LO QUE NO VIO PEDRO
Luc 24:12 Pero, levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y cuando miró dentro, vio los lienzos solos, y se fue a casa maravillándose de lo que había sucedido.
Jua 20:6 Luego llegó Simón Pedro tras él, y entró en el sepulcro, y vio los lienzos puestos allí,
Jua 20:7 y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte.
Ambos vieron lo mismo, pero espiritualmente, Juan vio más que Pedro, leemos:
Mat_27:59 Y tomando José el cuerpo, lo envolvió en una sábana (G4616) limpia,
Mar_15:46 el cual compró una sábana, y quitándolo, lo envolvió en la sábana (G4616), y lo puso en un sepulcro que estaba cavado en una peña, e hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro.
Luc_23:53 Y quitándolo, lo envolvió en una sábana (G4616), y lo puso en un sepulcro abierto en una peña, en el cual aún no se había puesto a nadie.
TRES COSAS HAY AQUÍ, DIGNAS DE DISCERNIR COMO LO HIZO JUAN
LIENZOS, SUDARIO Y SÁBANA
1. LOS LIENZOS con los cuales se enrollaba el cuerpo, como era costumbre entre los judíos, leemos:
Jua 19:40 Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en lienzos (G3608) con especias aromáticas, según es costumbre sepultar entre los judíos.
Esta costumbre de preservar los cadáveres, envueltos en lienzos o franjas de tela, que sujetaban a las especies aromáticas alrededor del cuerpo, la debieron haber aprendido en Egipto, durante los cuatro siglos de su cautiverio allí, Egipto es una nación experta en la preservación de sus muertos.
2. EL SUDARIO (G4676), un trozo de tela, o pañuelo, que servía para secarse el sudor y se colocaba sobre el rostro
(Luc_19:20; Jua_11:44; Jua_20:7; Hch_19:12).
Jua 20:7 y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte.
3. LA SÁBANA como pijama o ropa de dormir:
(a) como vestimenta o envoltura, «sábana» (Mar_14:51-52);
(b) como mortajas o envoltorio (Mat_27:59; Mar_15:46; Luc_23:53).
Preparar el cuerpo del Señor, luego de su descenso de la cruz, y posterior sepultura, implicaba lavarlo con agua, secarlo, preservarlo con las especies aromáticas, sujetas con los lienzos alrededor de su santo cuerpo, luego, colocar el sudario sobre su rostro y finalmente cubrir el cuerpo con una sábana.
LO QUE NO DISCERNIÓ PEDRO
Cuando Juan entró y creyó, vio la mortaja o sábana sobre los lienzos vacíos, conservando la forma del cuerpo, pero sin el cuerpo, como si el Señor hubiese abandonado esa envoltura de tela y especies aromáticas, sin afectar para nada su forma, y tranquilamente haber doblado el sudario.
¿Qué significaba el sudario, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte?
Dentro de la tradición judía, desde la niñez, se enseñaba a los judíos lo siguiente:
"Cuando el siervo preparaba la mesa para la comida de su amo, se esforzaba por cumplir esta tarea de la manera que su Señor le ordenaba.
Y una vez que la mesa estaba preparada, el amo se sentaba. Durante este tiempo el siervo permanecía fuera de la visión del amo a la espera de que este terminara de comer; cabe destacar que el siervo no podía sentarse a comer hasta que su amo terminase su comida. Una vez terminaba, el amo se levantaba, se limpiaba la boca, la barba y los dedos con el lienzo y lo dejaba en la mesa. El lienzo arrugado significaba: «HE TERMINADO».
Por otra parte, si el amo se levantaba de la mesa y dejaba el lienzo doblado, el siervo no podía aún acercarse a recoger los utensilios de ella, sino hasta que su señor regresase y terminara de comer, porque ese lienzo doblado quería decir: «VOLVERÉ».
«Nosotros somos siervos a las órdenes del Señor. Y así como el siervo no puede sentarse a la mesa hasta que su amo no regrese, nosotros tampoco podemos hacerlo. No podemos dejar de trabajar para el Señor, porque es hasta que el vuelva que podremos sentarnos a la mesa, y no cualquier mesa, sino la de las bodas del cordero».
«Por lo tanto, procuremos estar preparados para el día de su venida. Ya hemos sido advertidos acerca de su venida, así que estemos vigilantes, seamos prudentes y mantengamos nuestras lámparas encendidas, porque el novio viene de camino…» Bendiciones.
«He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra», (Ap.22:12).