¿Creer en Dios es solo conformarse con leer las Escrituras, hacer buenas obras y asistir a las reuniones todos los días, o es anhelar liberarse del pe

Maya Tulia

Miembro activo
7 Agosto 2025
66
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El Señor Jesús dijo:
"Aún tengo muchas cosas que deciros[...], Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad" (Juan 16:12-13 LBLA®).

✅ Para salvarnos del pecado y el sufrimiento, y llevarnos al reino de los cielos, Jesús debe regresar en los últimos días, expresar la verdad y hacer la obra de purificación.

Entonces, quiero preguntarte:
¿Te conformas solo con orar, hacer buenas obras y tener muchos buenos comportamientos externamente?
¿O anhelas de verdad el regreso del Salvador que puede traer libertad y vida eterna?
 
El Señor Jesús dijo:
"Aún tengo muchas cosas que deciros[...], Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad" (Juan 16:12-13 LBLA®).

✅ Para salvarnos del pecado y el sufrimiento, y llevarnos al reino de los cielos, Jesús debe regresar en los últimos días, expresar la verdad y hacer la obra de purificación.

Entonces, quiero preguntarte:
¿Te conformas solo con orar, hacer buenas obras y tener muchos buenos comportamientos externamente?
¿O anhelas de verdad el regreso del Salvador que puede traer libertad y vida eterna?
En Castellano no se usa mucho y desafortunadamente se predica muy poco al respecto. Pero la meta de la senda cristiana es la santificacion. Leemos en 1 Cor 1:2:

"a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los que han sido santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos, con todos los que en cualquier parte invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro:"

La santificación es un proceso de tres etapas: pasada, presente y futura. La primera etapa ocurre al comienzo de nuestra vida cristiana. Es un cambio moral inicial, una ruptura con el poder y el amor al pecado. Es el punto en el que los creyentes pueden considerarse “muertos al pecado, pero vivos para Dios” (Romanos 6:11). Una vez que la santificación ha comenzado, ya no estamos bajo el dominio del pecado (Romanos 6:14). Hay una reorientación de los deseos y desarrollamos un amor por la justicia. Pablo lo llama “esclavitud a la justicia” (Romanos 6:17-18).

La segunda etapa de la santificación requiere toda una vida para completarse. A medida que crecemos en la gracia, estamos cambiando gradual, pero constantemente, para ser más como Jesús (2 Corintios 3:18). Esto ocurre en un proceso de renovación espiritual diaria (Colosenses 3:10). El mismo apóstol Pablo fue santificado incluso mientras ministraba a otros. Pablo afirmó que no había alcanzado la perfección, pero que prosiguió para lograr todo lo que Cristo deseaba para él (Filipenses 3:12).

La tercera y última etapa de la santificación ocurre en el futuro. Cuando los creyentes mueren, sus espíritus van a estar con Cristo (2 Corintios 5:6-8). Dado que nada impuro puede entrar al cielo (Apocalipsis 21:27), debemos ser perfeccionados en ese momento. La santificación de toda la persona —cuerpo, alma y espíritu— finalmente se completará cuando el Señor Jesús regrese y recibamos cuerpos glorificados (Filipenses 3:21; 1 Corintios 15:35-49).

La obra de Dios en la santificación involucra a los tres miembros de la Trinidad. Dios Padre obra constantemente en sus hijos «así el querer como el hacer, por su buena voluntad» (Filipenses 2:13). Él transforma nuestros deseos, haciéndonos desear agradarle, y nos capacita para hacerlo. Jesús se ganó nuestra santificación en la cruz y, en esencia, se ha convertido en nuestra santificación (1 Corintios 1:30) y en el “perfeccionador de nuestra fe” (Hebreos 12:2). El Espíritu Santo es el agente principal de nuestra santificación (1 Corintios 6:11; 2 Tesalonicenses 2:13; 1 Pedro 1:2), y es quien produce en nosotros el fruto de la santificación (Gálatas 5:22-23).

Nuestro papel en la santificación es tanto pasivo como activo. Pasivamente, debemos confiar en que Dios nos santificará, presentando nuestros cuerpos a Dios (Romanos 6:13; 12:1) y sometiéndonos al Espíritu Santo. “Es la voluntad de Dios que seáis santificados” (1 Tesalonicenses 4:3), y Dios hará lo que Él quiera.

Activamente, somos responsables de elegir hacer lo correcto. “Cada uno de ustedes aprenda a controlar su propio cuerpo de una manera santa y honorable” (1 Tesalonicenses 4:4). Esto implica dar muerte a las malas obras del cuerpo (Romanos 8:13), esforzarnos por la santidad (Hebreos 12:14), huir de la inmoralidad (1 Corintios 6:18), purificarnos de toda contaminación (2 Corintios 7:1) y esforzarnos por complementar nuestra fe (2 Pedro 1:5-11).

Tanto el rol pasivo como el activo son necesarios para una vida cristiana saludable. Enfatizar el rol pasivo tiende a conducir a la pereza espiritual y al descuido de la disciplina espiritual. El resultado final de esta conducta es la falta de madurez. Enfatizar el rol activo puede conducir al legalismo, el orgullo y la autocomplacencia. El resultado final de esto es una vida cristiana sin alegría. Debemos buscar la santidad, pero es Dios quien nos capacita para hacerlo. El resultado final es una vida cristiana consistente y madura que refleja fielmente la naturaleza de nuestro Dios santo.

Juan deja claro que nunca estaremos totalmente libres del pecado en esta vida (1 Juan 1:8-10). Afortunadamente, la obra que Dios comenzó en nosotros la terminará (Filipenses 1:6).

Saludos


PD: No pude responder a tu mensaje porque estaba cerrado.
 
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Mientras no tengamos la visión del Reino de Dios sólo nos limitaremos a lo más elemental, una concepción individualista y futurista, desconociendo el plan divino de salvación que está diseñado para conocer y desarrollar sus princios dentro de la realidad del diario vivir de los creyentes leales.
 
Entonces, quiero preguntarte:
¿Te conformas solo con orar, hacer buenas obras y tener muchos buenos comportamientos externamente?
¿O anhelas de verdad el regreso del Salvador que puede traer libertad y vida eterna?
Lo único por lo que me preocupo es por mantenerme delante de la presencia de Dios.

Cualquiera puede hacer cosas externas y creer en Dios, pero si no estás en su presencia, entonces se encuentra muy lejos de Dios.