T
Tobi
Guest
CARTA A JUAN PABLO II
"La Vanguardia de Barcelona" Pág. 25
Viernes, 29 Junio 2001.
JOSE IGNACIO GONZÁLEZ FAUS. ( S.J. )
Responsable académico de
Cristianismo y Justicia,
Hermano Juan Pablo: en el día en que celebramos el martirio en Roma de los santos Pedro y Pablo, principales columnas de nuestra iglesia, quiero agradecerte expresamente tu carta "Ut homnes unum sint" y la petición que hacías allí de que "se te ayude a encontrar nuevas formas de ejercicio del ministerio de Pedro que no sean obstáculo a la unidad de los cristianos y que, a la vez, sean fieles a la voluntad del Señor expresada en los Evangelios". Tú afirmas allí que el verdadero título del sucesor de Pedro es el de "siervo de los siervos de Dios". Entiendo por eso que la verdadera forma de agradecer no debe ser una simple alabanza pública (de esas que a uno les permiten subir porque le ganan la etiqueta de "amante del Papa"), sino que ha de consistir en cumplir tu deseo e indicarte algunas posibilidades para un nuevo ejercicio del papado. Otros lo han hecho ya, entre ellos el arzobispo americano J.R. Quinn, en un libro memorable. Sumándome a ellos desde mi pequeñez, y sin más pretensión de autoridad que la de la verdad de lo que diga, me atrevo a escribir lo que me imagino que respondería el Señor Jesucristo a una pregunta como la tuya
1.- "Pedro, deja de ser jefe de Estado". Tal título no conviene a Aquél que expresamente rechazó ser proclamado rey. Y desfigura muchos de tus actos pastorales, como los viajes, porque te obliga a tratar con los poderes de este mundo e impide que se acerquen a ti los que nunca deberían faltar de tu entorno: los pobres de la tierra.
2.- Pienso que Jesucristo suprimiría hoy a los cardenales, que han dejado de ser lo que fueron un día, el presbiterio del obispo de Roma, para pasar a convertirse en un premio de dignidad mundana, deformado además por ese título que nunca debió entrar en la comunidad de seguidores de Jesús: el de "príncipes de la Iglesia".
3.- ¿No crees que Jesús devolvería a las iglesias locales su parte en el nombramiento de los pastores? Recuerda que el sistema actual obedece a una situación de "excepción" que se ha perpetuado, y contradice la tradición y la práctica de mas de mil años de cristianismo. No es este el momento de precisar las formas concretas, Basta decir que, aunque pueden ser difíciles, si las buscamos las encontraremos.
4.- Lo que más necesita hoy el papado es una reforma profunda de la curia romana, de modo que no sea una pantalla entre Papa y obispos, y que no actúe como si el primado fuera ella y no el sucesor de Pedro. Tú has confesado alguna vez, en alguna conversación privada: "Tiene usted razón en lo que me dice, pero el Papa no puede hacer nada". Sabes también cuántas cosas firmas cada día sin casi saber lo que firmas. Y temes porque sabes que es aquí donde vas a encontrar más dificultades. Dios te ayude en este punto. Creo que millones de católicos querrán ayudarte también.
5.- Es necesario recuperar la colegialidad episcopal, enseñada por el Vaticano II y discretamente enterrada en el pasado código de derecho canónico. Para ello, podría ser camino capacidades deliberativas al Sínodo de obispos, siempre con su cabeza y nunca sin ella. De lo contrario tú mismo ves que esa institución creada por el Vaticano II, está languideciendo, y suscita cada vez menos interés y menos esperanzas.
6.- Si nuestra sensibilidad ética pide reformar los procedimientos de la congregación de la fe, de modo que (más allá del acierto sobre los contenidos) no incurra en esas conductas que hoy nos repugnan: secreto absoluto, imposibilidad de abogados defensores, o esa hipocresía de las sesiones de diálogo en que el acusado acude sólo a firmar un papel ya preparado de antemano. Que el magisterio recupere su función original de decir la última palabra y no la primera ni la única, en los problemas nuevos.
7.- En estos momentos de muerte de utopías, es tarea de Pedro convertir a Roma en una pequeña "luz utópica para todas las gentes". Y no meramente por sus palabras, a veces magníficas, sino por el empeño de sus prácticas. Por eso creo que deberías cuidar obsesivamente la práctica de la justicia social y el respeto a los derechos humanos en toda la iglesia universal, pero sobre todo en la iglesia de Roma, que es quizás la más alejada de esa práctica, y que en los primeros siglos se ganó autoridad universal por su ejemplo en estos puntos.
8.- Toda la Iglesia debería ser puesta hoy en estado de oración. No para que Dios haga aquello que debemos hacer nosotros, sino para que podamos conocer y cumplir su voluntad en lo referente a puntos oscuros y nuevos en los que necesitamos su ayuda (temas de la mujer, del celibato ministerial, de tantas situaciones morales nuevas…"
9.- Hermano Juan Pablo: ninguna de las cosas aquí dichas contradice nada de lo que se contiene en las fuentes del cristianismo sobre el ministerio de Pedro. Un ejercicio del papado que se ajustara a ellas, sería también conforme a lo que enseña el Nuevo Testamento. Y sería aceptado por la mayoría de las iglesias separadas.
1º.- Permíteme finalmente una confesión personal. Escribo todo esto como jesuita: porque mi voto de fidelidad a Pedro es un voto de defensa al Pedro querido por Jesús, no al inevitable polvo que la historia (con sus dificultades, sus cambios y a veces su pecado) ha podido poner sobre la figura de aquel que negó a Jesús, pero fue confirmado por él como pastor, con la doble condición de que "amara más" y respetara los otros carismas. Así lo enseñan dos frases del capítulo 21 de san Juan: "Me amas más que éstos? … Y "no te preocupes de ése: tu ven y sígueme".
-------------------------------------------
He aquí una buena radiografia de la realidad del papado. Una muestra de que el tal papado y las doctrinas, junto a la persona de Jesucristo, nada tienen que ver con la Instituión Vaticana. Y cuidado, eso no lo dice ningún protestante, sino un jesuita que lo ha publicado, hoy mismo 29 de junio, en un periodico de la seriedad de "La Vanguardia" de Barcelona, -España-
Me pregunto que opinarán nuestros amigos católicos al respecto.
Saludos fraternales a todos.
"La Vanguardia de Barcelona" Pág. 25
Viernes, 29 Junio 2001.
JOSE IGNACIO GONZÁLEZ FAUS. ( S.J. )
Responsable académico de
Cristianismo y Justicia,
Hermano Juan Pablo: en el día en que celebramos el martirio en Roma de los santos Pedro y Pablo, principales columnas de nuestra iglesia, quiero agradecerte expresamente tu carta "Ut homnes unum sint" y la petición que hacías allí de que "se te ayude a encontrar nuevas formas de ejercicio del ministerio de Pedro que no sean obstáculo a la unidad de los cristianos y que, a la vez, sean fieles a la voluntad del Señor expresada en los Evangelios". Tú afirmas allí que el verdadero título del sucesor de Pedro es el de "siervo de los siervos de Dios". Entiendo por eso que la verdadera forma de agradecer no debe ser una simple alabanza pública (de esas que a uno les permiten subir porque le ganan la etiqueta de "amante del Papa"), sino que ha de consistir en cumplir tu deseo e indicarte algunas posibilidades para un nuevo ejercicio del papado. Otros lo han hecho ya, entre ellos el arzobispo americano J.R. Quinn, en un libro memorable. Sumándome a ellos desde mi pequeñez, y sin más pretensión de autoridad que la de la verdad de lo que diga, me atrevo a escribir lo que me imagino que respondería el Señor Jesucristo a una pregunta como la tuya
1.- "Pedro, deja de ser jefe de Estado". Tal título no conviene a Aquél que expresamente rechazó ser proclamado rey. Y desfigura muchos de tus actos pastorales, como los viajes, porque te obliga a tratar con los poderes de este mundo e impide que se acerquen a ti los que nunca deberían faltar de tu entorno: los pobres de la tierra.
2.- Pienso que Jesucristo suprimiría hoy a los cardenales, que han dejado de ser lo que fueron un día, el presbiterio del obispo de Roma, para pasar a convertirse en un premio de dignidad mundana, deformado además por ese título que nunca debió entrar en la comunidad de seguidores de Jesús: el de "príncipes de la Iglesia".
3.- ¿No crees que Jesús devolvería a las iglesias locales su parte en el nombramiento de los pastores? Recuerda que el sistema actual obedece a una situación de "excepción" que se ha perpetuado, y contradice la tradición y la práctica de mas de mil años de cristianismo. No es este el momento de precisar las formas concretas, Basta decir que, aunque pueden ser difíciles, si las buscamos las encontraremos.
4.- Lo que más necesita hoy el papado es una reforma profunda de la curia romana, de modo que no sea una pantalla entre Papa y obispos, y que no actúe como si el primado fuera ella y no el sucesor de Pedro. Tú has confesado alguna vez, en alguna conversación privada: "Tiene usted razón en lo que me dice, pero el Papa no puede hacer nada". Sabes también cuántas cosas firmas cada día sin casi saber lo que firmas. Y temes porque sabes que es aquí donde vas a encontrar más dificultades. Dios te ayude en este punto. Creo que millones de católicos querrán ayudarte también.
5.- Es necesario recuperar la colegialidad episcopal, enseñada por el Vaticano II y discretamente enterrada en el pasado código de derecho canónico. Para ello, podría ser camino capacidades deliberativas al Sínodo de obispos, siempre con su cabeza y nunca sin ella. De lo contrario tú mismo ves que esa institución creada por el Vaticano II, está languideciendo, y suscita cada vez menos interés y menos esperanzas.
6.- Si nuestra sensibilidad ética pide reformar los procedimientos de la congregación de la fe, de modo que (más allá del acierto sobre los contenidos) no incurra en esas conductas que hoy nos repugnan: secreto absoluto, imposibilidad de abogados defensores, o esa hipocresía de las sesiones de diálogo en que el acusado acude sólo a firmar un papel ya preparado de antemano. Que el magisterio recupere su función original de decir la última palabra y no la primera ni la única, en los problemas nuevos.
7.- En estos momentos de muerte de utopías, es tarea de Pedro convertir a Roma en una pequeña "luz utópica para todas las gentes". Y no meramente por sus palabras, a veces magníficas, sino por el empeño de sus prácticas. Por eso creo que deberías cuidar obsesivamente la práctica de la justicia social y el respeto a los derechos humanos en toda la iglesia universal, pero sobre todo en la iglesia de Roma, que es quizás la más alejada de esa práctica, y que en los primeros siglos se ganó autoridad universal por su ejemplo en estos puntos.
8.- Toda la Iglesia debería ser puesta hoy en estado de oración. No para que Dios haga aquello que debemos hacer nosotros, sino para que podamos conocer y cumplir su voluntad en lo referente a puntos oscuros y nuevos en los que necesitamos su ayuda (temas de la mujer, del celibato ministerial, de tantas situaciones morales nuevas…"
9.- Hermano Juan Pablo: ninguna de las cosas aquí dichas contradice nada de lo que se contiene en las fuentes del cristianismo sobre el ministerio de Pedro. Un ejercicio del papado que se ajustara a ellas, sería también conforme a lo que enseña el Nuevo Testamento. Y sería aceptado por la mayoría de las iglesias separadas.
1º.- Permíteme finalmente una confesión personal. Escribo todo esto como jesuita: porque mi voto de fidelidad a Pedro es un voto de defensa al Pedro querido por Jesús, no al inevitable polvo que la historia (con sus dificultades, sus cambios y a veces su pecado) ha podido poner sobre la figura de aquel que negó a Jesús, pero fue confirmado por él como pastor, con la doble condición de que "amara más" y respetara los otros carismas. Así lo enseñan dos frases del capítulo 21 de san Juan: "Me amas más que éstos? … Y "no te preocupes de ése: tu ven y sígueme".
-------------------------------------------
He aquí una buena radiografia de la realidad del papado. Una muestra de que el tal papado y las doctrinas, junto a la persona de Jesucristo, nada tienen que ver con la Instituión Vaticana. Y cuidado, eso no lo dice ningún protestante, sino un jesuita que lo ha publicado, hoy mismo 29 de junio, en un periodico de la seriedad de "La Vanguardia" de Barcelona, -España-
Me pregunto que opinarán nuestros amigos católicos al respecto.
Saludos fraternales a todos.