

Cuando la fe se tambalea, el único cimiento seguro es la cruz

Esta historia se repite y quizá hoy se parece a la tuya. Por eso, hoy el cielo te susurra con ternura: ¡Recobra la compostura! Vuelve tu mirada a la cruz, al centro, a la obra perfecta de Cristo.

Hay cosas que ni con todo tu afán puedes lograr:
- No puedes salvarte a ti mismo (Efesios 2:8-9)
- No puedes santificarte por tus fuerzas (1 Tesalonicenses 5:23-24)
- No puedes expiar tu pecado (Hebreos 9:12)
- No puedes redimir el mundo (Isaías 43:11)
- No puedes transformar el mal en bien sin Dios (Jeremías 13:23)
Tu llamado más alto no es hacer; es creer y descansar en lo que Cristo ha hecho por ti.
Cuando Jesús dijo “Consumado es” (Juan 19:30), selló para siempre el fin de todo intento humano por ganar el favor del Padre. ¡Ya es suficiente!

¿Tu fe depende de cómo te sientes hoy? ¡Atento!
La fe que se basa en emociones es inestable: tendrá momentos de euforia y tiempos de valle, llevándote al aislamiento y a enfocarte en tu desempeño antes que en Cristo.
“Examinadlo todo; retened lo bueno” (1 Tesalonicenses 5:21)
Evalúa tus vivencias a la luz del carácter de Cristo, no de tus percepciones.
“Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.” – 1 Corintios 3:11

La piedad que no nace desde la cruz es:
Inútil para Dios
Un obstáculo para los hombres
Toda obediencia, por pequeña que sea, adquiere peso eterno al ser edificada sobre la cruz.
Cuando obedeces por gracia, el Espíritu Santo te acompaña y transforma incluso tus acciones cotidianas.
Pregúntate hoy:
- ¿Dónde está el poder de la cruz en mis decisiones?
- ¿Este esfuerzo es fruto del descanso en Cristo o del miedo a fallar?

¿Quieres saber si vives por gracia o por tus fuerzas? Observa tu gozo.
La verdadera fe en la expiación produce un gozo profundo, sereno, sin ansiedad disfrazada de santidad.
“Con gozo daréis gracias al Padre que os hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz” – Colosenses 1:12

No estás llamado a cargar el peso del universo…

Cristo no te llama a hacer más, sino a creer mejor.
“Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de Él.” – Colosenses 3:17

No es lo que sientes, es lo que Él hizo.
¡Recobra la compostura, alma mía, y corre a la cruz!



