Avivamiento matutino (martes)

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5 Septiembre 2001
3.029
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Alimento matutino
Gn.28:17-19 …No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo. Y se levantó Jacob de mañana, y tomó la piedra que había puesto de cabecera, y la alzó por señal, y derramó aceite encima de ella. Y llamó el nombre de aquel lugar Bet-el…
Jn. 1:51 Y le dijo: De cierto, de cierto os digo: Veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y descender sobre el Hijo del Hombre.
En Génesis 28Dios revela por primera vez que Él y el hombre habrían de ser conjuntamente edificados al traer los cielos a la tierra y llevar la tierra a los cielos, a fin de unir los cielos y la tierra. La historia de Be-tel, relatada del versículo 10 al 22, es maravillosa y está llena de principios divinos relacionados con el edificio de Dios. Es necesario recurrir a la totalidad de las Escrituras para poder explicar este breve relato acerca de Be-tel.
Antes de aquel tiempo, el hombre era un viajero errante. Cuando Jacob tuvo su sueño en Be-tel, él era un viajero errante que no tenía hogar y que tampoco podía hallar reposo. Él incluso tuvo que recostar su cabeza en una piedra lisa y dura, que le sirvió de almohada. Sin embargo, si leemos este pasaje de la Biblia detenidamente nos daremos cuenta de que no solamente el hombre era un viajero errante, una persona carente de hogar, sino que incluso Dios mismo carecía de hogar y de un lugar de reposo. En semejante
situación, Dios le dio a Jacob un sueño simple en el que una escalera establecida en la tierra llegaba hasta los cielos. Por aquella escalera ascendían y descendían los ángeles de Dios. Después que Jacob despertó, dijo algo maravilloso: “¡Cuan terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo” (v. 17).Verdaderamente, un joven tan travieso como Jacob no pudo haber dicho por sí mismo algo tan maravilloso. (El edificio de Dios, pág. 18)
DÍA 2 Lectura para hoy
Al hablar de la puerta del cielo, Jacob indicó que los cielos estaban abiertos y que las personas podían entrar allí. En otras palabras, las personas podían entrar en Dios mismo. Al igual que una calle, una escalera es un camino, excepto que es un camino vertical. Aquella escalera era un camino vertical que unía la tierra a los cielos, es decir, que ascendía del hombre a Dios y descendía de Dios al hombre. Además de esta escalera, este camino vertical, vemos que los cielos, donde está Dios, están abiertos. Esto significa que hay una entrada mediante la cual el hombre puede acudir a Dios y tener contacto con Él.
En lo que se refiere a los cielos abiertos, este lugar es la puerta del cielo; mientras que en lo referido al lugar aquí en la tierra, dicho lugar es Be-tel, la casa de Dios, la morada de Dios y el lugar de Su reposo. El lugar del reposo de Dios no se halla en los cielos, sino que está en la tierra.
Si queremos ver qué es esta escalera, debemos referirnos a Juan 1:51 … Sin duda alguna, ésta es una referencia a Génesis 28. En Génesis 28 hay una escalera sobre la cual los ángeles de Dios ascienden y descienden, mientras que en Juan 1 esta escalera es el Hijo del Hombre, sobre quien los ángeles de Dios ascienden y descienden. Por tanto, la escalera es el propio Señor Jesús, el Hijo del Hombre, el Cristo encarnado.
Además, en Juan 14:6 el Señor dijo: “Yo soy el camino…nadie viene al Padre, sino por Mí”.El Señor Jesús no es un camino horizontal, sino el camino vertical por el cual, y a través del cual, venimos a Dios. Cristo es el camino, y como tal, Él es la escalera. Es Él quien trae los cielos a la tierra, y es Él quien une la tierra a los cielos. Es Él quien introduce a Dios en el hombre e introduce al hombre en Dios. Él es el camino, el camino vertical, que une a Dios con el hombre y hace que los cielos y la tierra sean uno.
[En Génesis 28:18-19,] Jacob dio el nombre de Be-tel no solamente a aquel lugar, sino también a la piedra. Esto es muy significativo. Aquella piedra, la cual era Be-tel, la casa de Dios, fue el lugar en el cual ese viajero errante pudo descansar su cabeza. Además, este lugar donde el hombre halló reposo, es también la morada misma de Dios. No solamente aquel lugar, sino también aquella piedra sobre la cual se derramó aceite, la almohada sobre la cual el hombre descansó, es Be-tel, la casa de Dios. Allí donde el hombre halla reposo, mora Dios. Para que haya una casa de Dios aquí en la tierra, tiene que haber piedras sobre las cuales el aceite sea derramado … El edificio de Dios consiste en que Dios mismo se derrama sobre nosotros como Espíritu. Nosotros somos las piedras, y Él es el aceite. Cuando Él se derrama sobre nosotros, en virtud de dicho aceite nosotros llegamos a ser Be-tel, la casa de Dios, el templo de Dios en donde mora el Espíritu de Dios. (El edificio de Dios, págs. 18-21)
Lectura adicional: El edificio de Dios, cap. 2; Estudio-vida de Génesis, mensajes 68-69
Witness Lee
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¡Jesús es el Señor!