Re: ¿Como se debe de entender?
Gracias nuevamente, hno. Miguel loayza F.
Ni lo avia notado en cuanto vida eterna en el infierno,.....Bueno ahora me atrebo a preguntarle,.... ¿Como debemos hacer justicia mayor que los judios y fariceos?,....Porque me parece que eso es el propocito de la enseñansa de la carta de Pablo, a los Romanos, ("presentad vuestros miembros para servir a la justicia").
Bendiciones.
Juvenal.
Mateo 5:19,20
Estos mandamientos muy pequeños.
Los escribas habían ordenado minuciosamente en una escala de importancia relativa todos los preceptos de la ley de Dios, las leyes de Moisés -tanto civiles como ceremoniales-
y sus propios reglamentos,
suponiendo que si un mandamiento menos importante contradecía a uno más importante, éste anulaba el primero.
Por medio de ese legalismo minucioso era posible inventar maneras para eludir los más claros requisitos de la ley de Dios. Pueden encontrarse ilustraciones de la aplicación de este principio en Mat. 23: 4, 14, 17-19, 23-24; Mar. 7: 7-13; Juan 7: 23.
Se consideraba que era una prerrogativa de los rabinos declarar que ciertas acciones eran permitidas, y otras, prohibidas. Jesús planteó claramente que, lejos de liberar a los hombres del cumplimiento de los mandamientos de la ley moral,
era aún más estricto que los expositores oficiales de la ley -los escribas y rabinos- porque no permitía en ningún momento excepciones. Todos los mandamientos eran igual y permanentemente obligatorios.
Así enseñe.
Comparar esto con el ejemplo de Jeroboam, "el cual pecó y ha hecho pecar a Israel" (1 Rey. 14: 16).
Muy pequeño será llamado.
Es decir, será considerado como el menos digno. Cristo no insinuó de ningún modo que el que quebrantaba los mandamientos y enseñaba a otros a hacerlo iría al cielo. Aquí afirma claramente cuál sería el proceder que habría en el reino para con los transgresores, es decir, la forma en que se justipreciarían sus caracteres. Esto se aclara en el vers. 20, donde los "escribas y fariseos" que quebrantaban los mandamientos y enseñaban a otros la forma de hacer lo mismo, quedan terminantemente excluidos del reino.
20.
Vuestra justicia.
Debe recordarse que Cristo se estaba dirigiendo al recién constituido círculo íntimo de discípulos -los doce en especial- y a todos los otros que eran ciudadanos futuros del reino recién establecido.
Cristo expone aquí en lenguaje inconfundible la excelsa norma que debían alcanzar esos ciudadanos.
Fuere mayor.
La "justicia" de los ciudadanos del reino de los cielos debe sobrepasar a la de los escribas -expositores oficiales de la ley- y de los fariseos, que se jactaban de ser más piadosos que los demás. Era como si en una competencia atlética, los discípulos -tan sólo aficionados- fueran obligados a medirse con profesionales y campeones, y se les dijera que lo menos que debían hacer era superar a esos campeones.
La de los escribas y fariseos.
La justicia de los escribas y fariseos consistía en prestar una obediencia externa a la letra de la ley. Cristo quería que se comprendieran los principios en los cuales se basa la ley y que se viviera de acuerdo con ellos.
Así como lo hacen algunos modernos maestros de religión, los escribas excusaban las debilidades de la naturaleza humana, empequeñeciendo así la seriedad del pecado. De esa manera hacían que fuera fácil desobedecer a Dios y animaban a los hombres a hacerlo. El rabí Akiba (m. 135 d. C.) afirmaba que el hombre ha de ser juzgado por la mayoría de sus hechos; es decir, si sus buenas acciones exceden a sus malas acciones, Dios lo declarará justo (Mishnah Aboth 3. 16). A fin de compensar las malas acciones, los escritos rabínicos prescribían un sistema de justicia por obras, por medio del cual una persona podía ganar suficientes méritos para superar el balance desfavorable en su contra. Muchos fariseos creían que su sistema de justicia por obras era un pasaporte seguro para el cielo; con ese fin eran fariseos. En este pasaje, Jesús presenta la ineficacia del sistema legalista para conseguir que los hombres siquiera pasen el umbral del reino. Los esfuerzos por obtener justicia mediante actos formales o hechos considerados como meritorios, carecen en absoluto de valor (Rom. 9: 31-33).
No. (entraréis)
El griego emplea el doble negativo ou m', su forma más enfática, equivalente a "nunca jamás".
Saludos
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Comentario bíblico de
Francis D. Nichols