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ARMONÍA
¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es
habitar los hermanos juntos en armonía! (Salmo 133:1)
¡Curioso! Según mi nueva Concordancia de la Biblia, es la única vez que aparece la palabra "armonía" en toda la Escritura Sagrada. Me parece curioso porque desde la primera a la última página, el Libro de Dios no pretende otra cosa que armonizar a las criaturas con el Creador y a todos los seres humanos entre ellos.
Si este texto figurara en uno de los escritos de Pablo, en la epístola a los Efesios, por ejemplo, su aplicación cuadraría perfectamente en el vivir diario de una iglesia local. Pero en su origen se refiere al pueblo hebreo. Los peregrinos israelitas convivían durante las fiestas en Jerusalén. El fervor religioso hacía desaparecer las diferencias de las diversas tribus. El salmista clama por una convivencia pacífica, armoniosa, entre todos. Parte de nuestra herencia cristiana es experimentar una relación de armonía con Dios a través de la comprensión consciente de nuestra relación con los hermanos. En literatura, la palabra armonía tiene distintos significados. En su concepto más importante y comprensivo, la armonía es la manifestación de la unidad en la variedad. ¡Hasta los miembros de una misma familia son desiguales! ¡Cuánto más en una congregación! Somos desiguales en nuestro origen, desiguales en nuestra educación, desiguales en nuestra cultura, desiguales en nuestra escala social, desiguales en nuestros pensamientos y sentimientos, desiguales en nuestro comportamiento, desiguales en nuestros caracteres. Con todo y no obstante esas desigualdades reales, hemos de esforzamos por vivir en armonía dentro de nuestra congregación. Según la enseñanza del salmista, donde hay armonía hay bendición de Dios y los miembros de su pueblo alcanzarán la vida eterna. Poniéndonos en la posición contraria, donde no hay armonía falta la bendición de Dios y todas nuestras obras quedan sepultadas en la tierra. La armonía a que se refiere el salmista expresa el bien, el orden, la ley de la verdad. Es superior al tiempo y representa lo eterno. La Iglesia es una comunidad de la que todos formamos parte. Fomentar la armonía entre los hermanos contribuye a que toda alma sienta la alegría de vivir.
Juan Antonio Monroy es escritor, conferenciante internacional y director de la revista Alternativa 2000
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