Lo acabo de recibir por email, y deseo compartirlo. <IMG SRC="corazon.gif" border="0">
Sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien Romanos 8:28
UN ACCIDENTE EN SHANGAI
Un misionero en la China iba con su bicicleta por una
concurrida calle de Shangai. Su esposa le seguía de cerca. De repente
la oyó gritar. Al darse vuelta vio que ella había caído y yacía
entre las ruedas de un autobús. Todo ocurrió en unos segundos. Pero,
el vehículo se detuvo con las ruedas traseras casi tocando a la
accidentada. Mientras los agentes de policía discutían y tomaban
medidas, la señora fue llevada al hospital.
Su marido la acompañó, prometiendo volver a la comisaría. Felizmente,
sólo tenía herida poco grave en la cabeza.
Luego, él se encaminó hacia la comisaría, mientras le
volvía a la mente el versículo del encabezamiento. Allí el joven
conductor estaba sentado y parecía rendido de cansancio. Un policía
puso unos papeles sobre la mesa y dijo al misionero: -Ha sido probado
que el conductor tiene toda la culpa. Si usted firma estos papeles,
lo declararemos culpable. Éste miró la pálida cara del joven y dijo: -
¡No, no! No quiero que lo detengan. Libérenlo y no permitan que
pierda su trabajo por eso. Mirándolo fijamente, el joven exclamó: -
¡Ahora lo veo! Mis padres y mis hermanos son cristianos, pero a mí
nunca me pareció atractivo el cristianismo. Pero ¡es amor! Hoy mismo
quiero dar mi corazón a Cristo.
Entonces los policías hicieron muchas preguntas al
misionero, quien dijo más tarde: -Fue la mejor oportunidad que tuve
para dar testimonio de Cristo en la China. Y ahora sé que a los que
aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien.
El texto de
"La Buena Semilla"
1166 Perroy (Suiza)
Sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien Romanos 8:28
UN ACCIDENTE EN SHANGAI
Un misionero en la China iba con su bicicleta por una
concurrida calle de Shangai. Su esposa le seguía de cerca. De repente
la oyó gritar. Al darse vuelta vio que ella había caído y yacía
entre las ruedas de un autobús. Todo ocurrió en unos segundos. Pero,
el vehículo se detuvo con las ruedas traseras casi tocando a la
accidentada. Mientras los agentes de policía discutían y tomaban
medidas, la señora fue llevada al hospital.
Su marido la acompañó, prometiendo volver a la comisaría. Felizmente,
sólo tenía herida poco grave en la cabeza.
Luego, él se encaminó hacia la comisaría, mientras le
volvía a la mente el versículo del encabezamiento. Allí el joven
conductor estaba sentado y parecía rendido de cansancio. Un policía
puso unos papeles sobre la mesa y dijo al misionero: -Ha sido probado
que el conductor tiene toda la culpa. Si usted firma estos papeles,
lo declararemos culpable. Éste miró la pálida cara del joven y dijo: -
¡No, no! No quiero que lo detengan. Libérenlo y no permitan que
pierda su trabajo por eso. Mirándolo fijamente, el joven exclamó: -
¡Ahora lo veo! Mis padres y mis hermanos son cristianos, pero a mí
nunca me pareció atractivo el cristianismo. Pero ¡es amor! Hoy mismo
quiero dar mi corazón a Cristo.
Entonces los policías hicieron muchas preguntas al
misionero, quien dijo más tarde: -Fue la mejor oportunidad que tuve
para dar testimonio de Cristo en la China. Y ahora sé que a los que
aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien.
El texto de
"La Buena Semilla"
1166 Perroy (Suiza)