Alimento matutino (jueves)

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5 Septiembre 2001
3.029
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SEMANA 5 — DÍA 4
Alimento matutino
Jn. 14:17 El Espíritu de realidad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque permanece con vosotros, y estará en vosotros.
20 En aquel día vosotros conoceréis que Yo estoy en Mi Padre, y vosotros en Mí, y Yo en vosotros.
Ef. 4:11-13 Y Él mismo dio a unos como apóstoles, a otros como profetas, a otros como evangelistas, a otros como pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos… hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del pleno conocimiento del Hijo de Dios, a un hombre de plena madurez, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.
La pequeña preposición en es, de hecho, una palabra muy crucial en Juan 14—17.En Juan 14 el Señor Jesús dijo que Él estaba en el Padre, y que el Padre estaba en Él (v. 10).En el versículo 3 de este capitulo, dijo: “Vendré otra vez, y os tomaré a Mí mismo, para que donde Yo estoy, vosotros también estéis”.El Señor estaba en el Padre, y quería que Sus discípulos también estuvieran en el Padre, como se revela en Juan 17:21.Mediante Su muerte y resurrección, Él introdujo a Sus discípulos en Sí mismo. Ya que Él está en el Padre, ellos también están en el Padre al estar en Él. Así que, donde Él está, también están los discípulos. En Juan 14 el Señor también reveló que en la resurrección, el Espíritu de realidad estaría en nosotros (v. 17).En el versículo 20 Él dijo que en el día de la resurrección los discípulos conocerían que “Yo estoy en Mi Padre, y vosotros en Mí, y Yo en vosotros”.Nuestra salvación está
en el Dios Triuno. Fuera del Dios Triuno, no hay salvación. La redención, la santidad y todas las cosas positivas están en el Dios Triuno. Por tanto, necesitamos ser perfeccionados en unidad en el Dios Triuno.
Lectura para hoy
Según lo que Pablo escribió en Efesios 4, tenemos que llegar a la unidad. La Cabeza del Cuerpo da los dones—los apóstoles, los profetas, los evangelistas, y los pastores y maestros— para perfeccionar a los santos, para equiparlos, y para proporcionarles, proveerles y suministrarles todo lo que ellos necesitan, a fin de que hagan lo mismo que hacen las personas dotadas. Cuando se da esta clase de perfeccionamiento, la iglesia está en el proceso que conduce a la unidad. Mientras los santos no estén siendo perfeccionados por las personas dotadas, no estaremos avanzando hacia la unidad. El perfeccionamiento que realizan las personas dotadas tiene que continuar sin interrupciones hasta que todos lleguemos a la unidad.
¿Cómo podemos ser uno? Todos necesitamos ser perfeccionados. En Juan 17 el Señor Jesús oró al Padre para que fuéramos perfeccionados en unidad en el Dios Triuno, es decir, para que fuéramos uno así como el Dios Triuno es uno. Pablo nos dijo que la Cabeza dio dones para que éstos perfeccionaran a los santos hasta que todos llegáramos a la unidad. El Señor Jesús y el apóstol Pablo dijeron lo mismo. Los santos en el recobro del Señor no estamos en el proceso de llegar a la unidad porque nos encontramos en una situación y condición en la que necesitemos ser perfeccionados. Necesitamos ser perfeccionados para poder estar en el proceso que nos lleva a la unidad. Para que pueda existir la casa del Padre descrita en Juan 14, la vid con los pámpanos mencionada en Juan 15, y el niño recién nacido mencionado en Juan 16, es necesario que haya unidad. El Señor oró por la unidad en Juan 17, y en Efesios 4 el apóstol Pablo expresó su anhelo por alcanzar la unidad. Pablo nos instruye, nos enseña, que es necesario que los santos sean perfeccionados a fin de que todos estemos en el proceso de llegar a esta unidad. (La edificación del Cuerpo de Cristo, pág. 61)
Los creyentes deben practicar la unidad de la Trinidad Divina, en la Trinidad Divina, tal como la Trinidad Divina lo hace (Jn. 17:21-23). Debemos preguntarnos qué clase de unidad practicamos. Algunos afirman practicar la unidad del Cuerpo, pero en realidad lo que practican es una unidad sectaria y facciosa. La unidad del Cuerpo es la unidad del Dios Triuno. Practicamos la unidad de la Trinidad Divina no en nosotros mismos, sino en la Trinidad Divina. (El secreto de la salvación orgánica que Dios efectúa: “El Espíritu mismo con nuestro espíritu”, pág. 53)
Lectura adicional: La edificación del Cuerpo de Cristo, cap. 4;
El secreto de la salvación orgánica que Dios efectúa: “El Espíritu mismo con nuestro espíritu”, cap. 4
Witness Lee
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¡Jesús es el Señor!