Catequesis magistral de Benedicto XVI

18 Noviembre 1998
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Benedicto XVI: Santo no es el que nunca peca, sino el que se arrepiente y se reconcilia 31.01.07 @ 22:04:38. Archivado en Benedicto XVI

Las audiencias de cada miércoles de Benedicto XVI son un lujazo para la Iglesia. No me extraña que se haya triplicado el número de asistentes respecto a los que asistían a esas mismas audiencias con Juan Pablo II. No porque el anterior Papa no fuera sabio en sus catequesis, que sin duda lo era. Pero es que con Benedicto XVI estamos recuperando el aroma a predicación ungida del que disfrutaron los cristianos con los grandes padres de la Iglesia.

Copio de Zenit las palabras de la audiencia de hoy:

El Papa presenta a tres de los colaboradores de san Pablo: Bernabé, Silas y Apolo

Intervención durante la audiencia general

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 31 enero 2007 (ZENIT.org).- Publicamos la intervención de Benedicto XVI durante la audiencia general de este miércoles dedicada a presentar la figura de tres colaboradores de san Pablo: Bernabé, Silas y Apolo.

Continuando con nuestro viaje entre los protagonistas de los orígenes cristianos, hoy nos fijamos en otros de los colaboradores de san Pablo. Tenemos que reconocer que el apóstol es un ejemplo elocuente de hombre abierto a la colaboración: en la Iglesia no quiere hacerlo todo solo, sino que se sirve de numerosos y diversificados colegas. No podemos detenernos en todos estos preciosos ayudantes, pues son muchos. Basta recordar, entre otros, a Epafras (Cf. Colosenses 1,7; 4,12; Filemón 23), Epafrodito (Cf. Filipenses 2,25; 4,18), Tíquico (Cf. Hechos 20,4; Efesios 6,21; Colosenses 4,7; 2 Timoteo 4,12; Tt 3,12), Urbano (Cf Romanos 16,9), Gayo e Aristarco (Cf. Hechos 19,29; 20,4; 27,2; Colosenses 4,10).

Y mujeres que como Febe (Cf. Romanos 16, 1), Trifena y Trifosa (Cf. Romanos 16, 12), Pérside, la madre de Rufo, de quien dice que «es también mi madre» (Cf. Romanos 16, 12-13), sin olvidar a esposos como Prisca y Aquila (Cf. Romanos 16, 3; 1 Corintios 16, 19; 2 Timoteo 4, 19).

Hoy, entre este gran ejército de colaboradores y colaboradora de san Pablo, nos interesamos por tres de estas personas que tuvieron un papel particularmente significativo en la evangelización de los orígenes: Bernabé, Silas y Apolo.

«Bernabé», que significa «hijo de la exhortación» (Hechos 4,36) o «hijo del consuelo», es el sobrenombre de un judío levita nacido oriundo de Chipre. Trasladado a Jerusalén, fue uno de los primeros en abrazar el cristianismo, tras la resurrección del Señor. Con gran generosidad vendió un campo de su propiedad entregando ese dinero a los apóstoles para las necesidades de la Iglesia (Cf. Hechos 4, 37). Se convirtió en garante de la conversión de Saulo ante la comunidad cristiana de Jerusalén, que todavía desconfiaba de su antiguo perseguidor (Cf. Hechos 9,27). Enviado a Antioquía de Siria, fue a buscar a Pablo, en Tarso, donde se había retirado, y con él pasó todo un año, dedicándose a la evangelización de esa importante ciudad, en cuya Iglesia Bernabé era conocido como profeta y doctor (Cf. Hechos 13,1).

De este modo, Bernabé, en el momento de las primeras conversiones de los paganos, comprendió que había llegado la hora de Saulo, quien se había retirado a Tarso, su ciudad. Allí se fue a buscarlo. En ese momento importante, casi restituyó Pablo a la Iglesia; le entregó, en cierto sentido, una vez más al apóstol de las gentes. De la Iglesia de Antioquia, Bernabé fue enviado en misión, junto a Pablo, realizando el llamado primer viaje misionero del apóstol. En realidad, se trató de un viaje misionero de Bernabé, dado que era él el auténtico responsable, al que Pablo se sumó como colaborador, pasando por las regiones de Chipre y de Anatolia centro-sur, en la actual Turquía, por las ciudades de Atalía, Perge, Antioquia de Pisidia, Iconio, Listra y Derbe (Cf. Hechos 13-14). Junto a Pablo acudió después al llamado Concilio de Jerusalén, donde, después de un profundo examen de la cuestión, los apóstoles con los ancianos decidieron desligar la práctica de la circuncisión de la identidad cristiana (Cf. Hechos 15, 1-35). Sólo así, al final, permitieron oficialmente que fuera posible la Iglesia de los paganos, una Iglesia sin circuncisión: somos hijos de Abraham simplemente por la fe en Cristo.

Los dos, Pablo y Bernabé, se enfrentaron más tarde, al inicio del segundo viaje misionero, porque Bernabé quería ir a recoger como compañero a Juan Marcos, mientras que Pablo no quería, dado que el joven se había separado de ellos durante el viaje precedente (Cf. Hechos 13,13; 15,36-40). Por tanto, también entre los santos se dan contrastes, discordias, controversias. Y esto es para mi muy consolador, pues vemos que los santos no «han caído del cielo». Son hombres como nosotros, con problemas complicados. La santidad no consiste en no equivocarse o pecar nunca. La santidad crece con la capacidad de conversión, de arrepentimiento, de disponibilidad para volver a comenzar, y sobre todo con la capacidad de reconciliación y de perdón.

Y de este modo, Pablo, que había sido más bien duro y amargo con Marcos, al final se vuelve a encontrar con él. En las últimas cartas de san Pablo, a Filemón y en la segunda Timoteo, Marcos aparece precisamente como «mi colaborador». No nos hace ser santos el no habernos equivocado, sino la capacidad de perdón y reconciliación. Y todos podemos aprender este camino de santidad. En todo caso, Bernabé, con Juan Marcos, regresó a Chipre (Cf. Hechos 15, 39) alrededor del año 49. A partir de entonces se pierden sus huellas. Tertuliano le atribuye la Carta a los Hebreos, lo cual no es inverosímil, pues, siendo de la tribu de Leví, Bernabé podía estar interesado por el tema del sacerdocio. Y la Carta a los Hebreos nos interpreta de manera extraordinaria el sacerdocio de Jesús.

Silas, otro compañero de Pablo, es la forma griega de un nombre hebreo (quizá «sheal», «pedir», «invocar», que constituye la misma raíz del nombre «Saulo»), del que procede también la forma latinizada «Silvano». El nombre de Silas sólo está testimoniado en el libro de los Hechos de los Apóstoles, mientras que Silvano aparece en las cartas de Pablo. Era un judío de Jerusalén, uno de los primeros en hacerse cristiano, y en aquella Iglesia gozaba de gran estima (Cf. Hechos 15,22), al ser considerado profeta (Cf Hechos 15, 32).

Fue encargado de llevar «a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia» (Hechos 15,23) las decisiones tomadas por el Concilio de Jerusalén y de explicarlas. Evidentemente pensaban que era capaz de realizar una especie de mediación entre Jerusalén y Antioquía, entre judeocristianos y cristianos de origen pagano, y de este modo servir a la unidad de la Iglesia en la diversidad de ritos y de orígenes.

Cuando Pablo se separó de Bernabé, tomó precisamente a Silas como nuevo compañero de viaje (Cf. Hechos 15, 40). Con Pablo, llegó a Macedonia (a las ciudades de Filipos, Tesalónica y Berea), donde se detuvo, mientras que Pablo continuó hacia Atenas y después a Corinto. Silas le alcanzó en Corinto, donde colaboró en la predicación del Evangelio; de hecho, en la segunda carta dirigida por Pablo a esa Iglesia, se habla de «Cristo Jesús, a quien os predicamos Silvano, Timoteo y yo» (2 Corintios 1,19). De este modo se explica por qué aparece como coautor, junto a Pablo y a Timoteo, de las dos Cartas a los Tesalonicenses.

Esto también me parece importante. Pablo no actúa como un «solista», como un individuo aislado, sino junto con estos colaboradores en el «nosotros» de la Iglesia. Este «yo» de Pablo no es un «yo» aislado, sino un «yo» en el «nosotros» de la Iglesia, en el «nosotros» de la fe apostólica. Y Silvano es mencionado también al final de la Primera Carta de Pedro, donde se lee: «Por medio de Silvano, a quien tengo por hermano fiel, os he escrito brevemente» (5,12). De este modo vemos también la comunión de los apóstoles. Silvano sirve a Pablo, sirve a Pedro, porque la Iglesia es una y el anuncio misionero es único.

El tercer compañero de Pablo que hoy queremos recordar se llama Apolo, probable abreviación de Apolonio o Apolodoro. A pesar de que es un nombre de carácter pagano, era un judío fervoroso de Alejandría de Egipto. Lucas, en el libro de los Hechos de los Apóstoles, le define «hombre elocuente, que dominaba las Escrituras… con fervor de espíritu» (18, 24-25).

La entrada de Apolo en el escenario de la primera evangelización tuvo lugar en la ciudad de Éfeso: allí había viajado para predicar y allí tuvo la suerte de encontrar a los esposos cristianos Priscila y Aquila (Cf. Hechos 18,26), quienes «le tomaron consigo y le expusieron más exactamente el Camino» (Cf. Hechos 18, 26). De Éfeso pasó por Acaya hasta llegar a la ciudad de Corinto: allí llegó con el apoyo de una carta de los cristianos de Éfeso, quienes pedían a los corintios darle una buena acogida (Cf. Hechos 18,27). En Corinto, como escribe Lucas, «fue de gran provecho, con el auxilio de la gracia, a los que habían creído; pues refutaba vigorosamente en público a los judíos, demostrando por las Escrituras que el Cristo era Jesús» (Hechos 18, 27-28), el Mesías.

Su éxito en aquella ciudad tuvo un desenlace problemático, pues algunos miembros de aquella Iglesia, fascinados por su manera de hablar, se oponían a los demás en su nombre (CF. 1 Corintios 1,12; 3,4-6; 4,6). Pablo, en la Primera Carta a los Corintios expresa su aprecio por la obra de Apolo, pero reprocha a los corintios el que laceren el Cuerpo de Cristo, separándose en facciones contrapuestas.

Saca una importante lección de lo sucedido: tanto yo como Apolo --dice--, no somos más que «diakonoi», es decir, simples ministros, a través de los cuales habéis llegado a la fe (Cf. 1 Corintios 3, 5). Cada uno tiene una tarea diferenciada en el campo del Señor: «Yo planté, Apolo regó; mas fue Dios quien dio el crecimiento... ya que somos colaboradores de Dios y vosotros, campo de Dios, edificación de Dios» (1 Corintios 3, 6-9). Al regresar a Éfeso, Apolo resistió a la invitación de Pablo a regresar inmediatamente a Corinto, postergando el viaje a una fecha sucesiva, que nosotros ignoramos (Cf. 1 Corintios 16,12). No nos quedan más noticias suyas, aunque algunos expertos piensan que es el posible autor de la Carta a los Hebreos, cuyo autor, según Tertuliano, sería Bernabé.

Estos tres hombres brillan en el firmamento de los testigos del Evangelio por una característica común, además de por las características propias de cada uno. En común, además del origen judío, tienen la entrega a Jesucristo y al Evangelio, así como el hecho de que los tres fueron colaboradores del apóstol Pablo. En esta misión evangelizadora original encontraron el sentido de su vida y de este modo se nos presentan como modelos luminosos de desinterés y generosidad.

Pensemos por último, una vez más, en esa frase de san Pablo: tanto Apolo como yo somos ministros de Jesús, cada uno a su manera, pues es Dios quien da el crecimiento. Esto es válido también hoy para todos, ya sea para el Papa, como para los cardenales, los obispos, los sacerdotes y los laicos. Todos somos humildes ministros de Jesús. Servimos al Evangelio en la medida en que podemos, según nuestros dones, y pedimos a Dios que Él haga crecer hoy su Evangelio, su Iglesia.


Fuente
 
Re: Catequesis magistral de Benedicto XVI

A pesar de no comulgar con muchas doctrinas enseñadas por la ICAR, debo reconocer que este discurso es bastante edificante. Despues de todo hay que "escudriñar todo, y retener lo bueno"...Dios les bendiga...
 
Re: Catequesis magistral de Benedicto XVI

¿Por que entonces no sigue sus enseñanzas?
Mat. 23:1-15
Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo: En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen. Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. Antes, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres. Pues ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos; y aman los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas, y las salutaciones en las plazas, y que los hombres los llamen: Rabí, Rabí. Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos. 11El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo. Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.
Mas ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque devoráis las casas de las viudas, y como pretexto hacéis largas oraciones; por esto recibiréis mayor condenación. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros
Cuidado, eso no lo dice Tobi. Solo ha remarcado en negrita aquella que le ha parecido adecuado.
Si alguien se da por aludido... es su problema.
 
Re: Catequesis magistral de Benedicto XVI

Me parece interesante el mini-discurso dado por Ratzinger. En lo personal, sólo hubiera aclarado que su ejemplo utiliza "un imposible" para presentar el argumento central (del título), pues como enseña el apóstol Juan (1 Juan 1:5-10), nadie puede decir o argumentar o suponer o presumir de que "no peca", con lo cual mal podría un santo ser alguien que hace algo IMPOSIBLE.

Pero más allá de eso, si bien creo que la exposición de Benedicto puede ser edificante, no creo que sea para tanto, como han dicho aquí alguno/as: "un lujazo!", "magánime!".. (y no es ni cerca un mero descrédito fácil. Es sólo mi objetiva opinión).

Los acostumbrados sermones del hermano pastor de nuestra Comunidad, siempre más extensos que el texto de Benedicto, son poderosamente edificantes en la Fe. Por eso, tal vez las expresiones otorgadas a esta homilía del Papa me han parecido un poco exageradas para quienes estamos acostumbrados a prédicas similares o incluso mejores. Claro que también es comprensible que una gota de buen vivo sea considerada algo extraordinario para quienes (tal vez) sólo están acostumbrados a beber agua.

Pero esto es sólo una opinión privada y personal.
Cordial saludo
:radiante:
 
Re: Catequesis magistral de Benedicto XVI

Me parece interesante el mini-discurso dado por Ratzinger. En lo personal, sólo hubiera aclarado que su ejemplo utiliza "un imposible" para presentar el argumento central (del título), pues como enseña el apóstol Juan (1 Juan 1:5-10), nadie puede decir o argumentar o suponer o presumir de que "no peca", con lo cual mal podría un santo ser alguien que hace algo IMPOSIBLE.

Pero más allá de eso, si bien creo que la exposición de Benedicto puede ser edificante, no creo que sea para tanto, como han dicho aquí alguno/as: "un lujazo!", "magánime!".. (y no es ni cerca un mero descrédito fácil. Es sólo mi objetiva opinión).

Los acostumbrados sermones del hermano pastor de nuestra Comunidad, siempre más extensos que el texto de Benedicto, son poderosamente edificantes en la Fe. Por eso, tal vez las expresiones otorgadas a esta homilía del Papa me han parecido un poco exageradas para quienes estamos acostumbrados a prédicas similares o incluso mejores. Claro que también es comprensible que una gota de buen vivo sea considerada algo extraordinario para quienes (tal vez) sólo están acostumbrados a beber agua.

Pero esto es sólo una opinión privada y personal.
Cordial saludo
:radiante:


Quisiera aclarar que mi expresión de admiración no se refiere a este texto en particular sino a toda la obra de Joseph Ratzinger y su manera de explicar el Evangelio. Siento una profunda admiración por él desde que el Señor me llevó a leerlo. Para mi era un desconocido antes de que esto ocurriera.

Bendiciones. Inés
 
Re: Catequesis magistral de Benedicto XVI

Para nosotros, los Cristianos Evangélicos, José Ratzinger no era desconocido: Entre otras cosas recordamos la Declaración Dominus Iesus, en la cual no nos considera siquiera como Iglesia..
 
Re: Catequesis magistral de Benedicto XVI

Para nosotros, los Cristianos Evangélicos, José Ratzinger no era desconocido: Entre otras cosas recordamos la Declaración Dominus Iesus, en la cual no nos considera siquiera como Iglesia..

Es que es la verdad. Lutero mismo se desvinculó de la Iglesia y no admitía más que comunidades religiosas. Para los protestantes la fe se desvincula de la comunión en una Iglesia y pasa a ser algo individual, personal. Por eso lo coherente del protestantismo es el llegar a ser cristianos individuales sin pertenencia a ninguna comunidad. Esto ya lo he visto en muchos que participan en este foro, que se consideran solamente cristianos sin pertenecer a ninguna denominación. Esto es lo verdaderamente consecuente del protestantismo, y todos los que perteneceis a alguna denominación y os seguís denominando iglesias es por reminiscencias católicas que quedan todavía en el protestantismo de las cuales no os habeis desprendido todavía.
 
Re: Catequesis magistral de Benedicto XVI

Para nosotros, los Cristianos Evangélicos, José Ratzinger no era desconocido: Entre otras cosas recordamos la Declaración Dominus Iesus, en la cual no nos considera siquiera como Iglesia..

En la cual no hizo otra cosa que no fuera recordar cuál es la doctrina católica acerca de las comunidades eclesiales protestantes. Cosa lógica en un Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la fe.
 
Re: Catequesis magistral de Benedicto XVI

Es que es la verdad. Lutero mismo se desvinculó de la Iglesia y no admitía más que comunidades religiosas. Para los protestantes la fe se desvincula de la comunión en una Iglesia y pasa a ser algo individual, personal. Por eso lo coherente del protestantismo es el llegar a ser cristianos individuales sin pertenencia a ninguna comunidad. Esto ya lo he visto en muchos que participan en este foro, que se consideran solamente cristianos sin pertenecer a ninguna denominación. Esto es lo verdaderamente consecuente del protestantismo, y todos los que perteneceis a alguna denominación y os seguís denominando iglesias es por reminiscencias católicas que quedan todavía en el protestantismo de las cuales no os habeis desprendido todavía.
Estimado Josefaz, estas líneas demuestran lo poco que conoces acerca de las "pretenciones eclesiales" de los Cristianos Evangélicos. No es cuestión de "pertenecer a una denominación" sino de pertenecer a la Iglesia de Cristo, a la cual no se accede por cruzar ningún umbral de templo, sino por haber renacido espiritualmente por la sangre del Cordero.
 
Re: Catequesis magistral de Benedicto XVI

En la cual no hizo otra cosa que no fuera recordar cuál es la doctrina católica acerca de las comunidades eclesiales protestantes. Cosa lógica en un Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la fe.
Por eso..
 
Re: Catequesis magistral de Benedicto XVI

Para nosotros, los Cristianos Evangélicos, José Ratzinger no era desconocido: Entre otras cosas recordamos la Declaración Dominus Iesus, en la cual no nos considera siquiera como Iglesia..

No los considera como iglesias particulares, sino como comunidades cristianas no catolicas que están en comunión, aunque no plena, con la Iglesia. Es decir, no son iglesia en sentido propio, sino cristianos que están en comunión con la Iglesia.

Saludos
 
Re: Catequesis magistral de Benedicto XVI

No los considera como iglesias particulares, sino como comunidades cristianas no catolicas que están en comunión, aunque no plena, con la Iglesia. Es decir, no son iglesia en sentido propio, sino cristianos que están en comunión con la Iglesia.

Saludos
Por eso..
 
Re: Catequesis magistral de Benedicto XVI

No es cuestión de "pertenecer a una denominación" sino de pertenecer a la Iglesia de Cristo, a la cual no se accede por cruzar ningún umbral de templo, sino por haber renacido espiritualmente por la sangre del Cordero.


Estimado Daniel,

admirable tu buena intención...... ójala tuvieran ojos para ver, oidos para oir....

El Señor los bendiga quitandoles las vendas.

Y a ti te bendiga con hijos negros para que no los tengas que lavar. :needs_a_s

Una pequeña broma que me dijo un hermano....

Bendiciones
 
Re: Catequesis magistral de Benedicto XVI

Como los escritos del anterior obispo de Roma, este escrito de Ratzinger es interesante por demás. Lo que hay es que esperar quela bestia enseñe sus garras. No olvidemos que este señor, antes de vestir la púrpura papal, era el prefecto de la congregación de la doctrina de la fe (el gran Inquisidor). Poco sabe el mundo de lo que pasará bien pronto.
 
Re: Catequesis magistral de Benedicto XVI

Estimado Josefaz, estas líneas demuestran lo poco que conoces acerca de las "pretenciones eclesiales" de los Cristianos Evangélicos. No es cuestión de "pertenecer a una denominación" sino de pertenecer a la Iglesia de Cristo, a la cual no se accede por cruzar ningún umbral de templo, sino por haber renacido espiritualmente por la sangre del Cordero.

Bueno, la Iglesia es Una y eso es lo que nos recuerda el prefecto Ratzinger en la declaración Dominus Iesus. Y para serle franca siempre me gusto mucho aunque mi lectura no sea la habitual. Para mi el párrafo más importante es este:

"Si bien es cierto que los no cristianos pueden recibir la gracia divina, también es cierto que objetivamente se hallan en una situación gravemente deficitaria si se compara con la de aquellos que, en la Iglesia, tienen la plenitud de los medios salvíficos.92 Sin embargo es necesario recordar a « los hijos de la Iglesia que su excelsa condición no deben atribuirla a sus propios méritos, sino a una gracia especial de Cristo; y si no responden a ella con el pensamiento, las palabras y las obras, lejos de salvarse, serán juzgados con mayor severidad ».

Lo cual es una cita de las declaraciones del Concilio Vaticano II.

Creo que es importante ese recordatorio del Prefecto porque se refiere a todos los cristianos. Y es muy justo que así sea.

Bendiciones. Inés
 
Re: Catequesis magistral de Benedicto XVI

No los considera como iglesias particulares, sino como comunidades cristianas no catolicas que están en comunión, aunque no plena, con la Iglesia. Es decir, no son iglesia en sentido propio, sino cristianos que están en comunión con la Iglesia.

Saludos

¡¡¡¿QUE?!!! :eek2: :mareado: :quienyo: :SHOCKED: :asustado:


¿Comunión, aunque no plena, con la iglesia católica?


Se referirá con eso a mi, tal vez a Truenos, o igual a Miniyo.... no se. :--DeepThi


Creo que habria que crear un nuevo género de humor al que podriamos llamar "humor cínico católico".

Bendiciones
 
Re: Catequesis magistral de Benedicto XVI

Existe una única Iglesia de Cristo, que subsiste en la Iglesia católica, gobernada por el Sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con él.

Las Iglesias que no están en perfecta comunión con la Iglesia católica pero se mantienen unidas a ella por medio de vínculos estrechísimos como la sucesión apostólica y la Eucaristía válidamente consagrada, son verdaderas iglesias particulares. Por eso, también en estas Iglesias está presente y operante la Iglesia de Cristo, si bien falte la plena comunión con la Iglesia católica al rehusar la doctrina católica del Primado, que por voluntad de Dios posee y ejercita objetivamente sobre toda la Iglesia el Obispo de Roma.

Por el contrario, las Comunidades eclesiales que no han conservado el Episcopado válido y la genuina e íntegra sustancia del misterio eucarístico, no son Iglesia en sentido propio; sin embargo, los bautizados en estas Comunidades, por el Bautismo han sido incorporados a Cristo y, por lo tanto, están en una cierta comunión, si bien imperfecta, con la Iglesia.

En efecto, el Bautismo en sí tiende al completo desarrollo de la vida en Cristo mediante la íntegra profesión de fe, la Eucaristía y la plena comunión en la Iglesia.

« Por lo tanto, los fieles no pueden imaginarse la Iglesia de Cristo como la suma —diferenciada y de alguna manera unitaria al mismo tiempo— de las Iglesias y Comunidades eclesiales; ni tienen la facultad de pensar que la Iglesia de Cristo hoy no existe en ningún lugar y que, por lo tanto, deba ser objeto de búsqueda por parte de todas las Iglesias y Comunidades ». En efecto, « los elementos de esta Iglesia ya dada existen juntos y en plenitud en la Iglesia católica, y sin esta plenitud en las otras Comunidades ».
« Por consiguiente, aunque creamos que las Iglesias y Comunidades separadas tienen sus defectos, no están desprovistas de sentido y de valor en el misterio de la salvación, porque el Espíritu de Cristo no ha rehusado servirse de ellas como medios de salvación, cuya virtud deriva de la misma plenitud de la gracia y de la verdad que se confió a la Iglesia ».

La falta de unidad entre los cristianos es ciertamente una herida para la Iglesia; no en el sentido de quedar privada de su unidad, sino « en cuanto obstáculo para la realización plena de su universalidad en la historia ».