Argentina, un país en guerra

6 Octubre 2001
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Fuente : http://www.revistapoder.com/NR/exeres/AADCDF52-84E4-465A-9838-8DA8435B2CF9.htm


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La proliferación del secuestro y los atracos está provocando un éxodo masivo de empresarios y figuras del espectáculo.


Olga Wornat, Buenos Aires 28/10/2002 20:35 EST


Las protestas por el secuestro y posterior asesinato de Diego Peralta terminaron en un violento encuentro con la policía, culpada del hecho por algunos vecinos.


Los futbolistas en la mira

Los futbolistas y sus familias se han convertido en blanco de los delincuentes. Diego Milito, Juan Ramón Riquelme y Eduardo Coudet, han sufrido los efectos de la violencia que sacude a la Argentina.



Empresarios en el exilio

La vecina República Oriental Del Uruguay se ha convertido en refugio de empresarios argentinos como Eduardo Constantini y Francisco Macri.


"Salgo de mi casa y todos los días hago caminos diferentes, no llevo corbata, ni trajes, al contrario, sobre la ropa me pongo una cazadora barata para despistar; con mi mujer ya no salimos a comer afuera, prácticamente no mando a lavar el auto; no llevo encima tarjetas de crédito, pero sí algo de dinero, por si me secuestran o me roban, porque estos tipos son muy violentos y se ponen peor cuando no tenés nada encima...", dice un empresario americano que prefiere dejar su nombre en el anonimato. Y no es para menos: el miedo se ha vuelto un lugar común en la vida cotidiana de los ejecutivos y también en el de la gente.


Argentina se convirtió en un territorio donde reina la violencia sin límites, un país raro, espantosamente raro, donde confluyen, en los últimos 15 años, varios exilios: el de la dictadura, el económico y ahora, el de la seguridad. Los famosos están convencidos de que sus cabezas tienen precio y por eso huyen despavoridos hacia cualquier parte; los otros, los desconocidos, con plata en el exterior o no, de que el desamparo y él sálvese quien pueda son la única ley. Ya no se ven camionetas 4x4 importadas, ni trajes de marca; las discotecas de moda están casi vacías y los otrora lujosos restaurantes que hacían las delicias de los visitantes y VIPs locales, no saben como hacer para atraer clientes y al mismo tiempo, cuidarlos de la violencia de los delincuentes, que a cualquier hora y en cualquier sitio, hacen gala de su impunidad.


Lo que antes era símbolo de status, hoy es un anzuelo que puede llevar a la muerte: un simple reloj de acero o una cartera Louis Vuitton. Es más, hay algunos que cambiaron tanto sus rutinas, que hoy hacen cosas que en otros tiempos ni se imaginaban: "Hay veces que hasta viajo en colectivo (bus interurbano de pasajeros) para que no me reconozcan; el auto, aunque sea viejo, es peligroso igual", vuelve a explicar el ejecutivo americano de una famosa multinacional, con una dosis comprensible de paranoia.


Juan Ramón Riquelme, el ahora jugador de fútbol del Barcelona, España, y ex jugador de Boca Juniors, sufrió -el 2 de abril- el secuestro de su hermano Cristian, de 16 años, también jugador de fútbol del club Platense. Ese día, cerca de las 22 horas, el joven llegó a la casa de un vecino manejando un Peugeot 206 gris, acompañado de tres amigos. Otro Peugeot detuvo su marcha y salieron tres hombres armados con fusiles y pistolas. Uno gritó: "Vos vení para acá". Le taparon la cabeza con una chaqueta y se lo llevaron. El cautiverio duró 30 horas y para rescatarlo los Riquelme -el jugador personalmente negoció con los secuestradores- pagaron 160.000 dólares. Después de la pesadilla vivida, la familia, en medio de frecuentes amenazas, emigró a España. Nunca hubo procesados, ni detenidos.


Hace poco, Jorge Milito, padre de Diego y Gabriel, jugadores de Independiente y Racing, fue secuestrado mientras circulaba por plena zona sur de la provincia de Buenos Aires, cuando cinco tipos armados lo rodearon y de los pelos lo arrastraron a un auto. La familia, desconfiada, utilizó la estrategia de "echar" a la policía de las negociaciones y pagó 300.000 dólares para liberarlo.


Casi al mismo tiempo, Juan Pablo Anceschi, un muchacho de 15 años, hijo de un empresario de la industria plástica que acaba de vender su fábrica a una multinacional francesa y se preparaba para irse del país escapando de la inseguridad reinante en la actualidad, fue secuestrado en un cibercafé por un grupo de hombres armados de ametralladoras. Y sólo fue liberado después que su padre pagó un abultado rescate.


El futbolista Eduardo "Chacho" Coudet, después de ser asaltado mientras conducía su camioneta 4x4, también se fue del país: hoy juega en el Celta, de España, por mucho menos plata de la que se habría ganado si hubiera hecho las cosas con más calma. "No me importa, aquí vivo sin miedo", aseguró el jugador hace poco.


Menos suerte tuvo Pablo Capdeville, quien fue secuestrado mientras manejaba su auto. El padre pagó el rescate que le solicitaron y sin embargo Pablo apareció muerto con dos tiros en la cabeza a pocas cuadras de la casa familiar. Y algo similar sucedió con Diego Peralta, cuyo caso se transformó en un estandarte de lucha contra la creciente ola de inseguridad en la Argentina. Hijo de un matrimonio de clase media baja de un poblado pobre de la provincia de Buenos Aires, Monte Grande, fue secuestrado cuando iba al colegio en un remisse. Los hombres que lo tomaron prisionero llevaban trajes similares a los de la policía y estaban fuertemente armados. Casi un mes más tarde, y después de la intervención de la INTERPOL, el cuerpo destrozado de Diego fue encontrado flotando en un arroyo, cerca de su casa. Los vecinos enfurecidos corrieron a la sede local de la policía y le prendieron fuego al grito de: "Asesinos".


Y es que la percepción que se tiene de la policía no ayuda para nada. Según los propios organismos de seguridad, cada 30 horas una persona es secuestrada en la provincia de Buenos Aires, la más grande de la Argentina y la que alberga a una de las policías más poderosas del mundo. Y, para muchos, una de las más corruptas. Son 47.000 hombres en armas, un ejército completo que tiene en su haber una catarata de causas judiciales que involucran a muchos de sus hombres en asesinatos, robos y secuestros.


Una encuesta elaborada por la Universidad Tres de Febrero, reveló que en el último año el 42,9 por ciento de los habitantes de la provincia de Buenos Aires sufrió algún tipo de robo, hurto o agresión, y que la mitad de los agredidos no hizo la denuncia policial. Y el 70 por ciento de quienes la hicieron no quedaron conformes con la respuesta a sus denuncias. "No hay confianza en que la policía resuelva los hechos delictivos", dice el estudio.


El problema ha alcanzado tal magnitud, que el 60 por ciento de los encuestados está de acuerdo con la pena de muerte por asesinato.


Cambio de rumbo
Aterrorizados, varios empresarios han optado directamente por vivir en la vecina Uruguay: Franco Macri, de Socma y Eduardo Costantini, de Consultatio, entre ellos. El movimiento de aviones privados es incesante. Terminan su jornada laboral en Buenos Aires y salen disparados a la otra orilla para estar con sus familias. Es difícil saber el porcentaje de aumento de estos vuelos, ya que los ciudadanos argentinos no tienen que hacer allí ninguna presentación formal y por tanto no hay registros de tales operaciones.


Según una investigación de la revista argentina Veintitrés, las inscripciones en colegios uruguayos de hijos de ricos argentinos en fuga, es cada vez mayor. "Las familias que llegan aquí no tienen problemas económicos, todo lo contrario. Sus hijos cursan en colegios bilingües en Buenos Aires y el traspaso no es traumático. Todos tienen un denominador común: llegan por pánico a los secuestros, casi todos conocen a alguien que pasó por esa experiencia y no quieren exponer a sus hijos a una situación parecida", dice la directora del Instituto Argentino Uruguayo, en Punta del Este, Alicia Álvarez.


La estrella venezolana de la televisión Catherine Fulop y su esposo, el actor Osvaldo Sabatini, hermano de la famosa tenista Gabriela Sabatini, tuvieron que modificar abruptamente sus costumbres, cuando la policía descubrió que sus hijas pequeñas estuvieron a punto de ser secuestradas. Lo mismo ocurrió con el conductor estrella de Videomatch, de Telefé, Marcelo Tinelli, cuyos hijos estuvieron amenazados. Y Susana Jiménez, la blonda diva argentina, permanece recluida en su piso de Fisher Island, en Miami. Ella dice que se tomó un "año sabático" y que se prepara para incursionar en la televisión hispana, pero sus íntimos aseguran que tiene pánico a los secuestros.


¿Sólo secuestros? ¿Sólo inseguridad? ¿Por qué Argentina va camino a convertirse en un campo de batalla? Son las preguntas que se hacen muchos. Y la respuesta lleva encima muchas cuestiones: marginalidad, pobreza, impunidad y complicidad política y policial. Estas mismas cuestiones llevaron a una polémica que incluyó al mismísimo presidente Eduardo Duhalde: "En la Argentina hay mafias que quieren desestabilizar al poder político". Y lo llevó incluso a amenazar con declarar el estado de sitio en la provincia de Buenos Aires.


Para apaciguar los ánimos populares cada vez más caldeados, cuya preocupación máxima ha pasado a ser la inseguridad y los secuestros, Duhalde -cada día más desesperado- nombró a León Arslanián, ex ministro de la Corte Suprema de Justicia -y un hombre conocido por haber sido uno de los jueces que procesó a los militares de la dictadura- como la cabeza de una comisión de especialistas que deberá elaborar propuestas para prevenir y combatir los secuestros.


"Vamos a trabajar en todos los ámbitos. Primero, en la Inteligencia propiamente dicha, generando un lugar donde tributen información la Policía Federal, la de la provincia de Buenos Aires, las fuerzas de seguridad y los servicios penitenciarios, para tener la mayor información posible sobre las bandas que actúan en secuestros extorsivos. Otro tema es la creación de un Consejo Nacional para la prevención del secuestro extorsivo, siguiendo de alguna manera la huella de la legislación colombiana, que en esta materia tiene una gran especialización. No estamos condenados a ser Colombia, allí es distinto. Es verdad que la industria del secuestro extorsivo ha crecido notablemente, pero hay que tener en cuenta que allí hay organizaciones con capacidad para producir estos hechos, como los paramilitares, la guerrilla y los narcos. Argentina todavía no llegó a esa situación, pienso también que puede ser una moda, como fueron los asaltos a los taxis o la toma de rehenes", dijo Arslanián en una conversación telefónica con esta revista.


Pero los números causan espanto: cada cinco días se registra una muerte violenta en Buenos Aires. El delito creció en un 290 por ciento durante los años noventa. Mientras la policía de la provincia de Buenos Aires tiene 47.000 efectivos, las agencias privadas de seguridad cuentan con 80.000 hombres. Y los especialistas estiman que este año habrá en Argentina cerca de 3.000 homicidios. Puede que todavía no se alcancen las cifras de Colombia. Pero es evidente que Argentina es también un país en guerra.


El asalto de "Aíto"
Fernando "Aíto" de la Rúa, hijo del ex presidente argentino y cuñado de la estrella colombiana del pop Shakira, vivió en carne propia la ola de violencia en Argentina. Aunque el ex socio del millonario Martín Varsavsky está radicado en Sao Paulo con su novia, en los primeros días de septiembre viajó a Buenos Aires a pasar unos días con sus padres. Mientras se encontraba en una casa de campo vecina, en el lujoso barrio de Santa Rosa, en la zona norte de la provincia de Buenos Aires, dos hombres armados con fusiles ingresaron al lugar y todos fueron asaltados. Se sabe, además, que "Aíto" fue llevado a recorrer cajeros automáticos y que tuvo que pagar una suma cercana a los 8.000 dólares para que lo dejaran en libertad. Aunque el episodio trató de ser minimizado (el joven dijo que se trató tan sólo de "un asalto", el tema es grave, ya que De la Rúa estuvo cautivo durante por lo menos 20 minutos
 
Yo he estado allí todo el mes de agosto Y NO ES TAN GRAVE COMO LO PINTAN.

Hay inseguridad en las calles, pero no más de la que hay en la gran ciudad de México D.F.

Lo que hay es una gran apatía entre el pueblo, pero los cristianos SE UNEN, ORAN, AYUDAN Y TRABAJAN JUNTOS y pronto se verán los resultados. Se respira el DESPERTAR.


Maripaz