«Por esto Dios los entregó
a pasiones vergonzosas;
pues aun sus mujeres cambiaron
el uso natural por el que es
contra naturaleza,
y de igual modo también los hombres,
dejando el uso natural de la mujer,
se encendieron en su lascivia
unos con otros,
cometiendo hechos vergonzosos
hombres con hombres,
y recibiendo en sí mismos
la retribución debida a su extravío.
Y como ellos no aprobaron
tener en cuenta a Dios,
Dios los entregó a una mente reprobada,
para hacer cosas que no convienen;
estando atestados de toda injusticia,
fornicación, perversidad, avaricia, maldad;
llenos de envidia, homicidios, contiendas,
engaños y malignidades; murmuradores,
detractores, aborrecedores de Dios,
injuriosos, soberbios,
altivos, inventores de males,
desobedientes a los padres, necios, desleales,
sin afecto natural,
implacables, sin misericordia;
quienes habiendo entendido el juicio de Dios,
que los que practican tales cosas
son dignos de muerte, no solo las hacen,
sino que también se complacen
con los que las practican.»
Romanos 1:26-32 RVR1960