SEMANA 8 — DÍA 4
Alimento matutino
Mt. 13:46 Y habiendo hallado una perla de gran valor, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró.
Ap. 21:21 Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era una perla. Y la calle de la ciudad era de oro puro, transparente como vidrio.
18 El material de su muro era de jaspe…
¿Qué representa la perla? La perla era lo que Dios tenía en mente originalmente, pero fue reemplazada por la plata en 1 Corintios debido a que se hizo necesaria la redención.
Considere cómo se forma una perla. Una ostra que vive en el mar es herida por un grano de arena. La ostra segrega un jugo vital alrededor del grano de arena hasta convertirlo en perla. Cristo es la ostra que vivía en el océano de este mundo. Nosotros somos los granos de arena que lo hieren y, después de herirlo, permanecemos en Su herida. Su vida segrega Su esencia de vida, que nos envuelve en capas sucesivas. Finalmente, después de que estamos totalmente envueltos con esta secreción de vida, nos convertimos en una perla (Mt. 13:46). Ésta es la experiencia de la regeneración. Originalmente, éramos granitos de arena, pero nos hemos convertido en perlas a medida que el jugo vital de Cristo envolvió nuestro ser. Cada puerta de la Nueva Jerusalén es una perla y representa la entrada al reino de Dios (Ap. 21:21). El Señor Jesús dijo que si no nacemos de nuevo no podemos entrar enel reino de Dios (Jn.3:5; cfr. Tit. 3:5). Todos nosotros nacimos de nuevo y podemos entrar en el reino. Además, por ser perlas, llegamos a convertirnos en la entrada misma. (Estudio-vida de Génesis, págs. 162-163)
Lectura para hoy
Después de entrar en la Nueva Jerusalén por la puerta de perla, nos encontramos en la calle de oro (Ap. 21:21). Esto significa que andamos conforme a la naturaleza divina y que la naturaleza divina llega a ser nuestro camino. La regeneración es nuestra puerta, y la naturaleza divina es nuestro camino. No pregunte a los demás qué debería hacer. El Señor Jesús es su camino (Jn. 14:6). Usted sólo debe andar siguiendo la calle de oro, la naturaleza divina que está dentro de usted. Hermanos, ¿se cortan ustedes el pelo conforme a la naturaleza divina? Hermanas, ¿van ustedes de compras según la naturaleza divina?…Estar en la calle de oro es ponerse en contacto con la naturaleza divina, la naturaleza de Dios.
Aun si tenemos las puertas de perla y la calle de oro, todavía no tenemos un muro edificado que exprese la imagen de Dios. El muro de la Nueva Jerusalén no es solamente una línea de separación entre lo santo y lo común, sino también un edificio que expresa la imagen de Dios. En Apocalipsis 4:2-3, el Dios que está sentado en el trono tiene la apariencia del jaspe. El muro de la Nueva Jerusalén y la primera piedra del cimiento de la muralla también son de jaspe (21:18-19), es decir, tienen la misma apariencia que Dios. Aunque hemos pasado por la puerta de perla y andado por el camino de oro, aun así anhelo ver alrededor de nosotros un muro edificado que abarque todo lo referente a Dios, que excluya todas las cosas mundanas, y que exprese la imagen de Dios. Este muro es edificado por medio de la transformación (2 Co. 3:18; Ro. 12:2a; 1 Co. 3:12a). Los materiales de este muro son piedras preciosas transformadas (Ap. 21:11, 18a, 19-20). Sólo quienes son transformados pueden ser conjuntamente edificados.
Una piedra preciosa es producto de la transformación. Todas las piedras preciosas provienen de otros materiales. Algunas de ellas se formaron a partir de rocas ígneas como producto de la presión y el calor. Otras se formaron de rocas sedimentarias mediante la presión y por las corrientes de agua. Todas se convirtieron en piedras preciosas … Bajo extrema presión e intenso calor, el carbón se convierte en diamante. Éstos son los principios de la transformación que experimentan las piedras preciosas. ¡Necesitamos el fuego, el fluir del agua viva y la presión!
Fuimos hechos vasijas de barro. Aunque estas vasijas son útiles, su material, el barro, no está al nivel de la Nueva Jerusalén. La Nueva Jerusalén no tiene ningún ladrillo, sólo piedras transformadas. Necesitamos de gran presión, de fuego intenso y del fluir de vida para poder ser transformados en piedras preciosas. Cuanto más presión, fuego y corriente experimentemos, más preciosos llegaremos a ser. (Estudio-vida de Génesis, págs.163-165)
Lectura adicional: La aplicación de la interpretación de la Nueva Jerusalén a los creyentes que buscan más del Señor, caps. 2-3
Witness Lee
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¡Jesús es el Señor!
Alimento matutino
Mt. 13:46 Y habiendo hallado una perla de gran valor, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró.
Ap. 21:21 Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era una perla. Y la calle de la ciudad era de oro puro, transparente como vidrio.
18 El material de su muro era de jaspe…
¿Qué representa la perla? La perla era lo que Dios tenía en mente originalmente, pero fue reemplazada por la plata en 1 Corintios debido a que se hizo necesaria la redención.
Considere cómo se forma una perla. Una ostra que vive en el mar es herida por un grano de arena. La ostra segrega un jugo vital alrededor del grano de arena hasta convertirlo en perla. Cristo es la ostra que vivía en el océano de este mundo. Nosotros somos los granos de arena que lo hieren y, después de herirlo, permanecemos en Su herida. Su vida segrega Su esencia de vida, que nos envuelve en capas sucesivas. Finalmente, después de que estamos totalmente envueltos con esta secreción de vida, nos convertimos en una perla (Mt. 13:46). Ésta es la experiencia de la regeneración. Originalmente, éramos granitos de arena, pero nos hemos convertido en perlas a medida que el jugo vital de Cristo envolvió nuestro ser. Cada puerta de la Nueva Jerusalén es una perla y representa la entrada al reino de Dios (Ap. 21:21). El Señor Jesús dijo que si no nacemos de nuevo no podemos entrar enel reino de Dios (Jn.3:5; cfr. Tit. 3:5). Todos nosotros nacimos de nuevo y podemos entrar en el reino. Además, por ser perlas, llegamos a convertirnos en la entrada misma. (Estudio-vida de Génesis, págs. 162-163)
Lectura para hoy
Después de entrar en la Nueva Jerusalén por la puerta de perla, nos encontramos en la calle de oro (Ap. 21:21). Esto significa que andamos conforme a la naturaleza divina y que la naturaleza divina llega a ser nuestro camino. La regeneración es nuestra puerta, y la naturaleza divina es nuestro camino. No pregunte a los demás qué debería hacer. El Señor Jesús es su camino (Jn. 14:6). Usted sólo debe andar siguiendo la calle de oro, la naturaleza divina que está dentro de usted. Hermanos, ¿se cortan ustedes el pelo conforme a la naturaleza divina? Hermanas, ¿van ustedes de compras según la naturaleza divina?…Estar en la calle de oro es ponerse en contacto con la naturaleza divina, la naturaleza de Dios.
Aun si tenemos las puertas de perla y la calle de oro, todavía no tenemos un muro edificado que exprese la imagen de Dios. El muro de la Nueva Jerusalén no es solamente una línea de separación entre lo santo y lo común, sino también un edificio que expresa la imagen de Dios. En Apocalipsis 4:2-3, el Dios que está sentado en el trono tiene la apariencia del jaspe. El muro de la Nueva Jerusalén y la primera piedra del cimiento de la muralla también son de jaspe (21:18-19), es decir, tienen la misma apariencia que Dios. Aunque hemos pasado por la puerta de perla y andado por el camino de oro, aun así anhelo ver alrededor de nosotros un muro edificado que abarque todo lo referente a Dios, que excluya todas las cosas mundanas, y que exprese la imagen de Dios. Este muro es edificado por medio de la transformación (2 Co. 3:18; Ro. 12:2a; 1 Co. 3:12a). Los materiales de este muro son piedras preciosas transformadas (Ap. 21:11, 18a, 19-20). Sólo quienes son transformados pueden ser conjuntamente edificados.
Una piedra preciosa es producto de la transformación. Todas las piedras preciosas provienen de otros materiales. Algunas de ellas se formaron a partir de rocas ígneas como producto de la presión y el calor. Otras se formaron de rocas sedimentarias mediante la presión y por las corrientes de agua. Todas se convirtieron en piedras preciosas … Bajo extrema presión e intenso calor, el carbón se convierte en diamante. Éstos son los principios de la transformación que experimentan las piedras preciosas. ¡Necesitamos el fuego, el fluir del agua viva y la presión!
Fuimos hechos vasijas de barro. Aunque estas vasijas son útiles, su material, el barro, no está al nivel de la Nueva Jerusalén. La Nueva Jerusalén no tiene ningún ladrillo, sólo piedras transformadas. Necesitamos de gran presión, de fuego intenso y del fluir de vida para poder ser transformados en piedras preciosas. Cuanto más presión, fuego y corriente experimentemos, más preciosos llegaremos a ser. (Estudio-vida de Génesis, págs.163-165)
Lectura adicional: La aplicación de la interpretación de la Nueva Jerusalén a los creyentes que buscan más del Señor, caps. 2-3
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¡Jesús es el Señor!