...
CENIZAS Y DIAMANTES <o
></o
>
Nunca me ha hecho gracia la “festividad” de difuntos, todos los santos, o como quieran llamarle. Si a esto le sumamos la flagrante colonización americana imponiéndonos su “Halloween” y el reciente intento de retomar esta misma costumbre pero “galleguizada” con la fiesta de Samaín (uno de los dioses más venerados de las naciones celtas), pues como que es menos soportable todavía.
Pero sí me hallado la atención, en todo este tema de tanato, la oferta de una empresa suiza que se ofrece Transformar parte de las cenizas funerarias en un diamante "hermoso, eterno, único e irrepetible". Con un coste a partir de 3.700 euros para un diamante sintético de 0,3 quilates, la empresa ofrece de forma confidencial y personalizada la posibilidad de transformar las cenizas resultado de cremaciones de cadáveres o de restos exhumados en seis semanas.
"A nadie se le ocurre tocar las cenizas de una urna o lo que hay debajo de una lápida, pero a muchos les gusta acariciar una joya de familia. Convertirlas en diamante es una forma diferente de quedarse", explica Yasmine de la Vega, presidenta de Algordanza Ibérica. Claro, como un diamante es para siempre...
La técnica de extracción de carbono utilizada es exclusiva y respeta la naturaleza de las cenizas, sin agregar grafito, ni colorantes. De las ocho tallas de diamante posibles, las preferidas por los clientes son la de diamante y la de corazón, que resulta más cara por su complejidad.
Aunque de dudoso gusto (aunque para todos hay...), lo que sí hay que reconocer es la originalidad de la idea de, por ejemplo, llevar a tu suegra colgada del cuello. El problema es si te lo roban o lo pierdes... menudo disgusto...
Puede que no lleguemos nunca a ser diamantes, pero lo que sí asegura el apóstol Pablo es que el día que Jesús regrese «No todos dormiremos». (1ª Cor.15:51). El cristiano que esté vivo ese día no morirá, pero será transformado en forma inmediata. Cuando Cristo vuelva, los muertos resucitarán primero, los vivos serán arrebatados y todos serán transformados para ser como Cristo. Y todo esto ocurrirá en un abrir y cerrar de ojos.
En los versículos siguientes hay una nota de victoria. No puede haber aguijón en la muerte cuando una persona es cristiana, porque Cristo le ha quitado a la muerte ese aguijón. No puede haber victoria en el sepulcro, porque Cristo un día vaciará las tumbas y levantará a los suyos en el poder de su resurrección. ¡Qué poca esperanza tenían los griegos cuando pensaban en la muerte! Las inscripciones en las tumbas de la antigua Grecia y Roma indican que la muerte era su mayor enemigo, que no veían ninguna esperanza más allá de la tumba. ¡En Cristo tenemos vida y esperanza!
AnxIous 31/10/2005
Fuente: Boletín Semanal de mi Iglesia
CENIZAS Y DIAMANTES <o


Nunca me ha hecho gracia la “festividad” de difuntos, todos los santos, o como quieran llamarle. Si a esto le sumamos la flagrante colonización americana imponiéndonos su “Halloween” y el reciente intento de retomar esta misma costumbre pero “galleguizada” con la fiesta de Samaín (uno de los dioses más venerados de las naciones celtas), pues como que es menos soportable todavía.
Pero sí me hallado la atención, en todo este tema de tanato, la oferta de una empresa suiza que se ofrece Transformar parte de las cenizas funerarias en un diamante "hermoso, eterno, único e irrepetible". Con un coste a partir de 3.700 euros para un diamante sintético de 0,3 quilates, la empresa ofrece de forma confidencial y personalizada la posibilidad de transformar las cenizas resultado de cremaciones de cadáveres o de restos exhumados en seis semanas.
"A nadie se le ocurre tocar las cenizas de una urna o lo que hay debajo de una lápida, pero a muchos les gusta acariciar una joya de familia. Convertirlas en diamante es una forma diferente de quedarse", explica Yasmine de la Vega, presidenta de Algordanza Ibérica. Claro, como un diamante es para siempre...
La técnica de extracción de carbono utilizada es exclusiva y respeta la naturaleza de las cenizas, sin agregar grafito, ni colorantes. De las ocho tallas de diamante posibles, las preferidas por los clientes son la de diamante y la de corazón, que resulta más cara por su complejidad.
Aunque de dudoso gusto (aunque para todos hay...), lo que sí hay que reconocer es la originalidad de la idea de, por ejemplo, llevar a tu suegra colgada del cuello. El problema es si te lo roban o lo pierdes... menudo disgusto...
Puede que no lleguemos nunca a ser diamantes, pero lo que sí asegura el apóstol Pablo es que el día que Jesús regrese «No todos dormiremos». (1ª Cor.15:51). El cristiano que esté vivo ese día no morirá, pero será transformado en forma inmediata. Cuando Cristo vuelva, los muertos resucitarán primero, los vivos serán arrebatados y todos serán transformados para ser como Cristo. Y todo esto ocurrirá en un abrir y cerrar de ojos.
En los versículos siguientes hay una nota de victoria. No puede haber aguijón en la muerte cuando una persona es cristiana, porque Cristo le ha quitado a la muerte ese aguijón. No puede haber victoria en el sepulcro, porque Cristo un día vaciará las tumbas y levantará a los suyos en el poder de su resurrección. ¡Qué poca esperanza tenían los griegos cuando pensaban en la muerte! Las inscripciones en las tumbas de la antigua Grecia y Roma indican que la muerte era su mayor enemigo, que no veían ninguna esperanza más allá de la tumba. ¡En Cristo tenemos vida y esperanza!
AnxIous 31/10/2005
Fuente: Boletín Semanal de mi Iglesia