El avance de las telecomunicaciones y el nivel de información del siglo XXI ha logrado lo impensable.
Durante siglos la iglesia católica romana ha sido azotada por escándalos que revelan su comportamiento paradójico. Hasta el siglo XV dichos escándalos eran susurrados entre los laicos y mantenidos como secretos a voces que no debían ser publicados. Después de el papado de Alejandro VI (caracterizado por su moral licenciosa por la relación incestuosa que mantenía con su hija) los escándalos comenzaron a ser divulgados, por un lado por los enemigos políticos de roma y por otro por sus detractores doctrinales.
Para ese entonces se lidiaron varias batallas en las que se hizo gala del poder del prelado romano batallas que pasaron por el campo de las ideas y por el de las armas. Ya en el siglo XX el vaticano había cambiado su política y cambió sus métodos coercitivos por los diplomáticos, el papa Juan Pablo II se convirtió en una especie de mega-canciller y la forma en que el purpurado prefirió enfrentar los escándalos fue manteniendo un perfil bajo y esperando, sin hacer olas que las cosas vuelvan a la normalidad.
Iniciado el siglo XXI, en la era de la comunicación el papado ha tenido que enfrentar una serie de acusaciones la mayor parte de ellas vinculadas con abusos sexuales, que inicialmente se pensó sólo eran comunes en África pero luego llovieron las denuncias de similares prácticas en América Latina, Europa Oriental y Últimamente en Estados Unidos. La diferencia la ha hecho la rapidez de la difusión que ha levantado tan grande polvareda aún dentro de la curia que Juan Pablo II no puede ahora tan sólo sentarse a esperar que pase el alboroto y se ha visto obligado a hacer lo que hace años que debía haber hecho, tomar cartas sobre el asunto.
La discusión que ahora se lidia en el Palacio Apostólico no es a cerca de doctrina sino de cómo recuperar la resquebrajada imagen de la institución romana.
¿Qué el vaticano no estaba enterado que éstas cosas sucedían? Pienso que hay que ser muy ingenuo para pensarlo. Lo que si es previsible es que rueden un par de cabezas, como ya rodó la de un arzobispo polaco y que el vaticano haga una declaración ambigua en tono consolador para las víctimas. Otra cosa que además sucederá con seguridad es que roma reafirmará su posición histórica respecto a tres temas, el celibato sacerdotal, la ordenación de mujeres y la condena a las conductas homosexuales.
http://www.cnnenespanol.com/2002/americas/eeuu/04/23/papa.eeuu/index.html
Durante siglos la iglesia católica romana ha sido azotada por escándalos que revelan su comportamiento paradójico. Hasta el siglo XV dichos escándalos eran susurrados entre los laicos y mantenidos como secretos a voces que no debían ser publicados. Después de el papado de Alejandro VI (caracterizado por su moral licenciosa por la relación incestuosa que mantenía con su hija) los escándalos comenzaron a ser divulgados, por un lado por los enemigos políticos de roma y por otro por sus detractores doctrinales.
Para ese entonces se lidiaron varias batallas en las que se hizo gala del poder del prelado romano batallas que pasaron por el campo de las ideas y por el de las armas. Ya en el siglo XX el vaticano había cambiado su política y cambió sus métodos coercitivos por los diplomáticos, el papa Juan Pablo II se convirtió en una especie de mega-canciller y la forma en que el purpurado prefirió enfrentar los escándalos fue manteniendo un perfil bajo y esperando, sin hacer olas que las cosas vuelvan a la normalidad.
Iniciado el siglo XXI, en la era de la comunicación el papado ha tenido que enfrentar una serie de acusaciones la mayor parte de ellas vinculadas con abusos sexuales, que inicialmente se pensó sólo eran comunes en África pero luego llovieron las denuncias de similares prácticas en América Latina, Europa Oriental y Últimamente en Estados Unidos. La diferencia la ha hecho la rapidez de la difusión que ha levantado tan grande polvareda aún dentro de la curia que Juan Pablo II no puede ahora tan sólo sentarse a esperar que pase el alboroto y se ha visto obligado a hacer lo que hace años que debía haber hecho, tomar cartas sobre el asunto.
La discusión que ahora se lidia en el Palacio Apostólico no es a cerca de doctrina sino de cómo recuperar la resquebrajada imagen de la institución romana.
¿Qué el vaticano no estaba enterado que éstas cosas sucedían? Pienso que hay que ser muy ingenuo para pensarlo. Lo que si es previsible es que rueden un par de cabezas, como ya rodó la de un arzobispo polaco y que el vaticano haga una declaración ambigua en tono consolador para las víctimas. Otra cosa que además sucederá con seguridad es que roma reafirmará su posición histórica respecto a tres temas, el celibato sacerdotal, la ordenación de mujeres y la condena a las conductas homosexuales.
http://www.cnnenespanol.com/2002/americas/eeuu/04/23/papa.eeuu/index.html