No es como le pasó a nuestro Padre Abraham, y es lo que trato de mostrar, las evidencias Escriturales son muy claras... para Abraham ser justificado primero debió alcanzar una fe preciosa, suficiente, una medida exacta para satisfacer el estandar de Dios para tal recompenza, condición, don... la capacidad de obedecer a Dios y de creer en el poder de Dios y de conocer a Dios al punto de llegar al monte Moriah casi silbando y super relajado,, sabiendo que él y el muchacho regresarían a casa vivos, no es algo instantaneo... fue un recorrido de más o menos 60 años... Abraham iba a matar a Isaac... no iba a simular matarlo y las epístolas nos ponen más al tanto de la situación real de Abraham, pues éste hombre obtuvo una fe tal que estaba convencido de que Dios resucitaría a Isaac... Entonces la pregunta es ¿somos justificados cuando queremos o cuando alcanzamos una fe igualmente preciosa que la de los heroes de la fe?...
LO peligroso que ha estado sucediendo en el mundo es precisamente esas falsas enseñanas de repite ésta oración y sé salvos... pero cuando analizamos y estudiamos las Escrituras vemos que el asunto no es pelar una mandarina... no es así... primero Abraham debio conocer a Dios, alcanzar sabiduría, conocer La Palabra de Dios, tener una relación de amistad cercana, intima con Dios y solo cuando Dios supo que estaba listo lo probó para darle la justificación... y el Camino de Abraham no terminó ahí, el se fue santificando aún más delante de Dios por medio de La Palabra.. todo es por medio de la Palabra.
La historia de Abraham es larga y tortuosa. Sin embargo, no podemos decir que le tomo tal o mas cual tiempo ser salvo. La fe, como atributo otorgado por Dios a los creyentes no nos llega en porciones. Abraham dio evidencia de fe desde el momento en Dios le hablo y le mando a salir de Urf de los Caldeos y Abraham obedecio. Ese fue un acto de fe.
En el transcurso de su vida tuvo la oportunidad de experimentar eventos que testifican de su fe de manera mas fuerte y explicita. Lo que se hace mas grande y apreciable son los eventos que evidencian el alcance de nuestra fe. Decimos figurativamente que la fe "va creciendo" pero en relidad damos evidencia cada vez mas amplia de la fe YA vive en nuestros conrazones a consecuencia de Dios haberla plantado ahi con anterioridad.
Técnicamente, el arrepentimiento verdadero es un cambio de mentalidad, no un alejamiento del pecado. La palabra griega traducida como “arrepentimiento” es
metanoia, y el significado es simplemente “un cambio de mentalidad”. Sin embargo, en el uso común, a menudo hablamos del arrepentimiento como “un alejamiento del pecado”. Hay una buena razón para esto.
El arrepentimiento a menudo se asocia con la salvación en las Escrituras. ¿Qué sucede cuando el Espíritu Santo comienza su obra para llevar a una persona a la salvación? El Espíritu le da al pecador un entendimiento personal y una convicción infalible de que los hechos relacionados con su estado espiritual son verdaderos. Esos hechos son su pecado personal, el castigo eterno que le corresponde por su pecado, la naturaleza sustitutiva del sufrimiento de Jesús por su pecado y la necesidad de tener fe en Jesús para salvarlo de su pecado. A partir de esa obra de convicción del Espíritu Santo (Juan 16:8), el pecador se arrepiente (cambia de opinión) acerca del pecado, el Salvador y la salvación.
"Nosotros a la verdad, justamente, porque recibimos lo que merecemos por nuestros hechos; pero éste nada malo ha hecho." Y añadió: "Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en Tu reino." Entonces Jesús le dijo: "En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso." Lucas 23: 41-43
Como puedes apreciar no hubo un "proceso" de justificacion para la salvacion de ese hombre. El reconoce su situacion, acepta que es un pecador y que su castigo como tal es justificado, reconoce a Cristo Jesus como su salvador y es justificado en ese momento mientras colgaba en la cruz. El arrepentimiento, la confesion de culpa, la aceptacion del pecado y el depositar TODA nuestra confianza en el UNICO instrumento para librarnos del castigo eterno que merecemos son el cimiento de la justificacion que hace posible nuestra salvacion.
Reitero, la santificacion si es un proceso. La santificación es la voluntad de Dios para nosotros (1 Tesalonicenses 4:3). La palabra santificación está relacionada con la palabra santo; ambas palabras tienen que ver con la santidad. “Santificar” algo es apartarlo para un uso especial; “santificar” a una persona es declararla y hacerla santa.
Aunque somos posicionalmente santos (
“liberados de todo pecado” por la sangre de Cristo, Hechos 13:39), sabemos que todavía pecamos (1 Juan 1:10). Por eso la Biblia también se refiere a la santificación como una experiencia práctica de nuestra separación para Dios. La santificación “progresiva” o “experiencial”, como a veces se la llama, es el efecto de la obediencia a la Palabra de Dios en la vida de uno. Es lo mismo que crecer en el Señor (2 Pedro 3:18) o la madurez espiritual. Dios comenzó la obra de hacernos como Cristo, y la continúa (Filipenses 1:6). Este tipo de santificación debe ser buscada por el creyente con fervor (1 Pedro 1:15; Hebreos 12:14) y se efectúa por la aplicación de la Palabra (Juan 17:17). La santificación progresiva tiene en mente la separación de los creyentes para el propósito por el cual fueron enviados al mundo:
“Como tú me enviaste al mundo, yo los he enviado al mundo. Por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean verdaderamente santificados” (Juan 17:18-19). El hecho de que Jesús se haya apartado para el propósito de Dios es tanto la base como la condición de que seamos apartados (véase Juan 10:36). Somos santificados y enviados porque Jesús lo fue. La santificación de nuestro Señor es el modelo y el poder para la nuestra. El envío y la santificación son inseparables. Por esta razón somos llamados “santos” (hagioi en griego), o “santificados”. Antes de la salvación, nuestra conducta daba testimonio de nuestra posición en el mundo separados de Dios, pero ahora nuestra conducta debe dar testimonio de nuestra posición delante de Dios separados del mundo. Poco a poco, cada día, “los que son santificados” (Hebreos 10:14) se van volviendo más como Cristo.
Saludos.