Carta a un Hermano

tadeo

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24 Septiembre 1999
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Transcribo este fragmento que me encontre en internet, del hermano Juliomar.
Las negritas son mias.


FRAGMENTO DE UNA CARTA A UN HERMANO.
Estos son los fragmentos de una carta que he enviado recientemente a un hermano en la fe, y que os hago partícipes:
"Recientemente he leido un libro que me ha sido de gran ayuda, habla sobre cómo nuestra fe en Dios nos ayuda a vencer las pruebas,a ser valientes y decididos, y a hacer lo que debemos hacer (aunque temamos hacerlo), el tema del libro es sobre la ansiedad, y lo escribe un pastor luterano que trabaja además como consejero, el mensaje es sencillo pero me ha llenado de ánimo, debemos pedirle a Dios que aumente nuestra fe, debemos lanzarnos a confiar en Dios, a no dudar y a hacer lo que sabemos que es la voluntad de Dios, auqnue haya temor en nuestros corazones. Debemos confiar en que Dios está al control de cada situación, que Él ya cuida de nosotros y de cada una de nuestras necesidades y anhelos, Él es la fuente de toda bendición, de toda buena dádiva y todo don perfecto (regalo). La Palabra de Dios dice que la bendición de jehová es la que enriquece, y que no añade tristeza con ella, también dice que hay bendiciones sobre la cabeza del justo, ¿puedes imaginarlo?, yo lo veo como bendiciones volando alrededor de mi cabeza y esperando el momento para caer sobre mí, ¡bendito sea Dios!, ¡la mayor bendición que nos ha dado es Su amado Hijo!, ¡y sobre su cabeza no hubo bendiciones sino una corona de espinas y la ira de Dios sobre Él!, ¡bendito sea nuestro Salvador que nos dio vida y perdón en Él!.
Con estos pensamientos quiero compartirte este ánimo y esta confianza en la que quiero crecer y abundar cada día, saber que soy hijo de Dios, que Él es mi Padre, y que incluso las cosas dolorosas que nos ocurren ¡son una bendición, son para nuestro bien y desembocarán en bendición!. Dios es soberano, no existe el azar, Dios reina sobre el Universo, controla cada latido del corazón, tiene plenos derechos sobre su mundo, y tiene un plan perfecto. Querido hermano, tú y yo pertenecemos a ese Dios, somos especial posesión suya, Jn 10.27-28 dice que somos sus ovejas y que nadie nos arrebatará de su mano.
Estoy muy interesado en la profecía (desde siempre me ha interesado ese tema) y es una fuente de bendición en mi vida. Me gusta meditar en las profecías de la Palabra, abrir los ojos y decirme "esto que veo a mi alrededor va a ser consumido por el fuego, no tiene valor, lo único que tiene valor es mi dependencia de Dios y lo que pueda hacer por su Reino". Es algo que me anima mucho. Cuando veo situaciones de pobreza, clamidad, dolor, cosas a las que no podemos llegar ni podemos aliviar, pienso en nuestro Salvador, montado sobre un caballo blanco, de su boca sale una espada de dos filos para juzgar a las naciones, sus ojos son como llama de fuego (que habla de su juicio a la humanidad, a juzgar los pensamientos y las intenciones del corazón) y sus pies son semejantes a bronce bruñido (que nos habla del juicio que va a ejecutar, castigando a los malvados, a los que abusan de niños, a los que se enriquecen a costa de otros, etc, etc).
La gente se pregunta, ¿hay vida en otros planetas?, yo me pregunto, ¿hay vida fuera de Cristo?, ¿hay algo que levemente se parezca a la vida fuera de la persona de nuestro Señor y Salvador?. No, no la hay. Ves a la gente andar, entretenidos con sus pequeños y mezquinos juguetes, sus ídolos de metal, de plástico o de pasiones, y no se dan cuenta de que es vanidad, ciertamente un humo, una niebla que parece por un poco de tiempo y luego... se disuelve, quedando de ella solo el recuerdo.
El problema de todas estas cosas que te cuento es que como cristianos las sabemos, sabemos que existe un Dios, Que Jesús es su Hijo y que es nuestro Salvador, sabemos que tenemos vida eterna, y sabemos que este mundo está próximo a desaparecer. Sin embargo nos dejamos absorber por los valores, la cultura y los entretenimientos del mundo. Vamos absorbiendo y bebiendo mundo, dejando que nuestros ojos se nublen y pierdan de vista las promesas inmutables de la Palabra de Dios. En cierto sentido lo que tenemos que hacer es cerrar los ojos a lo que este mundo nos ofrece y poner la vista en las cosas de Dios. Esto no es fácil. Esto implica un esfuerzo serio, un sacrificio, un negarse a sí mismo, para recibir la vida abundante de Dios. Esto implica marcarte una meta de compromiso de estudio con la Palabra de Dios, de lectura y meditación de ella. Mi meta diaria es leer 10 capítulos del Antiguo Testamento y 10 del Nuevo. A veces lo consigo, a veces no, pero me esfuerzo por cubrir el material que quiero leer, por llenar mi mente de las cosas de Dios. Para conseguirlo tengo que llevarme la Biblia al metro, leer cuando estoy entrenando en la bicicleta estática, e incluso leer por la calle, ¡hay que esforzarse por alimentarse de la leche espiritual pura y sin adulterar de la Palabra!."
 
Que hermoso Tadeo, gracias por compartirlo!

Te mando mis cariños en Cristo mi hermano

Mirna