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CAUTIVOS DE LAS PALABRAS
No se si alguno de los lectores de I+CP habrá recibido el correo electrónico referenciando la WEB católica http://apologetica.org . La página estrella de sus contenidos está en las Tasas Eclesiásticas (Taxa Camarae seu Cancellariae Apostolicae) o listas de precios que la Curia Romana cobraba por las indulgencias, las velas, las reliquias o v.g. las multas que ponía a los católicos por diversos motivos, etc... Como página apologética, sigue la línea clásica del catolicismo, donde todo es mentira o exageración hacia una iglesia católica imperial que todos envidiaban y criticaban, pero se sometían sin rechistar. En algún lugar de sus páginas se deja caer el ejemplo de Norte América, a la que el marxismo siempre denigra por resentimiento y rivalidad. Los largos estudios, con pretensión de bien documentados, que hace sobre las tasas curiales hacen recaer las culpas sobre terceros que también lograron enriquecerse y que de alguna manera alejan la responsabilidad de la Curia.
Todo esto ya no se lleva. La apologética en el mundo de hoy representa una guerra dialéctica inútil, pero los católicos más recalcitrantes todavía siguen empeñados en demostrar que las cruzadas, la inquisición, la evangelización del descubrimiento de América, la no represión del nazismo por parte de Roma o que la leyenda negra española la inventaron los protestantes. No hace mucho revisaba unas “Constituciones sinodales”de 1553, del arzobispado de Oviedo, nacidas estas después de Trento en las que se dice textualmente: “se le pone a un católico, multa de "un real, si en seis meses no sabe signar y santiguar y de ahí en adelante un cuartillo cada vez que no lo supiere". En el mismo deseo de mantener unas tradiciones católicas, "si un recién nacido estuviere en estado de gravedad, puede bautizarlo, hombre o mujer y hasta un hereje."(folio J) En Asturias se moría de hambre en aquellos tiempos, por lo que un real era una fortuna. Pero que les voy yo a descubrir de la forma de actuar del romanismo, después de los ríos de tinta que han llenado bibliotecas y manipulado la mente a lo largo de la historia con el propósito de imponer su santa voluntad.
La más intencionada argucia y tergiversación, en estas páginas de apologética, se refiere a las sectas “de fanatismo fundamentalista”. Son sin duda la máxima preocupación del catolicismo en Latinoamérica. Lo expresa el sociólogo David Stoll en “América se vuelve protestante” de manera que es una realidad imparable. Relatan en esta página la historia de un niño que falleció “ Aguilar Ortega por negarse sus padres de religión pentecostal, según sus preceptos religiosos a administrarle medicinas”. Sin duda que se han confundido con los Testigos de Jehová. En la región de S. Luis Potosí, México - sigue diciendo José L. Fierro / México - murieron 30 personas de la misma secta intoxicadas por gas letal. Esta tragedia quizás pudo evitarse; pero en esa ocasión el ministro del grupo, les decía al verlos caer, que era “la acción del Espíritu Santo”. En esto si que puede haber algo de verdad, y esto es lo que me ha llevado a preocuparme por algunos aspectos a considerar al rebufo de lo descrito.
En primer lugar, la palabra puede hacernos cautivos o mejor dicho, podemos ser cautivos de las palabras si nos las podemos expresar con libertad. Mucha de la teología que se hace (se hace bien poca) adolece de libertad, se restringe a estudios ya trillados, a lecturas de autores oficialistas y de antaño. Sin embargo estamos obligados a otras lecturas que sin tener que ser ortodoxas en todos los campos, pueden aportar otras dimensiones o facetas inexploradas. Cuando las palabras ya no generan al espíritu nuevos vientos, cuando no producen pensamiento nuevo, se pudren y mueren, quedan en el fondo de la historia y no transforman los pueblos. Nunca producirán avances en el conocimiento de Dios, ni en la ciencia y técnica del hombre.
En segundo lugar me llamaba la atención en ésta página de apologética católica la defensa que se hace del imperialismo Norteamericano. El poder aunque sea ejercido por hombres de fe, puede ser injusto. El protestantismo americano puede estar sometido a determinadas propagandas que lo inhabilitan para ver la realidad del mundo de hoy. El 11 de Septiembre es un día marcado para el mundo entero, pero muy especialmente para los cristianos, que debemos reaccionar ante al abuso del poder del dinero, de las armas y del empleo del hambre como arma de guerra. El Evangelio no puede ser buena nueva para esa parte del mundo que se muere de depauperación e inanición. En apariencia Roma no se mete con nadie. Igualmente Norteamérica tampoco agrede a nadie cuando ataca a Irak o Afganistán, solo se defiende. Pero ambas tienen el mismo espíritu de dominio y cesarismo falaz y divino, buscando intereses ocultos o con nombres que ocultan la palabra “petróleo”.
En tercer lugar me sugiere una autocrítica hacia todo lo que suponga un bien espiritual comprado con dinero. No se pueden dar 12 euros para que oren por mi hijo que está muy malito, ni para que Dios le arregle la lavadora. Como diría Dietrich Bonhoffer es el Dios “tapa-agujeros” que lo mismo sirve de médico, que de reparador de lavadoras. Estos son casos extremos que se dan dentro de nuestro espacio evangélico. Estaríamos ante las Taxae Camarae, impuestos curiales o prebendas religiosas de Roma. El dinero que se da para comprar “indulgencias” afrenta al que lo da y al que lo recibe. Se podrán decir muchas cosas en su defensa pero seguiríamos cautivos de las palabras, de las mentiras o del dinero.
Manuel de León es historiador y escritor, residente en Asturias (España)