La puerta física fue cerrada unos ocho siglos después de Cristo por los musulmanes, porque los conquistadores no querían que algún líder judío se proclamara el Mesías que los juíos esperaban y entrara por esa puerta para encabezar una rebelión. Fue reabierta un tiempo, para luego cerrase de nuevo en el siglo XVI.
Te invito a considerar la posiblidad de que el profeta use la figura de la puerta oriental, la entrada de la gloria de Dios por esa puerta, y luego su cierre, también como un símbolo: una puerta espiritual por donde entre Dios Manifestado.
Te comparto mi perspectiva como bahai, solo para quien se sienta curioso:
Para Israel, “oriente” tenía un significado geográfico claro: Persia y Mesopotamia. Los sabios de Oriente, por ejemplo, seguramente vivían en Persia o Mesopotamia. Los bahai pensamos que Ezequiel 43:1-5 se refiere a la llegada de Bahá’u’lláh, cuyosignifica precisamente “La Gloria de Dios” desde Persia y Mesopotamia.
Me llevó luego a la puerta, a la puerta que mira hacia el oriente; 2 y he aquí la gloria del Dios de Israel, que venía del oriente; y su sonido era como el sonido de muchas aguas, y la tierra resplandecía a causa de su gloria. 3 Y el aspecto de lo que vi era como una visión, como aquella visión que vi cuando vine para destruir la ciudad; y las visiones eran como la visión que vi junto al río Quebar; y me postré sobre mi rostro. 4 Y la gloria de Jehová entró en la casa por la vía de la puerta que daba al oriente.
El santuario era el símbolo de la presencia de Dios en la Tierra: ahí se manifestaba al hombre.
Cuando Bahá’u’lláh entra desde el oriente, llena el sitio de tal manifestación.
Notemos que Ezequiel compara esa visión con la que tuvo junto al río Quebar, donde también la visión fue la de Dios manifestado. Al mandar sellar la puerta de Oriente, Dios cierra el ciclo de Manifestaciones Divinas originadas, directa o indirectamente, al oriente de Jerusalén: Noé, Abraham (que venía de Ur de los Caldeos) y su descendencia por el linaje de Isaac (Moisés, Jesús) y por el de Ismael (Mohammed), además de Zoroastro, Buda, Krishna.
Jesús prometió volver “en la gloria del Padre” y como un “relámpago que sale de Oriente y se pone en Occidente”.
Baháulláh es esa “gloria de Dios”, que cumple los propósitos de la Segunda Venida de Cristo cuyo mensaje inició en Persia y Mesopotamia (oriente) y alcanzó su madurez en Estados Unidos (Occidente).