De la verdadera naturaleza del protestantismo - Luis Fernando Pérez

irichc

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10 Agosto 2003
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boards1.melodysoft.com
En un tiempo como el que nos toca vivir, en el cual los vientos del ecumenismo parecen soplar de nuevo con fuerza, no es fácil plantarse firme e intentar decir cuatro o cinco verdades acerca de los "hermanos separados". Yo, que durante casi 9 años de mi vida fui cristiano evangélico, sé lo que es estar a los dos lados de la acera. Y se da un hecho innegable a la vez que peculiar. Mientras que en la acera protestante-evangélica podemos encontrarnos a una gran mayoría de "hermanos" que rechaza la posibilidad de que seamos cristianos los católicos verdaderos, que creemos por tanto en todos los dogmas de la Iglesia, en la acera católica no abundan aquellos que ponen en duda la naturaleza cristiana del protestantismo evangélico. Sin entrar a valorar, no merece la pena, la opinión anticatólica de esa mayoría de protestantes-evangélicos, creo necesario dar una serie de puntos claves por las que los católicos en general, y los que tienen un contacto más habitual con los protestantes en particular, deberían de ser menos optimistas en cuanto a la existencia de un elemento cristiano genuino en la eclesiología del protestantismo.

Desde los tiempos de la Reforma, el protestantismo enarboló una serie de lemas que podríamos considerar como los dogmas de fe de la cristiandad protestante. Analicemos la teoría de uno de esos lemas, y veamos en qué se convierte en la práctica:

Solus Christus (Solo Cristo).

En principio nada habría que oponer a esa doctrina esencial de la fe cristiana por la cual sabemos que la persona y figura de Cristo es, por sí sola, el centro de nuestra creencia y de nuestra vida. Sin duda, sin Cristo no hay cristianismo. Ahora bien, resulta que en la Biblia, aparece con claridad meridiana una realidad: una vez que Cristo se ha encarnado y ha fundado su Iglesia, no se puede separar la realidad de Cristo de la realidad de su Iglesia. La Palabra de Dios es clara. La Iglesia es el CUERPO DE CRISTO (Col 1,18). Pero aún dice más. La Iglesia es SU PLENITUD (Ef 1,23). Perseguir a la Iglesia es perseguir a Cristo (Hch 9,1-6) Y por si la cosa no quedara suficientemente nítida, vemos que la relación entre Cristo y la Iglesia es un misterio al que San Pablo compara con el misterio de la unión entre el hombre y la mujer (Ef 5,31-32).

Por tanto, decimos la verdad si enseñamos que no se puede creer en el "Solo Cristo" si no se acepta que con Cristo va su Iglesia, ya indisolublemente unida a Él por la eternidad. Por eso el Credo Nicenoconstantinopolitano afirma en uno de sus puntos: "Creemos en la Iglesia santa, católica y apostólica". Es decir, desde muy antiguo queda demostrado que la fe o creencia en la Iglesia era parte de la fe cristiana.Y si Cristo mismo dijo del matrimonio aquello de que "lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre", cuanto más habremos de creer que la unión de Cristo con su Iglesia está sellada eternamente por la voluntad divina.

Una vez esto claro, cabe hacerse una pregunta: ¿atentar contra la unidad de la Iglesia no es exactamente lo mismo que atentar contra Cristo? ¿Es cristiano el dividir el Cuerpo de Cristo en mil pedazos? ¿o por el contrario la división de la Iglesia es el arma más poderosa que Satanás ha manejado durante los 20 siglos de existencia del cristianismo?

Cuando era protestante, el asunto de la unidad de la Iglesia lo veía como algo secundario y, sobre todo, perfectamente sacrificable al "dios" de la pureza doctrinal. Es decir, la verdadera doctrina expresada "sólo en la Biblia" era un tesoro de mucho más valor que la unidad visible de la Iglesia de Cristo. Pero no sólo eso. Como la inmensa mayoría de los protestantes, yo tenía un concepto sobre la Iglesia que no sólo no aparece por ningún lado en la Escritura, sino que, por el contrario, se da de tortas con el mensaje bíblico. Es lo que yo llamo el concepto docetista de la Iglesia, por el cual se rechaza la idea de que pueda existir una Iglesia visible, organizada y jerarquizada y se acepta la existencia de una Iglesia invisible, pseudo-etérea, sin una unidad orgánica real.

Sin embargo, cuando analizamos lo que la Biblia nos dice acerca de la Iglesia, vemos lo siguiente:

- Cristo dejó muy claro que la unidad de los cristianos debería ser semejante a la unidad de Él con el Padre y que del logro de esa unidad dependería el que el mundo creyese.

- La Iglesia tenía una jerarquía muy bien definida: los apóstoles, entre ellos Pedro el primero, y luego los obispos y los ancianos (presbíteros).

- La Iglesia adoptaba un sistema de solucionar los problemas doctrinales que podemos llamar conciliar, tal y como se ve en Hechos 15, con la particularidad de que Pedro fue el que zanjó las discusiones que se estaban llevando a cabo en aquel primer concilio. Además, las disposiciones de Hechos 15 eran de OBLIGADO cumplimiento para toda la Iglesia.

- Los apóstoles eran tajantes contra aquellos que causaban división. Empezando por Pablo, que tuvo que enfrentarse por primera vez con los "denominacionalismos" en Corinto (1ª Cor 1,10-13). Y además le dio a Tito una orden bien clara sobre lo que había que hacer con los que causaban divisones. Había que amonestarlos primero y echarlos fuera de la Iglesia después, porque se habían pervertido (Tit 3,10-11). En Judas 19 se pone al mismo nivel a los que causan divisiones que a los sensuales, y de ambos se dice que no tienen el Espíritu. Y, digámoslo alto y claro, el apóstol Juan muestra en 1ª Jn 2,18-19 que los que salen de la Iglesia son anticristos, aunque algunos quieren interpretar ese texto de una forma más suave.

Ahora bien, alguno se preguntará, ¿y qué tiene todo esto que ver con el protestantismo y el Solo Cristo?: Tiene TODO que ver. Es más, el protestante que entiende esta realidad, si es honesto, necesariamente tiene que dejar de ser protestante, a menos que quiera pecar gravemente delante de Dios.

Es evidente que un sistema religioso que dice aceptar a Cristo pero que en su misma esencia lleva el virus mortal de la división del Cuerpo de Cristo sólo puede ser definido como anticristiano. No hay justificación alguna al hecho de que el protestantismo haya sido absolutamente incapaz de mantener una unidad eclesial interna mínimamente decorosa. Cuando los protestanes se ufanan en señalar los supuestos errores doctrinales del catolicismo, no se dan cuenta de que la mera existencia de multitud de denominaciones protestantes independientes unas de otras es, en su ojo, una VIGA de proporciones apocalípticas.

El protestantismo es la negación de Cristo desde el momento en que en la práctica niega la existencia de una sola Iglesia de Cristo, con una sola fe, un solo credo y un solo bautismo. Y si se niega la existencia de la Iglesia, que es el Cuerpo de Cristo, se está negando al propio Cristo. Y punto.

Si el protestantismo hubiera sido capaz de organizarse a sí mismo en una sola Iglesia o denominación, podríamos haber contemplado la Reforma desde un prisma diferente. Pero la Reforma no fue lo que supuestamente pretendía ser, sino que se convirtió en el mayor intento de aniquilación de la Iglesia con la excusa de una verdadera necesidad de cambio. Aprovecharon que la Iglesia estaba medio muerta para intentar aniquilarla del todo, pero, gracias a Dios, fue entonces cuando la Iglesia vio las orejas al lobo y se despertó con nuevos bríos, aunque bien que le costó recuperar el tono vital que había perdido entre tanta corrupción interna y tanto desbarajuste doctrinal y eclesial externo.

En definitiva, aunque cabría analizar muchas de las ramificaciones del desastre que supuso el protestantismo para la Cristiandad, me conformaré con señalar al menos unas pocas incoherencias de la dinámica dialéctica agresiva que usan con denudo los hijos de la Reforma contra la Iglesia Católica:

- Los protestantes achacan a la Iglesia Católica el que no se basa sólo en la Biblia. Lo cierto es que ellos, que dicen basarse sólo en la Biblia, no se ponen de acuerdo sobre aspectos tan importantes como la Eucaristía, los sacramentos, la organización eclesial, las doctrinas de la gracia y la salvación (gracia irresistible y perseverancia de los santos), etc, etc.

- Los protestantes atacan a la Iglesia Católica por dar un papel esencial a la Tradición, pero luego son esclavos de sus propias tradiciones interpretativas de la Palabra de Dios. Y encima, aceptan buena parte del lenguaje y el contenido doctrinal que les ha llegado a través de la Tradición católica (trinidad, filioque, domingo como día del Señor, pecado original, etc), lo cual no deja de ser una ironía histórica.

- Los protestantes usan la Biblia como arma arrojadiza contra determinadas doctrinas y prácticas católicas, pero rechazan o miran a otro lado ante lo que esa misma Biblia dice acerca de los que tienen el espíritu de división, tan presente en ellos.

- Los protestantes atacan a la Iglesia Católica acusándola de tener un sistema de gobierno dictatorial, pero resulta que buena parte de ellos ejercen una tiranía a nivel denominacional que ríase usted del actual poder disciplinar de Ratzinger y su Congregación para la Doctrina y la Fe.

En fin, por no alargarme demasiado, terminaré con una reflexión final. Creo que tanto aquellos que han nacido en una familia protestante como los que han llegado a serlo tras salir de la Iglesia Católica, deben volver con urgencia al seno de la Iglesia de Cristo. Es incompatible el ser de Cristo con el ser parte de un sistema religioso en el que se está dividiendo continuamente el Cuerpo de Cristo, en el que se niega por principio la eficacia regeneradora que el Espíritu Santo tiene en su guía de la Iglesia. Muchos verdaderos cristianos protestantes no han sido nunca enfrentados con esta realidad que estoy comentando. Muchos otros sí han sido confrontados por los hechos pero prefieren seguir sus vidas separados de la Iglesia y por tanto, a pesar de que se enfaden al leer esto, separados de Cristo.

Es nuestra misión evangelizarlos y/o resistir sus intentos por llevar a más católicos a la sinrazón de su fe imperfecta. Sin duda, muchos católicos necesitan un encuentro con Dios. Pero no puede ser que el resultado de dicho encuentro sea el que acaben saliendo de la Casa de Dios, que es su Iglesia, que es Nuestra Iglesia.

Dios nos bendiga a todos.

http://www.angelfire.com/hi/luisperez/naturpro.html
 
Lo conocemos....!!!!

Lo conocemos....!!!!

Saludos,

Muchos en este foro conocemos a Luis Fernando Perez y sus "vueltas de carnero" teologicas y doctrinales.

No has aportado nada nuevo para aquellos que estamos aqui de hace ya rato.

Respecto a algunas ideas como esta :

El protestantismo es la negación de Cristo desde el momento en que en la práctica niega la existencia de una sola Iglesia de Cristo, con una sola fe, un solo credo y un solo bautismo. Y si se niega la existencia de la Iglesia, que es el Cuerpo de Cristo, se está negando al propio Cristo. Y punto.

Respondo :


La verdadera Iglesia Cristiana Evangelica jamas ha negado la existencia de una solo Iglesia verdadera, compuesta de todos aquellos que han recibido a Cristo como su Senor y Salvador. La diferencia con la errada y orgullosa Iglesia Catolica consiste en que en el mundo evangelico nadie anda tratando de tener a Dios como una marca registrada de uso exclusivo.


Frente a esta otra idea :

En fin, por no alargarme demasiado, terminaré con una reflexión final. Creo que tanto aquellos que han nacido en una familia protestante como los que han llegado a serlo tras salir de la Iglesia Católica, deben volver con urgencia al seno de la Iglesia de Cristo.


Respondo de nuevo :

Volver a que ...? A un sistema religioso muerto y perverso. A un sistema que empobrecio a toda Latinomaerica. A un sistema que ha enganado a millones a traves de la historia.... Volver a un sistema donde debido a la necia actitud del "celibato" a la "fuerza", miles y miles de victimas y victimarios pasaran la eternidad en el Lago de Fuego.

Gracias a Dios que hoy dia muchos miles de Latinoamericanos estan Conociendo a Cristo a traves de la Evangelizacion del Continente, desde el frio Canada, hasta las heladas llanuras de la Patagonia.

Gracias a Dios que hoy miles estan dejando los enganios de Roma y volviendose al Dios verdadero de la Biblia.

LA IGLESIA ROMANICA YA TUVO EL CONTINENTE LATINOAMERICANO POR 500 ANIOS. HOY ES EL TIEMPO NUESTRO.


Viva la Revolucion Evangelica y la proclamacion de Jesus como el Senor.

Toda America para Cristo.



Hcch.=
 
¿Quien es Luis Fernando Perez Bustamante?

Nunca he oído ese nombre... pero me suena de algo.... ayudenme...
 
3. LA PRACTICA DE LA VIDA CRISTIANA (Efesios 4:1-6:9)

1Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, 2con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, 3solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; 4un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; 5un Señor, una fe, un bautismo, 6un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos. 7Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo. 8Por lo cual dice:
Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad,Y dio dones a los hombres. 9Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra? 10El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo. 11Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, 13hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; 14para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, 15sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, 16de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.



3.1. La relación con otros creyentes. (4:1-6)

I. LA UNIDAD DE LA IGLESIA (4:1-6)


1. Una expresión enfática (v.1)


1.1. Pablo enfatiza su condición de apóstol en todo lo que va a decir: Yo pues.


1.1.1. Una expresión semejante a la de 3:1.


1.1.2. En aquella incluía su nombre romano "Yo Pablo".


1.2. El preso del Señor.


1.2.1. En 3:1, el preso lo era por causa de la predicación del evangelio a los gentiles.


1.2.2. En esta ocasión está preso por la fidelidad al Señor.


1.3. Una exhortación amorosa: "ruego".


1.3.1. Más que un simple ruego es una exhortación, como claramente se aprecia en el griego (gr. "parakaló")


1.3.2. Pablo tiene toda la autoridad para establecer un mandamiento, pero lo reviste de amor expresándolo en forma de ruego.


1.3.3. No es algo opcional, sino algo natural para todo verdadero creyente.


1.4. Un llamado a una conducta digna.


1.4.1. El "andar" cotidiano tiene que ser consonante con la "vocación a que fuisteis llamados".


1.4.2. El adverbio "digno" (gr. "axíos") tiene una raíz que significa "eje", y que comporta la idea de equilibrio.


1.4.3. El creyente ha de mantener un perfecto equilibrio de vida que exhiba la verdad de un llamamiento celestial.


1.5. La razón de este énfasis: El llamamiento de que fue objeto.




Como escribe F.Lacueva:


"El vocablo para llamamiento ("klésis") y para el verbo llamar ("kaléo") nos llevan a considerar otros tres vocablos, tan usados por el apóstol: (A) Kletós, llamado, pues los creyentes son los llamados con llamamiento efectivo (comp. con Rom.8:28b,30; 1.Cor.1:24,26 y 1.Tes.2:12, entre otros lugares); (B) Ekklesía, iglesia, la comunidad de los llamados a salir de ("ek") entre los mundanos; (C) Parakaló, llamar al lado de ("pará"), con sus múltiples matices, según sea el contexto. Viniendo el llamamiento de tan alto, no es extraño que Pablo exhorte a los efesios a vivir de un modo que sea digno de tal llamamiento. Comenta F.F. Bruce: 'Los que han sido escogidos por Dios para estar sentados con Cristo en los lugares celestiales, deben recordar que es el honor de Cristo lo que está en juego en su vida cotidiana".


1.5.1. La dignidad no es para merecer lo que Dios hizo, sino como consecuencia de lo que Él hizo.


1.5.2. No se hace un cristiano por vivir la vida cristiana; sino que vive de ese modo porque es cristiano (Fil.1:27)

1.5.3. Esto es algo sumamente importante (1.Jn.2:6)


1.6. La exhortación tiene relación directa con el mantenimiento de la unidad.


1.6.1. El apóstol va a cuatro condiciones para preservar la unidad.


2. Condiciones para mantener la unidad (v.2)


2.1. La primera condición: humildad.


2.1.1. Mantener un sentimiento de pequeñez.


(1) La palabra griega usada ("tapeinofrosúne") así lo indica.






2.1.2. La verdadera humildad es la "pequeñez de corazón".


(1) Cristo lo enseñó claramente (Mat.11:29)


(2) Esta humildad es la característica fundamental del servicio (Luc.1:48)


2.1.3. La condición humilde permite realizar el servicio más bajo en favor de otros, sin menoscabo alguno.




2.1.4. El "sentir humilde" fue la razón por la que Cristo llegó a la más grande humillación (Fil.2:6-8)


2.2. Segunda condición para mantener la unidad: mansedumbre (v.2)


2.2.1. Cristo llamó "bienaventurado" al manso (Mat.5:5)

2.2.2. La mansedumbre tiene que ver con el sometimiento a Dios de forma incondicional.


(1) No sólo para obediencia, sino también para dependencia.


(2) El "manso" encomienda al Señor su camino y espera en él (Sal.37:5)


2.2.3. El de espíritu de "mansedumbre" no es vengativo, espera y descansa en Dios (Rom.12:9; Sal.37:8).


2.2.4. Espíritu de mansedumbre es el modo natural de relación entre hermanos (1.Cor.4:21)


2.2.5. La mansedumbre ha de ser una de las características del siervo de Dios (2.Tim.2:25).


2.2.6. Al creyente, en general, se le demanda este espíritu en las relaciones con "todos los hombres" y no sólo con sus hermanos (Tit.3:2)






2.2.7. Esta mansedumbre, así como la humildad, no tiene límite establecido, Pablo escribe claramente: "con toda humildad y mansedumbre..."


2.3. Tercera condición para mantener la unidad: paciencia (v.2)


2.3.1. En este caso se refiere a capacidad de tener paciencia con otros.


2.3.2. El griego utiliza el vocablo "makrothimía", que literalmente significa "anchura de ánimo".


2.3.3. Estas demandas son como una cadena formada por eslabones.


2.3.4. Quien tiene toda la humildad y mansedumbre, puede tener paciencia con los demás.


2.3.5. Saber tener paciencia es elemento indispensable para una correcta relación entre hermanos.


2.4. Cuarta condición para mantener la unidad: aguante (v.2)


2.4.1. El griego señala enfáticamente la condición tolerante con los demás (gr. "anekhómenoi")


2.4.2. Toda intolerancia trae, antes o después, fragmentaciones y divisiones entre hermanos.


2.4.3. El "aguante" es la piedra fundamental de la tolerancia.


2.4.4. La razón que permite este aguante es el amor.


2.4.5. Frente a esto está la falta de amor, que en ocasiones se manifiesta en un legalismo mal entendido, o en un permisivismo contrario a la Escritura.


2.4.6. El autosuficiente es un creyente incapaz de aguantar.


3. Una clara responsabilidad: "guardar la unidad".


3.1. No se manda "hacer la unidad", sino "mantener la unidad".


3.2. La unidad de la iglesia no es una actividad humana, sino una obra divina.


3.2.1. Dios, el Espíritu Santo, hace la unidad por unión vital de cada creyente EN Cristo (1.Cor.12:13).


3.3. La unidad de la Iglesia es algo definitivamente realizado por el Espíritu, de ahí que Pablo diga: "la unidad del Espíritu".


3.4. La única forma de mantener esta unidad es la "solicitud" de cada creyente, en el poder del Espíritu.


3.4.1. Lo contrario a la obra del Espíritu son las divisiones y disensiones, ambas obras de la carne (Gal.5:20).


3.4.2. El creyente "carnal", esto es, el que está siendo controlado por la carne, es incapaz de vivir con la solicitud de mantener la unidad del Espíritu (1.Cor.3:1-4).


3.5. La unidad del Espíritu se mantiene en un vínculo de paz.


3.5.1. La paz es una de las manifestaciones del fruto del Espíritu (Gal.5:22).


3.5.2. La paz se manifiesta al exterior cuando llena realmente el corazón (Col.3:15).


3.6. La unidad entre creyentes es una de las más importantes bases para recibir las bendiciones de Dios (Sal.133:1-3).


4. Las siete bases unitarias de la iglesia (vv.4-6)


4.1. Las bases unitarias se dividen a su vez en tres grupos:


4.1.1. Las tres primeras son "constituyentes".


(1) Llamadas así porque constituyen la misma identidad para todos los creyentes.


(2) Estas son: Un cuerpo, un Espíritu y una esperanza.


4.1.2. Las tres segundas son "fundantes".


(1) Llamadas así porque son las bases sobre las que descansa la unidad de la Iglesia.


(2) Estas son: Un Señor, una fe y un bautismo.


4.1.3. La última base es "trascendente".


(1) Llamada así porque esa base es Dios mismo.


(2) Está compuesta por un sólo elemento: Dios y Padre de todos.


4.2. Primera base unitaria: "Un cuerpo". (v.4)


4.2.1. La Iglesia es una.


(1) No hay muchas "iglesias", sino una sola Iglesia de Jesucristo.


4.2.2. La realidad espiritual es que todos los creyentes, a lo largo de la "dispensación de la Iglesia", forman una sola unidad espiritual: "un cuerpo en Cristo".


4.2.3. En ocasiones se suele llamar al cuerpo universal en Cristo, que es la Iglesia, la "Iglesia invisible", ya que la realidad de pertenecer al mismo es un asunto interior, invisible a los ojos de los hombres y que sólo Dios conoce, aunque se hace visible en cada creyente que realmente lo es.


4.2.4. Toda persona salva por gracia mediante la fe, es incorporada a este cuerpo (1.Cor.12:13)


4.2.5. Jesucristo vino para comprar una sola iglesia (5:25-27)


4.2.6. Esté donde esté y se llame como se llame, cada creyente en Cristo viene a formar parte de este mismo cuerpo.


4.2.7. Los hombres suelen poner "nombres", que se llaman "denominaciones" y que, de algún modo, fragmentan la unidad, pero la realidad es que hay "una sola Iglesia".


4.3. Segunda base de unidad: Un Espíritu (v.4).


4.3.1. El Espíritu Santo es quien hace la unidad de la Iglesia (1.Cor.12:13).


(1) Por medio del bautismo que el Espíritu hace, une a cada creyente en Cristo.


4.3.2. El Espíritu da vida al cuerpo.


4.3.3. Pablo afirma que a cada creyente "un sólo Espíritu se nos dio a beber" (1.Cor.12:13), por tanto la unidad es interna y común para todos.


4.3.4. El Espíritu Santo es el conductor y administrador divino de la Iglesia como Vicario de Cristo.


4.4. Tercera base de unidad: Una esperanza (v.4)


4.4.1. Esta esperanza dirige al creyente hacia el término del llamamiento divino (1:14,18)

4.4.2. La esperanza del creyente es, primeramente el retorno de Cristo para recoger a los suyos (Tit.2:13)


(1) El creyente no está esperando señales, sino que debe esperar al Señor.


4.4.3. En segundo lugar, la esperanza cristiana tiene que ver con el lugar que Cristo prepara para los suyos (Jn.14:1-4)


(1) Esta fue la esperanza de los creyentes en dispensaciones anteriores (He.11:10)


(2) A esta esperanza nos hemos "allegado" cuando creímos (He.12:22-24)


4.4.4. En tercer lugar, la esperanza cristiana tiene que ver con la herencia que el creyente espera (1.P.1:3-5).


4.4.5. Puesto que hay un mismo destino para todos, debiera haber un a misma unidad en el tiempo presente y un manifiesto deseo para mantenerla.


4.5. Cuarta base de la unidad: Un Señor (v.5)


4.5.1. La base de la Iglesia es Cristo mismo, su piedra angular, en la que descansa (1.Cor.3:11; 1.P.2:4-8).


4.5.2. La Iglesia está fundada, no en doctrinas, sino en una Persona: Cristo.


4.5.3. Jesús ha recibido el nombre supremo que le acredita como Señor (Fil.2:11)


4.5.4. Cristo ha sido puesto como Cabeza en la Iglesia (1:22)


4.5.5. No hay muchos señores como ocurría en tiempos anteriores a la conversión 1.Cor.8:5-6)


4.5.6. La Iglesia reconoce a un sólo Señor, como cada creyente confiesa (Rom.10:9).


4.5.7. Esta verdad enseña claramente que sólo hay una cabeza en la Iglesia: Cristo.


4.6. Quinta base de unidad: una fe (v.5)


4.6.1. La palabra "fe", en este pasaje, se refiere a la creencia común de la Iglesia.


(1) No está hablando de la fe salvífica ejercida por cada cristiano.


4.6.2. La iglesia descansa sobre la base de fe establecida por los apóstoles y profetas en el Nuevo Testamento (2:20).


4.6.3. La doctrina bíblica es la misma para todos e inalterable en el tiempo (Gal.1:6-9).


4.6.4. La fe es común para todos los santos (Jud.3)


4.6.5. Las diferencias entre grupos de creyentes está en una diferente manera de asumir el compromiso de la fe, o incluso de entenderla.


4.7. Sexta base de unidad: un bautismo (v.5).


4.7.1. El énfasis del texto está en que como hay un sólo Señor y una sola fe, así también hay un sólo bautismo.


4.7.2. No puede referirse al bautismo ritual de agua que es aplicado de formas tan diversas.


(1) La manera bíblica de aplicarlo es por inmersión.


4.7.3. El apóstol se está refiriendo al bautismo espiritual, que ha sumergido a cada creyente "hacia" el cuerpo de Cristo (1.Cor.12:13).


(1) Por la fe el Espíritu sumerge al creyente en Cristo y se incorpora a cada uno: "se nos dio a beber un mismo Espíritu" (Ver Rom.6:3; Gal.3:27)


4.8. Séptima base de unidad: Un Dios y Padre de todos.


4.8.1. Dios el Padre, es Padre de todo creyente en Cristo (Gal.3:26)


4.8.2. Un Padre único (1.Cor.8:6)


4.8.3. Es Soberano: "sobre todos".


4.8.4. Es trascendente: "en todos".


4.8.5. Es inmanente: "por todos".


(1) Está presente en todo momento en su creación.


(2) Constituye la esfera en la que nos movemos, vivimos y somos (Hch.17:28)


5. El pasaje adquiere un marcado énfasis trinitario.


5.1. El Padre (v.6)


5.2. El Hijo (v.5)


5.3. El Espíritu (v.4)


5.4. No hay unidad más perfecta que la indivisible unidad divina.


5.5. La unidad de los creyentes se fundamente en la unidad divina (Jn.17:20-23).

II. APLICACION PERSONAL


1. La gloriosa realidad del cuerpo en Cristo, exige del creyente una clara disposición para no afectarla (v.3)


1.1. El creyente espiritual no hace nada por dividir la iglesia de Jesucristo.


1.2. Las divisiones son una clara expresión de carnalidad (1.Cor.3:1-5)


1.3. Las divisiones son contrarias al propósito divino de un cuerpo en Cristo.


1.4. Las divisiones son "desintegradoras" y llevan el germen de la destrucción de lo que Dios ha establecido.


1.5. Por esta causa es preciso mantenerse muy atentos a no afectar la misma razón y esencia de este cuerpo.


1.5.1. Una seria advertencia (1.Cor.3:17).


1.5.2. Las consecuencias son funestas (1.Cor.11:29-30)






2. El creyente está llamado a mantener la unidad en una esfera de paz.


2.1. La paz requiere se humilde de modo que se pueda soportar pacientemente las flaquezas de los otros.


2.2. El amor es capaz de soportar cualquier inconveniente en este sentido.


2.2.1. No puede entenderse esto, sin embargo, como el amor permisivo frente al pecado.


2.3. Quebrantar la unidad del cuerpo de Cristo, romper la comunión con los hermanos, es pecar contra Dios.

2.4. No es suficiente con vivir juntos, hay que hacerlo en armonía (Sal.133:1; 1.Cor.1:10)


2.5. La unidad y el soportar sólo son posibles en la esfera del amor.


2.6. El creyente está llamado a amar entrañablemente a todos los hermanos (1.Jn.3:14,15; 4:7-8,12, 20-21)


2.7. Ese amor es imposible para el hombre natural, pero se consigue por la obra del Espíritu Santo (Gal.5:22).


2.8. La mayor necesidad: andar en el Espíritu (Gal.5:16)

http://www.pisadas.f2s.com/efesios9.htm


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