Re: Cuando el río suena .... y tanto que suena!!!
Re: Cuando el río suena .... y tanto que suena!!!
La detención del ex capitán de las SS hitlerianas Erich Priebke rompe la «protección» de que han gozado durante décadas los máximos responsables del Holocausto judío
El tango de los nazis
Estalla el paraíso argentino del III Reich
JUAN IGNACIO IRIGARAY, ESPECIAL PARA EL MUNDO
BUENOS AIRES.- Un grafitti callejero proclama «Mengele vive» y las esvásticas habitan las letrinas públicas de Buenos Aires. El nazismo vive escondido en Argentina, el país de los «carapálidas», que suelen llamar despectivamente «negros» a sus compatriotas mestizos.
Algún criminal nazi de la II Guerra mundial cada tanto sale de la cueva y muestra a los argentinos el alto nivel de longevidad alcanzado por las «ratas» -como son conocidos en Argentina-.
El ex capitán de las SS hitlerianas, Erich Priebke, de 81 años, tiene «arresto domiciliario» en su casa desde el martes pasado en Bariloche, un centro turístico invernal 1.850 kilómetros al sur.
El antaño oficial del III Reich confesó haber participado en 1944 como verdugo en la matanza de las Fosas Ardeatinas, a las afueras de Roma, que costó la vida a 335 italianos. La mitad de los fusilados militaban en la resistencia antifascista o eran ciudadanos judíos.
Las pesquisas de los cazanazis del Centro Simón Wiesenthal permitieron «descubrir» a este abuelo de aspecto bonachón, que vivía apaciblemente en el sur patagónico desde 1948. Ahora afronta una petición de extradición de Italia, que quiere juzgarlo.
«CUMPLI ORDENES» Además de justificarse declarando que «yo sólo cumplí órdenes», Priebke fue el primer nazi refugiado aquí en confesarlo: «Vine a Argentina porque Perón fue el único que nos abrió las puertas, y por eso también apoyo a Carlos Menem, por agradecimiento a Perón».
La acogida dada a los nazis por el ex presidente Juan Domingo Perón -fundador del actual Partido Justicialista gobernante- era un secreto a voces.
Nunca se declaró antisemita, aunque Perón admiraba el poder militar del Eje y -según confesó- procuró traer a los ingenieros y técnicos germanos. Sin embargo, el ingeniero aeronáutico Kurt Tank fue el único técnico mientras que el resto lo integraban militares.
Con la colaboración del Vaticano y la Cruz Roja Internacional, además de las dictaduras de Franco y Salazar, los nazis se escondieron en conventos de España y Portugal. Luego recorrieron la «ruta de las ratas» hasta Génova y de allí se embarcaron hacia Buenos Aires.
Para Wiesenthal «Argentina constituyó el principal refugio de nazis del mundo». Al menos quince jerarcas y 7.000 militares vivieron o estuvieron de paso en el país, según sus cálculos.
El 10 de julio de 1945 dos submarinos alemanes emergieron frente a la Patagonia. Una versión -nunca confirmada ni desmentida- sostiene que así desembarcó en estas tierras Martin Borman, el lugarteniente de Hitler, que se había esfumado de Berlín la noche del suicidio del Führer junto a Eva Braun.
EEUU, en enero de 1949, pidió a Buenos Aires la captura de Borman -condenado a morir ahorcado en el juicio de Nüremberg-, pero la Policía local respondió con negativas.
Borman prometió a Perón invertir una parte del tesoro nazi en la Argentina a cambio de ayuda. El enlace de esa operación habría sido el empresario alemán Rudolf Ludwig Freude, quien se jactaba de ser amigo del líder justicialista.
Wiesenthal está convencido de que el desvío de fondos a Argentina por parte de los alemanes fue anterior al final de la Guerra: «En 1943 y 1944 compraron numerosas empresas argentinas para preparar la estadía de los jerarcas».
Una de esas compañías acaso sea la automotriz Mercedes Benz, que tuvo aquí empleado al criminal de guerra Adolf Eichman durante la década del 50.
SIMON WIESENTHAL.- Wiesenthal ha solicitado a Menem tener acceso a los archivos del Banco Central pero no obtuvo respuesta. Sospecha que allí habría pistas de las inversiones alemanas, cuyo origen verdadero se presume que fue el botín de guerra tomado por los nazis a sus víctimas.
La primera dama de Argentina en aquellos años, Evita Perón, también tiene reservado un papel en la historia. En 1947 visitó Madrid y Franco la recibió con todos los honores.
En la España franquista habría conocido al legendario oficial nazi Otto Skorzeny, con quien se le adjudicó un romance. También hubo quienes sostuvieron que Evita pactó con la organización Odessa -vía Skorzeny- la devolución del tesoro nazi depositado en cuentas secretas de Suiza.
Los archivos policiales argentinos registran el ingreso en 1949 del tristemente célebre Josef Mengele, que supervisó el exterminio de 300.000 prisioneros en Auschwitz. Su apodo era «el ángel de la muerte» por los experimentos quirúrgicos que realizaba sobre niños y mujeres para «mejorar» la raza aria.
Vino con un pasaporte de la Cruz Roja a nombre de Gregor Helmut y ocupó un confortable chalet cercano a la residencia presidencial. Algunas tardes solía ir a visitar a Perón y éste luego recordaba al «doctor Gregor». La residencia de Mengele en el país se legalizó en 1955 cuando obtuvo el DNI y el pasaporte argentinos.
En 1950 Buenos Aires parecía un refugio seguro para el coronel de las SS, Adolf Eichman, quien había diseñado la llamada «solución final» que desembocó en la masacre de seis millones de personas. Pero un comando israelí lo secuestró el 11 de mayo de 1960. Fue juzgado en Tel Aviv y murió en la horca. La captura puso nerviosos a sus camaradas, que empezaron a huir a los países vecinos. Mengele terminó en Paraguay bajo el paraguas protector del dictador militar Alfredo Stroessner; Klaus Barbie, conocido como el «carnicero de Lyon», fue a Bolivia.
Mientras, en España, Perón -derrocado en 1955- pasaba su exilio en el madrileño barrio de Puerta de Hierro y solía beber café en la Gran Vía con los nazis croatas Ante Pavelic y Milos Bojetich.
Cuarenta años después del final de la II Guerra, en 1985 con el Gobierno del presidente Raúl Alfonsín, un refugiado nazi terminó en la cárcel. Walter Kutschmann, oficial de las SS acusado de matar a 2.500 prisioneros, fue detenido. Había arribado en 1946 disfrazado de sacerdote carmelita y con documentos españoles a nombre de Pedro Olmo. Murió en 1986 antes de ser extraditado.
A pesar de todo, la colonia de nazis parece que nunca termina. En Bariloche, sigue viviendo Reinhard Koops, un ex oficial del ejército del Reich. El nombre falso es Juan Maler y el Centro Wiesenthal descubrió que dirige una red internacional de financiamiento de los neonazis europeos.
Desde la caída en desgracia de Erich Priebke, Koops ha desaparecido.
http://www.elmundo.es/papel/hemeroteca/1994/05/15/mundo/714640.html
(Este es el diario cibernético en lengua española de mayor tirada en Internet)