, la razón por la que el hombre no puede venir a Cristo no es porque haya incapacidad en su mente o cuerpo, sino porque su naturaleza está tan corrompida que no tiene ni el querer ni el poder para venir, a menos que sea traído por el Espíritu Pero os daré otra ilustración mucho más clara. Tenemos a una madre con su bebé en los brazos. Poned un cuchillo en sus manos y pedidle que lo clave en el corazón de la criatura. Verdaderamente os dirá que no puede. Por lo que se refiere al poder físico, sí que podría hacerlo si quisiera: tiene el cuchillo y tiene el niño. El pequeño no puede defenderse y ella posee suficiente vigor en su brazo para clavar el puñal en su corazón. Pero está en lo cierto cuando dice que no puede hacerlo. Ella puede pensar en matar a su hijo como un simple acto de la mente, y aun así dice que le es imposible pensar tal cosa; y no dice mentira cuándo así habla, porque su naturaleza de madre no le permite hacer algo ante lo cual toda su alma se rebela. Por el hecho de ser la madre de aquel niño, siente que no puede matarlo. Igual ocurre con el pecador. El venir a Cristo es tan odioso a la naturaleza humana que, aunque en lo que respecta a fuerzas mentales y físicas (y éstas no tienen sino una muy pequeña acción en la salvación), los hombres podrían venir si quieran, es estrictamente correcto decir que ni pueden ni quisieren, a menos que el Padre que envió a Cristo les traiga. Profundicemos un poco más en este aspecto de la cuestión, y tratemos de descubrir en qué consiste esta incapacidad humana en sus más minuciosos detalles.
1. Primeramente, en la rebeldía de la humanidad del hombre. "¡Oh!", dice el arminiano, "los hombres pueden salvarse si quieren." Mi querido amigo, todos nosotros estamos de acuerdo con eso; pero es precisamente en si quieren donde está la dificultad. Afirmamos que nadie quiere venir a Cristo, a menos que sea traído; o lo que es más, no somos nosotros los que hacemos tal aseveración, sino el mismo Cristo cuando dice: "Y no queréis venir a mí para que tengáis vida"; y mientras este no queréis venir esté escrito en la Santa Escritura, no nos sentiremos inclinados a creer en doctrina alguna que nos hable de la libertad de la voluntad humana. Es extraño como la gente, cuando habla del libre albedrío, toca un tema del que no tiene ni idea. "Yo creo", dice uno, "que los hombres podrían salvarse si quisieran." No, querido amigo, no es ésta la cuestión ni mucho menos. El problema es silos hombres están bien dispuestos, por naturaleza, a aceptar las humillantes condiciones del Evangelio de Cristo. Nosotros declaramos, con la autoridad de la Escritura, que la voluntad humana está tan irremisiblemente maleada, tan depravada, tan inclinada a todo lo malo, y tan opuesta a todo lo bueno, que sin la poderosa, sobrenatural e irresistible influencia del Espíritu Santo, ningún ser humano querrá jamás ser constreñido a ir a Cristo. Tú dices, querido amigo, que algunas veces las personas van a Dios sin la ayuda del Espíritu Santo. ¿Te has encontrado nunca con alguna que fuera? De docenas y centenares, y aun miles de cristianos de diferentes opiniones con los que he conversado, jóvenes y viejos, jamás tuve la suerte de tropezarme con uno que pudiera afirmar haber venido a Cristo por sí mismo, sin haber sido traído. La confesión universal de todo creyente verdadero es ésta: "Yo sé que si Jesucristo no me hubiera buscado cuando yo era un errante peregrino alejado del redil de Dios, ahora estaría lejos, muy lejos de Él, y amando cada vez más esa distancia". Todos los creyentes afirman a una la verdad de que los hombres no vendrán a Cristo a menos que el Padre que le envió les trajere.
2. No solamente es la obstinación de la voluntad, sino también el oscurecimiento de la inteligencia. De esto tenemos abundantes pruebas en la Escritura. No estoy haciendo meras afirmaciones, sino declarando doctrinas que son enseñadas autoritariamente en las Santas Escrituras y grabadas en la conciencia de cada cristiano; en ellas se nos enseña que el entendimiento del hombre está tan entenebrecido que, a menos que reciba la luz, no podrá comprender de ninguna manera las cosas de Dios. El hombre es ciego por naturaleza. La cruz de Cristo, tan llena de glorias y de esplendorosos atractivos, nunca atrae al pecador, porque es ciego y no puede ver sus bellezas. Habladle de las maravillas de la creación, mostradle el arco multicolor que cruza los cielos, enseñadle la grandeza de un paisaje, y verá todo esto; pero habladle de las maravillas del pacto de la gracia, habladle de la seguridad del creyente en Cristo, contadle las perfecciones de la persona del Redentor, y será completamente sordo a todas vuestras descripciones; seríais, en verdad, como uno que tocara una bella melodía, pero él no prestaría atención porque es sordo y no puede oírla, ni comprenderla. O como nos dice la Escritura: "El hombre animal no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura, y no las puede entender, porque se han de examinar espiritualmente"; y puesto que es hombre natural, no está en él el poder de discernir las cosas que son de Dios. Alguno dice: "Yo creo que he llegado a un grado bastante elevado de discernimiento en asuntos teológicos, y no encuentro dificultad en entender casi todos sus puntos". Cierto; puedes haber llegado, pero sólo en la letra; porque el espíritu de ella, lo verdaderamente asimilable para el alma, y una comprensión real es completamente imposible que lo hayas logrado a menos que hayas sido traído por el Espíritu. La mente carnal no puede percibir las cosas espirituales, y a menos que hayas sido regenerado y hecho criatura espiritual en Cristo Jesús, entre tanto que esta Escritura sea verdad debes admitir como cierto que tú no las has percibido. La voluntad, pues, y el entendimiento son dos grandes puertas tapiadas hasta el dintel por las que no podemos salir para ir a Cristo; y mientras no sean abiertas por la dulce influencia del Espíritu Santo, permanecerán cerradas para todo lo que sea ir a Cristo.
3. Consideraremos ahora esta incapacidad en los afectos, que constituyen una gran parte del individuo y que están también depravados. El hombre, tal como es antes de recibir la gracia de Dios, ama todas y cada una de las cosas más que lo espiritual. Si queréis comprobarlo, mirad a vuestro alrededor. No es necesario que busquéis la depravación de los afectos humanos en un lugar particular. Dirigid vuestra mirada a cualquier sitio; no hay calle, ni casa, ni, lo que es peor; corazón, que no pueda mostrar la triste evidencia de esta terrible verdad. ¿por qué los hombres no están universalmente reunidos en la casa de Dios el domingo?, ¿por qué no leemos más asiduamente nuestras Biblias?, ¿por qué la oración es descuidada casi generalmente?, ¿cuál es la causa de que Jesucristo sea tan poco amado?, ¿por qué los que profesan ser sus seguidores sienten tan poco afecto hacia Él?, ¿de dónde proceden estas cosas? Es bien cierto, amados hermanos, que no podemos atribuirlas a ninguna otra fuente que no sea la corrupción e invalidación de los afectos. Amamos lo que debiéramos odiar y odiamos lo que debiéramos amar. No se debe a otra cosa que a la naturaleza caída el que amemos más esta vida que la venidera. No es sino por el efecto de la caída que amamos más al pecado que la justicia, y los caminos de este mundo más que los de Dios. Y, lo repetimos de nuevo, mientras estos afectos no sean renovados y convertidos en corriente de agua viva por la misericordiosa influencia del Padre, nadie podrá amar al Señor Jesucristo.
4. Hablemos ahora sobre la conciencia, también subyugada por la caída. Creo que no hay mayor error entre los teólogos que el que cometen cuando enseñan a la gente que la conciencia es el vicario de Dios en el alma, y uno de los poderes que conservan su primitiva dignidad alzándose entre sus caídos compañeros. Hermanos míos, cuando el hombre cayó en el Edén, toda la humanidad fue derribada. No quedó en pie ni un solo pilar del templo humano. Es cierto, la conciencia no fue destruida. No fue hecha añicos; cayó en una pieza, y allí quedó tendida como el más poderoso vestigio de lo que fuera obra perfecta de Dios en el hombre. Pero de que la conciencia cayó, estoy plenamente seguro. Contemplad la humanidad. ¿Quién de entre los hombres tiene "una buena conciencia delante de Dios", sino el que es regenerado? ¿Imagináis que los hombres podrían vivir cometiendo cada día esos actos que son tan contrarios a la justicia como las tinieblas a la luz, si sus conciencias les gritaran continuamente de forma clara y potente? No, amados, la conciencia me dice que soy un pecador; pero no puede hacérmelo sentir. La conciencia puede decirme que tal o cual cosa es mala, pero ni ella misma sabe hasta que punto puede ser mala. ¿Ha advertido la conciencia alguna vez al hombre que sus pecados merecían la condenación, si no ha sido por la iluminación del Espíritu Santo? Y silo ha hecho, ¿le llevó a sentir aborrecimiento del pecado como tal? O dicho más claramente: ¿llevó la conciencia alguna vez a alguien a la renuncia de sí mismo, de forma que se detestase a él y a todas sus obras y se entregase a Cristo? No, aunque la conciencia no está muerta, esta arruinada, su poder ha sido dañado, ya no tiene aquella agudeza de vista, aquella mano poderosa, ni aquella voz de trueno que tuvo antes de la caída, sino que ha dejado en gran manera de ejercer su supremacía en la ciudad de Alma humana. Así pues, amados, por esta misma razón de que la conciencia está depravada, es de todo punto necesario que el Espíritu Santo intervenga para mostrarnos la necesidad de un Salvador y llevarnos al Señor Jesucristo.
"Entonces", dirá alguno, "por lo que ha dicho hasta ahora, me parece entender que usted considera que la razón por la que los hombres no vienen a Cristo es la de no querer en vez de la de no poder." Cierto, más que cierto. Yo creo que la razón más poderosa de la incapacidad humana reside en la rebeldía de su voluntad. Una vez superado esto, creo que esta quitada la piedra del sepulcro, y la parte más difícil de la batalla está ya ganada. Pero permitidme que vaya un poco más lejos. El texto no dice: "Ninguno quiere venir", sino: "Ninguno puede venir". Ahora bien, muchos intérpretes creen que la palabra puede no es sino una expresión enfática que no expresa más que el significado de querer. Estoy firmemente seguro que esta interpretación no es correcta. En el hombre no hallamos solamente oposición a ser salvado, sino también impotencia espiritual para venir a Cristo. Y esto se lo demostraré al menos a los cristianos. Amados, os hablo a vosotros que habéis sido ya vivificados por la gracia divina: ¿No os enseña vuestra experiencia que hay veces que queréis servir a Dios y no tenéis el poder para hacerlo?; ¿no ha habido ocasiones en las que os habéis visto obligados a decir que quisierais creer y habéis tenido que orar: "Señor, ayuda mi incredulidad"? Porque aunque habéis recibido suficiente testimonio de Dios, vuestra naturaleza carnal era demasiado poderosa para vuestras fuerzas, y sentisteis la necesidad de ayuda sobrenatural. ¿Sois capaces de entrar en vuestra habitación a cualquier hora que queráis y caer sobre vuestras rodillas diciendo: "Quiero ser diligente en la oración para estar cerca de Dios"? ¿Encontráis vuestro poder parejo con vuestro querer? Podréis decir aun delante del mismo tribunal de Dios que sois sinceros en vuestra buena voluntad. Anheláis absorberos en vuestra devoción, y es vuestro deseo que vuestra alma no se aparte de una perfecta contemplación del Señor Jesucristo; pero veis que, aun cuando estáis dispuestos, no podéis hacerlo sin la ayuda del Espíritu. Ahora bien, silos reavivados hijos de Dios encuentran esta incapacidad espiritual, ¿cuánto más no la encontrará el pecador que está muerto en delitos y pecados? Si aun el cristiano maduro, después de treinta o cuarenta años, se encuentra dispuesto pero sin poder, si tal es su experiencia, ¿no parecerá más lógico que el pobre pecador que todavía no ha creído necesite el poder tanto como el querer?
Pero aun hay otro argumento. Si el pecador tiene poder para venir a Cristo, me gustaría saber cómo vamos a interpretar las continuas descripciones que se nos hacen en la santa Palabra de Dios sobre la situación del inconverso. Se nos dice que el que no ha sido regenerado está muerto en delitos y pecados. ¿Afirmaréis que la muerte implica solamente la ausencia de la voluntad? Podéis estar seguros de que un cadáver es tan impotente como reacio. Pero, por otra parte ¿es que no ve la gente que existe una clara distinción entre querer y poder? ¿No podría ser vivificado ese cadáver lo suficiente como para tener un deseo, y a pesar de eso seguir tan impotente que no moviera ni siquiera un pie o una mano?; ¿es que no hemos presenciado casos de personas que han sido lo bastante reanimadas como para dar señales de vida, y no obstante han estado tan casi muertas que no han podido hacer el más ligero movimiento?; ¿no existe una clara diferencia entre la manifestación del querer y la manifestación del poder? Sin embargo, es totalmente cierto que la voluntad precede al poder. Haced a un hombre diligente y será hecho poderoso, porque, cuando Dios da la voluntad, no atormenta a la persona haciéndola desear algo que no puede efectuar; empero, El hace tal separación entre la voluntad y la capacidad, que ambas cosas se echan de ver claramente como dones completamente distintos del Señor nuestro Dios.
Aun tenemos otra pregunta que hacer: Si todo cuanto el hombre necesita que le sea dado es el querer, ¿no queda con ello degradado el Espíritu Santo? Si solemos dar toda la gloria a Dios Espíritu Santo por la salvación obrada en nosotros, pero al mismo tiempo afirmamos que todo cuanto necesitamos de El es el querer para obrar estas cosas por nosotros mismos, ¿no nos hacemos participantes de su gloria? Y siendo así, podríamos decir osadamente: "Es cierto que el Espíritu me infundió la voluntad para hacer estas cosas, pero fui yo quien la ejerció por sí mismo, y por lo tanto puedo gloriarme; y no arrojaré mi corona a sus pies, porque he sido yo quien las ha obrado sin ninguna ayuda de lo alto; mía es, yo la he ganado y nadie me la usurpará". Mientras en la Escritura se diga que es siempre la persona del Espíritu Santo la que obra en nosotros el querer y el hacer por su buena voluntad, mantendremos como legitima inferencia que su obra consiste en algo más que otorgarnos el querer; y que por lo tanto, el Pecador; no SÓlO precisa la voluntad, sino que también necesita el poder, ya que carece verdadera y totalmente de él.
Ahora, antes de abandonar esta consideración, permitidme que me dirija a vosotros un momento. Frecuentemente se me acusa de predicar doctrinas que pueden hacer mucho daño. Pues bien, no voy a negar tal acusación, porque no me preocupa mucho el responderla. Aquí presentes están mis testigos que probarán que, efectivamente, cuanto he predicado ha hecho gran daño, pero no a la moralidad o a la iglesia de Dios, sino a Satanás y su causa. Esta mañana no son uno ni dos los que se gozan de haber sido traídos a Dios, sino centenares; de ser profanos quebrantadores del domingo, borrachos o personas mundanas, han sido llamados a conocer y amar al Señor Jesucristo; y si esto es hacer daño, quiera Dios en su infinita misericordia maltratarnos de esta manera miles y miles de veces más. Pero hay más aún: ¿Qué verdad no herirá al que haga mal uso de ella? Los que predicáis la redención general gustáis de proclamar la gran verdad de la misericordia de Dios hasta el último momento de la vida. Pero, ¿cómo osáis predicar eso? Muchas personas se infieren daño al posponer el día de la gracia creyendo que la última hora es tan buena como la primera. Si hubiésemos de predicar solamente aquello que el hombre no pudiera denigrar ni utilizar malamente, deberíamos sujetar nuestra lengua para siempre. También hay quien dice: "Así pues, si yo no puedo salvarme por mi mismo, si yo no puedo ir a Cristo, no me preocuparé en absoluto ni intentaré hacer nada". Los que así hablan con pleno conocimiento, están firmando su sentencia. Muchas veces hemos dicho con toda claridad que hay muchas cosas que vosotros podéis hacer. El venir a la casa de Dios está en vuestra mano; el estudiar su Palabra con diligencia está a vuestro alcance; el renunciar a vuestra carnalidad, el abandonar los vicios a los cuales os entregáis, el vivir una vida honrada, sobria y virtuosa, está en vuestro poder. Para ello no necesitáis ninguna ayuda del Espíritu Santo, pues todo esto lo podéis hacer por vosotros mismos; pero el venir a Cristo, ciertamente, no está en vuestra capacidad si antes no habéis sido renovados por el Espíritu Santo. Y no olvidéis que vuestra falta de poder no os excusa, dado que no queréis venir y que vivís en continua y voluntaria rebelión contra Dios. Vuestra falta de poder radica principalmente en la obstinación de la naturaleza. Imaginaos que una persona mentirosa se lamentara de no poder hablar verdad a causa del tiempo que lleva sumida en la mentira, y dijera que le es imposible dejar su vicio; ¿podría esto excusaría? Si un hombre que ha estado entregado a sus pasiones por mucho tiempo os dijera que se siente aprisionado por ellas como por una red de hierro, y que no puede deshacerse de sus deseos, ¿aceptaríais esta razón como una excusa? Sinceramente no hay justificación alguna. Si un vicioso de la bebida llegase a estar tan suciamente alcoholizado que le fuera imposible pasar por delante de una taberna sin entrar en ella, ¿le disculparíais por ello? No; porque su incapacidad para reformarse reside en su misma naturaleza, que no siente el deseo de refrenar o superar. El efecto y la causa, al proceder ambos de la misma raíz de pecado, no pueden excusarse el uno al otro. ¿Cuál es la causa de que el etíope no pueda mudar su piel, ni el leopardo sus manchas? Es por el hecho de haber aprendido a hacer el mal, por 10 que ahora no podéis hacer el bien; y por lo tanto, en lugar de no preocuparos y tratar de excusaros a vosotros mismos, deberíais espantaros e inquietaros por ello. Recordad que el permanecer sin hacer nada es estar condenados para toda la eternidad. ¡Quiera el Espíritu Santo de Dios hacer uso de esta verdad en un sentido muy diferente! Confío en que antes de terminar seré capacitado para mostraros cómo esta verdad, que aparentemente condena a los hombres y les cierra la puerta, es, después de todo, la gran verdad que ha sido bendecida para la conversión de muchos.
II. Nuestro segundo punto es LAS FORMAS DE TRAER DEL PADRE. "Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere." ¿cómo, pues, trae el Padre a los hombres? Los teólogos arminianos enseñan, generalmente, que Dios trae a los hombres por medio de la predicación del Evangelio. Muy cierto; la predicación del Evangelio es el instrumento para traer a los hombres, pero debe haber algo más. ¿A quién dirigió Cristo las palabras de nuestro texto? Al pueblo de Capernaum, donde El había predicado con frecuencia, donde había anunciado con tristeza y dolor las maldiciones de la Ley y las invitaciones del Evangelio. En aquella ciudad había hecho grandes señales y obrado muchos milagros. En efecto, tales enseñanzas y testimonios milagrosos les fueron mostrados a ellos, que Él declaró que Tiro y Sidón tiempo ha que sentadas en silicio y ceniza se habrían arrepentido, si hubiesen sido bendecidas con tales privilegios. Así pues, si la predicación del mismo Cristo no bastó para traer aquellos hombres a Él, es imposible creer que el Padre intentará traerles simple y totalmente por medio de la predicación. No, hermanos; debéis notar que Él no dice que ninguno puede venir si el ministro no le trajere, sino si el Padre no le trajere. Desde luego, existe tal cosa como ser traído por el Evangelio y ser traído por el ministro sin haberlo sido por Dios. Pero ciertamente es una atracción divina la que se quiere indicar con esto; ser traído por el Altísimo Dios -la Primera Persona de la Santísima Trinidad enviando a la Tercera, el Espíritu Santo, para inducir a los hombres a venir a Cristo-. Hay otros que cambian de postura y dicen burlonamente: "Entonces, ¿cree usted que Cristo arrastra a los hombres hacia Él a pesar de que no quieran?" Recuerdo haberme encontrado una vez con uno que me dijo: "Señor; usted predica que Cristo coge a la gente por los cabellos y la fuerza a ir a El". Cuando le dije que le agradecería me dijera la fecha del sermón en el que oyó tan extraordinaria doctrina, no la recordaba. Pero yo le dije que Cristo no traía a la gente cogida por los cabellos de la cabeza, sino que la arrastraba agarrada por el corazón tan poderosamente como podría sugerir el ejemplo que él mismo me había puesto. Notad que en el traer del Padre no hay compulsión de ninguna clase; Cristo nunca constriñó a nadie a venir en contra de su voluntad. Si un hombre no estuviera dispuesto a ser salvado, Cristo no lo salvaría en contra de su deseo. ¿Cómo le trae, pues, el Espíritu Santo? Haciéndole dispuesto. El Espíritu no se vale de la "persuasión moral", sino que emplea un método mucho más certero para tocar el corazón. Se introduce en lo más profundo y secreto del alma y, Él sabrá cómo, por alguna misteriosa operación vuelve el sentir de la voluntad en la dirección contraria, de manera que, como Ralph Erskine dice paradójicamente, el hombre es salvado "con pleno asentimiento en contra de su voluntad"; es decir, en contra de su vieja voluntad. Pero es salvado con pleno asentimiento, porque ha sido hecho deseoso en el día del poder de Dios. No penséis que nadie vaya a ir al cielo pateando todo el camino y forcejeando contra la mano que le lleve. No imaginéis que nadie vaya a ser lavado en la sangre del Salvador en tanto que este tratando de apartarse de su lado. Oh, no. Es completamente cierto que, al principio, todo hombre se opone a ser salvo. Cuando el Espíritu Santo deja sentir su influencia en el corazón, se cumple la Escritura: "Llévame en pos de ti, correremos Proseguimos tras Él en tanto nos lleva, contentos de obedecer la voz que una vez despreciamos. Pero el quid de la cuestión está en el cambio de la voluntad. Cómo ocurre esto, ninguna carne lo sabe; es uno de esos grandes misterios que son claramente percibidos por sus resultados, pero cuya causa ninguna lengua podría decir, ni ningún corazón adivinar. Sin embargo, por su forma aparente, yo puedo deciros cómo opera el Espíritu Santo. Lo primero que el Espíritu encuentra cuando entra en el corazón del hombre es esto: que la persona está pagada de sí misma; y no hay nada que impida tanto al hombre venir a Cristo como el tener una excelente opinión de sí mismo. Dice el hombre: "Yo no necesito ir a Cristo. Mi justicia es tan buena como cualquiera pudiera desear, y estoy convencido de que puedo entrar en el cielo por mis propios méritos". El Espíritu Santo destapa su corazón, le muestra el repugnante cáncer que está carcomiendo su vida poco a poco, le descubre toda la negrura e inmundicia de aquel vertedero del infierno -el corazón humano-, y entonces el hombre tiembla horrorizado. "Jamás pensé que yo fuera así. ¡Oh!, aquellos pecados que yo consideraba como minucias han elevado sus ramas a gran altura. Lo que yo tenía por colina, se ha convertido en montaña; lo que antes era mancha sobre la pared, ha llegado a ser ahora como cedro del Líbano." "¡Oh!", dice para sí, "trataré de enmendarme; haré tantas buenas obras que borre todas mis negras acciones." Es entonces cuando llega el Espíritu Santo y le muestra que no puede hacer tal cosa; le despoja de todo su fantasioso poder y fuerza de tal forma que, haciéndole caer en agonía sobre sus rodillas, dama: "¡Oh!, una vez creí poderme salvar por mis buenas obras, pero ahora veo que
"Toda una eternidad llorar podría, Podría en vivo celo desvelarme; Mas esto mi pecado no expiaría. Sólo Tú, mi Señor, debes salvarme".
Entonces el corazón se deshace y el hombre se encuentra al borde de la desesperación. Y dama: "Jamás podré ser salvo. Nada puede salvarme". Pero he aquí que se acerca el Espíritu Santo, muestra al pecador la cruz de Cristo, y ungiendo sus ojos con colirio celestial le dice: "Mira aquella cruz; aquel Hombre murió por salvar a los pecadores; tú sabes que lo eres, É1 murió por ti!" Y hace que el corazón pueda creer y venir a Cristo. Y cuando viene, traído por el dulce influjo del Espíritu, encuentra "la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, la cual guardara su corazón y pensamientos en Cristo Jesús". Ahora pues, podéis percibir que todo esto puede ocurrir sin ninguna compulsión. El hombre es traído tan voluntariamente que parece como si no fuera traído; y viene a Cristo con pleno consentimiento, con tan pleno consentimiento como si ningún influjo secreto hubiese sido ejercido en su corazón. Pero es completamente necesario que esa influencia haya tenido lugar, o de otro modo nunca hubiera habido ni habría nadie que quisiera o pudiera venir al Señor Jesucristo.
III. Y ahora, cuando estamos próximos a terminar, concluiremos nuestro sermón haciendo una aplicación práctica de la doctrina, y confiamos en que sirva para consuelo. "Bien", dirá. alguno, "silo que este hombre predica es verdad, ¿qué voy a hacer con mi religión? Porque, ¿sabe usted?, llevo muchos años esforzándome, y desazona oírle decir que nadie puede salvarse por sí mismo. Yo creo que si, si es que se persevera; y sí he de admitir lo que usted dice, tendré que abandonarlo todo y comenzar de nuevo. Mis queridos amigos, sería algo maravilloso si así lo hicierais. No creáis que yo me alarmaría si tomarais esa decisión. Tened presente que lo que estáis haciendo es edificar vuestra casa sobre la arena, y es una obra de caridad la que os hago al sacudirla un poco. Os aviso en el nombre de Dios que, si vuestra religión no tiene bases más firmes que vuestra propia fuerza y poder, no resistiréis el juicio de Dios. Nada perdurará por toda la eternidad, sino aquello que procede de la eternidad. A menos que el eterno Dios haya hecho su buena obra en vuestros corazones, todos vuestros actos habrán de rendir cuentas en aquel gran día del juicio. Es en vano que seáis asiduos visitantes de iglesias o capillas, guardadores del domingo, y observantes en vuestras oraciones; es inútil que paséis por buenas personas ante vuestros vecinos y que vuestra conversación sea intachable; es en vano que confiéis en estas cosas, si son toda vuestra esperanza de salvación. Continuad, sed tan virtuosos como queráis, guardad perpetuamente el domingo, vivid tan santamente como podáis. Yo no os disuadiré de ello. Dios no lo quiera; creced en buenas obras, pero, por amor a vosotros mismos, no pongáis en ellas vuestra confianza: porque si fiáis en ellas, descubriréis, cuando más las necesitéis, que no os sirven para nada. Y si hay algo más para lo que os hayáis sentido capaces sin el auxilio de la divina gracia, cuanto antes os desembaracéis de la esperanza que ha sido engendrada por ello, tanto mejor para vosotros; porque es vana ilusión el confiar en las obras de la carne. Un cielo espiritual debe ser habitado por hombres espirituales, y la preparación para entrar en él ha de ser obrada por el Espíritu de Dios. "Pero", dice algún otro, "yo he seguido las doctrinas de una religión en la que, por boca de sus ministros, se me ha enseñado que podía arrepentirme y creer cuando quisiera; y he aquí que yo lo he demorado día tras día. Creí que podría hacerlo en cualquier momento, que sólo tendría que decir: Señor, ten misericordia de mí, y creer, y así ser salvo. Usted me ha despojado de toda mi esperanza, y siento que el horror y el espanto se apoderan de mí." A ti te digo también, mi querido amigo: Me alegro de ello. Éste era el efecto que yo esperaba lograr. Y oro para que este sentimiento te sea multiplicado. Cuando desesperas de salvarte a ti mismo, confío en que Dios ha comenzado ya a hacerlo. Me regocijaré cuando te oiga decir: no puedo ir a Cristo. Señor, llévame, ayúdame"; porque si alguien siente el deseo, aunque no tenga el poder, es señal de que la gracia ha comenzado a obrar en su corazón, y Dios no le dejará hasta que su obra sea acabada. Pero no olvides, descuidado pecador, que tu salvación depende de la mano de Dios. ¡Oh!, recuerda que estás completamente en sus manos. Tú has pecado contra Él y, si quiere condenarte, condenado estás. No puedes resistir a su voluntad ni frustrar su propósito. Has merecido su ira, y si Él quiere derramar sobre tu cabeza toda la abundancia de su cólera, tú no puedes hacer nada para evitarlo. Pero si por otra parte decide salvarte, Él es poderoso para hacerlo hasta lo sumo. Tú eres en sus manos lo que una indefensa mariposa seria entre tus dedos. Él es el Dios a quien tú has ofendido cada día. ¿No te hace estremecer el pensamiento de que tu destino eterno está en las manos de Aquel a quien has enojado y enfurecido?, ¿no tiemblan tus rodillas y la sangre se te hiela en las venas? Si así es me gozo en ello, porque esto puede ser el primer efecto de la acción del Espíritu en tu alma. ¡Oh!, tiembla al pensar que el Dios al que tú has encolerizado es el Dios de quien depende completamente tu salvación o condenación. Temblad y "besad al Hijo, porque no se enoje y perezcáis en el camino, cuando se encendiere un poco su furor".
Y he aquí ahora el pensamiento que servirá de consuelo: Muchos de vosotros sois conscientes de estar acercándoos a Cristo esta mañana. ¿No habéis empezado a derramar lágrimas de arrepentimiento? ¿No os encerrasteis a solas en vuestra habitación antes de venir orando en devota preparación para oír la Palabra de Dios? Y durante el culto de esta mañana, ¿no ha clamado vuestro corazón desde lo más profundo: "Señor, sálvame o perezco, porque yo no puedo salvarme a mí mismo"? ¿Y no podríais alzaros ahora de vuestros asientos y cantar:
"Oh, gracia soberana, te rindo el corazón; Cautivo soy, de grado, de mi amado Señor. Yo quiero ser llevado en alas de triunfo A cantar la victoria del Verbo Redentor"?
¿Y no he oído yo mismo que habéis dicho en vuestro corazón: "Jesús, Jesús, toda mi confianza está en ti. Yo sé que ninguna de mis justicias y virtudes puede salvarme; solamente Tú, oh Cristo, puedes hacerlo; pase lo que pase me entrego completamente a ti"? ¡Oh, hermano!; estás siendo traído por el Padre, porque no podrías venir si El no te trajere. ¡Dulce pensamiento! Y si has sido traído, ¿sabes cuál es la maravillosa conclusión? Déjame decírtelo con palabras de la Escritura, y ojalá te sirvan de consuelo: "Jehová se manifestó a mí ya mucho tiempo ha, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te soportaré con misericordia". Si, hermano mío que lloras, puesto que vienes a Cristo, Dios te ha traído; y puesto que Él te ha traído, ello es la prueba de que te amó desde antes de la fundación del mundo. Eres uno de los suyos, deja que tu corazón salte dentro de ti. Tu nombre fue escrito en las manos del Salvador cuando fueron clavadas en el maldito madero. Tu nombre brilla hoy en el pectoral del Sumo Sacerdote; sí, allí estaba antes que el lucero del alba fuese emplazado en el firmamento, o los planetas iniciaran su ciclo. Gózate en el Señor; tú que has venido a Cristo, y dad saltos de alegría todos los que habéis sido traídos por el Padre. Porque ésta es vuestra prueba, vuestro solemne testimonio, de que habéis sido escogidos de entre todos los hombres en eterna elección, y que seréis guardados por el poder de Dios, mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada.
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Re: ¿de quien depende la salvacion?

Originalmente enviado por: Luis Javier Gil
LEANLO, Y PIENSEN CON EL CORAZON EN LA MANO A LA LUZ DE LAS ESCRITURAS, SI DEPENDE DE NOSOTROS LA SALVACION, O LLEGAR A LA VERDAD:"DIOS NOS LA DA POR SU SOBERANA VOLUNTAD"

ESPERO SUS COMENTARIOS BASADOS EN LAS ESCRITURAS.

POR FAVOR TENGAN EL TIEMPO DE LEERLO, ES UNA MAGNIFICA EXPOSICION DE LA PALABRA DE DIOS....


Un sermón predicado el 7 de Marzo de 1858, Por C.H. Spurgeon, En la Cámara de Música, Royal Surrey Gardens, Inglaterra

LA INCAPACIDAD HUMANA

"Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere" (Juan 6:44).


"Venir a Cristo" es una frase muy común en la Sagrada Escritura, y se usa para expresar aquellas acciones del alma por las que, abandonando totalmente nuestra propia justicia y pecados, corremos hacia el Señor Jesucristo para recibir su justicia, como nuestra cubierta, y su sangre como nuestra expiación. El venir a Cristo, pues, entraña el arrepentimiento, la negación de uno mismo y la fe en Él; y compendia todas aquellas cosas que son el necesario acompañamiento de estas extraordinarias condiciones del corazón, tales como la creencia en la verdad, la diligencia en la oración a Dios, la sumisión del alma a los preceptos de su Evangelio, y todo aquello que concurre en la salvación del pecador. Aquel que no venga a Cristo, haga lo que haga y crea lo que crea, está aún en "hiel de amargura y en prisión de maldad". El venir a Cristo es el primer efecto de la regeneración. Tan pronto como el alma es vivificada descubre su condición perdida, se horroriza ante su estado, busca refugio, y creyendo encontrarlo en Cristo, corre presurosa para hallar en Él su reposo. Donde no hay ese venir a Cristo, ciertamente tampoco ha habido nueva vida; y donde no hay nueva vida, el alma está muerta en delitos y pecados, y como está muerta no puede entrar en el reino de los cielos. Tenemos ante nosotros una declaración muy sorprendente que muchos catalogan de molesta. Nuestro texto dice que el venir a Cristo es algo completamente imposible para el hombre, a menos que el Padre le trajere; bien que hay quienes afirman que ello es lo más fácil del mundo. Así pues, será nuestro cometido el extendernos sobre esta declaración. No dudamos que siempre será ofensiva para la naturaleza carnal, pero sabemos, no obstante, que esta ofensa a la naturaleza humana ha sido muchas veces el primer paso para traerla humillada a los pies del Señor. Y si éste es el resultado, no pensemos en la ofensa y gocémonos en las gloriosas consecuencias.
Esta mañana trataré antes que nada de hacer resaltar en qué consiste la incapacidad del hombre. En segundo lugar, cuáles son las formas empleadas por el Padre para traernos a Cristo, y cómo las utiliza sobre el alma. Y finalmente concluiré considerando el dulce consuelo que mana de este texto aparentemente tan árido y terrible.
1. Primeramente, pues, LA INCAPACIDAD DEL HOMBRE. El texto dice: "Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere". ¿Dónde radica esta incapacidad? No en defecto físico alguno. Si para venir a Cristo fuese necesario mover nuestro cuerpo o caminar con nuestros pies, ciertamente el hombre tendría poder físico para venir a El en ese sentido. Recuerdo haber oído decir a un necio antinomiano que el no creía que ningún hombre tuviese poder para ir a la casa de Dios a menos que el Padre le trajere. Aquello era una solemne tontería, porque pudo haber reparado que, mientras el hombre tiene vida y piernas, es tan fácil para él ir a la casa de Dios como a la de Satanás. Si el venir a Cristo es el pronunciar una oración, el hombre no tiene defecto físico alguno sobre este articular, si no es mudo, y puede decirla tan fácilmente como proferir la más horrenda blasfemia; lo mismo puede cantar uno de los himnos de Sión, que la más profana y obscena canción. No existe falta de poder físico para venir a Cristo. Todo cuanto es necesario referente a la capacidad corporal, el hombre, en verdad lo tiene; y si la salvación consistiese en esto, estaría total y completamente a su alcance sin ayuda alguna del Espíritu de Dios. La incapacidad no reside tampoco en alguna deficiencia mental. Yo puedo creer que la Biblia es la verdad tan fácilmente como que lo es cualquier otro libro. Considerando el creer en Cristo como un mero acto mental, yo puedo creer en Él tanto como en cualquier otro. Admitiendo que su declaración sea verdad es infundado que se me diga que no puedo creerla. Puedo admitir como cierto lo que Cristo dice tanto como las manifestaciones de cualquier otra persona. No hay ninguna deficiencia de capacidad en la mente: el hombre puede apreciar como un mero hecho intelectual la culpa del pecado tanto como la responsabilidad de un asesinato. Yo encuentro tan posible ejercitar la idea mental de buscar a Dios, como ejercitar el pensamiento de la ambición. Si el poder y la fuerza de la mente, considerados como simples factores intelectuales, fuesen necesarios para la salvación, yo poseo cuanto de ese poder y de esa fuerza pudiera necesitar. Es más, creo que no hay ningún hombre tan ignorante que presente su deficiencia mental como excusa para rechazar el Evangelio. El defecto, pues, no reside en el cuerpo o en lo que, hablando teológicamente, nosotros llamamos la mente. No hay deficiencia o insuficiencia en ella, si bien la inutilidad de la mente, su corrupción y ruina, es, después de todo, la misma esencia de la incapacidad humana.
Permitidme que os muestre donde reside realmente la incapacidad del hombre: en lo más profundo de su naturaleza. Por la caída y por nuestro propio pecado, la naturaleza humana ha quedado tan degradada, depravada y corrompida, que para el hombre es imposible venir a Cristo sin el auxilio del Espíritu Santo de Dios. Para ilustraros en qué forma la naturaleza humana ha imposibilitado al hombre para ir a Cristo, os hablaré por medio de una figura. Contemplad una oveja: ¡con que fruición come la hierba! Nunca la habréis visto suspirar por la carroña. No podría alimentarse de lo que come el león. Ahora traedme un lobo; preguntadme si puede comer hierba o ser tan dócil y manso como un cordero. Yo os responderé que no, porque su naturaleza es contraria a ello. "Bien", me decís, "pero si tiene orejas y patas, ¿no podría oír la voz del pastor y seguirle dondequiera que le lleve?" Claro que podría; no hay ninguna causa física por la que no pueda hacerlo, pero su naturaleza se lo impide y por lo tanto no puede. ¿No podría ser domesticado y hacerse desaparecer su ferocidad? Probablemente fuera dominado de forma que aparentara ser manso, pero siempre existiría una marcada distinción entre él y la oveja por lo dispar de sus naturalezas. Así pues, la razón por la que el hombre no puede venir a Cristo no es porque haya incapacidad en su mente o cuerpo, sino porque su naturaleza está tan corrompida que no tiene ni el querer ni el poder para venir, a menos que sea traído por el Espíritu Pero os daré otra ilustración mucho más clara. Tenemos a una madre con su bebé en los brazos. Poned un cuchillo en sus manos y pedidle que lo clave en el corazón de la criatura. Verdaderamente os dirá que no puede. Por lo que se refiere al poder físico, sí que podría hacerlo si quisiera: tiene el cuchillo y tiene el niño. El pequeño no puede defenderse y ella posee suficiente vigor en su brazo para clavar el puñal en su corazón. Pero está en lo cierto cuando dice que no puede hacerlo. Ella puede pensar en matar a su hijo como un simple acto de la mente, y aun así dice que le es imposible pensar tal cosa; y no dice mentira cuándo así habla, porque su naturaleza de madre no le permite hacer algo ante lo cual toda su alma se rebela. Por el hecho de ser la madre de aquel niño, siente que no puede matarlo. Igual ocurre con el pecador. El venir a Cristo es tan odioso a la naturaleza humana que, aunque en lo que respecta a fuerzas mentales y físicas (y éstas no tienen sino una muy pequeña acción en la salvación), los hombres podrían venir si quieran, es estrictamente correcto decir que ni pueden ni quisieren, a menos que el Padre que envió a Cristo les traiga. Profundicemos un poco más en este aspecto de la cuestión, y tratemos de descubrir en qué consiste esta incapacidad humana en sus más minuciosos detalles.
1. Primeramente, en la rebeldía de la humanidad del hombre. "¡Oh!", dice el arminiano, "los hombres pueden salvarse si quieren." Mi querido amigo, todos nosotros estamos de acuerdo con eso; pero es precisamente en si quieren donde está la dificultad. Afirmamos que nadie quiere venir a Cristo, a menos que sea traído; o lo que es más, no somos nosotros los que hacemos tal aseveración, sino el mismo Cristo cuando dice: "Y no queréis venir a mí para que tengáis vida"; y mientras este no queréis venir esté escrito en la Santa Escritura, no nos sentiremos inclinados a creer en doctrina alguna que nos hable de la libertad de la voluntad humana. Es extraño como la gente, cuando habla del libre albedrío, toca un tema del que no tiene ni idea. "Yo creo", dice uno, "que los hombres podrían salvarse si quisieran." No, querido amigo, no es ésta la cuestión ni mucho menos. El problema es silos hombres están bien dispuestos, por naturaleza, a aceptar las humillantes condiciones del Evangelio de Cristo. Nosotros declaramos, con la autoridad de la Escritura, que la voluntad humana está tan irremisiblemente maleada, tan depravada, tan inclinada a todo lo malo, y tan opuesta a todo lo bueno, que sin la poderosa, sobrenatural e irresistible influencia del Espíritu Santo, ningún ser humano querrá jamás ser constreñido a ir a Cristo. Tú dices, querido amigo, que algunas veces las personas van a Dios sin la ayuda del Espíritu Santo. ¿Te has encontrado nunca con alguna que fuera? De docenas y centenares, y aun miles de cristianos de diferentes opiniones con los que he conversado, jóvenes y viejos, jamás tuve la suerte de tropezarme con uno que pudiera afirmar haber venido a Cristo por sí mismo, sin haber sido traído. La confesión universal de todo creyente verdadero es ésta: "Yo sé que si Jesucristo no me hubiera buscado cuando yo era un errante peregrino alejado del redil de Dios, ahora estaría lejos, muy lejos de Él, y amando cada vez más esa distancia". Todos los creyentes afirman a una la verdad de que los hombres no vendrán a Cristo a menos que el Padre que le envió les trajere.
2. No solamente es la obstinación de la voluntad, sino también el oscurecimiento de la inteligencia. De esto tenemos abundantes pruebas en la Escritura. No estoy haciendo meras afirmaciones, sino declarando doctrinas que son enseñadas autoritariamente en las Santas Escrituras y grabadas en la conciencia de cada cristiano; en ellas se nos enseña que el entendimiento del hombre está tan entenebrecido que, a menos que reciba la luz, no podrá comprender de ninguna manera las cosas de Dios. El hombre es ciego por naturaleza. La cruz de Cristo, tan llena de glorias y de esplendorosos atractivos, nunca atrae al pecador, porque es ciego y no puede ver sus bellezas. Habladle de las maravillas de la creación, mostradle el arco multicolor que cruza los cielos, enseñadle la grandeza de un paisaje, y verá todo esto; pero habladle de las maravillas del pacto de la gracia, habladle de la seguridad del creyente en Cristo, contadle las perfecciones de la persona del Redentor, y será completamente sordo a todas vuestras descripciones; seríais, en verdad, como uno que tocara una bella melodía, pero él no prestaría atención porque es sordo y no puede oírla, ni comprenderla. O como nos dice la Escritura: "El hombre animal no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura, y no las puede entender, porque se han de examinar espiritualmente"; y puesto que es hombre natural, no está en él el poder de discernir las cosas que son de Dios. Alguno dice: "Yo creo que he llegado a un grado bastante elevado de discernimiento en asuntos teológicos, y no encuentro dificultad en entender casi todos sus puntos". Cierto; puedes haber llegado, pero sólo en la letra; porque el espíritu de ella, lo verdaderamente asimilable para el alma, y una comprensión real es completamente imposible que lo hayas logrado a menos que hayas sido traído por el Espíritu. La mente carnal no puede percibir las cosas espirituales, y a menos que hayas sido regenerado y hecho criatura espiritual en Cristo Jesús, entre tanto que esta Escritura sea verdad debes admitir como cierto que tú no las has percibido. La voluntad, pues, y el entendimiento son dos grandes puertas tapiadas hasta el dintel por las que no podemos salir para ir a Cristo; y mientras no sean abiertas por la dulce influencia del Espíritu Santo, permanecerán cerradas para todo lo que sea ir a Cristo.
3. Consideraremos ahora esta incapacidad en los afectos, que constituyen una gran parte del individuo y que están también depravados. El hombre, tal como es antes de recibir la gracia de Dios, ama todas y cada una de las cosas más que lo espiritual. Si queréis comprobarlo, mirad a vuestro alrededor. No es necesario que busquéis la depravación de los afectos humanos en un lugar particular. Dirigid vuestra mirada a cualquier sitio; no hay calle, ni casa, ni, lo que es peor; corazón, que no pueda mostrar la triste evidencia de esta terrible verdad. ¿por qué los hombres no están universalmente reunidos en la casa de Dios el domingo?, ¿por qué no leemos más asiduamente nuestras Biblias?, ¿por qué la oración es descuidada casi generalmente?, ¿cuál es la causa de que Jesucristo sea tan poco amado?, ¿por qué los que profesan ser sus seguidores sienten tan poco afecto hacia Él?, ¿de dónde proceden estas cosas? Es bien cierto, amados hermanos, que no podemos atribuirlas a ninguna otra fuente que no sea la corrupción e invalidación de los afectos. Amamos lo que debiéramos odiar y odiamos lo que debiéramos amar. No se debe a otra cosa que a la naturaleza caída el que amemos más esta vida que la venidera. No es sino por el efecto de la caída que amamos más al pecado que la justicia, y los caminos de este mundo más que los de Dios. Y, lo repetimos de nuevo, mientras estos afectos no sean renovados y convertidos en corriente de agua viva por la misericordiosa influencia del Padre, nadie podrá amar al Señor Jesucristo.
4. Hablemos ahora sobre la conciencia, también subyugada por la caída. Creo que no hay mayor error entre los teólogos que el que cometen cuando enseñan a la gente que la conciencia es el vicario de Dios en el alma, y uno de los poderes que conservan su primitiva dignidad alzándose entre sus caídos compañeros. Hermanos míos, cuando el hombre cayó en el Edén, toda la humanidad fue derribada. No quedó en pie ni un solo pilar del templo humano. Es cierto, la conciencia no fue destruida. No fue hecha añicos; cayó en una pieza, y allí quedó tendida como el más poderoso vestigio de lo que fuera obra perfecta de Dios en el hombre. Pero de que la conciencia cayó, estoy plenamente seguro. Contemplad la humanidad. ¿Quién de entre los hombres tiene "una buena conciencia delante de Dios", sino el que es regenerado? ¿Imagináis que los hombres podrían vivir cometiendo cada día esos actos que son tan contrarios a la justicia como las tinieblas a la luz, si sus conciencias les gritaran continuamente de forma clara y potente? No, amados, la conciencia me dice que soy un pecador; pero no puede hacérmelo sentir. La conciencia puede decirme que tal o cual cosa es mala, pero ni ella misma sabe hasta que punto puede ser mala. ¿Ha advertido la conciencia alguna vez al hombre que sus pecados merecían la condenación, si no ha sido por la iluminación del Espíritu Santo? Y silo ha hecho, ¿le llevó a sentir aborrecimiento del pecado como tal? O dicho más claramente: ¿llevó la conciencia alguna vez a alguien a la renuncia de sí mismo, de forma que se detestase a él y a todas sus obras y se entregase a Cristo? No, aunque la conciencia no está muerta, esta arruinada, su poder ha sido dañado, ya no tiene aquella agudeza de vista, aquella mano poderosa, ni aquella voz de trueno que tuvo antes de la caída, sino que ha dejado en gran manera de ejercer su supremacía en la ciudad de Alma humana. Así pues, amados, por esta misma razón de que la conciencia está depravada, es de todo punto necesario que el Espíritu Santo intervenga para mostrarnos la necesidad de un Salvador y llevarnos al Señor Jesucristo.
"Entonces", dirá alguno, "por lo que ha dicho hasta ahora, me parece entender que usted considera que la razón por la que los hombres no vienen a Cristo es la de no querer en vez de la de no poder." Cierto, más que cierto. Yo creo que la razón más poderosa de la incapacidad humana reside en la rebeldía de su voluntad. Una vez superado esto, creo que esta quitada la piedra del sepulcro, y la parte más difícil de la batalla está ya ganada. Pero permitidme que vaya un poco más lejos. El texto no dice: "Ninguno quiere venir", sino: "Ninguno puede venir". Ahora bien, muchos intérpretes creen que la palabra puede no es sino una expresión enfática que no expresa más que el significado de querer. Estoy firmemente seguro que esta interpretación no es correcta. En el hombre no hallamos solamente oposición a ser salvado, sino también impotencia espiritual para venir a Cristo. Y esto se lo demostraré al menos a los cristianos. Amados, os hablo a vosotros que habéis sido ya vivificados por la gracia divina: ¿No os enseña vuestra experiencia que hay veces que queréis servir a Dios y no tenéis el poder para hacerlo?; ¿no ha habido ocasiones en las que os habéis visto obligados a decir que quisierais creer y habéis tenido que orar: "Señor, ayuda mi incredulidad"? Porque aunque habéis recibido suficiente testimonio de Dios, vuestra naturaleza carnal era demasiado poderosa para vuestras fuerzas, y sentisteis la necesidad de ayuda sobrenatural. ¿Sois capaces de entrar en vuestra habitación a cualquier hora que queráis y caer sobre vuestras rodillas diciendo: "Quiero ser diligente en la oración para estar cerca de Dios"? ¿Encontráis vuestro poder parejo con vuestro querer? Podréis decir aun delante del mismo tribunal de Dios que sois sinceros en vuestra buena voluntad. Anheláis absorberos en vuestra devoción, y es vuestro deseo que vuestra alma no se aparte de una perfecta contemplación del Señor Jesucristo; pero veis que, aun cuando estáis dispuestos, no podéis hacerlo sin la ayuda del Espíritu. Ahora bien, silos reavivados hijos de Dios encuentran esta incapacidad espiritual, ¿cuánto más no la encontrará el pecador que está muerto en delitos y pecados? Si aun el cristiano maduro, después de treinta o cuarenta años, se encuentra dispuesto pero sin poder, si tal es su experiencia, ¿no parecerá más lógico que el pobre pecador que todavía no ha creído necesite el poder tanto como el querer?
Pero aun hay otro argumento. Si el pecador tiene poder para venir a Cristo, me gustaría saber cómo vamos a interpretar las continuas descripciones que se nos hacen en la santa Palabra de Dios sobre la situación del inconverso. Se nos dice que el que no ha sido regenerado está muerto en delitos y pecados. ¿Afirmaréis que la muerte implica solamente la ausencia de la voluntad? Podéis estar seguros de que un cadáver es tan impotente como reacio. Pero, por otra parte ¿es que no ve la gente que existe una clara distinción entre querer y poder? ¿No podría ser vivificado ese cadáver lo suficiente como para tener un deseo, y a pesar de eso seguir tan impotente que no moviera ni siquiera un pie o una mano?; ¿es que no hemos presenciado casos de personas que han sido lo bastante reanimadas como para dar señales de vida, y no obstante han estado tan casi muertas que no han podido hacer el más ligero movimiento?; ¿no existe una clara diferencia entre la manifestación del querer y la manifestación del poder? Sin embargo, es totalmente cierto que la voluntad precede al poder. Haced a un hombre diligente y será hecho poderoso, porque, cuando Dios da la voluntad, no atormenta a la persona haciéndola desear algo que no puede efectuar; empero, El hace tal separación entre la voluntad y la capacidad, que ambas cosas se echan de ver claramente como dones completamente distintos del Señor nuestro Dios.
Aun tenemos otra pregunta que hacer: Si todo cuanto el hombre necesita que le sea dado es el querer, ¿no queda con ello degradado el Espíritu Santo? Si solemos dar toda la gloria a Dios Espíritu Santo por la salvación obrada en nosotros, pero al mismo tiempo afirmamos que todo cuanto necesitamos de El es el querer para obrar estas cosas por nosotros mismos, ¿no nos hacemos participantes de su gloria? Y siendo así, podríamos decir osadamente: "Es cierto que el Espíritu me infundió la voluntad para hacer estas cosas, pero fui yo quien la ejerció por sí mismo, y por lo tanto puedo gloriarme; y no arrojaré mi corona a sus pies, porque he sido yo quien las ha obrado sin ninguna ayuda de lo alto; mía es, yo la he ganado y nadie me la usurpará". Mientras en la Escritura se diga que es siempre la persona del Espíritu Santo la que obra en nosotros el querer y el hacer por su buena voluntad, mantendremos como legitima inferencia que su obra consiste en algo más que otorgarnos el querer; y que por lo tanto, el Pecador; no SÓlO precisa la voluntad, sino que también necesita el poder, ya que carece verdadera y totalmente de él.
Ahora, antes de abandonar esta consideración, permitidme que me dirija a vosotros un momento. Frecuentemente se me acusa de predicar doctrinas que pueden hacer mucho daño. Pues bien, no voy a negar tal acusación, porque no me preocupa mucho el responderla. Aquí presentes están mis testigos que probarán que, efectivamente, cuanto he predicado ha hecho gran daño, pero no a la moralidad o a la iglesia de Dios, sino a Satanás y su causa. Esta mañana no son uno ni dos los que se gozan de haber sido traídos a Dios, sino centenares; de ser profanos quebrantadores del domingo, borrachos o personas mundanas, han sido llamados a conocer y amar al Señor Jesucristo; y si esto es hacer daño, quiera Dios en su infinita misericordia maltratarnos de esta manera miles y miles de veces más. Pero hay más aún: ¿Qué verdad no herirá al que haga mal uso de ella? Los que predicáis la redención general gustáis de proclamar la gran verdad de la misericordia de Dios hasta el último momento de la vida. Pero, ¿cómo osáis predicar eso? Muchas personas se infieren daño al posponer el día de la gracia creyendo que la última hora es tan buena como la primera. Si hubiésemos de predicar solamente aquello que el hombre no pudiera denigrar ni utilizar malamente, deberíamos sujetar nuestra lengua para siempre. También hay quien dice: "Así pues, si yo no puedo salvarme por mi mismo, si yo no puedo ir a Cristo, no me preocuparé en absoluto ni intentaré hacer nada". Los que así hablan con pleno conocimiento, están firmando su sentencia. Muchas veces hemos dicho con toda claridad que hay muchas cosas que vosotros podéis hacer. El venir a la casa de Dios está en vuestra mano; el estudiar su Palabra con diligencia está a vuestro alcance; el renunciar a vuestra carnalidad, el abandonar los vicios a los cuales os entregáis, el vivir una vida honrada, sobria y virtuosa, está en vuestro poder. Para ello no necesitáis ninguna ayuda del Espíritu Santo, pues todo esto lo podéis hacer por vosotros mismos; pero el venir a Cristo, ciertamente, no está en vuestra capacidad si antes no habéis sido renovados por el Espíritu Santo. Y no olvidéis que vuestra falta de poder no os excusa, dado que no queréis venir y que vivís en continua y voluntaria rebelión contra Dios. Vuestra falta de poder radica principalmente en la obstinación de la naturaleza. Imaginaos que una persona mentirosa se lamentara de no poder hablar verdad a causa del tiempo que lleva sumida en la mentira, y dijera que le es imposible dejar su vicio; ¿podría esto excusaría? Si un hombre que ha estado entregado a sus pasiones por mucho tiempo os dijera que se siente aprisionado por ellas como por una red de hierro, y que no puede deshacerse de sus deseos, ¿aceptaríais esta razón como una excusa? Sinceramente no hay justificación alguna. Si un vicioso de la bebida llegase a estar tan suciamente alcoholizado que le fuera imposible pasar por delante de una taberna sin entrar en ella, ¿le disculparíais por ello? No; porque su incapacidad para reformarse reside en su misma naturaleza, que no siente el deseo de refrenar o superar. El efecto y la causa, al proceder ambos de la misma raíz de pecado, no pueden excusarse el uno al otro. ¿Cuál es la causa de que el etíope no pueda mudar su piel, ni el leopardo sus manchas? Es por el hecho de haber aprendido a hacer el mal, por 10 que ahora no podéis hacer el bien; y por lo tanto, en lugar de no preocuparos y tratar de excusaros a vosotros mismos, deberíais espantaros e inquietaros por ello. Recordad que el permanecer sin hacer nada es estar condenados para toda la eternidad. ¡Quiera el Espíritu Santo de Dios hacer uso de esta verdad en un sentido muy diferente! Confío en que antes de terminar seré capacitado para mostraros cómo esta verdad, que aparentemente condena a los hombres y les cierra la puerta, es, después de todo, la gran verdad que ha sido bendecida para la conversión de muchos.
II. Nuestro segundo punto es LAS FORMAS DE TRAER DEL PADRE. "Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere." ¿cómo, pues, trae el Padre a los hombres? Los teólogos arminianos enseñan, generalmente, que Dios trae a los hombres por medio de la predicación del Evangelio. Muy cierto; la predicación del Evangelio es el instrumento para traer a los hombres, pero debe haber algo más. ¿A quién dirigió Cristo las palabras de nuestro texto? Al pueblo de Capernaum, donde El había predicado con frecuencia, donde había anunciado con tristeza y dolor las maldiciones de la Ley y las invitaciones del Evangelio. En aquella ciudad había hecho grandes señales y obrado muchos milagros. En efecto, tales enseñanzas y testimonios milagrosos les fueron mostrados a ellos, que Él declaró que Tiro y Sidón tiempo ha que sentadas en silicio y ceniza se habrían arrepentido, si hubiesen sido bendecidas con tales privilegios. Así pues, si la predicación del mismo Cristo no bastó para traer aquellos hombres a Él, es imposible creer que el Padre intentará traerles simple y totalmente por medio de la predicación. No, hermanos; debéis notar que Él no dice que ninguno puede venir si el ministro no le trajere, sino si el Padre no le trajere. Desde luego, existe tal cosa como ser traído por el Evangelio y ser traído por el ministro sin haberlo sido por Dios. Pero ciertamente es una atracción divina la que se quiere indicar con esto; ser traído por el Altísimo Dios -la Primera Persona de la Santísima Trinidad enviando a la Tercera, el Espíritu Santo, para inducir a los hombres a venir a Cristo-. Hay otros que cambian de postura y dicen burlonamente: "Entonces, ¿cree usted que Cristo arrastra a los hombres hacia Él a pesar de que no quieran?" Recuerdo haberme encontrado una vez con uno que me dijo: "Señor; usted predica que Cristo coge a la gente por los cabellos y la fuerza a ir a El". Cuando le dije que le agradecería me dijera la fecha del sermón en el que oyó tan extraordinaria doctrina, no la recordaba. Pero yo le dije que Cristo no traía a la gente cogida por los cabellos de la cabeza, sino que la arrastraba agarrada por el corazón tan poderosamente como podría sugerir el ejemplo que él mismo me había puesto. Notad que en el traer del Padre no hay compulsión de ninguna clase; Cristo nunca constriñó a nadie a venir en contra de su voluntad. Si un hombre no estuviera dispuesto a ser salvado, Cristo no lo salvaría en contra de su deseo. ¿Cómo le trae, pues, el Espíritu Santo? Haciéndole dispuesto. El Espíritu no se vale de la "persuasión moral", sino que emplea un método mucho más certero para tocar el corazón. Se introduce en lo más profundo y secreto del alma y, Él sabrá cómo, por alguna misteriosa operación vuelve el sentir de la voluntad en la dirección contraria, de manera que, como Ralph Erskine dice paradójicamente, el hombre es salvado "con pleno asentimiento en contra de su voluntad"; es decir, en contra de su vieja voluntad. Pero es salvado con pleno asentimiento, porque ha sido hecho deseoso en el día del poder de Dios. No penséis que nadie vaya a ir al cielo pateando todo el camino y forcejeando contra la mano que le lleve. No imaginéis que nadie vaya a ser lavado en la sangre del Salvador en tanto que este tratando de apartarse de su lado. Oh, no. Es completamente cierto que, al principio, todo hombre se opone a ser salvo. Cuando el Espíritu Santo deja sentir su influencia en el corazón, se cumple la Escritura: "Llévame en pos de ti, correremos Proseguimos tras Él en tanto nos lleva, contentos de obedecer la voz que una vez despreciamos. Pero el quid de la cuestión está en el cambio de la voluntad. Cómo ocurre esto, ninguna carne lo sabe; es uno de esos grandes misterios que son claramente percibidos por sus resultados, pero cuya causa ninguna lengua podría decir, ni ningún corazón adivinar. Sin embargo, por su forma aparente, yo puedo deciros cómo opera el Espíritu Santo. Lo primero que el Espíritu encuentra cuando entra en el corazón del hombre es esto: que la persona está pagada de sí misma; y no hay nada que impida tanto al hombre venir a Cristo como el tener una excelente opinión de sí mismo. Dice el hombre: "Yo no necesito ir a Cristo. Mi justicia es tan buena como cualquiera pudiera desear, y estoy convencido de que puedo entrar en el cielo por mis propios méritos". El Espíritu Santo destapa su corazón, le muestra el repugnante cáncer que está carcomiendo su vida poco a poco, le descubre toda la negrura e inmundicia de aquel vertedero del infierno -el corazón humano-, y entonces el hombre tiembla horrorizado. "Jamás pensé que yo fuera así. ¡Oh!, aquellos pecados que yo consideraba como minucias han elevado sus ramas a gran altura. Lo que yo tenía por colina, se ha convertido en montaña; lo que antes era mancha sobre la pared, ha llegado a ser ahora como cedro del Líbano." "¡Oh!", dice para sí, "trataré de enmendarme; haré tantas buenas obras que borre todas mis negras acciones." Es entonces cuando llega el Espíritu Santo y le muestra que no puede hacer tal cosa; le despoja de todo su fantasioso poder y fuerza de tal forma que, haciéndole caer en agonía sobre sus rodillas, dama: "¡Oh!, una vez creí poderme salvar por mis buenas obras, pero ahora veo que
"Toda una eternidad llorar podría, Podría en vivo celo desvelarme; Mas esto mi pecado no expiaría. Sólo Tú, mi Señor, debes salvarme".
Entonces el corazón se deshace y el hombre se encuentra al borde de la desesperación. Y dama: "Jamás podré ser salvo. Nada puede salvarme". Pero he aquí que se acerca el Espíritu Santo, muestra al pecador la cruz de Cristo, y ungiendo sus ojos con colirio celestial le dice: "Mira aquella cruz; aquel Hombre murió por salvar a los pecadores; tú sabes que lo eres, É1 murió por ti!" Y hace que el corazón pueda creer y venir a Cristo. Y cuando viene, traído por el dulce influjo del Espíritu, encuentra "la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, la cual guardara su corazón y pensamientos en Cristo Jesús". Ahora pues, podéis percibir que todo esto puede ocurrir sin ninguna compulsión. El hombre es traído tan voluntariamente que parece como si no fuera traído; y viene a Cristo con pleno consentimiento, con tan pleno consentimiento como si ningún influjo secreto hubiese sido ejercido en su corazón. Pero es completamente necesario que esa influencia haya tenido lugar, o de otro modo nunca hubiera habido ni habría nadie que quisiera o pudiera venir al Señor Jesucristo.
III. Y ahora, cuando estamos próximos a terminar, concluiremos nuestro sermón haciendo una aplicación práctica de la doctrina, y confiamos en que sirva para consuelo. "Bien", dirá. alguno, "silo que este hombre predica es verdad, ¿qué voy a hacer con mi religión? Porque, ¿sabe usted?, llevo muchos años esforzándome, y desazona oírle decir que nadie puede salvarse por sí mismo. Yo creo que si, si es que se persevera; y sí he de admitir lo que usted dice, tendré que abandonarlo todo y comenzar de nuevo. Mis queridos amigos, sería algo maravilloso si así lo hicierais. No creáis que yo me alarmaría si tomarais esa decisión. Tened presente que lo que estáis haciendo es edificar vuestra casa sobre la arena, y es una obra de caridad la que os hago al sacudirla un poco. Os aviso en el nombre de Dios que, si vuestra religión no tiene bases más firmes que vuestra propia fuerza y poder, no resistiréis el juicio de Dios. Nada perdurará por toda la eternidad, sino aquello que procede de la eternidad. A menos que el eterno Dios haya hecho su buena obra en vuestros corazones, todos vuestros actos habrán de rendir cuentas en aquel gran día del juicio. Es en vano que seáis asiduos visitantes de iglesias o capillas, guardadores del domingo, y observantes en vuestras oraciones; es inútil que paséis por buenas personas ante vuestros vecinos y que vuestra conversación sea intachable; es en vano que confiéis en estas cosas, si son toda vuestra esperanza de salvación. Continuad, sed tan virtuosos como queráis, guardad perpetuamente el domingo, vivid tan santamente como podáis. Yo no os disuadiré de ello. Dios no lo quiera; creced en buenas obras, pero, por amor a vosotros mismos, no pongáis en ellas vuestra confianza: porque si fiáis en ellas, descubriréis, cuando más las necesitéis, que no os sirven para nada. Y si hay algo más para lo que os hayáis sentido capaces sin el auxilio de la divina gracia, cuanto antes os desembaracéis de la esperanza que ha sido engendrada por ello, tanto mejor para vosotros; porque es vana ilusión el confiar en las obras de la carne. Un cielo espiritual debe ser habitado por hombres espirituales, y la preparación para entrar en él ha de ser obrada por el Espíritu de Dios. "Pero", dice algún otro, "yo he seguido las doctrinas de una religión en la que, por boca de sus ministros, se me ha enseñado que podía arrepentirme y creer cuando quisiera; y he aquí que yo lo he demorado día tras día. Creí que podría hacerlo en cualquier momento, que sólo tendría que decir: Señor, ten misericordia de mí, y creer, y así ser salvo. Usted me ha despojado de toda mi esperanza, y siento que el horror y el espanto se apoderan de mí." A ti te digo también, mi querido amigo: Me alegro de ello. Éste era el efecto que yo esperaba lograr. Y oro para que este sentimiento te sea multiplicado. Cuando desesperas de salvarte a ti mismo, confío en que Dios ha comenzado ya a hacerlo. Me regocijaré cuando te oiga decir: no puedo ir a Cristo. Señor, llévame, ayúdame"; porque si alguien siente el deseo, aunque no tenga el poder, es señal de que la gracia ha comenzado a obrar en su corazón, y Dios no le dejará hasta que su obra sea acabada. Pero no olvides, descuidado pecador, que tu salvación depende de la mano de Dios. ¡Oh!, recuerda que estás completamente en sus manos. Tú has pecado contra Él y, si quiere condenarte, condenado estás. No puedes resistir a su voluntad ni frustrar su propósito. Has merecido su ira, y si Él quiere derramar sobre tu cabeza toda la abundancia de su cólera, tú no puedes hacer nada para evitarlo. Pero si por otra parte decide salvarte, Él es poderoso para hacerlo hasta lo sumo. Tú eres en sus manos lo que una indefensa mariposa seria entre tus dedos. Él es el Dios a quien tú has ofendido cada día. ¿No te hace estremecer el pensamiento de que tu destino eterno está en las manos de Aquel a quien has enojado y enfurecido?, ¿no tiemblan tus rodillas y la sangre se te hiela en las venas? Si así es me gozo en ello, porque esto puede ser el primer efecto de la acción del Espíritu en tu alma. ¡Oh!, tiembla al pensar que el Dios al que tú has encolerizado es el Dios de quien depende completamente tu salvación o condenación. Temblad y "besad al Hijo, porque no se enoje y perezcáis en el camino, cuando se encendiere un poco su furor".
Y he aquí ahora el pensamiento que servirá de consuelo: Muchos de vosotros sois conscientes de estar acercándoos a Cristo esta mañana. ¿No habéis empezado a derramar lágrimas de arrepentimiento? ¿No os encerrasteis a solas en vuestra habitación antes de venir orando en devota preparación para oír la Palabra de Dios? Y durante el culto de esta mañana, ¿no ha clamado vuestro corazón desde lo más profundo: "Señor, sálvame o perezco, porque yo no puedo salvarme a mí mismo"? ¿Y no podríais alzaros ahora de vuestros asientos y cantar:
"Oh, gracia soberana, te rindo el corazón; Cautivo soy, de grado, de mi amado Señor. Yo quiero ser llevado en alas de triunfo A cantar la victoria del Verbo Redentor"?
¿Y no he oído yo mismo que habéis dicho en vuestro corazón: "Jesús, Jesús, toda mi confianza está en ti. Yo sé que ninguna de mis justicias y virtudes puede salvarme; solamente Tú, oh Cristo, puedes hacerlo; pase lo que pase me entrego completamente a ti"? ¡Oh, hermano!; estás siendo traído por el Padre, porque no podrías venir si El no te trajere. ¡Dulce pensamiento! Y si has sido traído, ¿sabes cuál es la maravillosa conclusión? Déjame decírtelo con palabras de la Escritura, y ojalá te sirvan de consuelo: "Jehová se manifestó a mí ya mucho tiempo ha, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te soportaré con misericordia". Si, hermano mío que lloras, puesto que vienes a Cristo, Dios te ha traído; y puesto que Él te ha traído, ello es la prueba de que te amó desde antes de la fundación del mundo. Eres uno de los suyos, deja que tu corazón salte dentro de ti. Tu nombre fue escrito en las manos del Salvador cuando fueron clavadas en el maldito madero. Tu nombre brilla hoy en el pectoral del Sumo Sacerdote; sí, allí estaba antes que el lucero del alba fuese emplazado en el firmamento, o los planetas iniciaran su ciclo. Gózate en el Señor; tú que has venido a Cristo, y dad saltos de alegría todos los que habéis sido traídos por el Padre. Porque ésta es vuestra prueba, vuestro solemne testimonio, de que habéis sido escogidos de entre todos los hombres en eterna elección, y que seréis guardados por el poder de Dios, mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada.
***


Precioso sermón de C; H Spurgeon. en base a Juan 6:44 gracias hermano por vincularlo.
"Nadie puede venir a mi, si el Padre que me envió no le atrajere"

Bendiciones:corazon:
 
Saludos hermanos, que Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo les bendigan. Amén.

Sobre la salvación y la predestinación:

A la luz de las Escrituras está más que claro que ningún hombre puede salvarse a sí mismo, la salvación no depende de lo que el hombre hace, sino que depende única y exclusivamente de Dios nuestro Padre y de nuestro Señor Jesucristo, quién se entregó a sí mismo a la muerte en la cruz para salvar a TODOS los hombres. Si afirmar que el hombre puede contribuir a la salvación (o procurársela a sí mismo) mediante determinadas obras "religiosas" es aberrante y torcido, de la misma forma es aberrante y torcido el afirmar que Dios dispuso salvar sólo a algunos mediante la fórmula de la ruleta rusa (método aleatorio de escogencia), si creemos que todos los hombres son verdaderamente iguales y comparten el mismo nivel de depravación y corrupción y que Dios decide únicamente por su sola potestad quién será salvo y quién no, entonces creemos que la salvación no solo viene al hombre por la muerte de Jesucristo, sino que además interviene un sistema de escogencia aleatoria (por cuanto todos los hombres son iguales), y si no creemos así entonces ¿qué debemos creer? Será entonces que los hombres no somos iguales y no compartimos el mismo nivel de depravación total, esta situación nos llevaría a una salvación por diferencia de naturalezas (además del sacrificio de nuestro Señor). O será que Dios hace acepción de personas, y decide salvar a las personas con una margarita en su mano, a la que va desojando y diciendo: "se salva", "no se salva", "se salva", "no se salva", ....

Algunos hermanos calvinistas han propuesto en otros epígrafes que algunos pasajes de las Escrituras deben ser leídos-entendidos-interpretados-aplicados-aceptados de forma diferente a la que literalmente es expresada:

"Porque de tal manera amó Dios a algunos del mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que no todos, sino solo los escogidos que en él crean (porque fueron divinamente forzados), no se pierdan, mas tengan vida eterna".

"Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a algunos escogidos de entre todos los hombres".

Etc, etc, etc.....

Este servidor encuentra en las Escrituras que el Dios soberano, determinó por su sola potestad, porque así El lo quiso, salvar a TODOS los hombres mediante el sacrificio de su único Hijo Jesucristo. Que esta salvación es regalada gratuitamente y sin distinción alguna a TODOS los hombres, es decir que está disponible para TODO aquel que escuche la voz de Dios, crea en Su mensaje e invoque el nombre de Cristo, Salvador predestinado de TODOS los hombres. Además creo que si alguno no acepta esta soberana disposición de Dios para TODOS los hombres, realmente no comprende, ni cree, ni acepta la soberanía de Dios como "pretende" comprender, creer y aceptar.


Por otro lado me llama poderosamente la atención una invitación del Sr. Spurgeon que dice: (en color rojo)

"....Yo creo que si, si es que se persevera; y sí he de admitir lo que usted dice, tendré que abandonarlo todo y comenzar de nuevo. Mis queridos amigos, sería algo maravilloso si así lo hicierais. No creáis que yo me alarmaría si tomarais esa decisión....

¿Cuál decisión?, ¡¡¡no es que no existe ninguna disponible!!!



Alejandro.
 
Re: ¿de quien depende la salvacion?

Originalmente enviado por: Luis Javier Gil
LEANLO, Y PIENSEN CON EL CORAZON EN LA MANO A LA LUZ DE LAS ESCRITURAS, SI DEPENDE DE NOSOTROS LA SALVACION, O LLEGAR A LA VERDAD:"DIOS NOS LA DA POR SU SOBERANA VOLUNTAD"


Dios nos la da por su soberana voluntad. Solamente tenemos que aceptar el don que Dios nos ofrece en Cristo mediante el poder del Espíritu Santo.




ESPERO SUS COMENTARIOS BASADOS EN LAS ESCRITURAS.

POR FAVOR TENGAN EL TIEMPO DE LEERLO, ES UNA MAGNIFICA EXPOSICION DE LA PALABRA DE DIOS....


Un sermón predicado el 7 de Marzo de 1858, Por C.H. Spurgeon, En la Cámara de Música, Royal Surrey Gardens, Inglaterra

LA INCAPACIDAD HUMANA

"Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere" (Juan 6:44).


"Venir a Cristo" es una frase muy común en la Sagrada Escritura, y se usa para expresar aquellas acciones del alma por las que, abandonando totalmente nuestra propia justicia y pecados, corremos hacia el Señor Jesucristo para recibir su justicia, como nuestra cubierta, y su sangre como nuestra expiación. El venir a Cristo, pues, entraña el arrepentimiento, la negación de uno mismo y la fe en Él; y compendia todas aquellas cosas que son el necesario acompañamiento de estas extraordinarias condiciones del corazón, tales como la creencia en la verdad, la diligencia en la oración a Dios, la sumisión del alma a los preceptos de su Evangelio, y todo aquello que concurre en la salvación del pecador. Aquel que no venga a Cristo, haga lo que haga y crea lo que crea, está aún en "hiel de amargura y en prisión de maldad". El venir a Cristo es el primer efecto de la regeneración.


En otra parte (entrada “Arminio y la regeneración” , mensaje 9391) he expuesto por qué creo que la regeneración es el resultado de venir a Cristo, no su causa.



Tan pronto como el alma es vivificada descubre su condición perdida, se horroriza ante su estado, busca refugio, y creyendo encontrarlo en Cristo, corre presurosa para hallar en Él su reposo. Donde no hay ese venir a Cristo, ciertamente tampoco ha habido nueva vida; y donde no hay nueva vida, el alma está muerta en delitos y pecados, y como está muerta no puede entrar en el reino de los cielos.


Precisamente. Pero el orden es venir a Cristo y en Él hallar descanso para nuestras almas.



Tenemos ante nosotros una declaración muy sorprendente que muchos catalogan de molesta. Nuestro texto dice que el venir a Cristo es algo completamente imposible para el hombre, a menos que el Padre le trajere; bien que hay quienes afirman que ello es lo más fácil del mundo.


Muy ignorantes de las Escrituras han de ser los anónimos que afirman tal cosa.



Así pues, será nuestro cometido el extendernos sobre esta declaración. No dudamos que siempre será ofensiva para la naturaleza carnal, pero sabemos, no obstante, que esta ofensa a la naturaleza humana ha sido muchas veces el primer paso para traerla humillada a los pies del Señor. Y si éste es el resultado, no pensemos en la ofensa y gocémonos en las gloriosas consecuencias.
Esta mañana trataré antes que nada de hacer resaltar en qué consiste la incapacidad del hombre. En segundo lugar, cuáles son las formas empleadas por el Padre para traernos a Cristo, y cómo las utiliza sobre el alma. Y finalmente concluiré considerando el dulce consuelo que mana de este texto aparentemente tan árido y terrible.
1. Primeramente, pues, LA INCAPACIDAD DEL HOMBRE. El texto dice: "Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere". ¿Dónde radica esta incapacidad? No en defecto físico alguno.
...
La incapacidad no reside tampoco en alguna deficiencia mental. ...
...
El defecto, pues, no reside en el cuerpo o en lo que, hablando teológicamente, nosotros llamamos la mente. No hay deficiencia o insuficiencia en ella, si bien la inutilidad de la mente, su corrupción y ruina, es, después de todo, la misma esencia de la incapacidad humana.
Permitidme que os muestre donde reside realmente la incapacidad del hombre: en lo más profundo de su naturaleza. Por la caída y por nuestro propio pecado, la naturaleza humana ha quedado tan degradada, depravada y corrompida, que para el hombre es imposible venir a Cristo sin el auxilio del Espíritu Santo de Dios. Para ilustraros en qué forma la naturaleza humana ha imposibilitado al hombre para ir a Cristo, os hablaré por medio de una figura. Contemplad una oveja: ¡con que fruición come la hierba! Nunca la habréis visto suspirar por la carroña. No podría alimentarse de lo que come el león. Ahora traedme un lobo; preguntadme si puede comer hierba o ser tan dócil y manso como un cordero. Yo os responderé que no, porque su naturaleza es contraria a ello. "Bien", me decís, "pero si tiene orejas y patas, ¿no podría oír la voz del pastor y seguirle dondequiera que le lleve?" Claro que podría; no hay ninguna causa física por la que no pueda hacerlo, pero su naturaleza se lo impide y por lo tanto no puede. ¿No podría ser domesticado y hacerse desaparecer su ferocidad? Probablemente fuera dominado de forma que aparentara ser manso, pero siempre existiría una marcada distinción entre él y la oveja por lo dispar de sus naturalezas. Así pues, la razón por la que el hombre no puede venir a Cristo no es porque haya incapacidad en su mente o cuerpo, sino porque su naturaleza está tan corrompida que no tiene ni el querer ni el poder para venir, a menos que sea traído por el Espíritu


Muy interesante analogía. Sin embargo, me parece que no es aplicable. En la comparación de arriba, cada animal es fiel a su naturaleza. Pero en el caso del hombre, se trata de que su propia naturaleza humana ha sido corrompida. La comparación correspondiente sería una oveja normal con una oveja corrupta, o un lobo normal con un lobo corrupto. La Escritura enseña que el propósito de la encarnación fue que Dios se hizo hombre para redimir a los hombres, para constituir no una especie diferente sino una nueva humanidad según el propósito de Dios (Romanos 5:12-21; Hebreos 2:5-18).


Pero os daré otra ilustración mucho más clara. Tenemos a una madre con su bebé en los brazos. Poned un cuchillo en sus manos y pedidle que lo clave en el corazón de la criatura. Verdaderamente os dirá que no puede. Por lo que se refiere al poder físico, sí que podría hacerlo si quisiera: tiene el cuchillo y tiene el niño. El pequeño no puede defenderse y ella posee suficiente vigor en su brazo para clavar el puñal en su corazón. Pero está en lo cierto cuando dice que no puede hacerlo. Ella puede pensar en matar a su hijo como un simple acto de la mente, y aun así dice que le es imposible pensar tal cosa; y no dice mentira cuándo así habla, porque su naturaleza de madre no le permite hacer algo ante lo cual toda su alma se rebela. Por el hecho de ser la madre de aquel niño, siente que no puede matarlo.


Pues si una madre normal es incapaz de matar a su hijo, cabría inferir que la corrupción y depravación humana no es tan completa como se nos quiere hacer creer. Y con esto concuerdan las palabras del Señor: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿O qué hombre hay entre vosotros que si su hijo le pide pan, le dará una piedra, o si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dávidas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden?” (Mateo 7:7-11).


Igual ocurre con el pecador. El venir a Cristo es tan odioso a la naturaleza humana que, aunque en lo que respecta a fuerzas mentales y físicas (y éstas no tienen sino una muy pequeña acción en la salvación), los hombres podrían venir si quieran, es estrictamente correcto decir que ni pueden ni quisieren, a menos que el Padre que envió a Cristo les traiga.
Profundicemos un poco más en este aspecto de la cuestión, y tratemos de descubrir en qué consiste esta incapacidad humana en sus más minuciosos detalles.
1. Primeramente, en la rebeldía de la humanidad del hombre. "¡Oh!", dice el arminiano, "los hombres pueden salvarse si quieren."


Esto no lo dice el arminiano, sino el pelagiano. Y es una pena, una tragedia que un gran predicador como Spurgeon contribuya a perpetuar esta vil calumnia contra Arminio y quienes pensamos de manera semejante a él.


Mi querido amigo, todos nosotros estamos de acuerdo con eso; pero es precisamente en si quieren donde está la dificultad. Afirmamos que nadie quiere venir a Cristo, a menos que sea traído; o lo que es más, no somos nosotros los que hacemos tal aseveración, sino el mismo Cristo cuando dice: "Y no queréis venir a mí para que tengáis vida"; y mientras este no queréis venir esté escrito en la Santa Escritura, no nos sentiremos inclinados a creer en doctrina alguna que nos hable de la libertad de la voluntad humana.


Tal vez Spurgeon pudiera haberse sentido más inclinado si no hubiera sacado la frase de contexto. Esto se lo dijo Jesús a judíos que procuraban matarle (5:18). Aún a ellos les declaró “digo esto para que vosotros seáis salvos” (5:34). Sus interlocutores demostraban no creer a Moisés, en quien habían puesto su esperanza, porque Moisés dio testimonio de Jesús. Ni tampoco al Padre: “Y su palabra no la tenéis morando en vosotros, porque no creéis en aquel que Él envió” (5:38). En resumen, Cristo quería que fueran salvos pero ellos se resistían a creer. Sin duda las palabras de Jesús eran palabras de gracia, pero en modo alguno irresistible.


Es extraño como la gente, cuando habla del libre albedrío, toca un tema del que no tiene ni idea. "Yo creo", dice uno, "que los hombres podrían salvarse si quisieran." No, querido amigo, no es ésta la cuestión ni mucho menos.


Habrá que ver quién dice tal cosa.


El problema es silos hombres están bien dispuestos, por naturaleza, a aceptar las humillantes condiciones del Evangelio de Cristo. Nosotros declaramos, con la autoridad de la Escritura, que la voluntad humana está tan irremisiblemente maleada, tan depravada, tan inclinada a todo lo malo, y tan opuesta a todo lo bueno, que sin la poderosa, sobrenatural e irresistible influencia del Espíritu Santo, ningún ser humano querrá jamás ser constreñido a ir a Cristo.


El pasaje recién citado, como muchos otros, muestran que la influencia del Espíritu Santo no es irresistible. Poderosa y sobrenatural, sí. Necesaria e imprescindible, sin duda. Irresistible, no.



Tú dices, querido amigo, que algunas veces las personas van a Dios sin la ayuda del Espíritu Santo. ¿Te has encontrado nunca con alguna que fuera?
...


Yo ciertamente no. Y no creo que sea posible. Pero una cosa es la ayuda, la guía, la luz, la capacitación, y otra cosa es una fuerza irresistible.


2. No solamente es la obstinación de la voluntad, sino también el oscurecimiento de la inteligencia. De esto tenemos abundantes pruebas en la Escritura. ... La voluntad, pues, y el entendimiento son dos grandes puertas tapiadas hasta el dintel por las que no podemos salir para ir a Cristo; y mientras no sean abiertas por la dulce influencia del Espíritu Santo, permanecerán cerradas para todo lo que sea ir a Cristo.


Completamente de acuerdo, pero de nuevo, influencia no es lo mismo que poder irresistible.


3. Consideraremos ahora esta incapacidad en los afectos, que constituyen una gran parte del individuo y que están también depravados. ...
Y, lo repetimos de nuevo, mientras estos afectos no sean renovados y convertidos en corriente de agua viva por la misericordiosa influencia del Padre, nadie podrá amar al Señor Jesucristo.


Lo que en la Biblia se llama conversión involucra también los afectos.


4. Hablemos ahora sobre la conciencia, también subyugada por la caída. Creo que no hay mayor error entre los teólogos que el que cometen cuando enseñan a la gente que la conciencia es el vicario de Dios en el alma, y uno de los poderes que conservan su primitiva dignidad alzándose entre sus caídos compañeros.
...

¿Ha advertido la conciencia alguna vez al hombre que sus pecados merecían la condenación, si no ha sido por la iluminación del Espíritu Santo? Y si lo ha hecho, ¿le llevó a sentir aborrecimiento del pecado como tal? ... Así pues, amados, por esta misma razón de que la conciencia está depravada, es de todo punto necesario que el Espíritu Santo intervenga para mostrarnos la necesidad de un Salvador y llevarnos al Señor Jesucristo.


Perfecto. Pero a riesgo de ser reiterativo, “mostrar” no es lo mismo que impulsar irresistiblemente.




"Entonces", dirá alguno, "por lo que ha dicho hasta ahora, me parece entender que usted considera que la razón por la que los hombres no vienen a Cristo es la de no querer en vez de la de no poder." Cierto, más que cierto. Yo creo que la razón más poderosa de la incapacidad humana reside en la rebeldía de su voluntad. Una vez superado esto, creo que esta quitada la piedra del sepulcro, y la parte más difícil de la batalla está ya ganada.


Nada que objetar aquí.

Pero permitidme que vaya un poco más lejos. El texto no dice: "Ninguno quiere venir", sino: "Ninguno puede venir". Ahora bien, muchos intérpretes creen que la palabra puede no es sino una expresión enfática que no expresa más que el significado de querer. Estoy firmemente seguro que esta interpretación no es correcta. En el hombre no hallamos solamente oposición a ser salvado, sino también impotencia espiritual para venir a Cristo.
...
Si aun el cristiano maduro, después de treinta o cuarenta años, se encuentra dispuesto pero sin poder, si tal es su experiencia, ¿no parecerá más lógico que el pobre pecador que todavía no ha creído necesite el poder tanto como el querer?
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El poder siempre reside en Dios. Lo recibimos por su gracia, por medio de la fe.


Pero aun hay otro argumento. Si el pecador tiene poder para venir a Cristo, me gustaría saber cómo vamos a interpretar las continuas descripciones que se nos hacen en la santa Palabra de Dios sobre la situación del inconverso. Se nos dice que el que no ha sido regenerado está muerto en delitos y pecados. ¿Afirmaréis que la muerte implica solamente la ausencia de la voluntad? Podéis estar seguros de que un cadáver es tan impotente como reacio. Pero, por otra parte ¿es que no ve la gente que existe una clara distinción entre querer y poder? ¿No podría ser vivificado ese cadáver lo suficiente como para tener un deseo, y a pesar de eso seguir tan impotente que no moviera ni siquiera un pie o una mano?; ¿es que no hemos presenciado casos de personas que han sido lo bastante reanimadas como para dar señales de vida, y no obstante han estado tan casi muertas que no han podido hacer el más ligero movimiento?; ¿no existe una clara diferencia entre la manifestación del querer y la manifestación del poder? Sin embargo, es totalmente cierto que la voluntad precede al poder. Haced a un hombre diligente y será hecho poderoso, porque, cuando Dios da la voluntad, no atormenta a la persona haciéndola desear algo que no puede efectuar; empero, El hace tal separación entre la voluntad y la capacidad, que ambas cosas se echan de ver claramente como dones completamente distintos del Señor nuestro Dios.


Aunque Spurgeon no da aquí ninguna cita concreta, supongo que se refiere primariamente a Efesios 2:1,5. Pero este texto, en el cual nuestra vivificación está subordinada a la resurrección de Cristo, no establece el orden entre arrepentirse, creer en Jesucristo y ser regenerado, sino que resume todo en la frase “nos dio vida juntamente con Cristo”. De modo que este texto no puede emplearse como prueba de que la regeneración precede a la fe.
Por otra parte, en la parábola del “hijo pródigo”, después de que éste hubo retornado al hogar paterno, el padre declara: “estaba muerto y ha vuelto a la vida; perdido y ha sido hallado” (Lucas 15:32). También en Juan 5:24-25 leemos:

En verdad, en verdad os digo: el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no viene a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida.
En verdad, en verdad os digo que viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán.

El que oye la palabra y cree es el que pasa de muerte a vida. O dicho de otra forma, los muertos que oigan la voz de Jesucristo son los que han de vivir. Está a mi entender fuera de discusión que esto requiere nada menos que un milagro de Dios –que los muertos oigan- pero no es menos cierto que además de oír deben creer para llegar a tener vida.



Aun tenemos otra pregunta que hacer: Si todo cuanto el hombre necesita que le sea dado es el querer, ¿no queda con ello degradado el Espíritu Santo?


Dios da el querer y el poder, pero no de manera irresistible. No veo en que forma este designio de Dios pueda “degradar” al Espíritu Santo.


Si solemos dar toda la gloria a Dios Espíritu Santo por la salvación obrada en nosotros, pero al mismo tiempo afirmamos que todo cuanto necesitamos de El es el querer para obrar estas cosas por nosotros mismos, ¿no nos hacemos participantes de su gloria? Y siendo así, podríamos decir osadamente: "Es cierto que el Espíritu me infundió la voluntad para hacer estas cosas, pero fui yo quien la ejerció por sí mismo, y por lo tanto puedo gloriarme; y no arrojaré mi corona a sus pies, porque he sido yo quien las ha obrado sin ninguna ayuda de lo alto; mía es, yo la he ganado y nadie me la usurpará".


Pues sería muy necio quien así pensara. Sería tan ridículo como que alguien, rescatado de morir de hambre cuando estaba al borde del colapso, dijera: “Es cierto que me trajeron la comida, y que me la dieron en la boca. Pero quien la deglutió fui yo. Así que fui yo quien se salvó a sí mismo”. O que el náufrago que se está ahogando y vienen a rescatarlo, afirmase: “Es cierto que la tripulación del bote de rescate hizo un enorme esfuerzo por llegar donde yo estaba, en medio de la tormenta y cerca de los arrecifes. Pero no les debo nada, pues yo fui quien estiró la mano para que me sacaran del agua”. Difícilmente podría concebirse una forma más estúpida de desagradecimiento.




Mientras en la Escritura se diga que es siempre la persona del Espíritu Santo la que obra en nosotros el querer y el hacer por su buena voluntad, mantendremos como legitima inferencia que su obra consiste en algo más que otorgarnos el querer; y que por lo tanto, el Pecador; no SÓlO precisa la voluntad, sino que también necesita el poder, ya que carece verdadera y totalmente de él.


Estoy de acuerdo en que necesita el querer y el poder; o si se desea, “poder querer”. En lo que discrepo es en que este don sea una imposición irresistible.
El mismo texto al cual aquí se alude sin citar explícitamente se opone a tal idea.

Así que, amados míos, tal como siempre habéis obedecido, no sólo en mi presencia, sino ahora mucho más en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor; porque Dios es quien obra en vosotros tanto el querer como el hacer, para su beneplácito.

Filipenses 2:12-13

Pablo se dirige aquí a cristianos obedientes, y al tiempo que les enseña que Dios obra en ellos el querer y el hacer, les exhorta a que se ocupen en su propia salvación. Esta exhortación sería ociosa y aún contradictoria si ellos no tuviesen ningún papel en tal salvación.

Parafraseando a Spurgeon, yo diría que mientras que la Escritura diga que los hijos de Dios en quienes Él obra el querer y el hacer deben ocuparse de su salvación con temor y temblor, mantendré como legítima inferencia que tenemos un papel activo que cumplir en dicha salvación.


Ahora, antes de abandonar esta consideración, permitidme que me dirija a vosotros un momento. Frecuentemente se me acusa de predicar doctrinas que pueden hacer mucho daño. Pues bien, no voy a negar tal acusación, porque no me preocupa mucho el responderla. Aquí presentes están mis testigos que probarán que, efectivamente, cuanto he predicado ha hecho gran daño, pero no a la moralidad o a la iglesia de Dios, sino a Satanás y su causa. Esta mañana no son uno ni dos los que se gozan de haber sido traídos a Dios, sino centenares; de ser profanos quebrantadores del domingo, borrachos o personas mundanas, han sido llamados a conocer y amar al Señor Jesucristo; y si esto es hacer daño, quiera Dios en su infinita misericordia maltratarnos de esta manera miles y miles de veces más. Pero hay más aún: ¿Qué verdad no herirá al que haga mal uso de ella? Los que predicáis la redención general gustáis de proclamar la gran verdad de la misericordia de Dios hasta el último momento de la vida. Pero, ¿cómo osáis predicar eso? Muchas personas se infieren daño al posponer el día de la gracia creyendo que la última hora es tan buena como la primera. Si hubiésemos de predicar solamente aquello que el hombre no pudiera denigrar ni utilizar malamente, deberíamos sujetar nuestra lengua para siempre. También hay quien dice: "Así pues, si yo no puedo salvarme por mi mismo, si yo no puedo ir a Cristo, no me preocuparé en absoluto ni intentaré hacer nada". Los que así hablan con pleno conocimiento, están firmando su sentencia. Muchas veces hemos dicho con toda claridad que hay muchas cosas que vosotros podéis hacer. El venir a la casa de Dios está en vuestra mano; el estudiar su Palabra con diligencia está a vuestro alcance; el renunciar a vuestra carnalidad, el abandonar los vicios a los cuales os entregáis, el vivir una vida honrada, sobria y virtuosa, está en vuestro poder. Para ello no necesitáis ninguna ayuda del Espíritu Santo, pues todo esto lo podéis hacer por vosotros mismos; pero el venir a Cristo, ciertamente, no está en vuestra capacidad si antes no habéis sido renovados por el Espíritu Santo.


Caramba... me cuesta conciliar la presente lista de lo que los hombres pueden hacer (negritas) con la declaración anterior acerca de la depravación total e irremisible. Ahora resulta que toda clase de decisión moral le es posible al hombre por sus propias fuerzas, excepto ir a Cristo.


Y no olvidéis que vuestra falta de poder no os excusa, dado que no queréis venir y que vivís en continua y voluntaria rebelión contra Dios. Vuestra falta de poder radica principalmente en la obstinación de la naturaleza.
...
Es por el hecho de haber aprendido a hacer el mal, por lo que ahora no podéis hacer el bien; y por lo tanto, en lugar de no preocuparos y tratar de excusaros a vosotros mismos, deberíais espantaros e inquietaros por ello. Recordad que el permanecer sin hacer nada es estar condenados para toda la eternidad. ¡Quiera el Espíritu Santo de Dios hacer uso de esta verdad en un sentido muy diferente! Confío en que antes de terminar seré capacitado para mostraros cómo esta verdad, que aparentemente condena a los hombres y les cierra la puerta, es, después de todo, la gran verdad que ha sido bendecida para la conversión de muchos.


Lamentablemente la confianza aquí expresada no tiene cumplimiento, pues no demuestra lo que promete. Si la gracia es irresistible, no hay nada que hacer: todo está hecho. Además, según su propio argumento no hay forma en que una conciencia derribada e impotente pueda llevar a nadie a inquietarse o espantarse.



II. Nuestro segundo punto es LAS FORMAS DE TRAER DEL PADRE. "Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere." ¿cómo, pues, trae el Padre a los hombres? Los teólogos arminianos enseñan, generalmente, que Dios trae a los hombres por medio de la predicación del Evangelio. Muy cierto; la predicación del Evangelio es el instrumento para traer a los hombres, pero debe haber algo más.


Sí, claro: la obra del Espíritu Santo que convence de pecado, de justicia y de juicio. Pero la hace normalmente a través de la predicación. Así lo dice también Pablo: el creer viene por el oír la Palabra de Dios.


¿A quién dirigió Cristo las palabras de nuestro texto? Al pueblo de Capernaum, donde El había predicado con frecuencia, donde había anunciado con tristeza y dolor las maldiciones de la Ley y las invitaciones del Evangelio. En aquella ciudad había hecho grandes señales y obrado muchos milagros. En efecto, tales enseñanzas y testimonios milagrosos les fueron mostrados a ellos, que Él declaró que Tiro y Sidón tiempo ha que sentadas en silicio y ceniza se habrían arrepentido, si hubiesen sido bendecidas con tales privilegios. Así pues, si la predicación del mismo Cristo no bastó para traer aquellos hombres a Él, es imposible creer que el Padre intentará traerles simple y totalmente por medio de la predicación. No, hermanos; debéis notar que Él no dice que ninguno puede venir si el ministro no le trajere, sino si el Padre no le trajere.


No me queda claro el argumento. Si los de Tiro y Sidón se hubieran arrepentido, y los de Capernaum no, el problema está en la obstinación culpable de los oyentes de Jesús.

El propio Señor enseñó esta verdad no sólo aquí, sino también y de manera muy clara en la parábola del sembrador (Mateo 13:3-9, 18-23). Allí habló del que oye la palabra y no la entiende; del que la recibe con gozo pero carece de profundidad; del que oye pero es ahogado por las preocupaciones del mundo; y finalmente del que es “tierra buena”, el que oye, entiende y da fruto.




Desde luego, existe tal cosa como ser traído por el Evangelio y ser traído por el ministro sin haberlo sido por Dios. Pero ciertamente es una atracción divina la que se quiere indicar con esto; ser traído por el Altísimo Dios -la Primera Persona de la Santísima Trinidad enviando a la Tercera, el Espíritu Santo, para inducir a los hombres a venir a Cristo-.
...
Notad que en el traer del Padre no hay compulsión de ninguna clase; Cristo nunca constriñó a nadie a venir en contra de su voluntad. Si un hombre no estuviera dispuesto a ser salvado, Cristo no lo salvaría en contra de su deseo. ¿Cómo le trae, pues, el Espíritu Santo? Haciéndole dispuesto.


Totalmente de acuerdo; este es uno de los ministerios del Espíritu.



El Espíritu no se vale de la "persuasión moral", sino que emplea un método mucho más certero para tocar el corazón. Se introduce en lo más profundo y secreto del alma y, Él sabrá cómo, por alguna misteriosa operación vuelve el sentir de la voluntad en la dirección contraria, de manera que, como Ralph Erskine dice paradójicamente, el hombre es salvado "con pleno asentimiento en contra de su voluntad"; es decir, en contra de su vieja voluntad. Pero es salvado con pleno asentimiento, porque ha sido hecho deseoso en el día del poder de Dios. No penséis que nadie vaya a ir al cielo pateando todo el camino y forcejeando contra la mano que le lleve. No imaginéis que nadie vaya a ser lavado en la sangre del Salvador en tanto que este tratando de apartarse de su lado. Oh, no. Es completamente cierto que, al principio, todo hombre se opone a ser salvo. Cuando el Espíritu Santo deja sentir su influencia en el corazón, se cumple la Escritura: "Llévame en pos de ti, correremos Proseguimos tras Él en tanto nos lleva, contentos de obedecer la voz que una vez despreciamos. Pero el quid de la cuestión está en el cambio de la voluntad.


Claro, es lo que la Escritura llama conversión.



Cómo ocurre esto, ninguna carne lo sabe; es uno de esos grandes misterios que son claramente percibidos por sus resultados, pero cuya causa ninguna lengua podría decir, ni ningún corazón adivinar. Sin embargo, por su forma aparente, yo puedo deciros cómo opera el Espíritu Santo. Lo primero que el Espíritu encuentra cuando entra en el corazón del hombre es esto: que la persona está pagada de sí misma; y no hay nada que impida tanto al hombre venir a Cristo como el tener una excelente opinión de sí mismo. Dice el hombre: "Yo no necesito ir a Cristo. Mi justicia es tan buena como cualquiera pudiera desear, y estoy convencido de que puedo entrar en el cielo por mis propios méritos". El Espíritu Santo destapa su corazón, le muestra el repugnante cáncer que está carcomiendo su vida poco a poco, le descubre toda la negrura e inmundicia de aquel vertedero del infierno -el corazón humano-, y entonces el hombre tiembla horrorizado. "Jamás pensé que yo fuera así. ¡Oh!, aquellos pecados que yo consideraba como minucias han elevado sus ramas a gran altura. Lo que yo tenía por colina, se ha convertido en montaña; lo que antes era mancha sobre la pared, ha llegado a ser ahora como cedro del Líbano." "¡Oh!", dice para sí, "trataré de enmendarme; haré tantas buenas obras que borre todas mis negras acciones." Es entonces cuando llega el Espíritu Santo y le muestra que no puede hacer tal cosa; le despoja de todo su fantasioso poder y fuerza de tal forma que, haciéndole caer en agonía sobre sus rodillas, dama: "¡Oh!, una vez creí poderme salvar por mis buenas obras, pero ahora veo que
"Toda una eternidad llorar podría, Podría en vivo celo desvelarme; Mas esto mi pecado no expiaría. Sólo Tú, mi Señor, debes salvarme".
Entonces el corazón se deshace y el hombre se encuentra al borde de la desesperación. Y dama: "Jamás podré ser salvo. Nada puede salvarme". Pero he aquí que se acerca el Espíritu Santo, muestra al pecador la cruz de Cristo, y ungiendo sus ojos con colirio celestial le dice: "Mira aquella cruz; aquel Hombre murió por salvar a los pecadores; tú sabes que lo eres, É1 murió por ti!" Y hace que el corazón pueda creer y venir a Cristo. Y cuando viene, traído por el dulce influjo del Espíritu, encuentra "la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, la cual guardara su corazón y pensamientos en Cristo Jesús".


Aquí Spurgeon desglosa, como si fuera en etapas, la obra del Espíritu: le muestra la realidad de su pecado, le revela que no puede salvarse a sí mismo y le señala a Cristo. Bien dice, “hace que el corazón pueda creer y venir a Cristo”. Pero el pecador aún debe hacer esto. Esta acción no es, por otra parte, algo que pueda computarse en su favor como un mérito. El paralítico que fue llevado a Jesús no se sanó ni le fueron perdonados sus pecados por ninguna acción meritoria. Ni hubo mérito en que la mujer con metrorragia se acercase a Jesús para tocar el borde de su manto. Sin embargo, el Señor le dijo, “Tu fe te ha salvado” porque la fe la hizo acercarse a Él.


Ahora pues, podéis percibir que todo esto puede ocurrir sin ninguna compulsión. El hombre es traído tan voluntariamente que parece como si no fuera traído; y viene a Cristo con pleno consentimiento, con tan pleno consentimiento como si ningún influjo secreto hubiese sido ejercido en su corazón. Pero es completamente necesario que esa influencia haya tenido lugar, o de otro modo nunca hubiera habido ni habría nadie que quisiera o pudiera venir al Señor Jesucristo.


Perfecto, pero de nuevo “influencia” no es lo mismo que “poder irresistible” . . La clave está en el “como si”. El influjo es imprescindible y de hecho la condición indispensable para que el consentimiento pueda ocurrir. Pero el hombre así iluminado debe aceptar el don de salvación. Lo de “con tan pleno consentimiento como si ningún influjo secreto hubiese sido ejercido en su corazón” no niega que tal consentimiento sea necesario; más bien lo reafirma.


III. Y ahora, cuando estamos próximos a terminar, concluiremos nuestro sermón haciendo una aplicación práctica de la doctrina, y confiamos en que sirva para consuelo. "Bien", dirá. alguno, "si lo que este hombre predica es verdad, ¿qué voy a hacer con mi religión? Porque, ¿sabe usted?, llevo muchos años esforzándome, y desazona oírle decir que nadie puede salvarse por sí mismo. Yo creo que si, si es que se persevera; y sí he de admitir lo que usted dice, tendré que abandonarlo todo y comenzar de nuevo”. Mis queridos amigos, sería algo maravilloso si así lo hicierais. No creáis que yo me alarmaría si tomarais esa decisión. Tened presente que lo que estáis haciendo es edificar vuestra casa sobre la arena, y es una obra de caridad la que os hago al sacudirla un poco. Os aviso en el nombre de Dios que, si vuestra religión no tiene bases más firmes que vuestra propia fuerza y poder, no resistiréis el juicio de Dios.


Muy sorprendente, pues si se cree todo lo que Spurgeon ha dicho hasta aquí, los oyentes jamás podrían tomar por sí mismos tal decisión. Sin embargo, los alienta a tomarla como si ellos de veras pudiesen. Aquí, en el llamado, es cuando en la práctica los calvinistas suelen metamorfosearse en arminianos.


Nada perdurará por toda la eternidad, sino aquello que procede de la eternidad. A menos que el eterno Dios haya hecho su buena obra en vuestros corazones, todos vuestros actos habrán de rendir cuentas en aquel gran día del juicio. Es en vano que seáis asiduos visitantes de iglesias o capillas, guardadores del domingo, y observantes en vuestras oraciones; es inútil que paséis por buenas personas ante vuestros vecinos y que vuestra conversación sea intachable; es en vano que confiéis en estas cosas, si son toda vuestra esperanza de salvación. Continuad, sed tan virtuosos como queráis, guardad perpetuamente el domingo, vivid tan santamente como podáis. Yo no os disuadiré de ello. Dios no lo quiera; creced en buenas obras, pero, por amor a vosotros mismos, no pongáis en ellas vuestra confianza: porque si fiáis en ellas, descubriréis, cuando más las necesitéis, que no os sirven para nada. Y si hay algo más para lo que os hayáis sentido capaces sin el auxilio de la divina gracia, cuanto antes os desembaracéis de la esperanza que ha sido engendrada por ello, tanto mejor para vosotros; porque es vana ilusión el confiar en las obras de la carne.


De nuevo se olvidó todo lo que explicó sobre los muertos que son incapaces tanto de querer como de poder. Aquí habla como si sus oyentes pudieran desembarazarse de todo lo que los lastra.


Un cielo espiritual debe ser habitado por hombres espirituales, y la preparación para entrar en él ha de ser obrada por el Espíritu de Dios. "Pero", dice algún otro, "yo he seguido las doctrinas de una religión en la que, por boca de sus ministros, se me ha enseñado que podía arrepentirme y creer cuando quisiera; y he aquí que yo lo he demorado día tras día. Creí que podría hacerlo en cualquier momento, que sólo tendría que decir: Señor, ten misericordia de mí, y creer, y así ser salvo. Usted me ha despojado de toda mi esperanza, y siento que el horror y el espanto se apoderan de mí." A ti te digo también, mi querido amigo: Me alegro de ello. Éste era el efecto que yo esperaba lograr. Y oro para que este sentimiento te sea multiplicado.


No, no, no. Según su propia tesis, el hombre es totalmente incapaz de entender estas cosas. ¿Cómo pretende lograr efecto alguno por su predicación?


Cuando desesperas de salvarte a ti mismo, confío en que Dios ha comenzado ya a hacerlo. Me regocijaré cuando te oiga decir: no puedo ir a Cristo. Señor, llévame, ayúdame"; porque si alguien siente el deseo, aunque no tenga el poder, es señal de que la gracia ha comenzado a obrar en su corazón, y Dios no le dejará hasta que su obra sea acabada. Pero no olvides, descuidado pecador, que tu salvación depende de la mano de Dios.


Ciertamente ningún arminiano olvidaría tal cosa. Desde luego, desear algo es un movimiento de la voluntad. Ahora bien, si muchos oyen y sólo algunos responden, ¿cuál sería la conclusión de Spurgeon?




¡Oh!, recuerda que estás completamente en sus manos. Tú has pecado contra Él y, si quiere condenarte, condenado estás. No puedes resistir a su voluntad ni frustrar su propósito. Has merecido su ira, y si Él quiere derramar sobre tu cabeza toda la abundancia de su cólera, tú no puedes hacer nada para evitarlo. Pero si por otra parte decide salvarte, Él es poderoso para hacerlo hasta lo sumo. Tú eres en sus manos lo que una indefensa mariposa seria entre tus dedos. Él es el Dios a quien tú has ofendido cada día. ¿No te hace estremecer el pensamiento de que tu destino eterno está en las manos de Aquel a quien has enojado y enfurecido?, ¿no tiemblan tus rodillas y la sangre se te hiela en las venas? Si así es me gozo en ello, porque esto puede ser el primer efecto de la acción del Espíritu en tu alma. ¡Oh!, tiembla al pensar que el Dios al que tú has encolerizado es el Dios de quien depende completamente tu salvación o condenación. Temblad y "besad al Hijo, porque no se enoje y perezcáis en el camino, cuando se encendiere un poco su furor".


Por más vueltas que se le dé al asunto es obvio que no puede soslayarse la necesidad de una decisión.


Y he aquí ahora el pensamiento que servirá de consuelo: Muchos de vosotros sois conscientes de estar acercándoos a Cristo esta mañana. ¿No habéis empezado a derramar lágrimas de arrepentimiento? ¿No os encerrasteis a solas en vuestra habitación antes de venir orando en devota preparación para oír la Palabra de Dios? Y durante el culto de esta mañana, ¿no ha clamado vuestro corazón desde lo más profundo: "Señor, sálvame o perezco, porque yo no puedo salvarme a mí mismo"? ¿Y no podríais alzaros ahora de vuestros asientos y cantar:
"Oh, gracia soberana, te rindo el corazón; Cautivo soy, de grado, de mi amado Señor. Yo quiero ser llevado en alas de triunfo A cantar la victoria del Verbo Redentor"?
¿Y no he oído yo mismo que habéis dicho en vuestro corazón: "Jesús, Jesús, toda mi confianza está en ti. Yo sé que ninguna de mis justicias y virtudes puede salvarme; solamente Tú, oh Cristo, puedes hacerlo; pase lo que pase me entrego completamente a ti"? ¡Oh, hermano!; estás siendo traído por el Padre, porque no podrías venir si El no te trajere. ¡Dulce pensamiento! Y si has sido traído, ¿sabes cuál es la maravillosa conclusión? Déjame decírtelo con palabras de la Escritura, y ojalá te sirvan de consuelo: "Jehová se manifestó a mí ya mucho tiempo ha, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te soportaré con misericordia". Si, hermano mío que lloras, puesto que vienes a Cristo, Dios te ha traído; y puesto que Él te ha traído, ello es la prueba de que te amó desde antes de la fundación del mundo. Eres uno de los suyos, deja que tu corazón salte dentro de ti. Tu nombre fue escrito en las manos del Salvador cuando fueron clavadas en el maldito madero. Tu nombre brilla hoy en el pectoral del Sumo Sacerdote; sí, allí estaba antes que el lucero del alba fuese emplazado en el firmamento, o los planetas iniciaran su ciclo. Gózate en el Señor; tú que has venido a Cristo, y dad saltos de alegría todos los que habéis sido traídos por el Padre. Porque ésta es vuestra prueba, vuestro solemne testimonio, de que habéis sido escogidos de entre todos los hombres en eterna elección, y que seréis guardados por el poder de Dios, mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada.
***

Esta conclusión, excepto por lo del nombre grabado en la eternidad en el pectoral del Sumo Sacerdote (¿¿¿cita bíblica???) podría ser suscrita por un arminiano, aunque dudo que en el sentido en que Spurgeon debe de haberla entendido.

Lo que omite decir Spurgeon es que quienes no creen han sido predestinados desde la eternidad para irremisible perdición.

Como comentario final, diría que me desilusiona no ver un esfuerzo serio por entender en su propio contexto el versículo que da título al sermón.

Respondió Jesús y les dijo: No murmuréis entre vosotros. Nadie puede venir a mí si no lo trae el Padre que me envió, y yo lo resucitaré en el día final. Escrito está en los profetas: “Y todos serán enseñados por Dios”. Todo el que ha oído y aprendido del Padre, viene a mí.

Juan 6:43-45

Nadie puede ir a Jesús si el Padre no lo lleva. ¿y a quiénes lleva el Padre si no a los que lo oyen y aprenden de Él, siendo enseñados por Dios?

Como dijo el mismo Jesús, “Si alguien quiere hacer la voluntad de Dios, sabrá si mi enseñanza es de Dios o si hablo de mí mismo” (Juan 7:17).

El Padre lleva a Cristo a quienes le oyen, aprenden de Él y quieren hacer Su voluntad. En ellos, la semilla germina, crece y lleva fruto.

Bendiciones en Cristo

Jetonius

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Re: Re: ¿de quien depende la salvacion?

Re: Re: ¿de quien depende la salvacion?

QUERIDO AMIGO JETONIUS:

TE CONTESTARE BASADO EN LAS SANTAS ESCRITURAS, Y ENTONCES TENDRAS QUE PLEITAR CON DIOS Y SU PALABRA CON TODO EL RESPETO QUE TE MERECES...........

MIS COMENTARIOS SERÁN EN MAYUSCULA PARA DIFERENCIAR DE LOS TUYOS, Y DE ANTEMANO TE GRADEZCO POR TUS COMENTARIOS A FIN DE QUE LLEGUEMOS A LA VERDAD

Dios nos la da por su soberana voluntad. Solamente tenemos que aceptar el don que Dios nos ofrece en Cristo mediante el poder del Espíritu Santo.

TE DEBATO LO SIGUIENTE: “TENEMOS QUE ACEPTAR EL DON QUE DIOS NOS OFRECE”

DANIEL
4:35 TODOS LOS HABITANTES DE LA TIERRA SON CONSIDERADOS COMO NADA; Y ÉL HACE SEGÚN SU VOLUNTAD EN EL EJÉRCITO DEL CIELO, Y EN LOS HABITANTES DE LA TIERRA, Y NO HAY QUIEN DETENGA SU MANO, Y LE DIGA: ¿QUÉ HACES?

QUIENES SOMOS PARA DECIRLE A NUESTRO CREADOR, QUE HACES O POR QUE....

SAN JUAN
15:16 NO ME ELEGISTEIS VOSOTROS A MÍ, SINO QUE YO OS ELEGÍ A VOSOTROS, Y OS HE PUESTO PARA QUE VAYÁIS Y LLEVÉIS FRUTO, Y VUESTRO FRUTO PERMANEZCA; PARA QUE TODO LO QUE PIDIEREIS AL PADRE EN MI NOMBRE, ÉL OS LO DÉ.

DONDE DICE, QUE CUANDO TE ACEPTEMOS SEÑOR, DICE LA PALBRA: “NO ME ELEGISTEIS VOSOTROS A MÍ, SINO QUE YO OS ELEGÍ A VOSOTROS”

SI SOMOS CRIATURAS DE UN DIOS CREADOR, POR QUE HEMOS DE PLEITAR CON EL ALTISIMO, Y TOMARNOS ATRIBUCIONES QUE NO TIENEN VALIDES Y SI POR EL CONTRARIO, ALIMENTA LA SOBERBIA DEL HOMBRE EN CREER Y QUERER ACEPTAR A DIOS A NUESTRA PROPIA COMPLASENCIA, SABIENDO QUE SOMO COMO NADA DELANTE DE DIOS, O SINO MIREMOS LOS SIGUIENTES VERSICULOS:

ROMANOS
9:20 MAS ANTES, OH HOMBRE, ¿QUIÉN ERES TÚ, PARA QUE ALTERQUES CON DIOS? ¿DIRÁ EL VASO DE BARRO AL QUE LO FORMÓ: ¿POR QUÉ ME HAS HECHO ASÍ?
9:21 ¿O NO TIENE POTESTAD EL ALFARERO SOBRE EL BARRO, PARA HACER DE LA MISMA MASA UN VASO PARA HONRA Y OTRO PARA DESHONRA?

ROMANOS
9:16 ASÍ QUE NO DEPENDE DEL QUE QUIERE, NI DEL QUE CORRE, SINO DE DIOS QUE TIENE MISERICORDIA.

NO DEPENDE NUESTRA SALVACION DE LA MISERICORDIA DE DIOS Y NO DE NUESTRA “VOLUNTAD”?

Y QUE DICE FILIPENSES 2:13
PORQUE DIOS ES EL QUE EN VOSOTROS PRODUCE ASÍ EL QUERER COMO EL HACER, POR SU BUENA VOLUNTAD.

Y ENTONCES ME DIRIAS, CLARO ES DIOS QUIEN PRODUCE EL ACEPTARLO, (TOTALMENTE DE ACUERDO) ENTONCES, DE QUIEN DEPENDE LA SALVACION MI AMIGO....

DE TI O DE LA MISERICORDIA DE DIOS....

MIREMOS EL SIGUIENTE PASAJE:

SAN JUAN
10:26 PERO VOSOTROS NO CREÉIS, PORQUE NO SOIS DE MIS OVEJAS, COMO OS HE DICHO.
10:27 MIS OVEJAS OYEN MI VOZ, Y YO LAS CONOZCO, Y ME SIGUEN,
10:28 Y YO LES DOY VIDA ETERNA; Y NO PERECERÁN JAMÁS, NI NADIE LAS ARREBATARÁ DE MI MANO.
10:29 MI PADRE QUE ME LAS DIO, ES MAYOR QUE TODOS, Y NADIE LAS PUEDE ARREBATAR DE LA MANO DE MI PADRE.

ES DECIR QUE HAY OVEJAS QUE NO SON DE DIOS, Y QUE LAS OVEJAS DE DIOS SON LAS QUE EL PADRE LE DIO A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, Y ADEMAS DICE QUE NADIE LAS ARREBATARA DE MI MANO...

NO HAY LA MAS MÍNIMA POSIBILIDAD DE QUE SEAMOS NOSOTROS QUIENES ACEPTEMOS A CRISTO, ES EL QUIEN NOS ACEPTA PARA SER SUS OVEJAS...

ESPERO HAYA QUEDADO CLARO....

CONTINUEMOS....

"Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere" (Juan 6:44).
"Venir a Cristo" es una frase muy común en la Sagrada Escritura, y se usa para expresar aquellas acciones del alma por las que, abandonando totalmente nuestra propia justicia y pecados, corremos hacia el Señor Jesucristo para recibir su justicia, como nuestra cubierta, y su sangre como nuestra expiación. El venir a Cristo, pues, entraña el arrepentimiento, la negación de uno mismo y la fe en Él; y compendia todas aquellas cosas que son el necesario acompañamiento de estas extraordinarias condiciones del corazón, tales como la creencia en la verdad, la diligencia en la oración a Dios, la sumisión del alma a los preceptos de su Evangelio, y todo aquello que concurre en la salvación del pecador. Aquel que no venga a Cristo, haga lo que haga y crea lo que crea, está aún en "hiel de amargura y en prisión de maldad". El venir a Cristo es el primer efecto de la regeneración.


En otra parte (entrada “Arminio y la regeneración” , mensaje 9391) he expuesto por qué creo que la regeneración es el resultado de venir a Cristo, no su causa.

SI LEISTE BIEN MI EXPOSICIÓN DE LA PALABRA ARRIBA, EN TU PRIMER DEBATE, NO QUEDAN DUDAS QUE ES CRISTO QUIEN VIENE A NOSOTROS POR QUE EL PADRE NOS DIO A EL Y NADIE NOS ARREBATAR DE SU MANO.

ENTONCES LA REGENERACION ES CAUSA DE LA MISERICORDIA DE DIOS EN SU HIJO, Y NO POR VOLUNTAD NUESTRA....

CONTINUEMOS..........
Tan pronto como el alma es vivificada descubre su condición perdida, se horroriza ante su estado, busca refugio, y creyendo encontrarlo en Cristo, corre presurosa para hallar en Él su reposo. Donde no hay ese venir a Cristo, ciertamente tampoco ha habido nueva vida; y donde no hay nueva vida, el alma está muerta en delitos y pecados, y como está muerta no puede entrar en el reino de los cielos.

Precisamente. Pero el orden es venir a Cristo y en Él hallar descanso para nuestras almas.

NADIE VA A CRISTO SI EL PADRE NO NOS DA A SU HIJO....
"NINGUNO PUEDE VENIR A MÍ, SI EL PADRE QUE ME ENVIÓ NO LE TRAJERE" (JUAN 6:44).
EL MENSAJE ES MUY CLARO... POR QUE LO CAMBIAS... PARA ACOMODARLO A TU PARECER, TEN CUIDADO CON LAS INTERPRETACIONES QUE LE DAS A LA PALABRA, AL TRASTORNAR UN MENSAJE COMO ESTE, CLARO Y CONCRETO, QUE NO DA A MAS INTERPRETACIONES.....

CONTINUEMOS.......
Tenemos ante nosotros una declaración muy sorprendente que muchos catalogan de molesta. Nuestro texto dice que el venir a Cristo es algo completamente imposible para el hombre, a menos que el Padre le trajere; bien que hay quienes afirman que ello es lo más fácil del mundo.



Muy ignorantes de las Escrituras han de ser los anónimos que afirman tal cosa.

TU AFIRMAS QUE “HAY QUE ACEPTAR”, AFIRMAS OTRA COSA DIFERENTE AL EVANGELIO, ENTONCES,.............


CONTINUEMOS.....

Así pues, será nuestro cometido el extendernos sobre esta declaración. No dudamos que siempre será ofensiva para la naturaleza carnal, pero sabemos, no obstante, que esta ofensa a la naturaleza humana ha sido muchas veces el primer paso para traerla humillada a los pies del Señor. Y si éste es el resultado, no pensemos en la ofensa y gocémonos en las gloriosas consecuencias.
Esta mañana trataré antes que nada de hacer resaltar en qué consiste la incapacidad del hombre. En segundo lugar, cuáles son las formas empleadas por el Padre para traernos a Cristo, y cómo las utiliza sobre el alma. Y finalmente concluiré considerando el dulce consuelo que mana de este texto aparentemente tan árido y terrible.
1. Primeramente, pues, LA INCAPACIDAD DEL HOMBRE. El texto dice: "Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere". ¿Dónde radica esta incapacidad? No en defecto físico alguno.
...
La incapacidad no reside tampoco en alguna deficiencia mental. ...
...
El defecto, pues, no reside en el cuerpo o en lo que, hablando teológicamente, nosotros llamamos la mente. No hay deficiencia o insuficiencia en ella, si bien la inutilidad de la mente, su corrupción y ruina, es, después de todo, la misma esencia de la incapacidad humana.
Permitidme que os muestre donde reside realmente la incapacidad del hombre: en lo más profundo de su naturaleza. Por la caída y por nuestro propio pecado, la naturaleza humana ha quedado tan degradada, depravada y corrompida, que para el hombre es imposible venir a Cristo sin el auxilio del Espíritu Santo de Dios. Para ilustraros en qué forma la naturaleza humana ha imposibilitado al hombre para ir a Cristo, os hablaré por medio de una figura. Contemplad una oveja: ¡con que fruición come la hierba! Nunca la habréis visto suspirar por la carroña. No podría alimentarse de lo que come el león. Ahora traedme un lobo; preguntadme si puede comer hierba o ser tan dócil y manso como un cordero. Yo os responderé que no, porque su naturaleza es contraria a ello. "Bien", me decís, "pero si tiene orejas y patas, ¿no podría oír la voz del pastor y seguirle dondequiera que le lleve?" Claro que podría; no hay ninguna causa física por la que no pueda hacerlo, pero su naturaleza se lo impide y por lo tanto no puede. ¿No podría ser domesticado y hacerse desaparecer su ferocidad? Probablemente fuera dominado de forma que aparentara ser manso, pero siempre existiría una marcada distinción entre él y la oveja por lo dispar de sus naturalezas. Así pues, la razón por la que el hombre no puede venir a Cristo no es porque haya incapacidad en su mente o cuerpo, sino porque su naturaleza está tan corrompida que no tiene ni el querer ni el poder para venir, a menos que sea traído por el Espíritu



Muy interesante analogía. Sin embargo, me parece que no es aplicable. En la comparación de arriba, cada animal es fiel a su naturaleza. Pero en el caso del hombre, se trata de que su propia naturaleza humana ha sido corrompida. La comparación correspondiente sería una oveja normal con una oveja corrupta, o un lobo normal con un lobo corrupto. La Escritura enseña que el propósito de la encarnación fue que Dios se hizo hombre para redimir a los hombres, para constituir no una especie diferente sino una nueva humanidad según el propósito de Dios (Romanos 5:12-21; Hebreos 2:5-18).

La Escritura enseña que el propósito de la encarnación fue que Dios se hizo hombre para redimir a los hombres

SOLO REDIMIO A LOS QUE EL PADRE LE DIO, SI FUERA A TODOS LOS HOMBRES, NO EXISTIRIA EL INFIERNO NO CREES...

CONTINUEMOS....

Pero os daré otra ilustración mucho más clara. Tenemos a una madre con su bebé en los brazos. Poned un cuchillo en sus manos y pedidle que lo clave en el corazón de la criatura. Verdaderamente os dirá que no puede. Por lo que se refiere al poder físico, sí que podría hacerlo si quisiera: tiene el cuchillo y tiene el niño. El pequeño no puede defenderse y ella posee suficiente vigor en su brazo para clavar el puñal en su corazón. Pero está en lo cierto cuando dice que no puede hacerlo. Ella puede pensar en matar a su hijo como un simple acto de la mente, y aun así dice que le es imposible pensar tal cosa; y no dice mentira cuándo así habla, porque su naturaleza de madre no le permite hacer algo ante lo cual toda su alma se rebela. Por el hecho de ser la madre de aquel niño, siente que no puede matarlo.



Pues si una madre normal es incapaz de matar a su hijo, cabría inferir que la corrupción y depravación humana no es tan completa como se nos quiere hacer creer. Y con esto concuerdan las palabras del Señor: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿O qué hombre hay entre vosotros que si su hijo le pide pan, le dará una piedra, o si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dávidas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden?” (Mateo 7:7-11).

SAN JUAN
15:16 NO ME ELEGISTEIS VOSOTROS A MÍ, SINO QUE YO OS ELEGÍ A VOSOTROS, Y OS HE PUESTO PARA QUE VAYÁIS Y LLEVÉIS FRUTO, Y VUESTRO FRUTO PERMANEZCA; PARA QUE TODO LO QUE PIDIEREIS AL PADRE EN MI NOMBRE, ÉL OS LO DÉ.

A QUIEN LO DA EL PADRE, QUIENES SON LOS QUE LE PIDEN AL PADRE, NO SON A SUS HIJOS, A QUIEN EL ELIGIO PARA SER COHEREDEROS CON CRISTO...

CONTINUANDO CON MATEO
7:21 NO TODO EL QUE ME DICE: SEÑOR, SEÑOR, ENTRARÁ EN EL REINO DE LOS CIELOS, SINO EL QUE HACE LA VOLUNTAD DE MI PADRE QUE ESTÁ EN LOS CIELOS.

QUIENES SON LOS QUE LE PUEDEN DECIR SEÑOR, LOS QUE HACEMOS SU VOLUNTAD, Y QUIENES LA PUEDEN HACER, A LOS QUE EL PUSO EN EL CORAZON (filipenses 2:13), Y A QUIENES SE LOS PUSO EN EL CORAZON:

"NINGUNO PUEDE VENIR A MÍ, SI EL PADRE QUE ME ENVIÓ NO LE TRAJERE" (JUAN 6:44).

A LOS QUE EL PADRE ENVIO A SU HIJO, PARA VIVIR ETERNAMENTE CON CRISTO.....................................

CONTINUEMOS...........

Igual ocurre con el pecador. El venir a Cristo es tan odioso a la naturaleza humana que, aunque en lo que respecta a fuerzas mentales y físicas (y éstas no tienen sino una muy pequeña acción en la salvación), los hombres podrían venir si quieran, es estrictamente correcto decir que ni pueden ni quisieren, a menos que el Padre que envió a Cristo les traiga.
Profundicemos un poco más en este aspecto de la cuestión, y tratemos de descubrir en qué consiste esta incapacidad humana en sus más minuciosos detalles.
1. Primeramente, en la rebeldía de la humanidad del hombre. "¡Oh!", dice el arminiano, "los hombres pueden salvarse si quieren."



Esto no lo dice el arminiano, sino el pelagiano. Y es una pena, una tragedia que un gran predicador como Spurgeon contribuya a perpetuar esta vil calumnia contra Arminio y quienes pensamos de manera semejante a él.

EL ARMINIANISMO PROMUEVE EL QUE UNO PUEDE ACEPTAR A CRISTO Y QUE CRISTO MURIO POR TODOS.....
SI PARA TI ES UNA VIL CALUMNIA TODO LA SUSTENTACIONQUE TE HE DADO A RAIZ DEL SERMON DE SPORGEON, LOGICAMENTE BASADO EN LA PALBRA DE DIOS, TIENES QUE LEER LO SIGUIENTE (TOMALO COMO DEBE SER, ES MEJOR SER HONESTO CONTIGO, QUE TRANQUILIZAR TU FORMA DE PENSAR)
SAN JUAN
8:42 JESÚS ENTONCES LES DIJO: SI VUESTRO PADRE FUESE DIOS, CIERTAMENTE ME AMARÍAIS; PORQUE YO DE DIOS HE SALIDO, Y HE VENIDO; PUES NO HE VENIDO DE MÍ MISMO, SINO QUE ÉL ME ENVIÓ.
8:43 ¿POR QUÉ NO ENTENDÉIS MI LENGUAJE? PORQUE NO PODÉIS ESCUCHAR MI PALABRA.
8:44 VOSOTROS SOIS DE VUESTRO PADRE EL DIABLO, Y LOS DESEOS DE VUESTRO PADRE QUERÉIS HACER. EL HA SIDO HOMICIDA DESDE EL PRINCIPIO, Y NO HA PERMANECIDO EN LA VERDAD, PORQUE NO HAY VERDAD EN ÉL. CUANDO HABLA MENTIRA, DE SUYO HABLA; PORQUE ES MENTIROSO, Y PADRE DE MENTIRA.
8:45 Y A MÍ, PORQUE DIGO LA VERDAD, NO ME CREÉIS.
8:46 ¿QUIÉN DE VOSOTROS ME REDARGUYE DE PECADO? PUES SI DIGO LA VERDAD, ¿POR QUÉ VOSOTROS NO ME CREÉIS?

LAMENTABLEMENTE NO PUEDO CONTINUAR, PERO ESPERO QUE EL SEÑOR TE LLEVE A LA VERDAD....

GRACIAS AMIGO POR DEBATIR CONMIGO....
:corazon: :angel:
 
Re: ¿de quien depende la salvacion?

Originalmente enviado por: Luis Javier Gil
QUERIDO AMIGO JETONIUS:

TE CONTESTARE BASADO EN LAS SANTAS ESCRITURAS, Y ENTONCES TENDRAS QUE PLEITAR CON DIOS Y SU PALABRA CON TODO EL RESPETO QUE TE MERECES...........


(Jetonius) Empezó muy, pero muy mal. Si usted piensa que debatir con usted es lo mismo que pleitear con Dios y con su Palabra, está completamente equivocado.

A mi entender lo que podemos hacer es confrontar nuestro respectivo entendimiento del mismo y único Dios y su misma y única Palabra en los que ambos creemos. Plantearlo del modo que usted lo hace es descalificar a su interlocutor antes de comenzar a dialogar.

Por si no le queda claro, ni usted ni yo podemos decir "lo que yo digo es lo que Dios dice", sino "lo que yo digo es lo que yo creo que Dios dice". Y como comprenderá, hay una gran diferencia.


(Luis Javier) MIS COMENTARIOS SERÁN EN MAYUSCULA PARA DIFERENCIAR DE LOS TUYOS, Y DE ANTEMANO TE GRADEZCO POR TUS COMENTARIOS A FIN DE QUE LLEGUEMOS A LA VERDAD


(Jetonius) Es muy diferente decir así en plural que "lleguemos a la verdad" que afirmar que tendré que pleitear con Dios y su Palabra, cosa que desde jamás se me ocurriría intentar.

Le ruego que en lo sucesivo, identifique sus comentarios de otra forma que no sea el uso de mayúsculas, pues me dificulta mucho la lectura. Pruebe poniendo su nick entre paréntesis antes de su respuesta, como hago yo.



(Jetonius) Dios nos la da por su soberana voluntad. Solamente tenemos que aceptar el don que Dios nos ofrece en Cristo mediante el poder del Espíritu Santo.

(Luis Javier) TE DEBATO LO SIGUIENTE: “TENEMOS QUE ACEPTAR EL DON QUE DIOS NOS OFRECE”

DANIEL
4:35 TODOS LOS HABITANTES DE LA TIERRA SON CONSIDERADOS COMO NADA; Y ÉL HACE SEGÚN SU VOLUNTAD EN EL EJÉRCITO DEL CIELO, Y EN LOS HABITANTES DE LA TIERRA, Y NO HAY QUIEN DETENGA SU MANO, Y LE DIGA: ¿QUÉ HACES?

QUIENES SOMOS PARA DECIRLE A NUESTRO CREADOR, QUE HACES O POR QUE....


(Jetonius) El pasaje que cita establece la soberanía de Dios y su voluntad y poder supremo e indisputable. No afirma en modo alguno que Dios obligue a aceptar la salvación. De hecho, por su propia naturaleza un regalo debe ser aceptado. Si es impuesto irresistiblemente podrá llamarse de otra forma, pero no un regalo.


(Luis Javier)
SAN JUAN
15:16 NO ME ELEGISTEIS VOSOTROS A MÍ, SINO QUE YO OS ELEGÍ A VOSOTROS, Y OS HE PUESTO PARA QUE VAYÁIS Y LLEVÉIS FRUTO, Y VUESTRO FRUTO PERMANEZCA; PARA QUE TODO LO QUE PIDIEREIS AL PADRE EN MI NOMBRE, ÉL OS LO DÉ.

DONDE DICE, QUE CUANDO TE ACEPTEMOS SEÑOR, DICE LA PALBRA: “NO ME ELEGISTEIS VOSOTROS A MÍ, SINO QUE YO OS ELEGÍ A VOSOTROS”


(Jetonius) Vea el contexto: le está hablando a once de los Doce que él eligió (compare Juan 6:70-71). Jesús escogió a los Doce para que fuesen sus Apóstoles o apoderados, testigos de su resurrección. Pero ellos pudieron serlo porque creyeron y conocieron que Jesucristo era "el Santo de Dios" (Juan 6:69) y permanecieon en Él (Juan 15:4-7). El que no lo creyó se perdió.



(Luis Javier) SI SOMOS CRIATURAS DE UN DIOS CREADOR, POR QUE HEMOS DE PLEITAR CON EL ALTISIMO, Y TOMARNOS ATRIBUCIONES QUE NO TIENEN VALIDES Y SI POR EL CONTRARIO, ALIMENTA LA SOBERBIA DEL HOMBRE EN CREER Y QUERER ACEPTAR A DIOS A NUESTRA PROPIA COMPLASENCIA, SABIENDO QUE SOMO COMO NADA DELANTE DE DIOS,


(Jetonius) No hay tal pleito como se imagina.

La Escritura enseña que Dios no hace acepción de personas

(Hechos 10:34; Romanos 2:11; Gálatas 2:6; Efesios 6:9; Colosenses 5:25; 1 Pedro 1:17)

La Escritura enseña que la salvación es un don para todo aquel que cree.

(Marcos 1:15; 11:24; 16:16; Juan 1:12; 3:15-18; 5:24, 38; 6:40-47; 11:25-26; 20:31; Hechos 10:43; 13:48; 16:31; Romanos 1:16; 3:22; 4:5; 9:33; 10:9-10; Efesios 1:13, 19; 1 Pedro 2:6-7; 1 Juan 3:23; 5:1).

No hay soberbia alguna en obedecer a Dios; es más, la sumisión exige que toda soberbia sea puesta de lado. El Señor es quien ha dispuesto, en pleno ejercicio de Su soberanía, lo que nosotros debemos hacer para ser salvos.

Si Él no hace acepción de personas y manda a todos que se arrepientan, responder a este mandato demuestra más bien reverente obediencia a Dios.



(Luis Javier) O SINO MIREMOS LOS SIGUIENTES VERSICULOS:

ROMANOS
9:20 MAS ANTES, OH HOMBRE, ¿QUIÉN ERES TÚ, PARA QUE ALTERQUES CON DIOS? ¿DIRÁ EL VASO DE BARRO AL QUE LO FORMÓ: ¿POR QUÉ ME HAS HECHO ASÍ?
9:21 ¿O NO TIENE POTESTAD EL ALFARERO SOBRE EL BARRO, PARA HACER DE LA MISMA MASA UN VASO PARA HONRA Y OTRO PARA DESHONRA?

ROMANOS
9:16 ASÍ QUE NO DEPENDE DEL QUE QUIERE, NI DEL QUE CORRE, SINO DE DIOS QUE TIENE MISERICORDIA.

NO DEPENDE NUESTRA SALVACION DE LA MISERICORDIA DE DIOS Y NO DE NUESTRA “VOLUNTAD”?


(Jetonius) En todos los casos se refiere a la soberanía de Dios en escoger personas o pueblos para su servicio. No se trata de la salvación individual. De todos modos, no dudo ni por un instante que nuestra salvación dependa de la misericordia de Dios. Nadie puede salvarse si no es por Su gracia. Esto no es lo mismo que decir que nuestra voluntad, iluminada por Dios, no tenga nada que ver. Sobre estos textos lo refiero a la entrada “Arminio y la regeneración”, donde los he comentado con cierta extensión (léalo antes de contestarme).


(Luis Javier) Y QUE DICE FILIPENSES 2:13
PORQUE DIOS ES EL QUE EN VOSOTROS PRODUCE ASÍ EL QUERER COMO EL HACER, POR SU BUENA VOLUNTAD.


(Ferniel) Claro, como que este texto lo escribió un creyente a otros creyentes. No deja de ser llamativo que cite la segunda parte de la frase y omita la primera (versículo 12):

Así que, amados míos, tal como siempre habéis obedecido, no sólo en mi presencia, sino ahora mucho más en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor...

La soberanía y misericordia de Dios nos capacitan pero somos nosotros debemos hacer esto.


(Luis Javier) Y ENTONCES ME DIRIAS, CLARO ES DIOS QUIEN PRODUCE EL ACEPTARLO, (TOTALMENTE DE ACUERDO)


(Jetonius) Es que usted está de acuerdo con lo que imagina que yo diría. Si usted no hubiese mutilado la frase, el sentido sería claro: Dios los capacita pero quienes deben esforzarnos son los creyentes. Se les demanda una colaboración activa en la obra que Dios inició y posibilita en ellos.


(Luis Javier) ENTONCES, DE QUIEN DEPENDE LA SALVACION MI AMIGO....

DE TI O DE LA MISERICORDIA DE DIOS....


(Jetonius) Según el texto que trajo a colación, depende de ambos. Más claro, imposible.


(Luis Javier) MIREMOS EL SIGUIENTE PASAJE:

SAN JUAN
10:26 PERO VOSOTROS NO CREÉIS, PORQUE NO SOIS DE MIS OVEJAS, COMO OS HE DICHO.
10:27 MIS OVEJAS OYEN MI VOZ, Y YO LAS CONOZCO, Y ME SIGUEN,
10:28 Y YO LES DOY VIDA ETERNA; Y NO PERECERÁN JAMÁS, NI NADIE LAS ARREBATARÁ DE MI MANO.
10:29 MI PADRE QUE ME LAS DIO, ES MAYOR QUE TODOS, Y NADIE LAS PUEDE ARREBATAR DE LA MANO DE MI PADRE.

ES DECIR QUE HAY OVEJAS QUE NO SON DE DIOS, Y QUE LAS OVEJAS DE DIOS SON LAS QUE EL PADRE LE DIO A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, Y ADEMAS DICE QUE NADIE LAS ARREBATARA DE MI MANO...

NO HAY LA MAS MÍNIMA POSIBILIDAD DE QUE SEAMOS NOSOTROS QUIENES ACEPTEMOS A CRISTO, ES EL QUIEN NOS ACEPTA PARA SER SUS OVEJAS...

ESPERO HAYA QUEDADO CLARO....


(Jetonius) Sí, claro como el barro :D

Las ovejas que el Padre le da a Cristo son las que oyen su voz y lo siguen. Los que no se tornan ovejas suyas es porque no quieren creer. Parece que hasta las ovejas tienen que hacer algo: seguir al Pastor. Nosotros debemos seguirlo. El nos acepta porque se ha comprometido a hacerlo según la santa voluntad de Dios, al declarar: “al que a mí viene, no le echo fuera”, y “venid a mí todos...”.


(Luis Javier)
CONTINUEMOS....

(Jetonius)
"Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere" (Juan 6:44).
"Venir a Cristo" es una frase muy común en la Sagrada Escritura, y se usa para expresar aquellas acciones del alma por las que, abandonando totalmente nuestra propia justicia y pecados, corremos hacia el Señor Jesucristo para recibir su justicia, como nuestra cubierta, y su sangre como nuestra expiación. El venir a Cristo, pues, entraña el arrepentimiento, la negación de uno mismo y la fe en Él; y compendia todas aquellas cosas que son el necesario acompañamiento de estas extraordinarias condiciones del corazón, tales como la creencia en la verdad, la diligencia en la oración a Dios, la sumisión del alma a los preceptos de su Evangelio, y todo aquello que concurre en la salvación del pecador. Aquel que no venga a Cristo, haga lo que haga y crea lo que crea, está aún en "hiel de amargura y en prisión de maldad". El venir a Cristo es el primer efecto de la regeneración.


En otra parte (entrada “Arminio y la regeneración” , mensaje 9391) he expuesto por qué creo que la regeneración es el resultado de venir a Cristo, no su causa.

(Luis Javier)
SI LEISTE BIEN MI EXPOSICIÓN DE LA PALABRA ARRIBA, EN TU PRIMER DEBATE, NO QUEDAN DUDAS QUE ES CRISTO QUIEN VIENE A NOSOTROS POR QUE EL PADRE NOS DIO A EL Y NADIE NOS ARREBATAR DE SU MANO.


(Jetonius) Qué raro, porque Jesús dijo “Venid a mí”, y dice también que sus ovejas lo siguen.


ENTONCES LA REGENERACION ES CAUSA DE LA MISERICORDIA DE DIOS EN SU HIJO, Y NO POR VOLUNTAD NUESTRA....


(Jetonius) Es que una cosa no excluye la otra. De sus palabras infiero que en su pensamiento o bien nuestra salvación depende absolutamente de Dios y es ajena a nuestra voluntad, o bien depende enteramente de nuestra voluntad y no de la misericordia de Dios. Pero no hay razón lógica, ni tampoco fundamento bíblico, para plantear así las cosas.

Suponga que un hombre se encuentra en medio del desierto, a punto de morir por la deshidratación. Alguien acierta a pasar por allí, le da de beber, lo ayuda a subir a su vehículo, y lo transporta a un hospital. ¿Qué persona razonable diría que el hombre desfalleciente se salvó a sí mismo? Es cierto que aceptó el agua que se le proporcionó, y también es cierto que no se resistió a subir al vehículo. Pero jamás hubiera sobrevivido sin que alguien le proporcionara agua y lo llevara a un lugar seguro. Su situación era desesperada. Ningún esfuerzo propio hubiera podido salvarle.

Lo mismo ocurre con nosotros. Dios proporciona el Salvador con el agua de vida y nos lleva por el Camino. Nosotros solamente debemos aceptarlo. Dios hace todo excepto tomar la decisión que nos corresponde a nosotros.


(Luis Javier)
CONTINUEMOS..........

(Spurgeon)
Tan pronto como el alma es vivificada descubre su condición perdida, se horroriza ante su estado, busca refugio, y creyendo encontrarlo en Cristo, corre presurosa para hallar en Él su reposo. Donde no hay ese venir a Cristo, ciertamente tampoco ha habido nueva vida; y donde no hay nueva vida, el alma está muerta en delitos y pecados, y como está muerta no puede entrar en el reino de los cielos.

(Jetonius)
Precisamente. Pero el orden es venir a Cristo y en Él hallar descanso para nuestras almas.

(Luis Javier)
NADIE VA A CRISTO SI EL PADRE NO NOS DA A SU HIJO....
"NINGUNO PUEDE VENIR A MÍ, SI EL PADRE QUE ME ENVIÓ NO LE TRAJERE" (JUAN 6:44).
EL MENSAJE ES MUY CLARO... POR QUE LO CAMBIAS... PARA ACOMODARLO A TU PARECER, TEN CUIDADO CON LAS INTERPRETACIONES QUE LE DAS A LA PALABRA, AL TRASTORNAR UN MENSAJE COMO ESTE, CLARO Y CONCRETO, QUE NO DA A MAS INTERPRETACIONES.....


(Jetonius) Sinceramente, con sus acusaciones está logrando impacientarme, cosa que no ocurre a menudo. Yo no he cambiado ni una jota ni una tilde. Simplemente leo los textos en su contexto y no aisladamente.

Lo que usted debería preguntarse es ¿quiénes son estos que el Padre lleva a Cristo?

Jesús dijo en otra ocasión: “Si alguien quiere hacer la voluntad de Dios, sabrá si mi enseñanza es de Dios o si hablo por mí mismo”.


En el pasaje donde se halla el versículo que usted según su costumbre cita en forma aislada, dice Jesús:

“Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo aquel que ve al Hijo y cree en Él, tenga vida eterna, y yo mismo lo resucitaré en el día final.”

Y en el versículo que sigue inmediatamente al que usted cito se aclara muy bien de qué manera el Padre nos lleva a Cristo:

“Escrito está en los profetas: «Y todos serán enseñados por Dios». Todo el que ha oído y aprendido del Padre, viene a mí.”

Entonces, la voluntad de Dios es que todo el que oye y cree se salve: el que quiere hacer la voluntad de Dios sabe que Jesucristo habla con autoridad divina, oye a Dios, aprende de Él y va a Cristo.



(Luis Javier)
CONTINUEMOS.......

(Spurgeon)
Tenemos ante nosotros una declaración muy sorprendente que muchos catalogan de molesta. Nuestro texto dice que el venir a Cristo es algo completamente imposible para el hombre, a menos que el Padre le trajere; bien que hay quienes afirman que ello es lo más fácil del mundo.

(Jetonius)
Muy ignorantes de las Escrituras han de ser los anónimos que afirman tal cosa.

(Luis Javier)
TU AFIRMAS QUE “HAY QUE ACEPTAR”, AFIRMAS OTRA COSA DIFERENTE AL EVANGELIO, ENTONCES,.............


Entonces, ¿qué? Nada diferente al Evangelio. Es precisamente lo que enseña el Evangelio:

“El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos y creed en el Evangelio” (Marcos 1:15)

“Pero a todos los que le recibieron les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre, que no nacieron de sangre, ni de voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios.” (Juan 1:1-13).

“Y muchas otras señales hizo también Jesús en presencia de sus discípulos, que no están escritas en este libro; pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Hijo de Dios, y para que al creer, tengáis vida en su nombre.” (Juan 20:30-31).

“Cree en el Señor Jesús y serás salvo tú y tu casa” (Hechos 16:31)

“Porque no me avergüenzo del Evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree...” (Romanos 1:16)

Yo digo que hay que aceptarlo porque la Escritura lo dice de muchas maneras y en numerosas ocasiones.

Al mismo tiempo digo que es imposible esto es imposible para el hombre si el Padre no le trajere. ¿Cómo le trae? Por la predicación de Su Palabra y la obra del Espíritu Santo que convence de pecado, de justicia y de juicio. Aún así, se requiere creer y obedecer al Evangelio. Es Dios quien lo exige, no yo.


(Luis Javier)
CONTINUEMOS.....

(Spurgeon)
Así pues, será nuestro cometido el extendernos sobre esta declaración. No dudamos que siempre será ofensiva para la naturaleza carnal, pero sabemos, no obstante, que esta ofensa a la naturaleza humana ha sido muchas veces el primer paso para traerla humillada a los pies del Señor. Y si éste es el resultado, no pensemos en la ofensa y gocémonos en las gloriosas consecuencias.
Esta mañana trataré antes que nada de hacer resaltar en qué consiste la incapacidad del hombre. En segundo lugar, cuáles son las formas empleadas por el Padre para traernos a Cristo, y cómo las utiliza sobre el alma. Y finalmente concluiré considerando el dulce consuelo que mana de este texto aparentemente tan árido y terrible.
1. Primeramente, pues, LA INCAPACIDAD DEL HOMBRE. El texto dice: "Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere". ¿Dónde radica esta incapacidad? No en defecto físico alguno.
...
La incapacidad no reside tampoco en alguna deficiencia mental. ...
...
El defecto, pues, no reside en el cuerpo o en lo que, hablando teológicamente, nosotros llamamos la mente. No hay deficiencia o insuficiencia en ella, si bien la inutilidad de la mente, su corrupción y ruina, es, después de todo, la misma esencia de la incapacidad humana.
Permitidme que os muestre donde reside realmente la incapacidad del hombre: en lo más profundo de su naturaleza. Por la caída y por nuestro propio pecado, la naturaleza humana ha quedado tan degradada, depravada y corrompida, que para el hombre es imposible venir a Cristo sin el auxilio del Espíritu Santo de Dios. Para ilustraros en qué forma la naturaleza humana ha imposibilitado al hombre para ir a Cristo, os hablaré por medio de una figura. Contemplad una oveja: ¡con que fruición come la hierba! Nunca la habréis visto suspirar por la carroña. No podría alimentarse de lo que come el león. Ahora traedme un lobo; preguntadme si puede comer hierba o ser tan dócil y manso como un cordero. Yo os responderé que no, porque su naturaleza es contraria a ello. "Bien", me decís, "pero si tiene orejas y patas, ¿no podría oír la voz del pastor y seguirle dondequiera que le lleve?" Claro que podría; no hay ninguna causa física por la que no pueda hacerlo, pero su naturaleza se lo impide y por lo tanto no puede. ¿No podría ser domesticado y hacerse desaparecer su ferocidad? Probablemente fuera dominado de forma que aparentara ser manso, pero siempre existiría una marcada distinción entre él y la oveja por lo dispar de sus naturalezas. Así pues, la razón por la que el hombre no puede venir a Cristo no es porque haya incapacidad en su mente o cuerpo, sino porque su naturaleza está tan corrompida que no tiene ni el querer ni el poder para venir, a menos que sea traído por el Espíritu


(Jetonius)
Muy interesante analogía. Sin embargo, me parece que no es aplicable. En la comparación de arriba, cada animal es fiel a su naturaleza. Pero en el caso del hombre, se trata de que su propia naturaleza humana ha sido corrompida. La comparación correspondiente sería una oveja normal con una oveja corrupta, o un lobo normal con un lobo corrupto. La Escritura enseña que el propósito de la encarnación fue que Dios se hizo hombre para redimir a los hombres, para constituir no una especie diferente sino una nueva humanidad según el propósito de Dios (Romanos 5:12-21; Hebreos 2:5-18).

La Escritura enseña que el propósito de la encarnación fue que Dios se hizo hombre para redimir a los hombres

(Luis Javier)
SOLO REDIMIO A LOS QUE EL PADRE LE DIO, SI FUERA A TODOS LOS HOMBRES, NO EXISTIRIA EL INFIERNO NO CREES...


Claro, porque el Padre solamente le da aquellos que le oyen y aprenden de Él.

Romanos 5:12-21 (negritas añadidas)
Por tanto, tal como el pecado entró en el mundo por un hombre, y la muerte por el pecado, así también la muerte se extendió a todos los hombres, porque todos pecaron; pues antes de la ley había pecado en el mundo, pero el pecado no se imputa cuando no hay ley.
Sin embargo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, aun sobre los que no habían pecado con una transgresión semejante a la de Adán, el cual es figura del que había de venir.
Pero no sucede con la dádiva como con la transgresión. Porque si por la transgresión de uno murieron los muchos, mucho más, la gracia de Dios y el don por la gracia de un hombre, Jesucristo, abundaron para los muchos.
Tampoco sucede con el don como con lo que vino por medio de aquel que pecó; porque ciertamente el juicio surgió a causa de una transgresión, resultando en condenación; pero la dádiva surgió a causa de muchas transgresiones resultando en justificación.
Porque si por la transgresión de uno, por éste reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por medio de uno, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.
Así pues, tal como por una transgresión resultó la condenación de todos los hombres, así también por un acto de justicia resultó la justificación de vida para todos los hombres.
Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno los muchos serán constituidos justos.
Y la ley se introdujo para que abundara la transgresión, pero donde el pecado abundó, sobreabundó la gracia, para que así como el pecado reinó en la muerte, así también la gracia reine por medio de la justicia para vida eterna, mediante Jesucristo nuestro Señor.

La razón por la que algunos no se salvan, y otros sí , no debe buscarse en una expiación limitada. Dios quiere que todos se salven (Juan 3:16; 1 Timoteo 2:4; Tito 2:11; 2 Pedro 3:9). Si algunos o muchos no se salvan, es porque no quieren oír ni obedecer. Por esta razón es que debe existir el infierno: para recibir a los que rechazan el don de Dios en Cristo.



(Luis Javier)
CONTINUEMOS....

(Spurgeon)
Pero os daré otra ilustración mucho más clara. Tenemos a una madre con su bebé en los brazos. Poned un cuchillo en sus manos y pedidle que lo clave en el corazón de la criatura. Verdaderamente os dirá que no puede. Por lo que se refiere al poder físico, sí que podría hacerlo si quisiera: tiene el cuchillo y tiene el niño. El pequeño no puede defenderse y ella posee suficiente vigor en su brazo para clavar el puñal en su corazón. Pero está en lo cierto cuando dice que no puede hacerlo. Ella puede pensar en matar a su hijo como un simple acto de la mente, y aun así dice que le es imposible pensar tal cosa; y no dice mentira cuándo así habla, porque su naturaleza de madre no le permite hacer algo ante lo cual toda su alma se rebela. Por el hecho de ser la madre de aquel niño, siente que no puede matarlo.


(Jetonius)
Pues si una madre normal es incapaz de matar a su hijo, cabría inferir que la corrupción y depravación humana no es tan completa como se nos quiere hacer creer. Y con esto concuerdan las palabras del Señor: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿O qué hombre hay entre vosotros que si su hijo le pide pan, le dará una piedra, o si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dávidas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden?” (Mateo 7:7-11).

(Luis Javier)
SAN JUAN
15:16 NO ME ELEGISTEIS VOSOTROS A MÍ, SINO QUE YO OS ELEGÍ A VOSOTROS, Y OS HE PUESTO PARA QUE VAYÁIS Y LLEVÉIS FRUTO, Y VUESTRO FRUTO PERMANEZCA; PARA QUE TODO LO QUE PIDIEREIS AL PADRE EN MI NOMBRE, ÉL OS LO DÉ.

A QUIEN LO DA EL PADRE, QUIENES SON LOS QUE LE PIDEN AL PADRE, NO SON A SUS HIJOS, A QUIEN EL ELIGIO PARA SER COHEREDEROS CON CRISTO...


(Jetonius) Como aquí ya comenzó a repetirse, lo remito a lo dicho más arriba sobre este texto. Por lo demás, lo que dice no contesta mi argumento contra la “depravación total”.



(Luis Javier)
CONTINUANDO CON MATEO
7:21 NO TODO EL QUE ME DICE: SEÑOR, SEÑOR, ENTRARÁ EN EL REINO DE LOS CIELOS, SINO EL QUE HACE LA VOLUNTAD DE MI PADRE QUE ESTÁ EN LOS CIELOS.

QUIENES SON LOS QUE LE PUEDEN DECIR SEÑOR, LOS QUE HACEMOS SU VOLUNTAD, Y QUIENES LA PUEDEN HACER, A LOS QUE EL PUSO EN EL CORAZON (filipenses 2:13), Y A QUIENES SE LOS PUSO EN EL CORAZON:


(Jetonius) Más repeticiones. Sobre Filipenses 2:13 lea más arriba. Sobre Mateo 7:21, dice el que hace la voluntad del Padre. La voluntad del Padre es que todo el que crea se salve, y que quien se resista a creer, se pierda.



(Luis Javier)
"NINGUNO PUEDE VENIR A MÍ, SI EL PADRE QUE ME ENVIÓ NO LE TRAJERE" (JUAN 6:44).

A LOS QUE EL PADRE ENVIO A SU HIJO, PARA VIVIR ETERNAMENTE CON CRISTO.....................................


Claro, los que oyeron al Padre y aprendieron de él. No los que no quisieron oír ni mucho menos aprender.



(Luis Javier)
CONTINUEMOS...........

(Spurgeon)
Igual ocurre con el pecador. El venir a Cristo es tan odioso a la naturaleza humana que, aunque en lo que respecta a fuerzas mentales y físicas (y éstas no tienen sino una muy pequeña acción en la salvación), los hombres podrían venir si quieran, es estrictamente correcto decir que ni pueden ni quisieren, a menos que el Padre que envió a Cristo les traiga.
Profundicemos un poco más en este aspecto de la cuestión, y tratemos de descubrir en qué consiste esta incapacidad humana en sus más minuciosos detalles.
1. Primeramente, en la rebeldía de la humanidad del hombre. "¡Oh!", dice el arminiano, "los hombres pueden salvarse si quieren."



(Jetonius)
Esto no lo dice el arminiano, sino el pelagiano. Y es una pena, una tragedia que un gran predicador como Spurgeon contribuya a perpetuar esta vil calumnia contra Arminio y quienes pensamos de manera semejante a él.

(Luis Javier)
EL ARMINIANISMO PROMUEVE EL QUE UNO PUEDE ACEPTAR A CRISTO Y QUE CRISTO MURIO POR TODOS.....


Sí, pero clarísimamente enseña que nadie puede aceptar a Cristo aparte de la gracia de Dios.



(Luis Javier)
SI PARA TI ES UNA VIL CALUMNIA TODO LA SUSTENTACIONQUE TE HE DADO A RAIZ DEL SERMON DE SPORGEON, LOGICAMENTE BASADO EN LA PALBRA DE DIOS,


(Jetonius) Antes de pretender ofrecer siquiera una sustentación, debiera leer con cuidado aunque sea los mismos textos que esgrime. Ya debe saber que “un texto fuera de contexto...”



(Luis Javier)
TIENES QUE LEER LO SIGUIENTE (TOMALO COMO DEBE SER, ES MEJOR SER HONESTO CONTIGO, QUE TRANQUILIZAR TU FORMA DE PENSAR)


(Jetonius) Por cierto que no esperaba que fuese deshonesto conmigo. Tampoco hace falta que tranquilice mi forma de pensar.



(Luis Javier)
SAN JUAN
8:42 JESÚS ENTONCES LES DIJO: SI VUESTRO PADRE FUESE DIOS, CIERTAMENTE ME AMARÍAIS; PORQUE YO DE DIOS HE SALIDO, Y HE VENIDO; PUES NO HE VENIDO DE MÍ MISMO, SINO QUE ÉL ME ENVIÓ.
8:43 ¿POR QUÉ NO ENTENDÉIS MI LENGUAJE? PORQUE NO PODÉIS ESCUCHAR MI PALABRA.
8:44 VOSOTROS SOIS DE VUESTRO PADRE EL DIABLO, Y LOS DESEOS DE VUESTRO PADRE QUERÉIS HACER. EL HA SIDO HOMICIDA DESDE EL PRINCIPIO, Y NO HA PERMANECIDO EN LA VERDAD, PORQUE NO HAY VERDAD EN ÉL. CUANDO HABLA MENTIRA, DE SUYO HABLA; PORQUE ES MENTIROSO, Y PADRE DE MENTIRA.
8:45 Y A MÍ, PORQUE DIGO LA VERDAD, NO ME CREÉIS.
8:46 ¿QUIÉN DE VOSOTROS ME REDARGUYE DE PECADO? PUES SI DIGO LA VERDAD, ¿POR QUÉ VOSOTROS NO ME CREÉIS?

LAMENTABLEMENTE NO PUEDO CONTINUAR, PERO ESPERO QUE EL SEÑOR TE LLEVE A LA VERDAD....


(Jetonius) Es una lástima que no haya tenido tiempo de explicar qué se propone demostrar con este texto.



GRACIAS AMIGO POR DEBATIR CONMIGO....
:corazon: :angel:

Que Dios le bendiga, hermano en Cristo.

Pero por favor cuando conteste no lo hagas todo en mayúsculas. :(

Bendiciones en Cristo

Jetonius
 
Hno. Jetonius


asi que dice que Romanos 9 "No se trata de la salvación individual" muy interesante su punto, me gustaria intercambiar opiniones sobre esto..

Pero sera en un nuevo epigrafe en unos dias mas si Dios quiere.

Saludos

Malcom
 
Originalmente enviado por: SolaGratia
Hno. Jetonius


asi que dice que Romanos 9 "No se trata de la salvación individual" muy interesante su punto, me gustaria intercambiar opiniones sobre esto..

Pero sera en un nuevo epigrafe en unos dias mas si Dios quiere.

Saludos

Malcom

Vamos, hermano Malcom...

Este tema lo tratamos en "Arminio y la regeneración". No abra más epígrafes; trate más bien de contestar lo que ya se ha planteado y los argumentos que ya se han expuesto.

Bendiciones en Cristo

Jetonius

<{{{><
 
"y El os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuetros delitos y pecados, en los cuales aduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de éste mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nostoros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne y de los pensamienos, y eramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los dema.
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó,
aún estando muertos en pecoados, nos dio vida juntamente con Cristo(por gracia sois salvos),
y juntamente con El nos recucitó, y así mismo con hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús,
para mostrar en los siglos venideros las abundantes requezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
y no por obras para que nadie se gloríe."

Efesios 2:1al 8

Bendiciones


:corazon:
 
Contestacio para Jetonius!!!!

Contestacio para Jetonius!!!!

¿de quien depende la salvacion?

Saludos cordiales,

(Jetonius) Por si no le queda claro, ni usted ni yo podemos decir "lo que yo digo es lo que Dios dice", sino "lo que yo digo es lo que yo creo que Dios dice". Y como comprenderá, hay una gran diferencia.

(Javier) Mira para mi es muy claro que mis exposiciones son palabra de DIOS, si en algún momento tomara mis consideraciones personales, no seria para glorificar a DIOS si no a mi mismo, estoy seguro de lo que he aprendido o si no cual seria mi Fe, si dijera “lo que yo creo que Dios dice” estaría siendo inseguro y no estaría confiando en la palabra de DIOS, no creo parecer soberbio, solo se que lo que he aprendido, del señor lo he aprendido, Santiago 1:5 “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.”



(Jetonius) Dios nos la da por su soberana voluntad. Solamente tenemos que aceptar el don que Dios nos ofrece en Cristo mediante el poder del Espíritu Santo.

(Javier) TE DEBATO LO SIGUIENTE: “TENEMOS QUE ACEPTAR EL DON QUE DIOS NOS OFRECE”

DANIEL
4:35 TODOS LOS HABITANTES DE LA TIERRA SON CONSIDERADOS COMO NADA; Y ÉL HACE SEGÚN SU VOLUNTAD EN EL EJÉRCITO DEL CIELO, Y EN LOS HABITANTES DE LA TIERRA, Y NO HAY QUIEN DETENGA SU MANO, Y LE DIGA: ¿QUÉ HACES?

QUIENES SOMOS PARA DECIRLE A NUESTRO CREADOR, QUE HACES O POR QUE....



(Jetonius) El pasaje que cita establece la soberanía de Dios y su voluntad y poder supremo e indisputable. No afirma en modo alguno que Dios obligue a aceptar la salvación. De hecho, por su propia naturaleza un regalo debe ser aceptado. “Si es impuesto irresistiblemente podrá llamarse de otra forma, pero no un regalo”.

(Luis Javier)
SAN JUAN
15:16 NO ME ELEGISTEIS VOSOTROS A MÍ, SINO QUE YO OS ELEGÍ A VOSOTROS, Y OS HE PUESTO PARA QUE VAYÁIS Y LLEVÉIS FRUTO, Y VUESTRO FRUTO PERMANEZCA; PARA QUE TODO LO QUE PIDIEREIS AL PADRE EN MI NOMBRE, ÉL OS LO DÉ.

DONDE DICE, QUE CUANDO TE ACEPTEMOS SEÑOR, DICE LA PALBRA: “NO ME ELEGISTEIS VOSOTROS A MÍ, SINO QUE YO OS ELEGÍ A VOSOTROS”

(Jetonius) Vea el contexto: le está hablando a once de los Doce que él eligió (compare Juan 6:70-71). Jesús escogió a los Doce para que fuesen sus Apóstoles o apoderados, testigos de su resurrección. Pero ellos pudieron serlo porque creyeron y conocieron que Jesucristo era "el Santo de Dios" (Juan 6:69) y permanecieon en Él (Juan 15:4-7). El que no lo creyó se perdió.

(Javier) Miremos el contexto de San Juan 15 donde se nos dirige nuestro Señor Jesucristo, que no esta hablando de la escogencia de sus Apóstoles, si no sentando buenas nuevas para sus hijos:

San Juan
15:1 Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.
15:3 Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.
15:5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
15:7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.
15:8 En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.

Dice mis discípulos, veamos quienes son los discípulos:

Lucas
14:25 Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, les dijo:
14:26 Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo.
14:27 Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.

(Javier) No estamos todos llamados a tener en primer lugar a CRISTO en nuestro corazón, llevar nuestra propia cruz y seguirlo, No estamos todos sus hijos llamados a ser discípulos, no habla solo de los apóstoles.

Continuemos con San Juan

15:12 Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.
15:13 Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.
15:14 Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
15:15 Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.
15:16 No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.
15:17 Esto os mando: Que os améis unos a otros.

(Jetonius) Vea el contexto: le está hablando a once de los Doce que él eligió (compare Juan 6:70-71). Jesús escogió a los Doce para que fuesen sus Apóstoles o apoderados, testigos de su resurrección. Pero ellos pudieron serlo porque creyeron y conocieron que Jesucristo era "el Santo de Dios" (Juan 6:69) y permanecieon en Él (Juan 15:4-7). El que no lo creyó se perdió.

(Javier) Después de leer el contexto nos damos cuenta que no era solo para los apóstoles, habla para todos los escogidos, por eso dice el señor:
San Juan
15:16 No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.

Mas versículos que sustenten lo dicho por el señor, el que El nos eligió, y no dice que cuando le aceptamos en ningún caso (sin sacarlos de contexto):

San Juan
17:7 Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti;
17:8 porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.
17:9 YO RUEGO POR ELLOS; NO RUEGO POR EL MUNDO, SINO POR LOS QUE ME DISTE; PORQUE TUYOS SON,

Efesios
1:4 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,

San Mateo
25:34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.


1 de Pedro
1:2 elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas.

(Luis Javier) SI SOMOS CRIATURAS DE UN DIOS CREADOR, POR QUE HEMOS DE PLEITAR CON EL ALTISIMO, Y TOMARNOS ATRIBUCIONES QUE NO TIENEN VALIDES Y SI POR EL CONTRARIO, ALIMENTA LA SOBERBIA DEL HOMBRE EN CREER Y QUERER ACEPTAR A DIOS A NUESTRA PROPIA COMPLASENCIA, SABIENDO QUE SOMO COMO NADA DELANTE DE DIOS,



(Jetonius) No hay tal pleito como se imagina.

La Escritura enseña que Dios no hace acepción de personas

(Hechos 10:34; Romanos 2:11; Gálatas 2:6; Efesios 6:9; Colosenses 5:25; 1 Pedro 1:17)

La Escritura enseña que la salvación es un don para todo aquel que cree.

(Marcos 1:15; 11:24; 16:16; Juan 1:12; 3:15-18; 5:24, 38; 6:40-47; 11:25-26; 20:31; Hechos 10:43; 13:48; 16:31; Romanos 1:16; 3:22; 4:5; 9:33; 10:9-10; Efesios 1:13, 19; 1 Pedro 2:6-7; 1 Juan 3:23; 5:1).

(Javier) Miremos quien es el que cree, estamos deacuerdo en que es un Don, pero para quienes es ese don, y miremos que es un acto soberano de DIOS el darnos vida eterna, sin que dependa de nosotros el aceptarlo o rechazarlo, dices que un regalo (sin sacarlos del contexto):

2 de Tesalonicenses
2:13 Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad,
2:14 a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo.

(Javier) Es claro que dice que El Señor nos escogió desde el principio...
algunos plantean que DIOS sabia quienes habían de obedecer y quienes no, lo cual no es cierto, dice desde el principio y te lo sustento con la siguiente cita:

Efesios
2:8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
2:9 no por obras, para que nadie se gloríe.

(Javier) Es decir que no tiene en cuenta lo que somos o nuestras obras, si no que nos bendice con el don de la Fe..., y “sin Fe es imposible agradar a DIOS”

(Javier) Continuemos...

Hechos
13:48 Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna.

(Javier) Claramente, solo creen al evangelio los que estaban ordenados para vivir eternamente.

San Juan
17:7 Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti;
17:8 porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.
17:9 Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son,

(Javier) Es muy claro en este pasaje nuestro Señor, no ora por todo el mundo, sino solamente por los que estaban ordenados para vida eterna, los que el padre le dio: veamos...

Juan
6:44 Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.

(Javier) Si el Padre no nos envía al Hijo, no tenemos salvación, solo los que el padre les dio, y DIOS es soberano para hacerlo....leamos:

Romanos
9:21 ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?
9:22 ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción,
9:23 y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria,
9:24 a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles?

(Javier) es muy claro, DIOS preparo los vasos de misericordia de antemano, los cuales los dio a su HIJO para que los cuidara, leamos:

San Juan
6:39 Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.
6:40 Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.

(Javier) Todo aquel que cree, es por que DIOS en su misericordia nos permite y nos mueve a creer, no por que nosotros lo aceptemos, si no por que así le plació, escoger un pueblo para el, el cual preparo de antemano desde la fundación del mundo.

Miremos un ejemplo:

Hechos
16:14 Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía.
16:15 Y cuando fue bautizada, y su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos.

(Javier) El señor le abrió el corazón para que creyese al evangelio que Pablo decía, es muy clara la soberanía de DIOS aun en determinar quien se salva y quien no. Pues quienes somos para aceptar o rechazar a DIOS.....

(Jetonius) No hay soberbia alguna en obedecer a Dios; es más, la sumisión exige que toda soberbia sea puesta de lado. El Señor es quien ha dispuesto, en pleno ejercicio de Su soberanía, lo que nosotros debemos hacer para ser salvos.

Si Él no hace acepción de personas y manda a todos que se arrepientan, responder a este mandato demuestra más bien reverente obediencia a Dios.

(Javier) Como actúa DIOS en su soberanía para salvación de sus escogidos y no del que lo acepta o rechaza, por que si fuera realmente asi, DIOS ya no seria soberano, si no que dependería de nuestra voluntad el aceptarlo o rechazarlo, para que El entrara en nuestro corazón, esto no me cabe en la cabeza...... Veamos por que.

Efesios
2:8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
2:9 no por obras, para que nadie se gloríe.

(Javier) La Fe es indiscutiblemente un DON de DIOS, el cual lo da a quien quiere, por Gracia, y esto no depende de nosotros, pues es un Don de DIOS.

Tito
3:7 para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.

(Javier) Solo por Gracia de DIOS, tenemos esperanza para vida eterna, y veamos quienes son los Justificados:

Romanos
8:29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
8:30 Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.

(Javier) Dice con autoridad, a los que llamo, justifico, predestino, conoció y nunca leemos los que aceptaron, las escrituras son muy claras, continuemos..

Romanos
3:24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,

(Javier) La salvación es un regalo gratuito, no depende de recibirlo o rechazarlo, DIOS lo da en un acto soberano, sin que dependa absolutamente de nosotros...

Tito
3:4 Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres,
3:5 nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,
3:6 el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador,
3:7 para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.

(Javier) las escrituras son bendiciones de DIOS, y nos continua confirmando sus decretos, dice nos SALVO, y no que le aceptaramos....

Filipenses
1:6 estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;

(Javier) DIOS comienza la obra en nosotros y el mismo la termina, en ninguna parte de la biblia dice que le aceptemos o que nosotros la empezamos...

Me citaste San Marcos 1:15 “ diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios¡Error!Marcador no definido. se ha acercado; arrepentíos,¡Error!Marcador no definido. y creed en el evangelio.”

(Javier) ¿Quienes son los que creen y se arrepienten?, son muy claras las escrituras no te parece:

Hechos
15:10 Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?
15:11 Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos.


(Luis Javier) O SINO MIREMOS LOS SIGUIENTES VERSICULOS:

ROMANOS
9:20 MAS ANTES, OH HOMBRE, ¿QUIÉN ERES TÚ, PARA QUE ALTERQUES CON DIOS? ¿DIRÁ EL VASO DE BARRO AL QUE LO FORMÓ: ¿POR QUÉ ME HAS HECHO ASÍ?
9:21 ¿O NO TIENE POTESTAD EL ALFARERO SOBRE EL BARRO, PARA HACER DE LA MISMA MASA UN VASO PARA HONRA Y OTRO PARA DESHONRA?

ROMANOS
9:16 ASÍ QUE NO DEPENDE DEL QUE QUIERE, NI DEL QUE CORRE, SINO DE DIOS QUE TIENE MISERICORDIA.

NO DEPENDE NUESTRA SALVACION DE LA MISERICORDIA DE DIOS Y NO DE NUESTRA “VOLUNTAD”?



(Jetonius) En todos los casos se refiere a la soberanía de Dios en escoger personas o pueblos para su servicio. No se trata de la salvación individual. De todos modos, no dudo ni por un instante que nuestra salvación dependa de la misericordia de Dios. Nadie puede salvarse si no es por Su gracia. Esto no es lo mismo que decir que nuestra voluntad, iluminada por Dios, no tenga nada que ver. Sobre estos textos lo refiero a la entrada “Arminio y la regeneración”, donde los he comentado con cierta extensión (léalo antes de contestarme).

(Javier) ¿al fin la salvación es por GRACIA o por aceptarlo o rechazarlo? Y no me digas que DIOS le da la GRACIA a uno para decidir “si te acepto o te rechazo”, es incomprensible y un grave engaño, lo mas seguro es que me debatas esto, pero espero que hayas leído muy bien los argumentos anteriores para no seguir en lo mismo, pero si es así, lo hare...

(Javier) Dices que no se trata de una salvación individual, si no fuera así, entonces Esau donde estara?, no fue condenado...y Jacob? no le fue hecha la promesa.

Miremos unos versículos en que DIOS es soberano en la salvación de no todos los hombres si no de sus escogidos, el cual ya te había remitido, y me parece el mas claro y conciso:

Romanos
9:20 Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?¡Error!Marcador no definido.
9:21 ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?
9:22 ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción,
9:23 y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria,
9:24 a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles?

(Javier) Preguntas y Respuestas:

 ¿Quién le puede decir a DIOS por que a algunos condenas y a otros salvas?

Romanos
9:14 ¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera.
9:15 Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca.

 ¿quiénes son los vasos de Ira?
Aquellos a quienes DIOS no puso en el Libro de la Vida, Como a Esau, a Judas isacariote, fariseos hipócritas, Herodes, etc.. para mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción en el INFIERNO.

 ¿Quiénes son los vasos de Misericordia?
Aquellos que están en el Libro de la Vida y que hizo para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria, para ser coherederos con CRISTO en el Reino de los Cielos. Y además dice la palabra:
Isaias
43:7 todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice.

(Javier) Es una doctrina muy dura de oír, pero es una alegría saber que DIOS nos hizo para vivir eternamente con su hijo, te permite descansar y confiar cada día mas en DIOS.

(Luis Javier) Y QUE DICE FILIPENSES 2:13
PORQUE DIOS ES EL QUE EN VOSOTROS PRODUCE ASÍ EL QUERER COMO EL HACER, POR SU BUENA VOLUNTAD.

(Ferniel) Claro, como que este texto lo escribió un creyente a otros creyentes. No deja de ser llamativo que cite la segunda parte de la frase y omita la primera (versículo 12):

Así que, amados míos, tal como siempre habéis obedecido, no sólo en mi presencia, sino ahora mucho más en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor...

La soberanía y misericordia de Dios nos capacitan pero somos nosotros debemos hacer esto.

(Javier) No la omito, La palabra es de creyentes para creyentes, no hay duda, pero tambien el evangelio es promulgado tanto para salvación Como para condenación.

(Javier) Dices lo siguiente “La soberanía y misericordia de Dios nos capacitan pero somos nosotros debemos hacer esto.”

Veamos que dicen las escrituras sin menospreciar el que te envié y lleguemos a una conclusión, ¿somos nosotros quienes debemos hacerlo o es DIOS quien dispone nuestros corazones para realizarlo?

Veamos a ver: Las citas son claras, y no hay confusiones, ni son tomadas fuera de contexto y a su vez se complementan unas a otras por lo cual solo las citare, y a lo ultimo concluiré:
Ezequiel
36:25 Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré.
36:26 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.
36:27 Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.

Juan
14:15 Si me amáis, guardad mis mandamientos.
14:16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:
14:17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.

Romanos
8:9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.

1 de Corintios
3:16 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?

1 de Juan
2:27 Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.

(Jetonius) La soberanía y misericordia de Dios nos capacitan pero somos nosotros debemos hacer esto

(Javier) No somos nosotros quienes debemos hacer eso, es DIOS quien nos mueve a realizar las cosas, en Ezequiel 36 dice que recibimos, que somos, no dice que aceptemos o asumamos posiciones Como propias. Dice “36:26 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.
36:27 Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. Es muy claro que es DIOS quien nos da y aun nos prepara para obedecerle, nos da un corazón nuevo para seguirle y no somos nosotros quienes decidimos.......
Y aun continua diciendo y confirmando la palabra como en San Juan 14, que el mundo no puede recibir lo que no conoce, y solo lo conocemos los que tenemos el consolador, el Espíritu Santo morando en nosotros, por que el señor nos lo dio.
14:17 al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.

Aun continua en Romanos diciendo: “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.” Es decir, que solo los que somos en Cristo Jesús tenemos el Espíritu Santo, el cual no nos hace vivir según la carne si no según el Espíritu. Y definitivamente desvirtúa que somos nosotros los que decidimos vivir en el Espiritu, por que solo viven en Espiritu los que somos de Cristo, alos que el padre le dio, AMEN.

Siendo sellados por el Espíritu Santo, podemos llegar a la siguiente conclusión Bíblica:
1 de Juan
2:27 Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.


(Luis Javier) Y ENTONCES ME DIRIAS, CLARO ES DIOS QUIEN PRODUCE EL ACEPTARLO, (TOTALMENTE DE ACUERDO)

(Jetonius) Es que usted está de acuerdo con lo que imagina que yo diría. Si usted no hubiese mutilado la frase, el sentido sería claro: Dios los capacita pero quienes deben esforzarnos son los creyentes. Se les demanda una colaboración activa en la obra que Dios inició y posibilita en ellos.

(Javier) dices “pero quienes deben esforzarnos son los creyentes. Se les demanda una colaboración activa en la obra que Dios inició y posibilita en ellos.”

(Javier) Si DIOS no obra en nosotros, ¿qué esfuerzo podemos tener? ¿Como se le demanda a alguien una colaboración activa, quienes somos “para ayudar a DIOS”? Dices: “DIOS los capacita” ¿y el resto es de nosotros? ES IMPOSIBLE SI DIOS NO ESTA EN NOSOTROS EN TODO.
Leamos:
Quienes somos sin la Gracia de DIOS:
Romanos
3:10 Como está escrito:
No hay justo, ni aun uno;
3:11 No hay quien entienda.
No hay quien busque a Dios.
3:12 Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles;
No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.¡Error!Marcador no definido.¡Error!Marcador no definido.
3:13 Sepulcro abierto es su garganta;
Con su lengua engañan.

De donde nos saco DIOS:
Efesios
2:1 Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados,
2:2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia,
2:3 entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.

(Javier) Si DIOS, en su gracia “Gratuita” y soberana no actuara en nuestros corazones, para obedecerlo y amarlo Como el exige, Como seguiríamos según la palabra: muertos en vuestros delitos y pecados, además confirma una vez mas diciendo “Y él os dio vida a vosotros”, DIOS nos la da, por su infinita misericordia, no somos nada delante de El, para rechazarlo o aceptarlo....

(Luis Javier) ENTONCES, DE QUIEN DEPENDE LA SALVACION MI AMIGO....

DE TI O DE LA MISERICORDIA DE DIOS....

(Jetonius) Según el texto que trajo a colación, depende de ambos. Más claro, imposible.

(Javier) Espero que no sigas pensando lo mismo.....”Mas claro Imposible”

(Luis Javier) MIREMOS EL SIGUIENTE PASAJE:

SAN JUAN
10:26 PERO VOSOTROS NO CREÉIS, PORQUE NO SOIS DE MIS OVEJAS, COMO OS HE DICHO.
10:27 MIS OVEJAS OYEN MI VOZ, Y YO LAS CONOZCO, Y ME SIGUEN,
10:28 Y YO LES DOY VIDA ETERNA; Y NO PERECERÁN JAMÁS, NI NADIE LAS ARREBATARÁ DE MI MANO.
10:29 MI PADRE QUE ME LAS DIO, ES MAYOR QUE TODOS, Y NADIE LAS PUEDE ARREBATAR DE LA MANO DE MI PADRE.

ES DECIR QUE HAY OVEJAS QUE NO SON DE DIOS, Y QUE LAS OVEJAS DE DIOS SON LAS QUE EL PADRE LE DIO A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, Y ADEMAS DICE QUE NADIE LAS ARREBATARA DE MI MANO...

NO HAY LA MAS MÍNIMA POSIBILIDAD DE QUE SEAMOS NOSOTROS QUIENES ACEPTEMOS A CRISTO, ES EL QUIEN NOS ACEPTA PARA SER SUS OVEJAS...

ESPERO HAYA QUEDADO CLARO....



(Jetonius) Sí, claro como el barro ¡Error!Marcador no definido.

Las ovejas que el Padre le da a Cristo son las que oyen su voz y lo siguen. Los que no se tornan ovejas suyas es porque no quieren creer. Parece que hasta las ovejas tienen que hacer algo: seguir al Pastor. Nosotros debemos seguirlo. El nos acepta porque se ha comprometido a hacerlo según la santa voluntad de Dios, al declarar: “al que a mí viene, no le echo fuera”, y “venid a mí todos...”.

(Javier) Eres un buen defensor del arminianismo, pero te sustentare que estas mal,...y que si es claro Como el agua.

san Juan
10:26 pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho.

(Javier) Por que no creen, por que no son vasos de misericordia, por que no son del pueblo escogido de DIOS.
10:27 mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,

(Javier) Dice el señor que el conoce a sus ovejas, y esas ovejas al oír su voz le siguen “la fe es por el oír, y el oír por la palabra de DIOS”, el seguir a CRISTO, es un don de DIOS, o si no por que hay ovejas que no son de El?, por que sencillamente el Señor no las conoce, solo lo pueden seguir aquellas ovejas que el Padre le dio, y no es un acto de la voluntad humana, Como ya te lo he comprobado mas arriba.


10:28 y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.

(Javier) Dice: Yo les doy vida eterna, no dice, y al aceptarme obtuvieron vida eterna. Es un acto soberano de DIOS y no un acto “soberano del hombre”, el vivir en Cristo Jesús.

10:29 mi padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi padre.

(Javier) Otra vez, Quien le dio las ovejas a CRISTO?....esta muy claro....
(Luis Javier)
CONTINUEMOS....

(Jetonius)
"Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere" (Juan 6:44).
"Venir a Cristo" es una frase muy común en la Sagrada Escritura, y se usa para expresar aquellas acciones del alma por las que, abandonando totalmente nuestra propia justicia y pecados, corremos hacia el Señor Jesucristo para recibir su justicia, como nuestra cubierta, y su sangre como nuestra expiación. El venir a Cristo, pues, entraña el arrepentimiento, la negación de uno mismo y la fe en Él; y compendia todas aquellas cosas que son el necesario acompañamiento de estas extraordinarias condiciones del corazón, tales como la creencia en la verdad, la diligencia en la oración a Dios, la sumisión del alma a los preceptos de su Evangelio, y todo aquello que concurre en la salvación del pecador. Aquel que no venga a Cristo, haga lo que haga y crea lo que crea, está aún en "hiel de amargura y en prisión de maldad". El venir a Cristo es el primer efecto de la regeneración.


En otra parte (entrada “Arminio y la regeneración” , mensaje 9391) he expuesto por qué creo que la regeneración es el resultado de venir a Cristo, no su causa.

(Luis Javier)
SI LEISTE BIEN MI EXPOSICIÓN DE LA PALABRA ARRIBA, EN TU PRIMER DEBATE, NO QUEDAN DUDAS QUE ES CRISTO QUIEN VIENE A NOSOTROS POR QUE EL PADRE NOS DIO A EL Y NADIE NOS ARREBATAR DE SU MANO.



(Jetonius) Qué raro, porque Jesús dijo “Venid a mí”, y dice también que sus ovejas lo siguen.

(Javier) Que es lo raro? ”Mateo 25:34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.” A quien le dijo Venid; no fue a los benditos de DIOS, y para que? Para que heredemos lo que DIOS nos preparo desde la fundación del mundo, fecha en la cual tambien nos escogió....y los benditos de DIOS son los que el mismo Padre le entrego a CRISTO de los cuales nadie arrebatara de su mano. Que es lo raro????

ENTONCES LA REGENERACION ES CAUSA DE LA MISERICORDIA DE DIOS EN SU HIJO, Y NO POR VOLUNTAD NUESTRA....

(Jetonius) Es que una cosa no excluye la otra. De sus palabras infiero que en su pensamiento o bien nuestra salvación depende absolutamente de Dios y es ajena a nuestra voluntad, o bien depende enteramente de nuestra voluntad y no de la misericordia de Dios. Pero no hay razón lógica, ni tampoco fundamento bíblico, para plantear así las cosas.

Suponga que un hombre se encuentra en medio del desierto, a punto de morir por la deshidratación. Alguien acierta a pasar por allí, le da de beber, lo ayuda a subir a su vehículo, y lo transporta a un hospital. ¿Qué persona razonable diría que el hombre desfalleciente se salvó a sí mismo? Es cierto que aceptó el agua que se le proporcionó, y también es cierto que no se resistió a subir al vehículo. Pero jamás hubiera sobrevivido sin que alguien le proporcionara agua y lo llevara a un lugar seguro. Su situación era desesperada. Ningún esfuerzo propio hubiera podido salvarle.

Lo mismo ocurre con nosotros. Dios proporciona el Salvador con el agua de vida y nos lleva por el Camino. Nosotros solamente debemos aceptarlo.

Dios hace todo excepto tomar la decisión que nos corresponde a nosotros.

(Javier) Te vuelvo a plantear la pregunta? ¿El hecho de que el hombre tenga en sus manos la decisión de aceptar o rechazar a DIOS, no desdibuja completamente la Soberanía de DIOS, y así mismo no hace de DIOS alguien que dependa de ti, si quieres que viva en ti o no?
Me parece una actitud soberbia y arrogante. Pero gracias a DIOS las cosas no son así....
Que es soberano: El que ejerce o posee la autoridad suprema e independiente.

Si alguien soberano es independiente, ¿Como pasa a ser dependiente de una decisión, de una creación suya?


(Luis Javier)
CONTINUEMOS..........

(Spurgeon)
Tan pronto como el alma es vivificada descubre su condición perdida, se horroriza ante su estado, busca refugio, y creyendo encontrarlo en Cristo, corre presurosa para hallar en Él su reposo. Donde no hay ese venir a Cristo, ciertamente tampoco ha habido nueva vida; y donde no hay nueva vida, el alma está muerta en delitos y pecados, y como está muerta no puede entrar en el reino de los cielos.

(Jetonius)
Precisamente. Pero el orden es venir a Cristo y en Él hallar descanso para nuestras almas.

(Javier) Para este punto del debate espero que esa ya no sea tu posicion...

(Luis Javier)
NADIE VA A CRISTO SI EL PADRE NO NOS DA A SU HIJO....
"NINGUNO PUEDE VENIR A MÍ, SI EL PADRE QUE ME ENVIÓ NO LE TRAJERE" (JUAN 6:44).
EL MENSAJE ES MUY CLARO... POR QUE LO CAMBIAS... PARA ACOMODARLO A TU PARECER, TEN CUIDADO CON LAS INTERPRETACIONES QUE LE DAS A LA PALABRA, AL TRASTORNAR UN MENSAJE COMO ESTE, CLARO Y CONCRETO, QUE NO DA A MAS INTERPRETACIONES.....



(Jetonius) Sinceramente, con sus acusaciones está logrando impacientarme, cosa que no ocurre a menudo. Yo no he cambiado ni una jota ni una tilde. Simplemente leo los textos en su contexto y no aisladamente.

Lo que usted debería preguntarse es ¿quiénes son estos que el Padre lleva a Cristo?

Jesús dijo en otra ocasión: “Si alguien quiere hacer la voluntad de Dios, sabrá si mi enseñanza es de Dios o si hablo por mí mismo”.


En el pasaje donde se halla el versículo que usted según su costumbre cita en forma aislada, dice Jesús:

“Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo aquel que ve al Hijo y cree en Él, tenga vida eterna, y yo mismo lo resucitaré en el día final.”

Y en el versículo que sigue inmediatamente al que usted cito se aclara muy bien de qué manera el Padre nos lleva a Cristo:

“Escrito está en los profetas: «Y todos serán enseñados por Dios». Todo el que ha oído y aprendido del Padre, viene a mí.”

Entonces, la voluntad de Dios es que todo el que oye y cree se salve: el que quiere hacer la voluntad de Dios sabe que Jesucristo habla con autoridad divina, oye a Dios, aprende de Él y va a Cristo.

(Javier) leamos de nuevo la cita que tome en forma aislada:
Juan
6:39 Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.
6:40 Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.
6:44 Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.
6:45 Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios.¡Error!Marcador no definido. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí.

(Javier) no los tome en forma aislada, mas aun, subraye lo que te he venido diciendo desde el principio, y esta muy claro, y si leemos lo siguiente del mismo Evangelio de San Juan:

1:12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
1:13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

(Javier) quienes son los que creen en CRISTO: los que son engendrados por voluntad de DIOS, así mismo continua diciendo, que; los que son hijos suyos no son de voluntad de Varón. Es decir, Fue y seguirá siendo DIOS quien nos de la potestad de ser hijos suyos por su buena voluntad, no por voluntad de varón.. Las escrituras son muy claras....

(Luis Javier)
CONTINUEMOS.......

(Spurgeon)
Tenemos ante nosotros una declaración muy sorprendente que muchos catalogan de molesta. Nuestro texto dice que el venir a Cristo es algo completamente imposible para el hombre, a menos que el Padre le trajere; bien que hay quienes afirman que ello es lo más fácil del mundo.

(Jetonius)
Muy ignorantes de las Escrituras han de ser los anónimos que afirman tal cosa.

(Luis Javier)
TU AFIRMAS QUE “HAY QUE ACEPTAR”, AFIRMAS OTRA COSA DIFERENTE AL EVANGELIO, ENTONCES,.............


Entonces, ¿qué? Nada diferente al Evangelio. Es precisamente lo que enseña el Evangelio:

“El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos y creed en el Evangelio” (Marcos 1:15)

“Pero a todos los que le recibieron les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre, que no nacieron de sangre, ni de voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios.” (Juan 1:1-13).

“Y muchas otras señales hizo también Jesús en presencia de sus discípulos, que no están escritas en este libro; pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Hijo de Dios, y para que al creer, tengáis vida en su nombre.” (Juan 20:30-31).

“Cree en el Señor Jesús y serás salvo tú y tu casa” (Hechos 16:31)

“Porque no me avergüenzo del Evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree...” (Romanos 1:16)

Yo digo que hay que aceptarlo porque la Escritura lo dice de muchas maneras y en numerosas ocasiones.

Al mismo tiempo digo que es imposible esto es imposible para el hombre si el Padre no le trajere. ¿Cómo le trae? Por la predicación de Su Palabra y la obra del Espíritu Santo que convence de pecado, de justicia y de juicio. Aún así, se requiere creer y obedecer al Evangelio. Es Dios quien lo exige, no yo.

(Javier) Estamos deacuerdo, tu mismo te contestas....

(Luis Javier)
CONTINUEMOS.....

(Spurgeon)
Así pues, será nuestro cometido el extendernos sobre esta declaración. No dudamos que siempre será ofensiva para la naturaleza carnal, pero sabemos, no obstante, que esta ofensa a la naturaleza humana ha sido muchas veces el primer paso para traerla humillada a los pies del Señor. Y si éste es el resultado, no pensemos en la ofensa y gocémonos en las gloriosas consecuencias.
Esta mañana trataré antes que nada de hacer resaltar en qué consiste la incapacidad del hombre. En segundo lugar, cuáles son las formas empleadas por el Padre para traernos a Cristo, y cómo las utiliza sobre el alma. Y finalmente concluiré considerando el dulce consuelo que mana de este texto aparentemente tan árido y terrible.
1. Primeramente, pues, LA INCAPACIDAD DEL HOMBRE. El texto dice: "Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere". ¿Dónde radica esta incapacidad? No en defecto físico alguno.
...
La incapacidad no reside tampoco en alguna deficiencia mental. ...
...
El defecto, pues, no reside en el cuerpo o en lo que, hablando teológicamente, nosotros llamamos la mente. No hay deficiencia o insuficiencia en ella, si bien la inutilidad de la mente, su corrupción y ruina, es, después de todo, la misma esencia de la incapacidad humana.
Permitidme que os muestre donde reside realmente la incapacidad del hombre: en lo más profundo de su naturaleza. Por la caída y por nuestro propio pecado, la naturaleza humana ha quedado tan degradada, depravada y corrompida, que para el hombre es imposible venir a Cristo sin el auxilio del Espíritu Santo de Dios. Para ilustraros en qué forma la naturaleza humana ha imposibilitado al hombre para ir a Cristo, os hablaré por medio de una figura. Contemplad una oveja: ¡con que fruición come la hierba! Nunca la habréis visto suspirar por la carroña. No podría alimentarse de lo que come el león. Ahora traedme un lobo; preguntadme si puede comer hierba o ser tan dócil y manso como un cordero. Yo os responderé que no, porque su naturaleza es contraria a ello. "Bien", me decís, "pero si tiene orejas y patas, ¿no podría oír la voz del pastor y seguirle dondequiera que le lleve?" Claro que podría; no hay ninguna causa física por la que no pueda hacerlo, pero su naturaleza se lo impide y por lo tanto no puede. ¿No podría ser domesticado y hacerse desaparecer su ferocidad? Probablemente fuera dominado de forma que aparentara ser manso, pero siempre existiría una marcada distinción entre él y la oveja por lo dispar de sus naturalezas. Así pues, la razón por la que el hombre no puede venir a Cristo no es porque haya incapacidad en su mente o cuerpo, sino porque su naturaleza está tan corrompida que no tiene ni el querer ni el poder para venir, a menos que sea traído por el Espíritu


(Jetonius)
Muy interesante analogía. Sin embargo, me parece que no es aplicable. En la comparación de arriba, cada animal es fiel a su naturaleza. Pero en el caso del hombre, se trata de que su propia naturaleza humana ha sido corrompida. La comparación correspondiente sería una oveja normal con una oveja corrupta, o un lobo normal con un lobo corrupto. La Escritura enseña que el propósito de la encarnación fue que Dios se hizo hombre para redimir a los hombres, para constituir no una especie diferente sino una nueva humanidad según el propósito de Dios (Romanos 5:12-21; Hebreos 2:5-18).

La Escritura enseña que el propósito de la encarnación fue que Dios se hizo hombre para redimir a los hombres

(Luis Javier)
SOLO REDIMIO A LOS QUE EL PADRE LE DIO, SI FUERA A TODOS LOS HOMBRES, NO EXISTIRIA EL INFIERNO NO CREES...



“Claro, porque el Padre solamente le da aquellos que le oyen y aprenden de Él.”

(Javier) “Claro, porque el Padre solamente le da aquellos que le oyen y aprenden de Él.” Amen, seguimos deacuerdo....




(Jetonius)
Romanos 5:12-21 (negritas añadidas)
Por tanto, tal como el pecado entró en el mundo por un hombre, y la muerte por el pecado, así también la muerte se extendió a todos los hombres, porque todos pecaron; pues antes de la ley había pecado en el mundo, pero el pecado no se imputa cuando no hay ley.
Sin embargo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, aun sobre los que no habían pecado con una transgresión semejante a la de Adán, el cual es figura del que había de venir.
Pero no sucede con la dádiva como con la transgresión. Porque si por la transgresión de uno murieron los muchos, mucho más, la gracia de Dios y el don por la gracia de un hombre, Jesucristo, abundaron para los muchos.
Tampoco sucede con el don como con lo que vino por medio de aquel que pecó; porque ciertamente el juicio surgió a causa de una transgresión, resultando en condenación; pero la dádiva surgió a causa de muchas transgresiones resultando en justificación.
Porque si por la transgresión de uno, por éste reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por medio de uno, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.
Así pues, tal como por una transgresión resultó la condenación de todos los hombres, así también por un acto de justicia resultó la justificación de vida para todos los hombres.
Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno los muchos serán constituidos justos.
Y la ley se introdujo para que abundara la transgresión, pero donde el pecado abundó, sobreabundó la gracia, para que así como el pecado reinó en la muerte, así también la gracia reine por medio de la justicia para vida eterna, mediante Jesucristo nuestro Señor.



La razón por la que algunos no se salvan, y otros sí , no debe buscarse en una expiación limitada. Dios quiere que todos se salven (Juan 3:16; 1 Timoteo 2:4; Tito 2:11; 2 Pedro 3:9). Si algunos o muchos no se salvan, es porque no quieren oír ni obedecer. Por esta razón es que debe existir el infierno: para recibir a los que rechazan el don de Dios en Cristo.


(Javier) Te compruebo que la expiación es limitada: y la Biblia no se contradice, ella es una sola desde Génesis hasta Apocalipsis: Aunque pareciera que si, es falso, tienes que estudiar todo Como un solo contexto, miremos:
Mateo
20:28 como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.

(Javier) Nótese que no dice por todos, si no por muchos...si fuera por todos, la muerte de nuestro señor Jesucristo hubiera cubierto multitud de pecados a todos y no habría necesidad del infierno. Por los “muchos” que el señor murió “en rescate”, nos libra de la condenación eterna en el infierno.

San Juan

17:6 He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra.
17:7 Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti;
17:8 porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.
17:9 Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son,
17:10 y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos.

(Javier) “He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra.”
Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son
El señor se manifestó y murió por los que el Padre le dio, y ellos han guardado su palabra por todos los tiempos, y además lo confirma diciendo que no ruega por todos, si no solamente por los que el Padre le dio, por que somos del Padre.
(Javier) Espero que quede claro con estas citas Bíblicas muy disientes, si piensas que no es suficiente, házmelo saber y te seguiré ampliando esta doctrina.


(Luis Javier)
CONTINUEMOS....

(Spurgeon)
Pero os daré otra ilustración mucho más clara. Tenemos a una madre con su bebé en los brazos. Poned un cuchillo en sus manos y pedidle que lo clave en el corazón de la criatura. Verdaderamente os dirá que no puede. Por lo que se refiere al poder físico, sí que podría hacerlo si quisiera: tiene el cuchillo y tiene el niño. El pequeño no puede defenderse y ella posee suficiente vigor en su brazo para clavar el puñal en su corazón. Pero está en lo cierto cuando dice que no puede hacerlo. Ella puede pensar en matar a su hijo como un simple acto de la mente, y aun así dice que le es imposible pensar tal cosa; y no dice mentira cuándo así habla, porque su naturaleza de madre no le permite hacer algo ante lo cual toda su alma se rebela. Por el hecho de ser la madre de aquel niño, siente que no puede matarlo.


(Jetonius)
Pues si una madre normal es incapaz de matar a su hijo, cabría inferir que la corrupción y depravación humana no es tan completa como se nos quiere hacer creer. Y con esto concuerdan las palabras del Señor: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿O qué hombre hay entre vosotros que si su hijo le pide pan, le dará una piedra, o si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dávidas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden?” (Mateo 7:7-11).

(Luis Javier)
SAN JUAN
15:16 NO ME ELEGISTEIS VOSOTROS A MÍ, SINO QUE YO OS ELEGÍ A VOSOTROS, Y OS HE PUESTO PARA QUE VAYÁIS Y LLEVÉIS FRUTO, Y VUESTRO FRUTO PERMANEZCA; PARA QUE TODO LO QUE PIDIEREIS AL PADRE EN MI NOMBRE, ÉL OS LO DÉ.

A QUIEN LO DA EL PADRE, QUIENES SON LOS QUE LE PIDEN AL PADRE, NO SON A SUS HIJOS, A QUIEN EL ELIGIO PARA SER COHEREDEROS CON CRISTO...



(Jetonius) Como aquí ya comenzó a repetirse, lo remito a lo dicho más arriba sobre este texto. Por lo demás, lo que dice no contesta mi argumento contra la “depravación total”.


(Javier) Depravación Total del Hombre:
Efesios
2:1 Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados,
2:2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia,
2:3 entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.




Jeremias
13:23 ¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchas? Así también, ¿podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer mal?

Salmo
51:5 He aquí, en maldad he sido formado,
Y en pecado me concibió mi madre.

Romanos
3:10 Como está escrito:
No hay justo, ni aun uno;
3:11 No hay quien entienda.
No hay quien busque a Dios.
3:12 Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles;
No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.

Job
14:4 ¿Quién hará limpio a lo inmundo?
Nadie.

Proverbios
30:12 Hay generación limpia en su propia opinión,
Si bien no se ha limpiado de su inmundicia.


(Javier) Espero sea suficiente




(Luis Javier)
CONTINUANDO CON MATEO
7:21 NO TODO EL QUE ME DICE: SEÑOR, SEÑOR, ENTRARÁ EN EL REINO DE LOS CIELOS, SINO EL QUE HACE LA VOLUNTAD DE MI PADRE QUE ESTÁ EN LOS CIELOS.

QUIENES SON LOS QUE LE PUEDEN DECIR SEÑOR, LOS QUE HACEMOS SU VOLUNTAD, Y QUIENES LA PUEDEN HACER, A LOS QUE EL PUSO EN EL CORAZON (filipenses 2:13), Y A QUIENES SE LOS PUSO EN EL CORAZON:



(Jetonius) Más repeticiones. Sobre Filipenses 2:13 lea más arriba. Sobre Mateo 7:21, dice el que hace la voluntad del Padre. La voluntad del Padre es que todo el que crea se salve, y que quien se resista a creer, se pierda.

(Javier) Ya esta tocado este tema mas arriba, espero lo hayas leido muy bien todo, me tomo buen tiempo contestarte....


(Luis Javier)
"NINGUNO PUEDE VENIR A MÍ, SI EL PADRE QUE ME ENVIÓ NO LE TRAJERE" (JUAN 6:44).

A LOS QUE EL PADRE ENVIO A SU HIJO, PARA VIVIR ETERNAMENTE CON CRISTO.....................................





(Luis Javier)
CONTINUEMOS...........

(Spurgeon)
Igual ocurre con el pecador. El venir a Cristo es tan odioso a la naturaleza humana que, aunque en lo que respecta a fuerzas mentales y físicas (y éstas no tienen sino una muy pequeña acción en la salvación), los hombres podrían venir si quieran, es estrictamente correcto decir que ni pueden ni quisieren, a menos que el Padre que envió a Cristo les traiga.
Profundicemos un poco más en este aspecto de la cuestión, y tratemos de descubrir en qué consiste esta incapacidad humana en sus más minuciosos detalles.
1. Primeramente, en la rebeldía de la humanidad del hombre. "¡Oh!", dice el arminiano, "los hombres pueden salvarse si quieren."



(Jetonius)
Esto no lo dice el arminiano, sino el pelagiano. Y es una pena, una tragedia que un gran predicador como Spurgeon contribuya a perpetuar esta vil calumnia contra Arminio y quienes pensamos de manera semejante a él.

(Luis Javier)
EL ARMINIANISMO PROMUEVE EL QUE UNO PUEDE ACEPTAR A CRISTO Y QUE CRISTO MURIO POR TODOS.....



Sí, pero clarísimamente enseña que nadie puede aceptar a Cristo aparte de la gracia de Dios.

(Javier) la diferencia es el proceso errado que enseñan los arminianos basando y tomando al hombre Como hacedor de su propio destino. Lo cual es una gran mentira...




(Luis Javier)
SI PARA TI ES UNA VIL CALUMNIA TODO LA SUSTENTACIONQUE TE HE DADO A RAIZ DEL SERMON DE SPORGEON, LOGICAMENTE BASADO EN LA PALBRA DE DIOS,



(Jetonius) Antes de pretender ofrecer siquiera una sustentación, debiera leer con cuidado aunque sea los mismos textos que esgrime. Ya debe saber que “un texto fuera de contexto...”

(Javier) espero que esta sustentación sea completa y satisfactoria para la Gloria de Dios.



(Luis Javier)
TIENES QUE LEER LO SIGUIENTE (TOMALO COMO DEBE SER, ES MEJOR SER HONESTO CONTIGO, QUE TRANQUILIZAR TU FORMA DE PENSAR)



(Jetonius) Por cierto que no esperaba que fuese deshonesto conmigo. Tampoco hace falta que tranquilice mi forma de pensar.


(Javier) Espero que ya no sea mas así...




:angel:
 
Re: Contestacio para Jetonius!!!!

Re: Contestacio para Jetonius!!!!

Originalmente enviado por: Luis Javier Gil
¿de quien depende la salvacion?

Saludos cordiales,

(Jetonius) Por si no le queda claro, ni usted ni yo podemos decir "lo que yo digo es lo que Dios dice", sino "lo que yo digo es lo que yo creo que Dios dice". Y como comprenderá, hay una gran diferencia.

(Javier) Mira para mi es muy claro que mis exposiciones son palabra de DIOS, ...



:eek: :eek: :eek2:

Una afirmación como esta solamente la he leído, fuera de las Sagradas Escrituras, en falsos profetas como Brigham Young.


Si usted de veras se cree esto, estimado señor, nada más tengo que tratar con usted.

Continuaré el debate, si es necesario sobre los mismos textos, con hermanos que piensen de sí mismos como conviene (Romanos 12:3) y que sepan discernir entre lo que está escrito y la interpretación que de ello hacen.


Que Dios le ilumine.

Jetonius

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Un archivo que deseo compartirles.

Bendiciones del Señor
 

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Jetonius!!!!!

Jetonius!!!!!

Saludos:

Mi afirmacion no es muestra de soberbia, un apologeta es aquel que habla palabra de DIOS, tal y como El mismo se ha revelado.

No puede decirte otra cosa, por que lo que se, lo he recibido de DIOS, y eso mismo tengo que dar, ni mas ni menos.....

1 de Pedro
3:15 sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;

Si no estoy seguro de la palabra de DIOS y de la sabiduria que me ha sido dada, como voy a estar preparado para presentar defensa en lo que no confio o no estoy seguro.

Espero entiendas mi posicion..

Una afirmación como esta solamente la he leído, fuera de las Sagradas Escrituras, en falsos profetas como Brigham Young.


Si usted de veras se cree esto, estimado señor, nada más tengo que tratar con usted.

Continuaré el debate, si es necesario sobre los mismos textos, con hermanos que piensen de sí mismos como conviene (Romanos 12:3) y que sepan discernir entre lo que está escrito y la interpretación que de ello hacen.

No me creo nada, no soy nada sin la gracia de DIOS, es esa Gracia que me ha sido dada la que defiendo, si fuera por mi, lo unico que mereceria es una eterna perdicion en el infierno..

Por fovor comprendame y no me compare tan feo...

Espero sus comentarios hacerca de lo que le conteste, espero lo haga, y no tome como excusa esa mala interpretacion...

Que Dios le ilumine.

Luis Javier Gil Luque

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Sr Luis Javier Gil

Sr Luis Javier Gil

Originalmente enviado por: Luis Javier Gil
Saludos:

Mi afirmacion no es muestra de soberbia, un apologeta es aquel que habla palabra de DIOS, tal y como El mismo se ha revelado.

No puede decirte otra cosa, por que lo que se, lo he recibido de DIOS, y eso mismo tengo que dar, ni mas ni menos.....

1 de Pedro
3:15 sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;

Si no estoy seguro de la palabra de DIOS y de la sabiduria que me ha sido dada, como voy a estar preparado para presentar defensa en lo que no confio o no estoy seguro.

Espero entiendas mi posicion..

Una afirmación como esta solamente la he leído, fuera de las Sagradas Escrituras, en falsos profetas como Brigham Young.


Si usted de veras se cree esto, estimado señor, nada más tengo que tratar con usted.

Continuaré el debate, si es necesario sobre los mismos textos, con hermanos que piensen de sí mismos como conviene (Romanos 12:3) y que sepan discernir entre lo que está escrito y la interpretación que de ello hacen.

No me creo nada, no soy nada sin la gracia de DIOS, es esa Gracia que me ha sido dada la que defiendo, si fuera por mi, lo unico que mereceria es una eterna perdicion en el infierno..

Por fovor comprendame y no me compare tan feo...

Espero sus comentarios hacerca de lo que le conteste, espero lo haga, y no tome como excusa esa mala interpretacion...

Que Dios le ilumine.

Luis Javier Gil Luque

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Estimado Sr. Gil:

Le sugiero que cuando quiera debatir con alguien reflexione ANTES de escribir.

En su momento le llame pacificamente a la reflexion y lo que obtuve fue su sincera declaracion de que no cree hablar sino Palabra de Dios.

Yo no estoy enojado con usted. Simplemente no continuare debatiendo ni este ni otro tema ni con usted ni con nadie que piense que todo lo que expone es Palabra de Dios.

En cuanto a la insinuacion de que tomo su declaracion como "EXCUSA" para no continuar nuestro intercambio, quienes estan en este foro desde mucho antes que usted le diran que por la gracia de Dios no soy de los que rehuyen un debate.

Sin embargo, como yo lo entiendo debatimos para llegar juntos a la verdad. Si usted ha decidido que ya la tiene, seguramente no obtendra ningun beneficio de este intercambio. Y yo tampoco sere beneficiado, pues no admito que ningun hombre diga que lo que expone es solamente la Palabra de Dios (a menos que se limite a leer la Biblia sin NINGUN comentario).

Asi que como Abraham y Lot, conviene que cada uno siga su camino.

Como antes dije, no pienso abandonar el debate; pero por el momento nada mas tengo que hablar con usted.

Que Dios le bendiga

Jetonius

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Para Luis Javier Gil

Cuando era niño me llevaron a un parvulario donde aprendi lo que primero debe aprender un niño. Que el no es el ombligo del universo. Que junto a él hay otros con los mismas apetencias de ser dicho ombligo. Entonces, mal que le pese, tendrá que aprender y desarrollar su proceso de socialización.

Claro que tambien existen ciertos individuos que no lo logran y este es su problema, lo malo es que dicho problema perjudica a aquellos que le rodean.

Tambien los hay que en vez de llevarles a un parvulario les colocaron en una noria. Alli se les mete una idea en la cabeza y nunca acaban de darle vueltas y mas vueltas hasta que aburren al mas pacífico de los mortales.
Pero no acaba aquí la cosa, sino que tambien hay que añadirle el asiento que ocupan en dicha noria.
¿Quereis conocerlo, amados foristas? Helo aquí:
"QUERIDO AMIGO JETONIUS:

TE CONTESTARE BASADO EN LAS SANTAS ESCRITURAS, Y ENTONCES TENDRAS QUE PLEITAR CON DIOS Y SU PALABRA CON TODO EL RESPETO QUE TE MERECES..........."

¿Abrase visto una mayor fatuidad? ¡He aquí el mejor interprete de las Sagradas Escrituras! ¡Quien tiene el don de infalibilidad!
Mediante este don no nos cita Las Escrituras, lo que hace es largarnos largas (valga la redundancis) parrafadas que solo la paciencia de Jetonius es capaz de leer y contestar con acierto.
Y el infalible de la noria se atreve a decir que esto es pleitear con Dios....
Creo que alguien le conviene bajar de su pedestal.
De nuevo le es apropiada la frase latina

Plus potest negare assinus quan probare philosophus.
 
Por Que????

Por Que????

Jetonius y Tobi:

No entiendo que les molesta tanto de mi, y si son cristianos por que me atacan con comentarios ofensivos.... eso no lo enseña la palabra de DIOS; pero me alegra que me que sucedan estas cosas, por que solo me animan a continuar.

Yo no me creo nada, ni soy nada.... Solo la Gracia de DIOS me da lo que tengo....

Cuando me ofenden, a mi parecer suceden dos cosas: O no tienen argumentos para sustentar mas sus pocisiones o les ofende tanto que alguien no piense como ustedes, y lo unico que pueden hacer es ofender.

Yo entre a este foro para edificarme, aprender y defender mi fe, y si DIOS lo permite aqui continuare....

Les ruego que si les incomodo tanto, no me tengan en cuenta en el foro, si quieren entrar a debatir, o argumentar sus pocisiones en contra de las mias, haganlo, pero sin ofensas y sustentados en la palbra de DIOS, que es la unica que vale....

Espero me perdonen, si los ofendi con mis comentarios, solo que no parece que actuen de esa forma...
 
Re: Por Que????

Re: Por Que????

Originalmente enviado por: Luis Javier Gil
Jetonius y Tobi:

No entiendo que les molesta tanto de mi, y si son cristianos por que me atacan con comentarios ofensivos.... eso no lo enseña la palabra de DIOS; pero me alegra que me que sucedan estas cosas, por que solo me animan a continuar.

Yo no me creo nada, ni soy nada.... Solo la Gracia de DIOS me da lo que tengo....

Cuando me ofenden, a mi parecer suceden dos cosas: O no tienen argumentos para sustentar mas sus pocisiones o les ofende tanto que alguien no piense como ustedes, y lo unico que pueden hacer es ofender.

Yo entre a este foro para edificarme, aprender y defender mi fe, y si DIOS lo permite aqui continuare....

Les ruego que si les incomodo tanto, no me tengan en cuenta en el foro, si quieren entrar a debatir, o argumentar sus pocisiones en contra de las mias, haganlo, pero sin ofensas y sustentados en la palbra de DIOS, que es la unica que vale....

Espero me perdonen, si los ofendi con mis comentarios, solo que no parece que actuen de esa forma...

Saludos amado Luis Javier, que Dios te conceda bendición. Amén.

Parece que no te has dado cuenta amado hermano que el que ha ofendido eres tú. Si tú afirmas que tu INTERPRETACIÓN de las Escrituras es Palabra de Dios, y no la reconoces como verdaderamente es: simplemente tu INTERPRETACIÓN de las Escrituras, encontrarás que no solo Jetonius y Tobi se molestarán, sino muchos más, entre los que puedes incluirme.

Ahora bien, estaría muy mal que uno no esté convencido de que la INTERPRETACIÓN de las Escrituras que ha adoptado en su corazón sea correcta, pero eso es muy distinto a afirmar que mi convicción es Inspirada y la del hermano no lo es. Cuando existen diferencias de apreciación e interpretación es deber de todo cristiano demostrar ampliamente el por qué SU INTERPRETACIÓN de las Escrituras es correcta, y por lo tanto conforme al mensaje Divino. Pero muy perjudicial y poco amable es decir al hermano "tu creencia no bíblica" cuando eso no es cierto, pues hermanos como Jetonius y Tobi creen sin lugar a dudas en todo lo que la Biblia dice y enseña, y están dispuestos con Biblia en mano a debatir cualquier INTERPRETACIÓN que no se ajuste al mensaje inspirado de Dios.

Espero que entiendas el punto, amado hermano, y si en verdad quieres debatir y compartir con otros hermanos en la fe que no comparten tu INTERPRETACIÓN será necesario que bajes el tono de tus palabras (a no ser claro que los no calvinistas no sean verdaderos hermanos en la fe para ti, y sus posturas y fe estén reprodabas de antemano para tí).

Tu hermano en Cristo,

Alejandro.

Alejandro.
 
disculpenme!!!!

disculpenme!!!!

Me disculpo con todo mi corazon en CRISTO JESUS, si fui incisivo con mis palabras, tal vez mi inexperiencia en este tipo de cosas (foro) y mi afan de exponer lo que he aprendido, me llevaron a ser un poco "soberbio" y sobre todo ofensivo, sin ser realmente mi intencion...

Lo siento, de ahora en adelante me manejare de otra forma, lo unico que si dejo claro, es que mis exposiciones solo estan basadas en la Biblia y en ningun momento he hecho comentarios personales, solamente mis esncabezados, los cuales han causado tanto daño a algunos foristas, y de nuevo me disculpo con jetonius, tobi y alfarotrejos.

Espero cambiar y hacer las cosas como le agradan a DIOS y no a mi. Espero no sea mas....

Que DIOS nos llene de amor y de perdon, amen.
 
Algo que Dios me permite compartiles

Algo que Dios me permite compartiles

Con mucho amor y gracias Luis Javier por tus palabras, gracias al Señor por ti y por todos los hermanos
 

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