ASTRONAUTAS DEL PASADO
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En las Escrituras, no resulta demasiado difícil el poder hallar enigmáticas referencias sobre extraños personajes de extravagante indumentaria que han desatado las más ilusas y fantasiosas especulaciones. Así lo hicieron –con más o menos buena intención- personajes como Erich Von Däniken o el ya desaparecido Andreas Faber Kaiser que difundieron a través de sus libros, artículos y programas de radio, algunas de sus famosas -aunque muy cuestionables- teorías.
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En su momento, ambos gozaron de consumada reputación por unas investigaciones que no dudaban en remitir la paternidad de buena parte de los misterios de la humanidad a aquellos misteriosos seres bautizados como “Astronautas del pasado”.
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Sin embargo, no podemos ni debemos ignorar que textos como <?xml:namespace prefix = st1 ns = "urn:schemas-microsoft-com
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ersonName w:st="on" ProductID="la Biblia">la Biblia</st1
ersonName> y el Corán, por citar sólo dos ejemplos, son Textos que siguieron lo que conocemos como tradición Hermética, término parejo a oculto, escondido o inaccesible, y que deriva de las fuentes del conocimiento del Dios Hermes -versión griega del Dios Egipcio Thoth- a quién gustaba sobremanera el Codificar sus Escritos, para así lograr que sólo los Iniciados pudiesen llegar a comprender y aprovechar.
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Pero, si es así, si las teorías de los citados personajes sólo responden a su absoluta incapacidad de penetrar en el sentido Hermético de las Escrituras ¿qué son, pues, esos misteriosos personajes de relucientes vestiduras que aparecen en los diferentes versículos de los Sagrados Textos? ¿Son Ángeles como argumentan algunos? O… ¿son seres de otros planetas?
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“A este tiempo se sintió un gran terremoto;<o
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porqué bajó del cielo un Ángel del Señor,<o
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y llegándose al sepulcro removió la piedra,<o
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y sentóse encima.<o
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Su semblante brillaba como el relámpago,<o
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y era su vestidura blanca como la nieve.”
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Mateo 28,2-3
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Como podemos observar, en el pasaje citado de Mateo, aparece, efectivamente, un personaje en el cual su semblante brilla como el relámpago. ¿Era, pues, un Ángel? ¿O un Extraterrestre?
Veamos que dicen los Libros Sapienciales al respecto…
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“Resalta en el rostro del hombre su sabiduría<o
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y el todopoderoso le mudará el semblante.”
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Eclesiastés 8,1
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No debemos olvidar, que en las Escrituras todo término parejo a Tinieblas y/o Oscuridad refiere siempre a <st1
ersonName w:st="on" ProductID="la Ignorancia. Por"><st1
ersonName w:st="on" ProductID="la Ignorancia.">la Ignorancia.</st1
ersonName> Por</st1
ersonName> el contrario todo término cercano o similar a Luz, Simboliza, evidentemente, todo lo contrario.
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“Pues <st1
ersonName w:st="on" ProductID="la Sabidur■a">la Sabiduría</st1
ersonName> es el esplendor de la vida,”
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Eclesiástico 6,31
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Queda claro, pues, que aquellos a quiénes resplandece su Rostro, no son lo que parece, sino que, sin espacio para la duda, Simboliza a todo aquel que está lleno de Sabiduría. Y es que sus mismas vestiduras prueban lo dicho…
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“Y se le ha dado que se vista de tela de hilo finísimo brillante, y blanco.<o
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Cuya tela finísima de lino son las virtudes de los santos.”
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Apocalypsi 19,8
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Resumiendo: sin negar en absoluto la evidencia que desde luego existe ese fenómeno conocido con el nombre de Objetos voladores no identificados, hay que dejar bien claro que ninguno de estos aparatos que surcan continuamente nuestros cielos y que tantos problemas acarrean a los diferentes gobiernos para negar su –evidente- existencia, aparecen bajo ningún pretexto en las Escrituras Bíblicas.
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Quede bien claro, pues, que aquellos que no saben leer la doble intencionalidad de los Textos, deben aprender a guardar silencio, pues sus conjeturas y especulaciones varias sobre el sentido de las Escrituras, no han hecho sino, confundir todavía más a la población.
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En las Escrituras, no resulta demasiado difícil el poder hallar enigmáticas referencias sobre extraños personajes de extravagante indumentaria que han desatado las más ilusas y fantasiosas especulaciones. Así lo hicieron –con más o menos buena intención- personajes como Erich Von Däniken o el ya desaparecido Andreas Faber Kaiser que difundieron a través de sus libros, artículos y programas de radio, algunas de sus famosas -aunque muy cuestionables- teorías.
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En su momento, ambos gozaron de consumada reputación por unas investigaciones que no dudaban en remitir la paternidad de buena parte de los misterios de la humanidad a aquellos misteriosos seres bautizados como “Astronautas del pasado”.
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Sin embargo, no podemos ni debemos ignorar que textos como <?xml:namespace prefix = st1 ns = "urn:schemas-microsoft-com
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Pero, si es así, si las teorías de los citados personajes sólo responden a su absoluta incapacidad de penetrar en el sentido Hermético de las Escrituras ¿qué son, pues, esos misteriosos personajes de relucientes vestiduras que aparecen en los diferentes versículos de los Sagrados Textos? ¿Son Ángeles como argumentan algunos? O… ¿son seres de otros planetas?
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“A este tiempo se sintió un gran terremoto;<o
porqué bajó del cielo un Ángel del Señor,<o
y llegándose al sepulcro removió la piedra,<o
y sentóse encima.<o
Su semblante brillaba como el relámpago,<o
y era su vestidura blanca como la nieve.”
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Mateo 28,2-3
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Como podemos observar, en el pasaje citado de Mateo, aparece, efectivamente, un personaje en el cual su semblante brilla como el relámpago. ¿Era, pues, un Ángel? ¿O un Extraterrestre?
Veamos que dicen los Libros Sapienciales al respecto…
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“Resalta en el rostro del hombre su sabiduría<o
y el todopoderoso le mudará el semblante.”
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Eclesiastés 8,1
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No debemos olvidar, que en las Escrituras todo término parejo a Tinieblas y/o Oscuridad refiere siempre a <st1
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“Pues <st1
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Eclesiástico 6,31
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Queda claro, pues, que aquellos a quiénes resplandece su Rostro, no son lo que parece, sino que, sin espacio para la duda, Simboliza a todo aquel que está lleno de Sabiduría. Y es que sus mismas vestiduras prueban lo dicho…
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“Y se le ha dado que se vista de tela de hilo finísimo brillante, y blanco.<o
Cuya tela finísima de lino son las virtudes de los santos.”
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Apocalypsi 19,8
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Resumiendo: sin negar en absoluto la evidencia que desde luego existe ese fenómeno conocido con el nombre de Objetos voladores no identificados, hay que dejar bien claro que ninguno de estos aparatos que surcan continuamente nuestros cielos y que tantos problemas acarrean a los diferentes gobiernos para negar su –evidente- existencia, aparecen bajo ningún pretexto en las Escrituras Bíblicas.
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Quede bien claro, pues, que aquellos que no saben leer la doble intencionalidad de los Textos, deben aprender a guardar silencio, pues sus conjeturas y especulaciones varias sobre el sentido de las Escrituras, no han hecho sino, confundir todavía más a la población.
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