Alimento matutino (lunes)

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5 Septiembre 2001
3.029
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SEMANA 8 — DÍA 1
Alimento matutino
Gn.2:10-12 Y salía de Edén un río para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos. El nombre del uno era Pisón; éste es el que rodea toda la tierra de Havila, donde hay oro; y el oro de aquella tierra es bueno; hay allí también bedelio y ónice.
Ap. 21:18-19 Elmaterial de sumuro era de jaspe; pero la ciudad era de oro puro, semejante al vidrio claro; y los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda piedra preciosa. El primer cimiento era jaspe…
21 Las doce puertas eran doce perlas…
La corriente de este río produce tres materiales preciosos: oro, bedelio y ónice. Estos materiales tipifican al propio Dios Triuno como los elementos básicos de la estructura del edificio eterno de Dios. El oro tipifica aDios el Padre con Su naturaleza divina —de la cual el hombre puede participar por medio del llamamiento divino— como base del edificio eterno de Dios (2 P. 1:3-4); el bedelio, un material similar al de las perlas y que es producto de la resina de un árbol, tipifica lo producido por Dios el Hijo en Su muerte redentora que libera la vida divina (Jn. 19:34) y en Su resurrección que nos imparte dicha vida (v. 24; 1 P. 1:3), lo cual constituye nuestra entrada al edificio eterno de Dios (cfr. Ap. 21:21 y la primera parte de la nota 1); y el ónice, una piedra preciosa, tipifica lo producido por Dios el Espíritu mediante Su obra transformadora (2 Co. 3:18) para la edificación del edificio eterno de Dios. La Nueva Jerusalén está construida con estas tres clases de materiales: oro, perlas y piedras preciosas (Ap. 21:11, 18-21).
El pectoral del sumo sacerdote, un símbolo de Israel como el pueblo antiguo testamentario de Dios, estaba confeccionado con oro y piedras preciosas (Éx. 28:6-21),y la iglesia en el Nuevo Testamento está edificada con oro, plata y piedras preciosas (1 Co. 3:12…). Esto da a entender que la Nueva Jerusalén incluye a la totalidad del pueblo escogido y redimido por Dios; es decir, a Israel más la iglesia. (Holy Bible, Recovery Version, Gn. 2:12, nota 1)
Lectura para hoy
También debemos prestar atención a una palabra sumamente crucial en el Nuevo Testamento: transformación … La transformación no es meramente un cambio exterior, sino un cambio orgánico, un cambio metabólico. Transformar significa convertir una sustancia de una forma y elemento en otra forma y elemento. Las piedras preciosas son producidas por el proceso de transformación.
El propósito eterno de Dios … consiste en expresarse a Sí mismo y en ejercer Su dominio por medio del hombre. En Su deseo de cumplir ese propósito, Dios creó al hombre de una manera específica como vaso que lo contuviera a Él como vida. Por consiguiente, Dios creó al hombre con un espíritu humano para que éste tuviera contacto con Él, lo recibiera, lo retuviera y lo asimilara en todo su ser. Después de crear al hombre de esta manera, Dios lo puso en un huerto en cuyo centro estaba el árbol de la vida. Junto al árbol de la vida se encontraba un río de agua viva… [el cual] produce oro, perlas y piedras de ónice. El escenario en que se encuentra todo esto es un huerto, y un huerto representa las cosas naturales que Dios creó. En un huerto, podemos ver el crecimiento de las cosas creadas.
Cuando llegamos a Apocalipsis 21 y 22, no encontramos un huerto sino una ciudad. Una ciudad no es creada sino edificada. En Génesis 2 vemos la creación; en Apocalipsis 21 y 22 descubrimos el edificio. En la ciudad también tenemos el árbol de la vida. Por tanto, la Biblia empieza y termina enfocada en la vida. Además, en la ciudad encontramos un río de agua viva que sale del trono de Dios. Esto corresponde al río que había en el huerto. Además, en Apocalipsis encontramos las tres categorías de materiales preciosos, no en un estado natural, sino edificados como una ciudad de oro, perlas y piedras preciosas. Por consiguiente, la semilla sembrada en Génesis es la cosecha segada en Apocalipsis.
Entre el huerto y la ciudad debe transcurrir un largo proceso, y se debe llevar a cabo una extensa obra. No obstante, la semilla sembrada en el huerto llega a ser la cosecha en la ciudad. Esta semilla incluye el árbol de la vida, un río y los tres materiales preciosos. En el período de cosecha de Apocalipsis, los materiales ya no se encuentran en un estado natural, sino que llegan a ser un edificio en el que dichos materiales están bien acoplados entre sí. Así pues, la Nueva Jerusalén es un edificio de oro, perlas y piedras preciosas. (Estudio-vida de Génesis, págs. 155-157)
Lectura adicional: Estudio-vida de Génesis, mensaje 12
Witness Lee
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