Practicando los libros de 1 y 2 de Tesalonicenses
Semana 22 --- Ser glorificado en Sus santos
Sábado --- Leer con oración: 2 Co 9:7-13; Gn 28:22
“Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia” (2 Co 9:10)
COMER EL PAN Y SEMBRAR LA SEMILLA
Segunda de Corintios 9:10 dice: “Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia”. De acuerdo con este versículo Dios nos da: semilla para sembrar y pan para alimento. La semilla y el pan, ciertamente ambos proceden de los granos de trigo, los cuales podemos sembrar o comer. Dios nos los da para esos dos fines. Sin embargo, Pablo no dice que el Señor proveerá y aumentará nuestro alimento, sino nuestra sementera. El pan que el Señor nos da es suficiente, pues si comemos más del que Él nos da, subiremos de peso y tendremos problemas de salud.
Lo que Dios nos da de pan para alimento es suficiente y es exactamente lo que necesitamos para comer; el excedente son semillas. Lamentablemente, hay muchos que terminan comiéndose la semilla. La mejor manera de cuidar de la semilla es sembrar, por tanto, necesitamos aprender a sembrar.
Segunda de Corintios 9:11-12 dice: “Para que seáis ricos en todo para toda generosidad, la cual produce, por medio de nosotros, acción de gracias a Dios, porque la entrega de este servicio no solamente suple lo que a los santos falta, sino abunda en muchas acciones de gracias a Dios”. El término servicio puede ser traducido por ministerio, un ministerio de ayuda. Debemos sembrar la semilla que el Señor nos da, ayudando a otras personas. Entonces, muchos a través de nosotros glorifican a Dios (v. 13). Por tanto, cuanto más tengamos el ministerio de ofrendas de riquezas materiales, más gloria Dios recibirá.
Primera de Corintios 12:4-6 dice: “Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo”. Los dones proceden del Espíritu y los ministerios tienen relación con Cristo, porque Cristo es nuestra vida. Cuanto más usamos los dones, más gracia viene, y cuanto más gracia tenemos mayor es la posibilidad de tener un ministerio. Por un lado, hay un solo ministerio: el de la edificación del Cuerpo de Cristo. No obstante, para este ministerio hay muchos ministerios, según la necesidad que Dios levanta. Por ejemplo, hay aquellos que tienen el ministerio de la palabra: hablar es un don que todos tienen. Pero si lo ejercitamos, Dios nos concede más gracia en la proporción del don y cuanto más lo usamos, más gracia viene. Entonces ese don llega a ser un ministerio; todo depende de la cantidad de gracia recibida: Cuanto más gracia, mayor es el grado del ministerio.
Aparte del ministerio de la palabra, también está el ministerio de ofrendas de riquezas materiales. Conforme a lo que dice 2 Corintios 9:7, todos debemos ofrendar según lo que propuso en su corazón. Jacob se propuso ofrendar el diez por ciento de todo lo que el Señor le dio (Gn 28:22). Cuando ofrendamos más que eso, comenzamos a recibir más gracia, y ese don se vuelve en un ministerio.
Punto Clave:
Disfrutar de la gracia para hacer del don un ministerio.
Pregunta:
¿Cuál es el peligro de comernos la semilla?
Dong Yu Lan
Derechos reservados a: Editora “Árvore da Vida”
¡Jesús es el Señor!
Semana 22 --- Ser glorificado en Sus santos
Sábado --- Leer con oración: 2 Co 9:7-13; Gn 28:22
“Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia” (2 Co 9:10)
COMER EL PAN Y SEMBRAR LA SEMILLA
Segunda de Corintios 9:10 dice: “Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia”. De acuerdo con este versículo Dios nos da: semilla para sembrar y pan para alimento. La semilla y el pan, ciertamente ambos proceden de los granos de trigo, los cuales podemos sembrar o comer. Dios nos los da para esos dos fines. Sin embargo, Pablo no dice que el Señor proveerá y aumentará nuestro alimento, sino nuestra sementera. El pan que el Señor nos da es suficiente, pues si comemos más del que Él nos da, subiremos de peso y tendremos problemas de salud.
Lo que Dios nos da de pan para alimento es suficiente y es exactamente lo que necesitamos para comer; el excedente son semillas. Lamentablemente, hay muchos que terminan comiéndose la semilla. La mejor manera de cuidar de la semilla es sembrar, por tanto, necesitamos aprender a sembrar.
Segunda de Corintios 9:11-12 dice: “Para que seáis ricos en todo para toda generosidad, la cual produce, por medio de nosotros, acción de gracias a Dios, porque la entrega de este servicio no solamente suple lo que a los santos falta, sino abunda en muchas acciones de gracias a Dios”. El término servicio puede ser traducido por ministerio, un ministerio de ayuda. Debemos sembrar la semilla que el Señor nos da, ayudando a otras personas. Entonces, muchos a través de nosotros glorifican a Dios (v. 13). Por tanto, cuanto más tengamos el ministerio de ofrendas de riquezas materiales, más gloria Dios recibirá.
Primera de Corintios 12:4-6 dice: “Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo”. Los dones proceden del Espíritu y los ministerios tienen relación con Cristo, porque Cristo es nuestra vida. Cuanto más usamos los dones, más gracia viene, y cuanto más gracia tenemos mayor es la posibilidad de tener un ministerio. Por un lado, hay un solo ministerio: el de la edificación del Cuerpo de Cristo. No obstante, para este ministerio hay muchos ministerios, según la necesidad que Dios levanta. Por ejemplo, hay aquellos que tienen el ministerio de la palabra: hablar es un don que todos tienen. Pero si lo ejercitamos, Dios nos concede más gracia en la proporción del don y cuanto más lo usamos, más gracia viene. Entonces ese don llega a ser un ministerio; todo depende de la cantidad de gracia recibida: Cuanto más gracia, mayor es el grado del ministerio.
Aparte del ministerio de la palabra, también está el ministerio de ofrendas de riquezas materiales. Conforme a lo que dice 2 Corintios 9:7, todos debemos ofrendar según lo que propuso en su corazón. Jacob se propuso ofrendar el diez por ciento de todo lo que el Señor le dio (Gn 28:22). Cuando ofrendamos más que eso, comenzamos a recibir más gracia, y ese don se vuelve en un ministerio.
Punto Clave:
Disfrutar de la gracia para hacer del don un ministerio.
Pregunta:
¿Cuál es el peligro de comernos la semilla?
Dong Yu Lan
Derechos reservados a: Editora “Árvore da Vida”
¡Jesús es el Señor!