Amar a todos los hijos de Dios

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5 Septiembre 2001
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ALIMENTO DIARIO
Leer con oración: Juan 13:34-35
“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros” (Jn 13:34)
AMAR A TODOS LOS HIJOS DE DIOS
En sus escritos, tanto en el evangelio como en sus epístolas, el apóstol Juan habla del amor. Juan 13:34-35 dice: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”, Si queremos ser como Juan, el discípulo a quien Jesús amaba, necesitamos amarnos los unos a los otros. No sólo amar a Dios y amar a los hermanos, que tienen la vida de Dios al igual que nosotros, sino también amar al prójimo.
Jamás debemos tener un concepto equivocado con relación a los cristianos que no se reúnen con nosotros, jamás debemos tener una mirada diferente con respecto de ellos. Si continuamos con algún tipo de concepto y no practicamos el amor para con todos, jamás seremos como Juan, el discípulo amado por el Señor. Ya hablamos sobre eso varias veces: todo los que creyeron en el Señor, ya fueron bautizados, lo hicieron en un solo Espíritu y en un solo Cuerpo; por lo tanto, pertenecen al Señor y tienen la vida divina. A pesar de que alguien los haya conducido a la división, pero a los ojos de Dios, ellos continúan siendo parte del Cuerpo de Cristo y de la única iglesia. Por tanto nosotros, en el recobro del Señor, debemos siempre considerarlos como nuestros amados hermanos, aquellos que tienen la vida de Dios. Creemos que gran parte de los hermanos que están en los muchos grupos cristianos han tenido la experiencia de la regeneración; ellos son de hecho, hijos de Dios y por eso jamás podemos mirarlas de manera diferente.
Muchas veces necesitamos arrepentirnos profundamente delante del Señor, porque fallamos en cuanto a recibir a los hermanos, es decir, los juzgamos y recibimos sólo a los que consideramos dignos de ser recibidos. Ese recibir no es según Dios; antes bien, debemos vivir la vida de la iglesia totalmente bajo la dirección del Espíritu, en la luz de Dios. Si solamente recibimos a los que se reúnen con nosotros, no lo hacemos como la Biblia nos enseña, por tanto, debemos recibir a todos los que Dios recibe.
Necesitamos amar a todos los hijos de Dios y amarnos los unos a los otros. Aunque tengamos alguna dificultad en recibir a los que tienen alguna práctica diferente de lo que practicamos en la vida de la iglesia, debemos aprender a recibir a todos según la fe común.
Según la orientación del hermano Lee, cuando llegamos a Sao Paulo, al inicio de la década de 1960, no nos declaramos “la iglesia en Sao Paulo” de inmediato; antes bien, procuramos ver si realmente había algún grupo en aquella ciudad que tuviese la visión según la Palabra de que el Cuerpo de Cristo es uno solo e indivisible, y, que en la práctica, viese que la expresión local del Cuerpo de Cristo también es una sola: una iglesia en cada ciudad. Después de mucha búsqueda, no encontramos a ninguno que estuviese sobre la base correcta de la unidad de la iglesia. Fue así que la iglesia en Sao Paulo fue establecida oficialmente.
Debemos ser abiertos para con todos los cristianos y recibir a todos los que Dios recibe.
Palabra clave: Recibir a todos los hijos de Dios
Pregunta: ¿Cómo podemos ser como el discípulo Juan?
Dong Yu Lan
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¡Jesús es el Señor!