LA BIBLIA DE FRANSICO PIZARRO
Reseña del impresionante encuentro de Pizarro con Atau-Huallpa ,
El dominico fray Vicente Valverde, rodeado de gente armada, y acompañado de su intérprete Felipillo, se aproximó a la litera del Inca, que “parecía un castillo de oro muy relumbrante”.
Con una cruz en la mano y con la Biblia en la otra... le dijo por el faraute: “Yo soy sacerdote de Dios, y enseño a los cristianos las cosas de Dios, y así mismo vengo a enseñar a vosotros. Lo que yo enseño es lo que Dios nos habló, que está en este libro” .
Luego le expuso el famoso Requerimiento que, dos décadas después de su versión original, Carlos V había remitido a Francisco Pizarro.
Extraña evangelización que partía de la Trinidad, la creación del mundo y la unidad del género humano, el pecado original, la redención de Jesucristo, para pasar en seguida a la autoridad de los papas y de los reyes cristianos...
Siguió a continuación un dramático forcejeo:
Y después que Atahualpa todo esto entendió dijo que aquellas tierras... a la sazón eran suyas y las poseía y que no sabía él cómo san Pedro las podía dar a nadie; y que si las había dado, que él no consentía en ello ni se le daba nada; y a lo que decía de Jesucristo, que él no sabía nada de aquello ni que nadie criase nada sino el sol...; que de lo de Castilla él no sabía nada ni lo había visto; y preguntó al obispo que cómo sabría él ser verdad todo lo que había dicho o por dónde se lo daría a entender. El obispo dijo que en aquel libro estaba escrito, que era escritura de Dios. Y Atahualpa le pidió el Breviario o Biblia que tenía en la mano; y como se lo dio, lo abrió, volviendo las hojas a un cabo y a otro, y dijo que aquel libro no le decía a él nada ni le hablaba palabra, y le arrojó en el campo.
Xerez, secretario de Pizarro, remarca el interés del Inca por leer la Biblia sin intermediarios:
...dijo que le diese el libro para verle y él se lo dio cerrado; y no acertando Atau-Huallpa a abrirle, el religioso extendió el brazo para abrirlo, y Atau-Huallpa con gran desdén le dio un golpe en el brazo, no queriendo que lo abriese, y porfiando él el mismo a abrirlo, lo abrió...
El religioso dijo al Gobernador... que había echado en tierra la sagrada Escritura ¡!.
El Príncipe de los Cronistas, De Cieza, comenta socarronamente: “para que lo entendiera, habíanselo de decir de otra manera”. No con hueca teoría; con praxis liberadora:
...hasta que le volviesen y restituyesen todo el oro, plata, piedras, ropa, indios e indias con todo lo demás que le habían robado.
“Con esta respuesta, cobrado el breviario, alzadas las faldas del manto”, puestas las vergüenzas al descubierto, se cerró esta dramática jornada de evangelización no-liberadora, de no-diálogo intercultural..., y abrieron fuego los conquistadores.
Qué impresionante la contra-liturgia de unos indígenas andinos que, tímidamente, se acercan al Papa (visita al Perú, 1985) para repetir el gesto de protesta de Atau-Huallpa ante una Biblia áfona:
Nosotros, los indios de los Andes y de América, hemos decidido aprovechar la visita de Juan Pablo II para devolverle su Biblia, porque, en cinco siglos, ésta no nos ha dado amor ni paz ni justicia.
Por favor, tome de nuevo su Biblia y devuélvasela a nuestros opresores, pues ellos tienen más necesidad que nosotros de sus preceptos morales.
Clasicko
Extracto del libro de Jaime Reynés Matas