Alimento matutino (jueves)

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5 Septiembre 2001
3.029
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SEMANA 9 — DÍA 4
Alimento matutino
Ef. 2:21-22 Enquien todo el edificio, bien acoplado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor, en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el espíritu.
4:15-16 Sino que asidos a la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la Cabeza, Cristo, de quien todo el Cuerpo, bien unido y entrelazado…causa el crecimiento del Cuerpo para la edificación de sí mismo en amor.
1 Co. 3:12-13 Y si sobre este fundamento alguno edifica oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego es revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego mismo la probará.
La habitación de Dios, Su morada, está en nuestro espíritu (Ef. 2:22).En tipología, la antigua ciudad de Jerusalén era la morada de Dios, pero ahora la morada de Dios está en nuestro espíritu. Nuestro espíritu regenerado es la Jerusalén actual. Quizás piense que no hay ningún punto de comparación entre nuestro espíritu y la ciudad de Jerusalén, pues ésta era una ciudad grande y nuestro espíritu es muy pequeño. Pero si conoce bien la Biblia, se dará cuenta de que nuestro espíritu ahora es mucho más grande que Jerusalén; es tan espacioso como el universo. El problema es que somos demasiado individualistas y pensamos únicamente en nuestro propio espíritu. Pero cuando la Biblia se refiere a “vuestro espíritu”, incluye el espíritu de todos los santos. (Estudio-vida de Efesios, pág. 219)
Lectura para hoy
por mucho tiempo los conceptos naturales, las ideas religiosas y las enseñanzas tradicionales han ocupado nuestros pensamientos. Para conocer lo referente a nuestro espíritu, es crucial que desechemos todo ello y que veamos que nuestro espíritu es tan vasto como el universo. Todos sabemos que Dios mora en el tercer cielo; sin embargo, Él también mora en nuestro espíritu, lo cual hace de éste la Jerusalén de hoy. ¡Aleluya porque en el universo existe una entidad maravillosa llamada nuestro espíritu! El Espíritu da testimonio juntamente con nuestro espíritu (Ro.8:16).Las palabras nuestro espíritu incluyen el espíritu de Pablo, el de Martín Lutero, el de Juan Wesley, el del hermano Nee, el espíritu de usted y el mío. ¡Cuán vasto es nuestro espíritu! La
Biblia revela que Dios es el Dios de nuestro espíritu (Nm. 16:22; He. 12:9). ¿Dónde está Dios ahora? ¡En nuestro espíritu! ¿Dónde se encuentra la morada de Dios? ¡En nuestro espíritu! (Estudio-vida de Efesios, pág. 219)
La obra de la edificación divina consiste en el crecimiento de los creyentes en la vida divina y la unión entre ellos en la vida divina (Ef. 4:15-16; 2:21)…La verdadera edificación depende de nuestro crecimiento y de nuestra unión en la vida divina. Cuando crecemos en la vida divina y cuando nos unimos unos con otros en la vida divina, llegamos a ser parte del edificio.
La obra de la edificación divina también consiste en que los creyentes sean edificados en Cristo hasta ser la morada de Dios en virtud de la mezcla del Espíritu con el espíritu de ellos, el cual ha sido poseído por Cristo, de modo que los dos espíritus son una sola entidad (Ef. 2:22).
La edificación también se lleva a cabo mediante la operación del Espíritu, quien distribuye a cada miembro diferentes dones para la edificación del Cuerpo (1 Co. 12:4, 7-11). El hecho de que el Espíritu distribuya diferentes dones a los miembros equivale a la obra de edificación.
La obra de edificación realizada con oro, plata y piedras preciosas será recompensada por Cristo a Su regreso. Pero si la obra es realizada con madera, heno y hojarasca, será incinerada el día en que Él regrese (1 Co. 3:12-14).
Si edificamos la iglesia con Dios el Padre como el oro, Dios el Hijo como la plata y Dios el Espíritu como las piedras preciosas, recibiremos la recompensa. Sin embargo, si hacemos la obra de la edificación en virtud del hombre natural, del hombre caído y de todo aquello que procede de una fuente terrenal, nuestra obra será incinerada, aunque nosotros mismos seremos salvos. Debemos, por tanto, reflexionar sobre cómo estamos edificando la iglesia. Debemos ser de aquellos que edifican con la Trinidad Divina, la cual es los materiales preciosos y transformados. (El secreto de la salvación orgánica que Dios efectúa: “El Espíritu mismo con nuestro espíritu”, págs. 59-60)
Lectura adicional: Estudio-vida de Efesios, mensaje 24; Elders’ Training, Book 7: One Accord for the Lord’s Move, cap. 7
Witness Lee
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