Sobre la razón.
Si uno quiere saber debe mantenerse en la duda, en la incertidumbre y no tomar posturas apresuradas aunque sea lo más auténtico que le llega desde el exterior y desde su propio interior. Es como aquel que dice “soy arquitecto”, “soy ingeniero”, “soy sacerdote”, cuando debería ser “soy persona que me dedico, o hago de arquitecto, ingeniero, etc.” Esta distinción parece banal, pero es muy importante. Porque demuestra un alejamiento entre lo que yo soy y a lo que me dedico. Yo, ante todo soy persona, y esa persona, en este mundo se dedica a ser profesor, médico o albañil, pero ante todo soy persona. En esta forma de llamarnos por nuestra profesión está condensada nuestra forma errónea de ver el mundo y al hombre.
Puede que alguien pregunte: “¿Cómo sabes si una discusión y/o investigación es "estéril" sin saber cuales son sus motivaciones?”. Te diré que lo sé porque la mayoría de la gente busca la Verdad por medio de la razón, y por experiencia propia después de muchos años, he visto que esa facultad a la que la sociedad actual tanto aspira, no llega a discernir sobre estas cosas. Por eso sé positivamente que es estéril. Esto te lo digo yo y es mi “opinión”. Tú puedes hacer lo que creas conveniente para estudiar todo esto de manera científica, pero ya te adelanto, desde este momento, que no te llevará a ninguna parte, ni podrás jamás demostrar ningún aspecto histórico, antropológico o científico sobre estos temas. Ni mucho menos, podrás demostrar algo a la sociedad, porque la sociedad NO QUIERE en realidad que le demuestren nada. Cada persona es “un mundo” que debe llegar a la verdad, a su verdad por sí mismo y Dios no quiere pruebas.
No pertenezco a ninguna religión formal. Me educaron en la religión católica y después la abandoné ante las innumerables dudas que me acuciaban. Me volví ateo. Pero, entonces, dentro de mi se generó una lucha por aclarar todo esto, pero una búsqueda interior. Caí en la depresión y en la angustia y después de muchos años, encontré la verdad, o lo que yo creo que es verdad, cada uno que lo coja como quiera.
No, no es fácil desprenderse de la razón. Y uno no lo puede hacer a voluntad y luego volver a la razón. Cuando te desprendes de la razón, esta (la razón) muere y ya no eres un ser racional, sino un ser humano. Sigues sin embargo siendo lógico, pero entra en ti un nuevo conocimiento y unas nuevas actitudes que te ayudan a dar el siguiente paso del Camino. La lógica y la razón no son los únicos mecanismos mentales que te permiten distinguir la verdad de la fantasía. Existen otros como la intuición y el conocimiento divino, pero mientras la razón ocupe tu mente, no podrás acceder a ellos con facilidad. Y puede que preguntes si todo esto no es peligroso. Pues claro que sí, que es peligroso. Es peligroso para ti, porque te embarcas en una aventura muy difícil e incierta y que terminará con la muerte de tu personalidad y el nacimiento de tu Ser auténtico. Esto produce mucho dolor y sufrimiento y llegas a estar muy cerca de la locura. También es peligroso para la sociedad, porque vas en dirección contraria a la que te enseña esa sociedad y, potencialmente, te conviertes en un peligro para ella. Por tanto, serás perseguido y calumniado. Pero es una auténtica bendición para Dios y para los Hijos de Dios.
Cuando hablo del mundo y de su sociedad de forma pesimista, no hablo del foro. Cuando me quiera referir al foro lo diré expresamente. No, hablo del mundo, de las necesidades de nuestros cuerpos, del hambre, de las guerras, de la cultura, del arte, de las tragedias naturales y artificiales, de las carencias del hombre, de su maldad, de su arrogancia, de su falta de objetivos, de su falta de visión, etc. En cambio, en el foro encuentro gente que busca, gente que quiere saber y gente que sabe. Como tu sabes este no es un foro de amistad, o de ciencia o de cultura. Nunca entraría en un foro de esas características. Este es un foro sobre religión, sobre conocimiento de la Verdad, y yo vengo a él tanto para saber y aprender, como para dar lo poco que yo sé.
Te recomiendo un sistema para llegar a conocer lo que realmente quiere decir determinadas frases de los textos sagrados, de la Biblia y de los Evangelios. Coge un texto cualquiera de los Evangelios que te deje perplejo y que te llame la atención. No leas más, ni busques concomitancias con otros textos ni relaciones ni nada de nada. En vez de añadirle conocimientos, quítale los que ya tengas y medita sobre él. No te enseño un modo de meditar, porque no tiene modo esto de meditar. Simplemente mantén la atención en él. Verás que no lo comprendes. Vuelve a leerlo y a releerlo y olvídate de él después. Actúa así con cada texto del Evangelio. Un día uno, otro día u otra semana otro. Verás como el conocimiento real de las cosas vienen a ti si decides buscarlo y no tienes miedo al riesgo para tu vida que este conocimiento puede depararte. De vez en cuando pregúntate que quiere decir tal o cual cosa. Manténte en la duda y en la incertidumbre y no saques conclusiones apresuradas. Al final veras que aunque parece que unos y otros se contradicen, todos en realidad se complementan hacia un conocimiento extraordinario.
Yo tengo en mi interior, como tú y como todos un contrario. Un ateo. Un ser que razona. Y lucho todos los días contra mi contrario. Ese contrario se nutre de todas esas ideas peregrinas que solemos decir cuando no tenemos una idea clara y madura de las cosas. Es mi subconsciente. Y no sabes, si no has luchado aún contra él, como se agarra a esos conceptos “bien intencionados” pero a los que se aferra como a un clavo hirviendo para demostrarme su verdad. Por eso utilizo la palabra contrario y luchar. Porque lucho contra mi contrario a todas horas y ciertos comentarios me lo recuerdan. Todos somos muy parecidos.
Hay hechos que no tienen demostración de ninguna clase. Hablo del conocimiento que viene de arriba y que te da seguridades que ninguna prueba material te pueden dar. Al ser un hecho subjetivo tu puede que lo desprecies, pero la persona que lo vive lo ve con una realidad y verdad que no te puedes hacer una idea. Este es el sistema de Dios, para que sólo vea el que quiere que Él vea.
Los verdaderos cristianos ni siquiera utilizan ya ese nombre tan manido y cargado de significados contrarios y malvados. He de decirte que la verdadera Iglesia no tiene credos ni es una religión. La Iglesia tampoco tiene templos donde reunirse. Ni teologías mundanas ni busca el bien del mundo. La verdadera Iglesia la componen los verdaderos Hijos de Dios, pertenecientes a toda raza, país y religión y que están en camino o se han evadido de su condición mortal.
La Iglesia de Jesús fue asaltada hace 2.000 años por gentes sin escrúpulos que pervirtieron toda su enseñanza y la convirtieron en una religión para uso y disfrute del poder del mundo y del diablo.
“El que tenga oídos para oír, oiga”. Si un hombre que dispone del Espíritu de Dios, pues no todos los hombres disponen ya de Él, indaga, llegará al conocimiento. Para ello debe desprenderse de prejuicios y de la razón. Y, en cierta manera, puede decirse que Dios lo ha elegido, pues ha puesto su Espíritu sobre él. Podemos ampliar este comentario con el siguiente: “Al que tiene Dios le dará, pero al que no tiene, hasta lo que tiene se le quitará”. ¿De qué habla aquí el Evangelista? Pues de eso: El que tiene el Espíritu de Dios, Dios le ayudará y le dará, pero el que no lo tiene, hasta lo que tiene ahora (un cuerpo humano y una vida en este mundo) se le quitará.
Se nos ha enseñado que la fe es creer en lo que no vemos. Pero por mucha fe que tenga un hombre con el espíritu del mundo exclusivamente, no podrá alcanzar los valores de Dios. Pues entonces ¿Qué es la fe? Sencillamente disponer de ese Espíritu de Dios. Es un Espíritu tan pequeño como un gramo de mostaza, pero que si lo regamos convenientemente, se vuelve la planta más grande, como un árbol.
“Nadie ha subido al cielo sino el Hijo del hombre que bajó del cielo”.
Si uno quiere saber debe mantenerse en la duda, en la incertidumbre y no tomar posturas apresuradas aunque sea lo más auténtico que le llega desde el exterior y desde su propio interior. Es como aquel que dice “soy arquitecto”, “soy ingeniero”, “soy sacerdote”, cuando debería ser “soy persona que me dedico, o hago de arquitecto, ingeniero, etc.” Esta distinción parece banal, pero es muy importante. Porque demuestra un alejamiento entre lo que yo soy y a lo que me dedico. Yo, ante todo soy persona, y esa persona, en este mundo se dedica a ser profesor, médico o albañil, pero ante todo soy persona. En esta forma de llamarnos por nuestra profesión está condensada nuestra forma errónea de ver el mundo y al hombre.
Puede que alguien pregunte: “¿Cómo sabes si una discusión y/o investigación es "estéril" sin saber cuales son sus motivaciones?”. Te diré que lo sé porque la mayoría de la gente busca la Verdad por medio de la razón, y por experiencia propia después de muchos años, he visto que esa facultad a la que la sociedad actual tanto aspira, no llega a discernir sobre estas cosas. Por eso sé positivamente que es estéril. Esto te lo digo yo y es mi “opinión”. Tú puedes hacer lo que creas conveniente para estudiar todo esto de manera científica, pero ya te adelanto, desde este momento, que no te llevará a ninguna parte, ni podrás jamás demostrar ningún aspecto histórico, antropológico o científico sobre estos temas. Ni mucho menos, podrás demostrar algo a la sociedad, porque la sociedad NO QUIERE en realidad que le demuestren nada. Cada persona es “un mundo” que debe llegar a la verdad, a su verdad por sí mismo y Dios no quiere pruebas.
No pertenezco a ninguna religión formal. Me educaron en la religión católica y después la abandoné ante las innumerables dudas que me acuciaban. Me volví ateo. Pero, entonces, dentro de mi se generó una lucha por aclarar todo esto, pero una búsqueda interior. Caí en la depresión y en la angustia y después de muchos años, encontré la verdad, o lo que yo creo que es verdad, cada uno que lo coja como quiera.
No, no es fácil desprenderse de la razón. Y uno no lo puede hacer a voluntad y luego volver a la razón. Cuando te desprendes de la razón, esta (la razón) muere y ya no eres un ser racional, sino un ser humano. Sigues sin embargo siendo lógico, pero entra en ti un nuevo conocimiento y unas nuevas actitudes que te ayudan a dar el siguiente paso del Camino. La lógica y la razón no son los únicos mecanismos mentales que te permiten distinguir la verdad de la fantasía. Existen otros como la intuición y el conocimiento divino, pero mientras la razón ocupe tu mente, no podrás acceder a ellos con facilidad. Y puede que preguntes si todo esto no es peligroso. Pues claro que sí, que es peligroso. Es peligroso para ti, porque te embarcas en una aventura muy difícil e incierta y que terminará con la muerte de tu personalidad y el nacimiento de tu Ser auténtico. Esto produce mucho dolor y sufrimiento y llegas a estar muy cerca de la locura. También es peligroso para la sociedad, porque vas en dirección contraria a la que te enseña esa sociedad y, potencialmente, te conviertes en un peligro para ella. Por tanto, serás perseguido y calumniado. Pero es una auténtica bendición para Dios y para los Hijos de Dios.
Cuando hablo del mundo y de su sociedad de forma pesimista, no hablo del foro. Cuando me quiera referir al foro lo diré expresamente. No, hablo del mundo, de las necesidades de nuestros cuerpos, del hambre, de las guerras, de la cultura, del arte, de las tragedias naturales y artificiales, de las carencias del hombre, de su maldad, de su arrogancia, de su falta de objetivos, de su falta de visión, etc. En cambio, en el foro encuentro gente que busca, gente que quiere saber y gente que sabe. Como tu sabes este no es un foro de amistad, o de ciencia o de cultura. Nunca entraría en un foro de esas características. Este es un foro sobre religión, sobre conocimiento de la Verdad, y yo vengo a él tanto para saber y aprender, como para dar lo poco que yo sé.
Te recomiendo un sistema para llegar a conocer lo que realmente quiere decir determinadas frases de los textos sagrados, de la Biblia y de los Evangelios. Coge un texto cualquiera de los Evangelios que te deje perplejo y que te llame la atención. No leas más, ni busques concomitancias con otros textos ni relaciones ni nada de nada. En vez de añadirle conocimientos, quítale los que ya tengas y medita sobre él. No te enseño un modo de meditar, porque no tiene modo esto de meditar. Simplemente mantén la atención en él. Verás que no lo comprendes. Vuelve a leerlo y a releerlo y olvídate de él después. Actúa así con cada texto del Evangelio. Un día uno, otro día u otra semana otro. Verás como el conocimiento real de las cosas vienen a ti si decides buscarlo y no tienes miedo al riesgo para tu vida que este conocimiento puede depararte. De vez en cuando pregúntate que quiere decir tal o cual cosa. Manténte en la duda y en la incertidumbre y no saques conclusiones apresuradas. Al final veras que aunque parece que unos y otros se contradicen, todos en realidad se complementan hacia un conocimiento extraordinario.
Yo tengo en mi interior, como tú y como todos un contrario. Un ateo. Un ser que razona. Y lucho todos los días contra mi contrario. Ese contrario se nutre de todas esas ideas peregrinas que solemos decir cuando no tenemos una idea clara y madura de las cosas. Es mi subconsciente. Y no sabes, si no has luchado aún contra él, como se agarra a esos conceptos “bien intencionados” pero a los que se aferra como a un clavo hirviendo para demostrarme su verdad. Por eso utilizo la palabra contrario y luchar. Porque lucho contra mi contrario a todas horas y ciertos comentarios me lo recuerdan. Todos somos muy parecidos.
Hay hechos que no tienen demostración de ninguna clase. Hablo del conocimiento que viene de arriba y que te da seguridades que ninguna prueba material te pueden dar. Al ser un hecho subjetivo tu puede que lo desprecies, pero la persona que lo vive lo ve con una realidad y verdad que no te puedes hacer una idea. Este es el sistema de Dios, para que sólo vea el que quiere que Él vea.
Los verdaderos cristianos ni siquiera utilizan ya ese nombre tan manido y cargado de significados contrarios y malvados. He de decirte que la verdadera Iglesia no tiene credos ni es una religión. La Iglesia tampoco tiene templos donde reunirse. Ni teologías mundanas ni busca el bien del mundo. La verdadera Iglesia la componen los verdaderos Hijos de Dios, pertenecientes a toda raza, país y religión y que están en camino o se han evadido de su condición mortal.
La Iglesia de Jesús fue asaltada hace 2.000 años por gentes sin escrúpulos que pervirtieron toda su enseñanza y la convirtieron en una religión para uso y disfrute del poder del mundo y del diablo.
“El que tenga oídos para oír, oiga”. Si un hombre que dispone del Espíritu de Dios, pues no todos los hombres disponen ya de Él, indaga, llegará al conocimiento. Para ello debe desprenderse de prejuicios y de la razón. Y, en cierta manera, puede decirse que Dios lo ha elegido, pues ha puesto su Espíritu sobre él. Podemos ampliar este comentario con el siguiente: “Al que tiene Dios le dará, pero al que no tiene, hasta lo que tiene se le quitará”. ¿De qué habla aquí el Evangelista? Pues de eso: El que tiene el Espíritu de Dios, Dios le ayudará y le dará, pero el que no lo tiene, hasta lo que tiene ahora (un cuerpo humano y una vida en este mundo) se le quitará.
Se nos ha enseñado que la fe es creer en lo que no vemos. Pero por mucha fe que tenga un hombre con el espíritu del mundo exclusivamente, no podrá alcanzar los valores de Dios. Pues entonces ¿Qué es la fe? Sencillamente disponer de ese Espíritu de Dios. Es un Espíritu tan pequeño como un gramo de mostaza, pero que si lo regamos convenientemente, se vuelve la planta más grande, como un árbol.
“Nadie ha subido al cielo sino el Hijo del hombre que bajó del cielo”.