Re: ¿AMALGAMA ENTRE SERES HUMANOS y ANIMALES?
Estimado escudriñador. Saludos cordiales.
Tú dices:
Lo que es cierto es que el relato bíblico indica que el rey Saúl conversó con el ya difunto Samuel. Pero eso fue algo excepcional; no es la regla en la Biblia.
Respondo: "Una vez más confirma nuestro inefable erudito en “ateología”, Emeric, que la doctrina de la inmortalidad del alma es antibíblica, y es por eso que se ve obligado a cada rato a recurrir a fuentes que él llama “circumbíblicas” (léase, “antibíblicas”) para poder apoyar sus doctrinas paganas. Y esto es así, porque la Biblia no le ofrece las evidencias que él tanto necesita.
Esta vez pide ayuda al rabí Nissim Hanan Mochón, quien en su libro “Vida después de la muerte… ¿Un hecho o sólo una creencia?” defiende la idea de la “inmortalidad del alma”. En razón de esto, Emeric me aconseja aceptar lo que este rabí enseña. Desde luego que yo estaría dispuesto a aceptar todo lo que él enseñe, siempre que esté en consonancia con las doctrinas de la Biblia, y no en consonancia con doctrinas de hombres.
Para empezar, los problemas del libro de Mochón comienzan con el título, pues el concepto de la “
vida después de la muerte” aplica mejor a la resurrección que a la “inmortalidad del alma”, pues esta última realmente trata de la “vida durante la muerte”, lo que es un disparate que no resiste el menor análisis.
MOCHON DESMIENTE A EMERIC
Una de las cosas más notables es que Mochón no sólo enseña cosas en contra de la Biblia, sino incluso en contra del propio Emeric. Por ejemplo, Emeric ha asegurado aquí que el seol, el hades y el gehenna son la misma cosa. Pero Mochón niega categóricamente esta pretensión (pp. 6, 10).
En cuanto a la tierra prometida, Mochón explica:
"A cada uno de los tres patriarcas le fue dicho en vida a ti te daré (Génesis, Bereshit 17:8; 26:3; 28:13) respecto a 1a promesa de Di-s de entregarles la tierra de Kenaan. Sin embargo, ninguno de ellos heredó siquiera una parte de esa tierra: fueron sus descendientes quienes la conquistaron en tiempos de Yehoshua Bin Nun, muchos años después de la muerte de los primeros. La única forma .de explicar por qué Di-s les dijo a ti y no sólo a tus hijos es a través de la resurrección de los muertos para la vida eterna: sólo entonces será entregada la tierra a ellos personalmente" (p. 10).
Si comparamos esto con Hebreos 11, de inmediato comprenderemos que, efectivamente, la tierra prometida, la ciudad que es de arriba, la recibirán los patriarcas cuando ocurra la “mejor resurrección” (Heb. 11:36), lo cual coincide perfectamente con lo que Mochón afirma. Con esto, el autor contradice la interpretación literalista de Lucas 16 según Emeric, quien pretende que Abrahán ya recibió la promesa (!).
Por otra parte, Mochón cita Isaías 26:19: “Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos”. Este pasaje habla evidentemente de la resurrección de los cuerpos, no de la inmortalidad del alma, y se ve que los muertos despiertan. Si comparamos este pasaje con Isaías 14:8, la interpretación emeriquiana de las “almas conscientes” pierde todo sentido, pues los muertos descritos son los cuerpos que yacen en el polvo, y no tiene sentido que se mande a despertar las “almas” que se supone están conscientes. Con lo que Mochón vuelve a desacreditar a Emeric. No es del todo extraño que así sea, ya que por una parte Emeric ha demostrado su total incompetencia para la interpretación de la Biblia y, por otra parte, él ha elogiado la erudición de Mochón como muy superior a la mía y a la suya, lo que por consecuencia trae que todo aquello que enseñe Emeric en contra de lo que enseña Mochón, será necesariamente falso. ¡Qué ironía!
En el capítulo 3 de su libro, intentando hallar evidencias bíblicas de la inmortalidad del alma, Mochón pretende que el “alma” de Abel era la que clamaba desde la tierra (Gén. 4:10). Sin embargo, con eso vuelve a contradecir a Emeric, pues según esto el alma de Abel estaba en la tierra, cuando de acuerdo con Emeric se supone que debía estar en otro lugar (p. 9).
En la página 11, Mochón apunta:
"Casi al final del Jumash está escrito: ...la vida y la muerte He puesto delante de ti; la bendición y 1a maldición. Escoge, pues, La vida, para que vivas tú y tus descendientes,(1Deuteronomio/Devarim 30:19) con lo cual se demuestra claramente que el propósito o la finalidad de todas las reglas de comportamiento que dicta Di-s a Su pueblo en la Torá es para que obtengan "vida". Si se refiriera a la vida física en este mundo no tendría sentido, por varias razones; en: primer lugar, muchas personas justas y santas sufren en esta vida y mueren jóvenes mientras algunos malvados progresan y alcanzan la longevidad. En segundo lugar, sea como sea, finalmente todos morimos. Entonces, ¿dónde está esa vida de la que nos habla el versículo? Tenemos que afirmar que se trata de la vida que sigue después de la muerte".
Pero Emeric niega que esta “vida” prometida se refiera a la vida después de la muerte, pues él dice que en Gálatas 3:21 no se habla de ninguna resurrección. Por lo tanto, Mochón vuelve a contradecir a Emeric.
¡Valiente testigo aquel que termina por acusar a quien se supone que debía defender!
ESPIRITISMO
Creyendo que las almas son inmortales, sólo le falta un paso a Mochón para darle crédito al espiritismo. Y eso es exactamente lo que hace. Desatendiendo la advertencia divina (Is. 8:19,20), Mochón investiga lo que los muertos han comunicado a los médiums, y lo toma como verdad. Como si fuera poco, Mochón nos recomienda orarles a los muertos para que se nos aparezcan en sueños y nos digan cómo están (p. 19). ¡Paganismo y más paganismo!
(Emeric, ¿ya les oraste a tus muertos? ¿Ya te visitaron?)
Para validar su argumento, Mochón cita el caso de Onquelos el Prosélito, un pagano romano que consultó a los muertos, y a raíz de su conversación con los “espíritus” decidió convertirse al judaísmo. Pero, ¿hemos de fundamentar la doctrina en lo que dicen los paganos, o en lo que dice la Biblia?
Quizás Emeric quiera consultar a sus muertos y preguntarles si Dios existe, o cualquier pregunta teológica que se le ocurra. ¿Por qué no lo haces, Emeric? ¿O lo has hecho ya? Eso explicaría por qué estás tan seguro de creer doctrinas que no tienen el menor apoyo bíblico: si te lo dijeron los "espíritus", eso te resolvería muchas dudas.
Mochón asegura además que los “espíritus” dejan “huellas digitales” impresas en las cosas que tocan (p. 22). Pero no nos aclara cómo es que puede verse una huella de un dedo que es “inmaterial, intangible, invisible”.
Luego pasa a citar experiencias de consultas a los muertos, las cuales por motivación personal prefiero omitir. ¡Y a estas ideas satánicas y antibíblicas recurre Emeric para defender su doctrina!
METEMPSICOSIS
Sí, partiendo de la idea pagana de la inmortalidad del alma, Mochón concluye que la creencia en la reencarnación es una doctrina bíblica (!). Sabemos, sin embargo, que la metempsicosis es una idea pagana sin ningún apoyo en las Escrituras. Mochón “argumenta” que el nombre de Adán (Adam) contiene las iniciales de Adán, David y Mesías, y dice que cada uno es la reencarnación del anterior. Así, para Mochón, Adán, David y el Mesías son la misma persona. Pero para ser consecuentes con su “argumento”, el nombre de Adán, que está contenido en el nombre de Adán, tiene a su vez la inicial de Adán, y este último Adán, también tiene las iniciales, de Adán, y así sucesivamente. En consecuencia, el nombre de Adán implicaría una cadena interminable de “reencarnaciones”, lo cual impediría llegar a la reencarnación de David y el Mesías.
Cuando Mochón ve que hay gente buena a la que le va mal, mientras que hay gente mala a la que le va bien, concluye: “Quizá esta persona buena este pagando por algo que hizo en su vida anterior, lo contrario que el malvado, quien tal vez este siendo beneficiado por lo bueno que hizo” (p. 27). En dos palabras: ¡karma y dharma! ¡Paganismo puro! ¡Doctrinas de demonios!
Luego cita casos de reencarnación en la India, que es un paraíso para el paganismo. La Jewish Encyclopedia declara que la creencia en la reencarnación se remonta al antiguo Egipto, de donde pasó a Grecia de acuerdo con Pitágoras, y de allí al mundo helenístico. Los eruditos judíos Kaufmann Kohler e Isaac Broydé aseguran que esta doctrina de origen pagano nunca fue parte de la fe judía por lo menos hasta el siglo VIII de nuestra era, por influjo musulmán, pero que contó con tan poco apoyo de la comunidad judía que ni siquiera consideraron un peligro para la fe, por lo que ni se molestaron en refutarla. Esto demuestra que el judaísmo bíblico, posbíblico y talmúdico nunca creyó en la reencarnación. Sin embargo, con la propagación de la cábala, todo cambió. Desde luego, no faltaron voces de protesta, que denunciaron la doctrina como una “superstición pagana, opuesta al espíritu del judaísmo”.
ANIMISMO
Mochón asegura que las plantas y las cosas son reencarnaciones de vidas pasadas, y que pueden pensar y conocer (p. 28 ). Pero esto es animismo, y además vuelve a contradecir a Emeric, quien enseña que
Cita:
Iniciado por Emeric
las plantas no piensan, por cuanto carecen de cerebro y, naturalmente, de intelecto.
También asegura Mochón que, con el estudio de la torá, se puede lograr que las cosas logren ir directamente al cielo sin necesidad de tener que reencarnar en otras cosas o criaturas superiores, y hasta nos insta a orar por las almas de los muertos para que logren. ¡Paganismo! ¡Superstición! ¡Doctrinas de demonios! ¿A este pagano invoca Emeric para defender una doctrina bíblica? No cabe la menor duda: la doctrina de la inmortalidad del alma es de origen satánico y sobre ella se fundamentan otras doctrinas igualmente paganas como el infierno ardiente, el purgatorio, el limbo, y la reencarnación, y otras.
POSESIÓN
Evidentemente, en una doctrina satánica, no podía faltar la posesión (dybbuk). Y así lo confirma el propio Mochón. Estos “espíritus” de muertos que él menciona no están ni en el cielo ni en el infierno, sino deambulando por ahí como cualquier peatón, y metiéndose en cualquier persona. Para Mochón, este es otro castigo que sufren algunas “almas”. ¡Pero la Biblia no enseña semejante idea, que es de origen pagano!
En la Biblia, la “posesión” es satánica, ejecutada por demonios que pueden actuar en conjunto. Y al demonio, que es padre de la mentira, nada le cuesta disfrazarse de lo que no es para engañar a los incautos."
¿CUÁL CONSUELO? ¿CUÁL ESPERANZA?
Como consuelo para los deudos, Mochón envía estas palabras:
"Saber que nuestros amigos y seres queridos que ya no están físicamente en este mundo se encuentran con vida y no han muerto realmente, es el principio del consuelo por la pérdida de su presencia y compañía [...] El lugar en que se encuentra el alma del ser querido que falleció es lo único que puede servir como consuelo a los que están de luto por su muerte. Es decir, saber que esa persona sigue viva, sólo que en otro sitio, es el mejor consuelo para ellos" (pp. 3, 36).
¿No han muerto realmente? Cristo dijo: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”. No dijo: “el que esté muerto, en realidad sigue vivo”.
Quien realmente niega la muerte es el demonio, que le aseguró a la pareja: “No morirás”. Desde luego, es el padre de la mentira. Y es el mismo que ha inspirado a Mochón, a través de los "espíritus".
Por otro lado, es falso que la esperanza de los sobrevivientes sea que el muerto está vivo, sino que ha de resucitar, tal como lo explica Pablo:
“Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él... Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras” (1 Tes. 4:13,14,17).
Resurrección, y no inmortalidad del alma, ni metempiscosis, ni espiritismo, ni posesión demoníaca, constituye el verdadero consuelo y la verdadera esperanza para el cristiano.
CONCLUSIONES
Mochón reconoce que este dogma es “difícil aceptarlo y entenderlo” (p. 5). No lo culpo, considerando la precariedad de sus argumentos.
El grito que da Mochón al final de su libro: “¡Los muertos están vivos!”, es la misma mentira que dijo Satanás a la primera pareja. Los elogios que a lo largo de su libro endilga Mochón a la muerte como algo "bueno" para el hombre porque lo acerca a un estado de vida superior, contraría la enseñanza bíblica de que la muerte es un mal (Deut. 30:15), y que será el último enemigo en ser destruido (1 Cor. 15:26), cuando el hades sea arrojado al gehenna (Apoc. 20:14)
La obra de Mochón reitera una vez más la verdadera condición de los judíos: “Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres” (Mat. 15:7-9); y: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo” (Juan 8:44).
¿Por qué querer sacar luz de las tinieblas? ¿Por qué creer en cuentos de viejas antes que en la Biblia? Sólo por el deseo malsano de no creer aquello que no nos parezca, sino sólo aquello que satisfaga nuestros prejuicios.
En razón de esto, es falsa la pretensión de Emeric de que los judíos sepan mejor el significado de las Escrituras en razón de que sepan hebreo, pues los judíos de tiempos de Jesús también leían hebreo, y sin embargo Cristo les recrimina: “Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios” (Mat. 22:29).
En razón de estas consideraciones, es aconsejable para todo cristiano que desee ilustrarse con el libro de Mochón, que tenga a la mano un buen lanzallamas.
De nuevo, Emeric, tu doctrina es completamente pagana, y no tienes argumentos bíblicos para defenderla.
Cita:
Iniciado por Emeric
Uno de los argumentos que presenta Rabí Nissam en su obra para confirmar que el alma o espíritu del difunto Samuel conversó realmente con el rey Saúl en 1 Sam. cap. 28 es que si Dios prohibió que se "consulte a los muertos", Dt. 18:11 fue, precisamente, porque El sabía que los espíritus de los difuntos pueden responder a esas invocaciones.
Miente Mochón, porque en todo el episodio de 1 Samuel 28 no se menciona ninguna "alma" ni ningún "espíritu". (
Aporte de Giovanni Cabrera)
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.