Re: CUAL ES LA VERDADERA IGLESIA.....
La Iglesia Efesia.
Si partimos de la fiel creencia que:
Así lo manda escibir el ángel.
Diana no ha sido vencida.
Laodicea nos necesita, y... quizás lo más importante
que la Carta a los Efesios aún no se abre.
Me ha causado curiosidad que hablas repetidamente acerca de la carta dirigida por el Señor a la iglesia en Éfeso, es por lo que he estado leyendo un poco al respecto y también la causa de mi presente post.
Podemos ver, al leer las cartas a las 7 iglesias que Jesús se describe como el que tiene a su diestra a los ángeles de las siete Iglesias y que es conocedor absoluto de sus Iglesias. Es como si se pasea con libertad por ellas observándolas y haciendo presencia en ellas...
El creó a la Iglesia. Ella es su esposa amada, la edifica, vive en la alabanza de los que allí le adoran. Todas las 7 Iglesias, que son su iglesia espiritual universal (que es una) están en su mano derecha, es decir, como Iglesia tenemos seguridad de su presencia a nuestro lado, de su cuidado y protección.
Jesús dirige dos elogios a la iglesia en Éfeso en particular:
1º) “Conozco tus obras, tu duro trabajo y tu perseverancia. Sé que no puedes soportar a los malvados, y que has puesto a prueba a los que dicen ser apóstoles pero no lo son; y has descubierto que son falsos…”
Les dice con ello que poseen una fe bien definida, bien fundada y a la que no dudaban en cuidar y defender de las falsas doctrinas.
El elogio indica que no se dejaban arrastrar por cada moda teológica que hiciese aparición, sino que las examinaban para ver si eran verdad o no. Comprobaban lo que se enseñaban y se oponía con fuerza a las falsas doctrinas.
Pablo, durante su última visita a los ancianos de la iglesia de Éfeso, les había advertido que tendrían problemas en ese sentido: “Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces que no perdonarán la vida al rebaño; y que de entre vosotros mismos se levantarán hombres que hablarán cosas perversas para descarriar a los discípulos tras ellos. Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no cesé de amonestar con lágrimas a cada uno.” Por ello se puede concluir que aquí el Señor le reconoce a esta Iglesia que había seguido el buen y sabio consejo de Pablo. Que esa iglesia a la que Pablo había advertido, había tomado en serio su advertencia y había realmente juzgado, a la luz de la Palabra de Dios y con discernimiento, a las personas que predicaban y a la doctrina que traían, encontrando la mentira y sin duda tomando acciones contra esa situación.
2º) “Has perseverado y sufrido por mi nombre, sin desanimarte”.
Perseverar es una condición para ver las promesas de Dios convertidas en realidad. Perseverar es ocuparnos día a día de nuestra salvación “con temor y temblor”. La perseverancia es la actitud infundida por el mismo Dios (Rom 15, 5) que nos mantiene en la fe no obstante las viscisitudes, los sufrimientos, las pruebas e incluso las persecuciones.
Podemos leer en todas las 7 cartas a las 7 iglesias que la perseverancia es una condición para vencer y para “Comer del árbol de la vida que está en el paraíso de Dios” (Apoc 2:7), para recibir “el maná escondido” y “una piedrecita blanca en la que está escrita un nombre nuevo que sólo conoce el que lo recibe” (2:17), para “recibir autoridad sobre las naciones” (2:26) y “la estrella de la mañana” (2, 28); para vestirse de blanco (3:4) y para que Jesús nunca borre nuestro nombre del libro de la vida sino que reconozca nuestro nombre delante del Padre y delante de los ángeles (3, 5); para que Jesús nos haga columna del templo de Dios y ya no salgamos jamás de allí y para que El escriba sobre nosotros “el nombre de mi Dios y el nombre de la nueva Jerusalen” (3, 12); para que EL grabe en nosotros SU nombre nuevo (3:12) y para sentarse con Jesús el Cristo sobre su trono (3:21).
Claramente el Señor elogia a esta Iglesia por que su trabajo y perseverancia no ha sido por obligación o necesidad sino de corazón.
Luego, Jesús hace un duro giro hacia una reprimenda combinada con un bello consejo: “Sin embargo, tengo en tu contra que has abandonado tu primer amor. ¡Recuerda de dónde has caído! Arrepiéntete y vuelve a practicar las obras que hacías al principio. Si no te arrepientes, iré y quitaré de su lugar tu candelabro”.
Este es el pasaje central de la carta. “Tengo en tu contra que has abandonado tu primer amor”. Es una reprimenda a muchas Iglesias, a muchos cristianos a causa de haber abandonado ese primer amor. Porque ese primer amor no se pierde, no mengua y no se lo roban a uno sino que se abandona... A veces por el cansancio de tan larga espera... Y con ese abandono se infringe el primero y más grande mandamiento: AMARÁS AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU CORAZÓN, CON TODA TU MENTE Y CON TODAS TUS FUERZAS... Podría ser porque no ves la respuesta tan esperada, esperada y esperada...
Que problema tan grave ese! Tan fuerte que más adelante EL pone muy en claro la consecuencia de no corregirlo: Cristo vendrá, EL mismo, y quitará del lugar el candelabro!: Aquél que sustenta la luz puesta en nosotros para brillar aún en medio de la oscuridad e iluminar la casa y a otros... Significa que Jesús mismo, si esta iglesia no se corrige, hará que esas persona pierdan el brillo que tenían... Que pierdan la capacidad de impactar a otros con el poder del Espíritu Santo actuando en su vida. Es como si esa iglesia o persona ya no será “la luz del mundo” y no estará asentada sobre un monte sino que estará escondida (Mateo 5, 14).
Una Iglesia así es una iglesia que desaparece: La de Éfeso no existe hoy.
Pero para cada uno de nosotros esta es una enseñanza que quebranta porque a muchos, muchos nos ha sucedido perder el primer amor por Cristo. Ese es el primer paso en el camino de descuidar “esta salvación tan grande”. Después de ello el amor seguirá apagándose, extinguiéndose, lentamente, imperceptiblemente, irrefrenablemente. Hasta llegar al momento de no regreso, de confusión, de adaptación completa de nuevo al mundo con sus mentiras. Hasta el momento de llegar a una vida de derrota en derrota y no de gloria en gloria... Por eso es tan importante este llamado de atención de Jesús a través de su carta a la iglesia de Éfeso, pues lo hace a las Iglesias o personas que están es situación de decrecimiento de su amor.
Y cómo volver a ese primer amor? Cómo sentir esa pasión que sentimos la primera vez que nos enamoramos de Cristo? Cómo vivir esas épocas en donde El lo era todo?; en donde las ganas de devorar Su Palabra estaba por encima de todas nuestras prioridades?; en donde su compañía era más dulce que la miel y más necesaria que el aire?; en donde Su presencia nos quebrantaba a cada instante y Su Gracia rebosaba en nuestras palabras? COMO VOLVER A ESTAR LOCAMENTE ENAMORADOS DE NUESTRO SALVADOR?
En una corta y contundente fórmula ÉL mismo lo dice en esta carta: “¡Recuerda de dónde has caído! Arrepiéntete y vuelve a practicar las obras que hacías al principio”.
Entonces el primer paso de regreso es recordar como era ese amor... Cuáles eran sus características. Revivir en la mente cuan grande era el sentimiento y cuan reconfortante. Rememorar cuanto gozo brindaba a nuestro ser. Cómo rebosamos de dicha al hablar de EL... Cuan indescriptible sentir su abrazo y su misericordia nueva cada mañana!
Los pasos siguientes son Arrepentirse de corazón y volver por los caminos de antes, a practicar las mismas cosas, ¡a recuperar el tiempo perdido! Arrepentirse y apartarse de ese camino de descenso vertiginoso, pero también realizar acciones en la práctica que sean iguales a las que realizábamos en aquellas épocas.
En este punto Jesús hace un giro que parece extraño: “Pero tienes a tu favor que aborreces las prácticas de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco”.
Habría que profundizar en quienes son los nicolaítas... No sabemos si existió una secta llamada nicolaíta, aunque hay varias referencias a los seguidores de Nicolás de Antioquía. Lo que sí está claro es que Jesús los aborrecía y aborrecía sus prácticas. Eso ya nos indica que eran hijos de su padre el diablo y que sin duda sus prácticas obedecían al querer del príncipe de la potestad del aire.
Jesús dice a la iglesia de Éfeso: “Vamos, anímate que tu sí puedes. Mira que una prueba de que puedes volver es que odias las cosas que yo odio. Mira que aunque tu primer amor se encuentra abandonado puedes regresar a él porque aún tienes amor y temor de Dios y aborreces al mundo y al diablo”.
“El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias: Al que salga vencedor le daré derecho a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios”.