Caracter de Dios: el castigo en la tierra

5 Enero 2001
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Peregrino:

No se si leistes mi respuesta a tu pregunta, asi que la coloco aparte por si acaso.

El Padre no aflige deliberadamente a sus hijos. El hombre atrae sobre sí mismo aflicciones innecesarias como resultado de
su negativa persistente a caminar en los senderos mejores de la voluntad divina.
La aflicción está en potencia en el mal, pero una gran parte de ella ha sido
producida por el pecado y la iniquidad. En este mundo han tenido lugar muchos
acontecimientos insólitos, y no es de extrañar que todos los hombres que
reflexionan se queden perplejos ante las escenas de sufrimiento y de aflicción que
contemplan. Pero puedes estar seguro de una cosa: el Padre no envía la aflicción
como un castigo arbitrario por haber obrado mal.

Las imperfecciones y los obstáculos del mal son inherentes; los castigos del pecado son inevitables; las consecuencias destructivas de la iniquidad son inexorables. El hombre no debería acusar a Dios por las calamidades que son el resultado natural de la vida que ha escogido vivir; el hombre tampoco debería quejarse de las experiencias que forman parte de la vida, tal como ésta se vive en este mundo. Es voluntad del Padre que el hombre mortal trabaje con perseverancia y firmeza para mejorar su condición en la tierra. La aplicación inteligente debería capacitar al hombre para superar una gran parte de su miseria terrestre.

La misión de nosotros las personas religiosas consiste en ayudar a los hombres a resolver sus problemas espirituales y, de esta manera, vivificar su mente para que se
encuentren lo mejor preparados e inspirados para intentar resolver sus múltiples problemas materiales.

Sé que podemos confundirnos después de haber
leído las Escrituras. La tendencia de atribuir a Dios la responsabilidad de todo
lo que el hombre ignorante no logra comprender ha prevalecido demasiado a
menudo. El Padre no es personalmente responsable de todo lo que no podemos
comprender. No dudes del amor del Padre simplemente porque te aflija alguna
ley justa y sabia decretada por él, porque has transgredido inocente o
deliberadamente ese mandato divino.

Hay muchas cosas en las Escrituras que podrían haberte instruído si las hubieras leído con discernimiento. ¿No recuerdas que está escrito: ‘Hijo mio, no desprecies el castigo del Señor, ni te canses de su
reprimenda, porque el Señor corrige al que ama, como un padre corrige al hijo en quien tiene su complacencia.’ ‘El Señor no aflige de buena gana.’ ‘Antes de estar afligido me había desviado, pero ahora cumplo la ley. La aflicción ha sido buena para mí, pues me ha permitido aprender los estatutos divinos.’ ‘Conozco vuestros pesares. El Dios eterno es vuestro refugio, y por debajo se encuentran los brazos eternos.’ ‘El Señor es también un refugio para los oprimidos, un
puerto de descanso en los momentos de confusión.’ ‘El Señor lo fortalecerá en
el lecho de la aflicción; el Señor no olvidará a los enfermos.’ ‘De la misma
manera que un padre muestra compasión por sus hijos, el Señor se compadece de aquellos que le temen. Él conoce vuestro cuerpo; se acuerda de que sois polvo.’ ‘Cura a los abatidos y venda sus heridas.’ ‘Él es la esperanza del pobre, la fuerza del indigente en su desdicha, un refugio contra la tempestad y una sombra contra el calor sofocante.’ ‘Da poder al extenuado y acrecienta las fuerzas de los que no tienen ninguna potencia.’ ‘No quebrará la caña cascada, y no apagará el lino humeante.’ ‘Cuando atraveséis las aguas de la aflicción, yo estaré con vosotros, y cuando los ríos de la adversidad os inunden, no os abandonaré.’ ‘Él me ha enviado para vendar los corazones rotos, para proclamar la libertad a los cautivos y para consolar a todos los enlutados.’ ‘El sufrimiento contiene la enmienda; la aflicción no nace del polvo?

Saludos cordiales

Anibal-LU