En estos últimos días de Setiembre ha sido notorio el marcado ausentismo de los TJ en momentos que se esperaba que se expidieran en un tema que no es de los más importantes, pero que desde el inicio el autor del mismo proponía como modelo a seguir para probar que es posible debatir sin agredirnos ni fastidiarnos.
Quizás esto mismo sea el mayor inatractivo, ya que paradójicamente, los TJ prefieren debatir en asuntos más polémicos y con foristas belicosos que los maltraten, pues ahí tienen uno de sus típicos puntos que resaltan como evidencia de recibir igual tratamiento que los profetas, Jesucristo y sus apóstoles. Por supuesto, mormones y moonistas les disputan esta manía victimista y persecutoria.
El tema “¿Cuán santa o sagrada es la sangre?” (énfasis original de Dagoberto Juan) fue escindido del epígrafe de Davidmaría sobre los TJ y las transfusiones, en vista de que se la hacía caso omiso.
Pako el Kurro noble y valientemente hizo lo mejor que pudo, y deslindó en otros más experimentados en los estudios bíblicos la responsabilidad de una respuesta más conceptuosa. Alfageme (como Juaniyo en los temas que abre) participa con una ingenuidad de novicio, como si estuviera hablando a las personas que visitan por sus casas, ajenas a la religión.
Es comprensible que a la renuencia inicial siguiera la renuncia total a seguir aportando, porque saben bien que un pequeño fuego incinerando un punto muy pequeño de la Watchtower podría consumir hasta las almenas la Torre del Vigía.
Como dice el refrán: “Para muestra, basta un botón”; y con admitir que las Escrituras nada dicen de que Dios considerara la sangre como santa o sagrada, sin dejar de sostenerlo y argumentarlo, nada resuelve.
Cualquier TJ sincero y no acabado de programar pensaría con razón que así como en ese punto le hacen decir a Dios lo que no ha dicho, quizás lo vengan haciendo desde hace rato en muchísimos otros temas con que suelen confrontar la fe cristiana histórica (católica, ortodoxa, protestante).