Estimado Marsuar:
El siguiente escrito lo hice en noviembre y hoy lo traigo para tí, por si de alguna manera puedes meditar sobre ello, y rendirte por completo a Jesucristo, olvidando organizaciones e imágenes.
Estimado lector católico romano:
Me dirijo a ti, con el amor de Dios, para, si en alguna medida, puedo ayudarte a aclarar tus ideas.
Ante todo, lo que pretendo no es que te hagas protestante; Cristo no murió en la cruz para que pertenezcamos a ninguna organización religiosa, Él murió para darnos vida eterna y para pagar por nuestros pecados.
El motivo de esta carta es que puedas meditar delante de Dios y para que le pidas a Él Su dirección en tu vida; pero no le pidas rezando, ni con el rosario, sólo háblale como a un amigo, como lo que Él desea ser para ti.
La Iglesia Católica Romana NO ES TU MADRE; ese título es un engaño para soliviantar tu sensibilidad filial; eso es un invento humano, del cual no hay ni rastro en las Sagradas Escrituras.
La Bienaventurada Maria, TAMPOCO ES TU MADRE; las palabras que Cristo dirigió al apóstol Juan, fueron exclusivamente dirigidas a él, para que se encargara del cuidado de María.
No tiene sentido que si Dios es quien nos protege y nos cuida y es Todopoderoso, delegue algo de Su poder en una institución, o en un personaje bíblico que está muerto y esperando la resurrección de su cuerpo en el día postrero.
Piensa esto: Roma ha ansiado siempre más poder, y una forma de “enredarte en sus redes” es apelar a tus sentimientos maternales, que son lo más fuerte y dulce que todo ser humano tiene . ¿Quién no ama a su madre, aunque ésta sea incluso prostituta o cualquier otro acto vergonzoso?
Pero estamos hablando de tu destino eterno, de creer a Dios o a los hombres, esa ha de ser tu meditación delante de Dios, que te ama y espera que dejes doctrinas de hombres y obedezcas Su Palabra. Deja que Dios te hable, lee la Biblia y permite que Él sea un Padre para ti.
Que Dios te bendiga.
Maripaz
Así dice la Palabra de Dios, medita en ella:
Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos.(Proverbios 23:26)
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. (Juan 3:16)
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.(Juan 1:12-13)