Re: ¿Así que ya no quieres ir a la iglesia?
Les coloco unas cuantas citas del capitulo 2 de esta interesante historia, que merecen ser leidas ya que nos invita a tener una verdadera relación con Dios:
¿Estás experimentando la vida de Dios en la medida que lo deseas?
¿Estás lleno del amor de Jesús, tal como lo eras el primer día que creíste en él?
¿Sabes por qué te sientes tan vacío?
"Se trata de la vida - la vida real de Dios que llena tu vida. La clase de amistad que Adán tenía con él cuando caminaba en el jardín de Edén. La vida de Dios no es una abstracción teológica. Es plenitud, libertad, gozo y paz de vivir en él, y persiste aun frente a tus peores circunstancias. Jesús vino para compartir esta vida con cada uno que ponga su confianza en él, en vez de intentar controlar su propia vida.
No se trata de trabajar duro, tener un ministerio grande, o un edificio nuevo. Se trata de una vida que puedes ver, saborear y tocar; algo que puedes disfrutar cada día que vives. Yo sé que mis palabras no lo pueden describir adecuadamente, pero tú sabes de qué estoy hablando. Tuviste momentos así, ¿cierto?"
De alguna manera, nuestra experiencia espiritual hace que demos importancia a las cosas equivocadas, y al final somos distraídos de la vida verdadera. Sucedió también en la primera iglesia. ¿Recuerdas lo que pasó en Efeso, y lo que Jesús les dijo en su carta en Apocalipsis? Su teología fue irreprochable. Ellos podían discernir un error como un mosquito en un plato de sopa a cien pasos de distancia. No tenían miedo de confrontar a aquellos que se pusieron adelante en el ministerio, para descubrir quiénes hablaban la verdad y quiénes inventaron un mensaje solo para ganar fama para ellos mismos. Perseveraban en el sufrimiento como nadie más en toda la cristiandad. Nunca se quejaron cuando fueron agraviados por otros. Pero con todo esto, ¿estuvo Jesús contento con ellos?
Lo que les faltaba, creó un tal vacío que tragó todo lo bueno que podrían haber logrado. Ellos habían abandonado el amor consumidor que tenían por Jesús al inicio. Sin este amor, su servicio no tenía sentido. Puedes volverte tan ocupado trabajando para él, que te olvidas de conocerle. Nada de lo que ellos hacían fue motivado por amor hacia él, o por su amor hacia ellos. Por eso, todo lo que hacían se volvió no solamente sin valor, sino de hecho destructivo.
El Padre desea que tú simplemente te dejes caer en su regazo de amor, y que nunca salgas de este lugar para toda tu vida. El plan de redención de Dios, desde el día de la creación hasta el día de su segunda venida, es para traer a la gente a esta relación de amor. ¡El no quiere nada menos - y nada aparte de esto!
El no es un Dios distante que hubiera enviado a su Hijo con una lista de reglas a seguir, o rituales a practicar. Su misión fue invitarnos a su amor - a una amistad con su Padre. Pero ¿qué hacemos nosotros? Tan rápidamente nos dejamos atrapar por una cultura religiosa impulsada por obras, que agota este mismo amor que pretende sostener.
En Efeso fue descubrir y expulsar a todos los falsos maestros. En Galacia fue hacer que todos observasen los rituales del Antiguo Testamento. Hoy es hacer que todos colaboren con el programa de la iglesia. No importa qué es lo que aparta a la gente del amor de Dios, puede ser cualquier cosa que les preocupa tanto que lo toman como un sustituto de ese amor. Es más fácil ver el problema cuando es la circuncisión en Galacia, que cuando es la asistencia al culto en tu ciudad. Pero ambos pueden llevar a la misma situación: creyentes aburridos y desilusionados, que ya no viven en la vida del Padre.
La rutina finalmente hace marchitar la vida, no importa cuan buena sea.
Te estás dando cuenta de que esta rutina no contribuye a tu deseo de conocer mejor a Dios. Estar sentado durante el mismo programa semana tras semana, te agota. ¿No estás cansado de estar cayendo año tras año en las mismas tentaciones, de estar orando las mismas oraciones sin respuesta, y de nunca llegar a discernir la voz de Dios con más claridad?"
Este es el secreto del primer amor. No intentes merecerlo. Sepa que eres aceptado y amado, no por lo que puedes hacer para Dios, sino porque él te escogió en Cristo por su misericordia increíble.