Quiero que sepas que desde que abrí este epígrafe (y como ya lo has notado),
mi postura es contra aquellos hombres que abusan de su liderazgo, y lo ejercen sobre los verdaderos cristianos que buscando la verdad, son engañados por estos hombres.
De entrada podríamos decir, y creo que eso ya sería suficiente, que un distintivo de
una persona que está en autoridad de parte de Dios, es el AMOR y una actitud de servicio. 1) De entrada podríamos decir, y eso sería suficiente, que un distintivo de una persona que está en autoridad de parte de Dios, es el AMOR y una actitud de humildad y servicio.
Mucho se enseña acerca de que
Dios delega sobre hombres autoridad. Y esto es muy sutil, porque es una verdad bíblica,
pero es una verdad que ha sido manipulada a conveniencia de unos cuantos (de manera que estos cuantos falsos "ungidos" son los que enseñan que Dios delega autoridad, en ellos, por supuesto). Es decir, enseñan que Dios los pone como autoridad y en preeminencia sobre los demás.
Como te digo, esta es una verdad Bíblica, no estoy negando ni cuestionando esto. Por supuesto que Dios pone en autoridad a hombres. Sin embargo debemos partir de un principio bíblico: "La autoridad de Dios no tiene nada que ver con lo que significa para nosotros la autoridad civil o del mundo."
No es asunto de ejercer ese poder o autoridad sobre los demás, sino de ser llenos de su Espíritu para poder luchar, para poder vivir, y para poder amar y servir a nuestro prójimo. Ya otros hermanos han dado sus opiniones muy acertadas.
Dejemos que el mismo Señor Jesús nos ilustre al respecto: El Señor nos habló de esto cuando dijo que el que tiene autoridad y la ejerce como el mundo la ejerce, abusa de los demás, se enseñorea de los demás. Cuando él hablaba con sus discípulos de su reino, ellos, así como nosotros, se imaginaban un reino de “carne y hueso” aquí en la tierra, y ya se imaginaban sentados en sus respectivos tronos del gabinete presidencial (como lo hacemos nosotros), al lado del Rey Jesús. ¡Imagínese ese poder que tendrían!, “¡Estar en autoridad en el reino de Jesús, como Rey!....¡Wow!” ¡Ahora si los romanos se las pagarían!, ¡ahora sí venía la suya!, la hora de la venganza.
Notemos las palabras que le dijeron al Señor los discípulos, momentos antes de que él ascendiera al cielo (Hch. 1:6)
Y antes de que corramos, el Señor lleva la plática para decirnos
que si pensamos que su autoridad es cuestión de ser servidos por los demás, o de estar por encima de los demás, para pisotear (como todo el mundo lo hace) y sacar provecho de nuestros súbditos, estamos totalmente equivocados.
El Señor nos dice claramente que la clase de autoridad que ejerce el mundo, es abusar de los demás,... y también nos dice:
“Pero no será así entre ustedes, (no será de la misma manera),
sino que el que quiera hacerse grande entre ustedes será su servidor, 44y el que de ustedes quiera ser el primero, será siervo de todos. 45Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.” (Marcos 10:43).
Creo que en este pasaje, el Señor nos pone bien en claro cómo es la cosa.
¡Bendito es el Señor!, que a pesar de que muchos maestros fraudulentos usan la palabra escrita para avalar sus enseñanzas torcidas, el Espíritu Santo se las ha arreglado y aquí no deja nada a las malas interpretaciones, o enseñanzas “torcidas” (a nuestra propia conveniencia).
Probablemente hemos sido enseñados así, de esta manera, y probablemente ya nos habrán enseñado las típicas historias de: “La Rebelión de Cam”; “La Rebelión de Nadab y Abiu”; “La Rebelión de Coré” (de Números 16); claro que con su “toque” muy personal (Pablo les dice “cuentos” y “fábulas”...., en fin, tantas y tantas enseñanzas que, sin embargo, tienen un propósito en común: ”
atemorizar a los hermanos” para someterlos a su reino de tiranía.
Algo mucho muy importante es que un ministro de Dios, es decir, una persona revestida de
autoridad de parte de Dios, no anda diciendo “¡Yo soy la autoridad, y te sujetas a mi autoridad!”, simplemente lo es. Cuando Dios reviste de autoridad a alguien para edificación de los demás,
la vida de ese ministro impacta su entorno y las vidas de los demás. Dios cumple sus propósitos por medio de sus ministros, pues como estamos diciendo, estos son para edificación de su Iglesia, son para ayudar a crecer y a madurar a los demás. En cambio cuando alguien anda pregonando por todos lados que es la autoridad, lo que está buscando es ejercerla a toda costa, en abuso sobre los demás, supliendo así su necesidad y hambre por el poder. “¡Seréis como Dios¡”
Pero bueno, era necesario para mi decirte todo esto para responderte:
El pasaje en cuestión de Hebreos 13:17:
“Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta;”
Claro que debemos obedecer a nuestros pastores y estar sujetos a ellos!
Sin embargo, debemos hacerlo ante los verdaderos siervos de Dios, y NO ante cualquier hombre que se auto proclame "siervo de Dios".
Dios no tiene “elegidos” (hablando de preeminencia), Él no hace acepción de personas, Él tiene hijos amados. Y estos...,
todos ellos por igual..., les da conforme a la medida de su fe, todos son vistos bajo su infinito amor incondicional, a través de la preciosa sangre de su Hijo, nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Y esta es la única verdad que existe.
Todo ministerio constituido por Cristo, y todo nuestro servicio, es decir...,
toda nuestra autoridad es dada por la gracia de Dios, basada en su amor incondicional, por medio de su Espíritu, para que en todo lo que hagamos sea glorificado Dios, por Jesucristo, y para que la iglesia sea edificada en ese amor.
Pablo nos dice en Efesios 3:7
“Y yo he sido puesto al servicio de este mensaje por la bondad y la misericordia que Dios ha tenido conmigo, quien ha mostrado así su gran poder y amor.”
“Pero Dios mismo los ha unido a ustedes con Cristo Jesús, y ha hecho también que Cristo sea nuestra sabiduría, nuestra justicia, nuestra santificación y nuestra liberación. 31De esta manera, como dice la Escritura: “Si alguno quiere enorgullecerse de lo que es, que se enorgullezca del Señor.” (1 Co. 1:30)
Saludos!
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