Alimento matutino
Lectura para hoy
Jn.3:6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.
1 Jn.5:4 Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y ésta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.
18 Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues el que es nacido de Dios se guarda a sí mismo, y el maligno no le toca.
Gá. 5:16 Digo, pues: Andad por el Espíritu, y así jamás satisfaréis los deseos de la carne.
Tenemos que ver que el Dios Triuno, el Dios todopoderoso, quien es Jehová —el Padre, el Hijo y el Espíritu—, ha llegado a ser nuestro todo y se ha forjado en nuestro ser. Actualmente, Él está en nuestro espíritu. La clave de todo se encuentra en este maravilloso Espíritu, quien está en nuestro espíritu creado y regenerado y quien ha llegado a ser un solo espíritu con nuestro espíritu. Ésta es la llave y el punto de partida.
Debemos llevar nuestra vida diaria en el espíritu… Debemos andar en el espíritu día tras día, simplemente estando en armonía con nuestro Señor y siendo uno con Él en el espíritu. Nuestra vida, naturaleza, vivir y andar deben ser uno con nuestro Señor. No es necesario saber qué es la oración ni sobre qué debemos orar; no tenemos necesidad de saber qué es predicar el evangelio o qué clase de evangelio debemos predicar; ni siquiera requerimos saber lo que significa amar a nuestra esposa o someternos a nuestro marido; tampoco tenemos que saber lo que significa ser humildes o pacientes… Lo único que debemos saber es que nuestro Dios y Salvador, a quien amamos, es el Espíritu vivificante y todo-inclusivo que mora en nuestro espíritu y que ha llegado a ser un solo espíritu con nuestro espíritu. Estamos unidos a Él, y Él es nuestra vida, nuestro vivir y nuestro andar. Él y nosotros somos uno.
Si el Señor es misericordioso y nos abre los ojos a fin de mostrarnos este asunto, nuestra vida cristiana dará un gran giro. Todos deberíamos leer la Biblia otra vez. Finalmente, toda la Biblia requiere una sola cosa de nosotros, a saber, que andemos conforme al espíritu mezclado, que es el Espíritu todo-inclusivo mezclado con nuestro espíritu regenerado. (Vivir en el espíritu, págs. 28, 31-32)
La Biblia nos dice que debemos llevar la cruz. Pero, según la Biblia, llevar la cruz es algo que sólo se puede realizar en el espíritu. Cuando realmente vivimos en el espíritu, entonces espontáneamente llevamos la cruz. Si tratamos de llevar la cruz sin vivir en el espíritu, estaremos practicando una forma de ascetismo… Mientras vivamos en el espíritu, espontáneamente llevaremos la cruz.
Existe sólo un lugar que Satanás no puede invadir, a saber, nuestro espíritu…El hecho de estar bajo la autoridad de Satanás no es determinado por las cosas que hacemos; más bien, se determina por si estamos en el espíritu o en la carne… El diablo sabe cómo tratar con nosotros. Cuando procuramos no enojarnos, el diablo nos molesta una y otra vez hasta que nos enfadamos… La
Mejor manera de silenciar a Satanás… es… vivir en el espíritu.
En 1 Juan 5:18 dice: “Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues el que es nacido de Dios se guarda a sí mismo, y el maligno no le toca”. La expresión todo aquel que ha nacido de Dios no se refiere al ser completo de un creyente regenerado, sino a su espíritu regenerado. En el universo entero Dios ha trazado una línea alrededor de nuestro espíritu. Estoy convencido de que Dios ha hecho tal cosa. Dios le ha fijado un límite a Satanás, diciendo: “¡Satanás, ésta es una zona prohibida para ti! ¡No traspases este límite!”.
Podemos ver este principio en el libro de Job. Dios permitió que Satanás hiciera esto y lo otro; sin embargo, también trazó un límite y le prohibió a Satanás ir más allá de dicho límite. Si leyéramos cuidadosamente el Nuevo Testamento, y además comprobáramos con nuestra experiencia, veríamos que Dios en efecto ha trazado un límite. El maligno no puede tocar el espíritu regenerado del hombre. Se afirma muy claramente en 1 Juan que “el que es nacido de Dios se guarda a sí mismo, y el maligno no le toca”. Mientras estemos en nuestro espíritu regenerado, seremos guardados, y Satanás no tendrá cabida alguna en nosotros. (Vivir en el espíritu, págs. 17, 29, 41-42, 67)
Lectura adicional: Vivir en el espíritu, caps. 1-3, 5
Witness Lee
Derechos reservados a:
Living Stream Ministry
Anahaim Ca.
¡Jesús es el Señor!
Lectura para hoy
Jn.3:6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.
1 Jn.5:4 Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y ésta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.
18 Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues el que es nacido de Dios se guarda a sí mismo, y el maligno no le toca.
Gá. 5:16 Digo, pues: Andad por el Espíritu, y así jamás satisfaréis los deseos de la carne.
Tenemos que ver que el Dios Triuno, el Dios todopoderoso, quien es Jehová —el Padre, el Hijo y el Espíritu—, ha llegado a ser nuestro todo y se ha forjado en nuestro ser. Actualmente, Él está en nuestro espíritu. La clave de todo se encuentra en este maravilloso Espíritu, quien está en nuestro espíritu creado y regenerado y quien ha llegado a ser un solo espíritu con nuestro espíritu. Ésta es la llave y el punto de partida.
Debemos llevar nuestra vida diaria en el espíritu… Debemos andar en el espíritu día tras día, simplemente estando en armonía con nuestro Señor y siendo uno con Él en el espíritu. Nuestra vida, naturaleza, vivir y andar deben ser uno con nuestro Señor. No es necesario saber qué es la oración ni sobre qué debemos orar; no tenemos necesidad de saber qué es predicar el evangelio o qué clase de evangelio debemos predicar; ni siquiera requerimos saber lo que significa amar a nuestra esposa o someternos a nuestro marido; tampoco tenemos que saber lo que significa ser humildes o pacientes… Lo único que debemos saber es que nuestro Dios y Salvador, a quien amamos, es el Espíritu vivificante y todo-inclusivo que mora en nuestro espíritu y que ha llegado a ser un solo espíritu con nuestro espíritu. Estamos unidos a Él, y Él es nuestra vida, nuestro vivir y nuestro andar. Él y nosotros somos uno.
Si el Señor es misericordioso y nos abre los ojos a fin de mostrarnos este asunto, nuestra vida cristiana dará un gran giro. Todos deberíamos leer la Biblia otra vez. Finalmente, toda la Biblia requiere una sola cosa de nosotros, a saber, que andemos conforme al espíritu mezclado, que es el Espíritu todo-inclusivo mezclado con nuestro espíritu regenerado. (Vivir en el espíritu, págs. 28, 31-32)
La Biblia nos dice que debemos llevar la cruz. Pero, según la Biblia, llevar la cruz es algo que sólo se puede realizar en el espíritu. Cuando realmente vivimos en el espíritu, entonces espontáneamente llevamos la cruz. Si tratamos de llevar la cruz sin vivir en el espíritu, estaremos practicando una forma de ascetismo… Mientras vivamos en el espíritu, espontáneamente llevaremos la cruz.
Existe sólo un lugar que Satanás no puede invadir, a saber, nuestro espíritu…El hecho de estar bajo la autoridad de Satanás no es determinado por las cosas que hacemos; más bien, se determina por si estamos en el espíritu o en la carne… El diablo sabe cómo tratar con nosotros. Cuando procuramos no enojarnos, el diablo nos molesta una y otra vez hasta que nos enfadamos… La
Mejor manera de silenciar a Satanás… es… vivir en el espíritu.
En 1 Juan 5:18 dice: “Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues el que es nacido de Dios se guarda a sí mismo, y el maligno no le toca”. La expresión todo aquel que ha nacido de Dios no se refiere al ser completo de un creyente regenerado, sino a su espíritu regenerado. En el universo entero Dios ha trazado una línea alrededor de nuestro espíritu. Estoy convencido de que Dios ha hecho tal cosa. Dios le ha fijado un límite a Satanás, diciendo: “¡Satanás, ésta es una zona prohibida para ti! ¡No traspases este límite!”.
Podemos ver este principio en el libro de Job. Dios permitió que Satanás hiciera esto y lo otro; sin embargo, también trazó un límite y le prohibió a Satanás ir más allá de dicho límite. Si leyéramos cuidadosamente el Nuevo Testamento, y además comprobáramos con nuestra experiencia, veríamos que Dios en efecto ha trazado un límite. El maligno no puede tocar el espíritu regenerado del hombre. Se afirma muy claramente en 1 Juan que “el que es nacido de Dios se guarda a sí mismo, y el maligno no le toca”. Mientras estemos en nuestro espíritu regenerado, seremos guardados, y Satanás no tendrá cabida alguna en nosotros. (Vivir en el espíritu, págs. 17, 29, 41-42, 67)
Lectura adicional: Vivir en el espíritu, caps. 1-3, 5
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Anahaim Ca.
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