Re: APOCALIPSIS 14:13
Hola hermanos. Tengo presente la falta de información sobre el Sheól en el mundo cristiano, y no lo considero culpa de nadie –aunque siempre se puede investigar. Sobre las tres cosas que me preguntó, quisiera evidentemente colaborar para edificación de todos.
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1- Los que murieron antes de abraham, al seno de quien fueron ?
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Al mismo lugar pero desde antes de Abel no tenía “guía espiritual”.
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2- Donde dice la Biblia que el senno de abrhama esta abajo en el sheol ?
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“Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno… …Además de todo esto, una gran SIMA está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá.” (Lucas 16:23-26).
“Una sima es una cavidad que se abre al exterior mediante un pozo o conducto vertical o en pendiente pronunciada, originada por un proceso erosivo kárstico en la roca calcárea o derrumbe del techo de una cavidad por el que el agua se filtra a niveles inferiores. Suele ser la degeneración de una dolina. La sima es una formación rocosa donde se da la degeneración del techo, formada por una tapa de rocas, donde se percola el agua.” (Fuente: Wikipedia)
De manera que están prácticamente a la misma altura pero separados por un foso de profundidad indeterminada. La palabra griega “adis” (Hades) fue asimilada por los apóstoles cuando empezaron a utilizar el lenguaje internacional (el griego “coiné”), la cual era el equivalente de la palabra hebrea “Sheól”.
Todas las referencias bíblicas desde el profeta Enóc hablan de que debajo de la superficie de la Tierra existe un mundo donde viven los “espíritus”. Claro, este sitio no puede estar arriba en los cielos porque escrito está “Dios no es dios de muertos sino de vivos”, y tampoco pueden los “sepultados” (malos) estar en la presencia del Señor. “Desde ese día no fui contado más entre ellos y Él me hizo sentar entre dos regiones, entre el norte y el occidente, allí donde los malajím habían tomado cuerdas para medir para mí el lugar para los elegidos y los justos. Allí vi a los primeros padres y a los justos que desde el comienzo habitan en ese lugar. Y ocurrió entonces que mi espíritu fue trasladado [desde allí] y ascendió a los cielos y vi a los hijos de Dios. Ellos caminaban sobre llamas de fuego, sus ropas eran blancas y su cara resplandecía como el cristal.” (1ª Enoc 70:3 al 71:1)
El profeta estando vivo vio ese lugar donde descansaban los primeros padres y luego de allí fue ascendido arriba, y todo el contexto cuenta cuando él fue llevado al Sheól (Hades) y vio todo cuanto había allí abajo. Esto no es una sorpresa, de que aún los sanos estuviesen abajo en “reposo”, pues escrito está (y las escrituras no puedes ser quebrantadas) que “Ya Samuel había muerto, y todo Israel lo había lamentado, y le habían sepultado en Ramá, su ciudad. Y Saúl había arrojado de la tierra a los encantadores y adivinos… … Entonces Saúl dijo a sus criados: Buscadme una mujer que tenga espíritu de adivinación, para que yo vaya a ella y por medio de ella pregunte. Y sus criados le respondieron: He aquí hay una mujer en Endor que tiene espíritu de adivinación… …Y la mujer le dijo: He aquí tú sabes lo que Saúl ha hecho, cómo ha cortado de la tierra a los evocadores y a los adivinos. ¿Por qué, pues, pones tropiezo a mi vida, para hacerme morir?... …La mujer entonces dijo: ¿A quién te haré venir? Y él respondió: Hazme venir a Samuel. Y viendo la mujer a Samuel, clamó en alta voz, y habló aquella mujer a Saúl, diciendo: ¿Por qué me has engañado? pues tú eres Saúl… …Y la mujer respondió a Saúl: He visto DIOSES QUE SUBEN DE LA TIERRA. Él le dijo: ¿Cuál es su forma? Y ella respondió: Un hombre anciano viene, cubierto de un manto. Saúl entonces ENTENDIÓ QUE ERA SAMUEL, y humillando el rostro a tierra, hizo gran reverencia. Y Samuel dijo a Saúl: ¿Por qué me has inquietado haciéndome venir?” (1ª Samuel 28:3-15)
La escritura es clara, el profeta Samuel murió y luego “subió” (de modo que estaba abajo) y era un “espíritu”, no se había desmoleculizado ni pulverizado.
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3- Donde esta escrito que el sheol esta separado de los sepulcros ?
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¿Qué sepulcros? Nadie ha hablando de sepulcros sino de los “sepultados”, ¿no conocéis la Palabra de Dios? Nosotros morimos más lo que muere es solo la carne, y así como hay quienes vienen al Seno de Abraham porque se encuentran inscritos en el Libro de la Vida, hay pues, otros que son considerados por Dios como “sepultados” y están diferenciados por una gran sima unos de otros.
Ese lugar está a 400km por debajo de la corteza terrestre y se sabe que hay “gente” por expediciones Rusas en los años 90´s a 14,4km de profundidad en el subsuelo.
La Escritura cuenta cómo fueron resucitados nuestros padres junto con Jesucristo para ascender al Paraíso: “Jesucristo, Señor Dios, vida y resurrección de muertos, permítenos enunciar los misterios por la muerte de tu cruz, puesto que hemos sido conjurados por ti. Tú has ordenado no referir a nadie los secretos de tu majestad divina, tales como los has manifestado en los infiernos. Cuando estábamos con nuestros padres, colocados en el fondo de las tinieblas, un brillo real nos iluminó de súbito, y nos vimos envueltos por un resplandor dorado como el del sol. Y, al contemplar esto, Adán, el padre de todo el género humano, estalló de gozo, así como todos los patriarcas y todos los profetas, los cuales clamaron a una: Esta luz es el autor mismo de la luz, que nos ha prometido transmitirnos una luz que no tendrá ni desmayos ni término. Y el profeta Isaías exclamó: Es la luz del Padre, el Hijo de Dios, como yo predije, estando en tierras de vivos: en la tierra de Zabulón y en la tierra de Neftalí. Más allá del Jordán, el pueblo que estaba sentado en las tinieblas, vería una gran luz, y esta luz brillaría sobre los que estaban en la región de la muerte (Hades). Y ahora ha llegado, y ha brillado para nosotros, que en la muerte estábamos. Y, como sintiésemos inmenso júbilo ante la luz que nos había esclarecido, Simeón, nuestro padre, se aproximó a nosotros, y, lleno de alegría, dijo a todos: Glorificad al Señor Jesucristo, que es el Hijo de Dios, porque yo lo tuve recién nacido en mis manos en el templo e, inspirado por el Espíritu Santo, lo glorifiqué y dije: Mis ojos han visto ahora la salud que has preparado en presencia de todos los pueblos, la luz para la revelación de las naciones, y la gloria de tu pueblo de Israel. Al oír tales cosas, toda la multitud de los santos se alborozó en gran manera. Y, en seguida, sobrevino un hombre, que parecía un ermitaño. Y, como todos le preguntasen quién era, respondió: Soy Juan [el bautista], el oráculo y el profeta del Altísimo, el que precedió a su advenimiento al mundo, a fin de preparar sus caminos, y de dar la ciencia de la salvación a su pueblo para la remisión de los pecados. Y, viéndolo llegar hacia mí, me sentí poseído por el Espíritu Santo, y le dije: He aquí el Cordero de Dios, que quita los pecados del mundo. Y lo bauticé en el río del Jordán, y vi al Espíritu Santo descender sobre él bajo la figura de una paloma. Y oí una voz de los cielos, que decía: Éste es mi Hijo amado, en quien tengo todas mis complacencias, y a quien debéis escuchar. Y ahora, después de haber precedido a su advenimiento, he descendido hasta vosotros, para anunciaros que, dentro de poco, el mismo Hijo de Dios, levantándose de lo alto, vendrá a visitarnos, a nosotros, que estamos sentados en las tinieblas y en las sombras de la muerte.” (Evangelio de Nicodemo 18:1)
Y continúa el relato de los hijos de Simeón, que habían muerto, y estando resucitados contaron esto ante los sumos sacerdotes Caifás, Anás y Gamaliel: “Y, mientras Satanás y la Furia así hablaban, se oyó una voz como un trueno, que decía: Abrid vuestras puertas, vosotros, príncipes. Abríos, puertas eternas, que el Rey de la Gloria quiere entrar… …Y la Furia gritó, rabiosa: ¿Quién es el Rey de la Gloria? Y los ángeles de Dios contestaron: El Señor poderoso y vencedor. Y, en el acto, las grandes puertas de bronce volaron en mil pedazos, y los que la muerte había tenido encadenados se levantaron. Y el Rey de la Gloria entró en figura de hombre, y todas las cuevas de la Furia quedaron iluminadas. Y rompió los lazos, que hasta entonces no habían sido quebrantados, y el socorro de una virtud invencible nos visitó, a nosotros, que estábamos sentados en las profundidades de las tinieblas de nuestras faltas y en la sombra de la muerte de nuestros pecados… …Entonces el Rey de la Gloria, aplastando en su majestad a la muerte bajo sus pies, y tomando a nuestro primer padre, privó a la Furia de todo su poder y atrajo a Adán a la claridad de su luz.”
Y continúa el relato de esta manera: “Y el Señor extendió su mano, y dijo: Venid a mí, todos mis santos, hechos a mi imagen y a mi semejanza. Vosotros, que habéis sido condenados por el madero, por el diablo y por la muerte, veréis a la muerte y al diablo condenados por el madero. Y, en seguida, todos los santos se reunieron bajo la mano del Señor. Y el Señor, tomando la de Adán, le dijo: Paz a ti y a todos tus hijos, mis justos. Y Adán, vertiendo lágrimas, se prosternó a los pies del Señor, y dijo en voz alta: Señor, te glorificaré, porque me has acogido, y no has permitido que mis enemigos triunfasen sobre mí para siempre... …Y asimismo todos los santos de Dios se prosternaron a los pies del Señor, y dijeron con voz unánime: Has llegado, al fin, Redentor del mundo, y has cumplido lo que habías predicho por la ley y por tus profetas. Has rescatado a los vivos por tu cruz, y, por la muerte en la cruz, has descendido hasta nosotros, para arrancarnos del infierno y de la muerte, por tu majestad… …Y el Señor, extendiendo su mano, hizo la señal de la cruz sobre Adán y sobre todos sus santos. Y, tomando la mano derecha de Adán, se levantó de los infiernos, y todos los santos lo siguieron."
Entonces terminan de relatar los hijos de Simeón: “Y el Señor, tomando a Adán por la mano, lo puso en las del arcángel Miguel, al cual siguieron asimismo todos los santos. Y los introdujo a todos en la gracia gloriosa del Paraíso, y dos hombres (los dos olivos), en gran manera ancianos, se presentaron ante ellos. Y los santos los interrogaron, diciendo: ¿Quiénes sois vosotros, que no habéis estado en los infiernos con nosotros, y que habéis sido traídos corporalmente al Paraíso? Y uno de ellos repuso: Yo soy Enóc, que he sido transportado aquí por orden del Señor. Y el que está conmigo es Elías, el Tesbita, que fue arrebatado por un carro de fuego. Hasta hoy no hemos gustado la muerte, pero estamos reservados para el advenimiento del Anticristo, armados con enseñas divinas, y pródigamente preparados para combatir contra él, para darle muerte en Jerusalén, y para, al cabo de tres días y medio, ser de nuevo elevados vivos en las nubes. Y mientras Enóc y Elías así hablaban, he aquí que sobrevino un hombre muy miserable, que llevaba sobre sus espaldas el signo de la cruz. Y, al verlo, todos los santos le preguntaron: ¿Quién eres? Tu aspecto es el de un ladrón. ¿De dónde vienes, que llevas el signo de la cruz sobre tus espaldas? Y él, respondiéndoles, dijo: Con verdad habláis, porque yo he sido un ladrón, y he cometido crímenes en la tierra. Y los judíos me crucificaron con Jesús, y vi las maravillas que se realizaron por la cruz de mi compañero, y creí que es el Creador de todas las criaturas, y el rey todopoderoso, y le rogué, exclamando: Señor, acuérdate de mí, cuando estés en tu reino. Y, acto seguido, accediendo a mi súplica, contestó: En verdad te digo que hoy serás conmigo en el Paraíso. Y me dio este signo de la cruz, advirtiéndome: Entra en el Paraíso llevando esto, y, si su ángel guardián no quiere dejarte entrar, muéstrale el signo de la cruz, y dile: Es Jesucristo, el hijo de Dios, que está crucificado ahora, quien me ha enviado a ti. Y repetí estas cosas al ángel guardián, que, al oírmelas, me abrió presto, me hizo entrar, y me colocó a la derecha del Paraíso, diciendo: Espera un poco, que pronto Adán, el padre de todo el género humano, entrará con todos sus hijos, los santos y los justos del Cristo, el Señor crucificado.”
“Tales son los misterios divinos y sagrados que oímos y vivimos, nosotros, Carino y Leucio. Mas no nos está permitido proseguir, y contar los demás misterios de Dios, como el arcángel Miguel los declaró altamente, diciéndonos: Id con vuestros hermanos a Jerusalén, y permaneced en oración, bendiciendo y glorificando la resurrección del Señor Jesucristo, vosotros a quienes él ha resucitado de entre los muertos. No habléis con ningún nacido, y permaneced como mudos, hasta que llegue la hora en que el Señor os permita referir los misterios de su divinidad. Y el arcángel Miguel nos ordenó ir más allá del Jordán, donde están varios, que han resucitado con nosotros en testimonio de la resurrección del Cristo. Porque hace tres días solamente que se nos permite, a los que hemos resucitado de entre los muertos, celebrar en Jerusalén la Pascua del Señor con nuestros parientes, en testimonio de la resurrección del Cristo, y hemos sido bautizados en el santo río del Jordán, recibiendo todos ropas blancas. Y, después de los tres días de la celebración de la Pascua, todos los que habían resucitado con nosotros fueron arrebatados por nubes. Y, conducidos más allá del Jordán, no han sido vistos por nadie… …Y, de súbito, quedaron transfigurados, y aparecieron cubiertos de vestidos de una blancura deslumbradora, y no se los vio más. Y se encontró ser sus escritos exactamente iguales en extensión y en dicción, sin que hubiese entre ellos una letra de diferencia. Y toda la Sinagoga quedó en extremo sorprendida, al ver aquellos discursos admirables de Carino y de Leucio. Y los judíos se decían los unos a los otros: Verdaderamente es Dios quien ha hecho todas estas cosas, y bendito sea el Señor Jesús por los siglos de los siglos. Amén. Y salieron todos de la Sinagoga con gran inquietud, temor y temblor, dándose golpes de pecho, y cada cual se retiró a su casa. Y José y Nicodemo contaron todo lo ocurrido al gobernador, y Pilato escribió cuanto los judíos habían dicho tocante a Jesús, y puso todas aquellas palabras en los registros públicos de su Pretorio.” (Evangelio de Nicodemo 19:1 al 28:11)
Razón tenía Jesús cuando le preguntaban sobre la muerte y la resurrección y dijo claramente: “Entonces respondiendo Jesús, les dijo: ¿No erráis por esto, porque ignoráis las Escrituras, y el poder de Dios?... … Pero respecto a que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés cómo le habló Dios en la zarza, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino Dios de vivos; así que vosotros mucho erráis.” (Marcos 12:24-27)
Dios les bendiga!