Alimento matutino (viernes)

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5 Septiembre 2001
3.029
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ALIMENTO MATUTINO
DIA (viernes)
Lectura para hoy
Ro. 5:17 Pues si por el delito de uno solo, reinó la muerte por aquel uno, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.
21 Para que así como el pecado reinó en la muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro.
1 P. 2:9 Mas vosotros sois un linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciéis las virtudes de Aquel que os llamó de las tinieblas a Su luz admirable.
1 Co. 14:1 Seguid el amor; y anhelad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis.
Romanos 5:17 dice que “reinarán en vida…los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia”. Juan 1 dice que cuando Dios vino en Su encarnación, vino la gracia (vs. 14, 17). Cuando Dios se hizo hombre, vino la gracia. La gracia es el Dios Triuno como nuestro disfrute. Todos hemos recibido esta gracia en abundancia… Nosotros [también] recibimos un don de Dios, el cual también abunda. Este don es la justicia de Dios para nuestra redención en el aspecto jurídico. Por consiguiente, hemos recibido dos cosas: la gracia y la justicia. Con ellas podemos reinar en vida, es decir, podemos ser reyes en vida. (Una vida conforme a la cumbre de la revelación de Dios, pág. 16)
Finalmente el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento concluye con los vencedores. En la edad de la tipología, los vencedores eran los profetas. Los profetas cuidaban ante todo el oráculo de Dios. Ellos, basándose en su oráculo, ejercían la autoridad de Dios en cierta medida.
Esto se cumple en Apocalipsis, el último libro del Nuevo Testamento. El Señor Jesús se dio cuenta de que la iglesia era un fracaso total. Si todo dependiera solamente de la iglesia, no habría esperanza de que se llevara a cabo la economía de Dios. Así que, el Señor, en sus siete epístolas dirigidas a las siete iglesias, sonó la trompeta para llamar a los vencedores. En ese libro, en sólo dos capítulos, el Señor repitió lo siguiente siete veces: al que venza.Esto se repite al final de cada una de las siete epístolas (Ap. 2:7, 11, 17, 26; 3:5, 12, 21).
Estos vencedores son el cumplimiento de la tipología de los profetas. Por lo tanto, cuando el apóstol Pablo habló de cómo debe reunirse la iglesia, recalcó y exaltó el asunto del profetizar (1 Co.14:1, 3-6, 24, 31, 39). El profetizar nos constituye en vencedores. Profetizar equivale a impartir a Cristo en las personas y es la función principal que cumplen los vencedores.
Hoy se cumple esta palabra en nosotros mientras vivimos una vida que es conforme al nivel del reinado. Esto concuerda con lo que Romanos 5:17 dice: “Mucho más reinarán en vida… los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia”. En todas nuestras situaciones, debemos reinar como reyes en vida. Queridos santos, debemos llevar una vida cristiana vencedora, la vida de un vencedor. Todos los vencedores del Nuevo Testamento son reyes que han recibido la abundancia de la gracia y del don de la justicia para reinar en vida. Estas cuatro palabras —gracia, justicia, reinar y vida— aparecen juntas en un solo versículo, el versículo 17 de Romanos 5. Dios se nos dio a Sí mismo como gracia, y esta gracia es abundante. Junto con Su gracia, Dios nos dio un don, y este don es Él mismo como justicia. Dios como gracia y la justicia de Dios nos son dados como don para que le disfrutemos. Estas dos cosas producirán una vida que reina, una vida que nos hace reyes. Espero que puedan recibir este mensaje. Que Dios les bendiga y hoy les haga vencedores, esto es, aquellos que llevan una vida que reina. (Una vida conforme a la cumbre de la revelación de Dios, págs. 9-10, 12)
Lectura adicional: Una palabra oportuna, cap. 2; Una vida conforme a la cumbre de la revelación de Dios, caps. 1-2
Witness Lee
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Anahaim Ca.
¡Jesús es el Señor!