Alimento Matutino
La Vida injertada y el vivir del Dios-hombre
Bosquejo Dias 1 y 2
Lectura bíblica: Ro. 6:3-5; Jn. 15:1, 4-5; 1 Co. 6:17; Gá. 2:20; Ro. 12:2; 8:4
I. Por ser creyentes en Cristo, debemos llevar una vida injertada: una vida en la que somos un espíritu con el Señor y vivimos en una unión orgánica con Él (1 Co. 6:17; Jn. 15:1, 4-5):
A. La Biblia revela que la clase de relación que Dios desea tener con el hombre es aquella en la que Él y el hombre llegan a ser uno (1 Co. 6:17):
1. Dios desea que la vida divina y la vida humana se unan, con el fin de que lleguen a ser una sola vida (Jn. 15:1, 4-5).
2. Esta unidad es una unión orgánica, una unión en vida: una vida injertada.
B. A fin de que nosotros podamos ser injertados en Cristo, Él tuvo que pasar por los procesos de la encarnación, la crucifixión y la resurrección (1:14; 3:14; 12:24; 20:22):
1. Cristo se hizo carne para ser la simiente de David, el Renuevo de David, a fin de que podamos ser injertados con Él (1:14; Mt. 1:1;Zac. 3:8; Jer. 23:5; 33:15).
2. Cristo fue “cortado” en la cruz a fin de que nosotros podamos ser injertados en Él, y Él resucitó como Espíritu vivificante a fin de entrar en nuestro ser y hacernos un espíritu con Él (1 Co.15:45; 2 Co. 3:17a; Ro. 8:10; 1 Co. 6:17).
C.. Por ser personas que han sido regeneradas, debemos llevar una vida injertada: una vida en la que dos partes se han unido para crecer orgánicamente (Jn. 15:1, 4-5):
1. Después de haber sido injertados en Cristo, ya no debemos vivir por nosotros mismos, sino permitir que el Cristo pneumático viva en nosotros (Gá. 2:20).
2. Ya no debemos vivir según nuestra carne ni según nuestro ser natural; más bien, debemos vivir según nuestro espíritu regenerado, un espíritu injertado con Cristo.
3. Mediante tal injerto, somos unidos a Él, mezclados con Él e incorporados a Él para llegar a ser el Cuerpo de Cristo (Ro. 12:4-5).
DIA 1
Jer. 23:5 He aquí que vienen días, / Declara Jehová, / En que levantaré a David Renuevo justo…
33:15 En aquellos días y en aquel tiempo haré brotar a David un Renuevo de justicia…
1 Co. 15:45 Así también está escrito: “Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente”; el postrer Adán, Espíritu vivificante.
6:17 Pero el que se une al Señor, es un solo espíritu con Él.
Fuimos injertados en Cristo, pero este Cristo es el Dios que habita en luz inaccesible (1 Ti. 16). Ya que no le podemos tocar, ¿cómo podemos ser injertados en Él? Ésta es la razón por la cual Cristo tuvo que pasar por varios procesos. El primer proceso por el cual pasó fue que se hizo carne (Jn. 1:14), para ser del linaje de David (Mt. 1:1), el renuevo o vástago de David (Zac. 3:8; Jer. 23:5; 33:15), a fin de que fuéramos injertados con Él. Como seres humanos somos vástagos, es decir, trozos de madera; de igual manera, Cristo vino como el vástago deDavid, como un trozo de madera. Él es exactamente igual a nosotros; por lo tanto, nosotros y Él podemos ser injertados. (La experiencia de la salvación orgánica de Dios equivale a reinar en la vida de Cristo, pág. 52)
Lectura para hoy
El proceso por el cual Cristo pasó para llegar a ser un trozo de madera no fue sencillo. Además, el hecho de que Él llegara a ser un trozo de madera no quiere decir simplemente que ahora estaba listo para ser injertado con nosotros. Un experto en injertos sabe que, a fin de obtener un buen injerto, ambas partes del vástago deben ser cortadas y morir. Primero, la parte que ha de ser injertada tiene que morir, y en segundo lugar, la parte a la cual se ha de injertar también tiene que morir. Sólo cuando las dos partes mueren es que puede efectuarse el injerto. Con respecto a Cristo, un día Él, como vástago de David, murió en la cruz; sin embargo, aunque Él murió en la carne, resucitó en el Espíritu (1P. 3:18b).Por medio de la muerte y la resurrección, Él fue hecho el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45). Al venir a ser tal Espíritu, Cristo estaba listo para que se efectuara el injerto. Sin embargo, nosotros como pecadores teníamos que arrepentirnos y recibir al Señor. Una vez que nos arrepentimos y le recibimos, Él como Espíritu vivificante entró en nuestro espíritu e introdujo la vida divina en nosotros. Esta vida es una vida de muerte y de resurrección. Por lo tanto, Él introdujo la llave de la muerte y la resurrección en nosotros, los que creímos en Él y morimos y resucitamos con Él. Por consiguiente, en esta muerte y resurrección hemos sido injertados con Cristo. (La experiencia de la salvación orgánica de Dios equivale a reinar en la vida de Cristo, pág. 52)
Es necesario que…poseamos la vida de Dios además de nuestra propia vida humana. Esto no quiere decir que llegaremos a ser Dios y ya no seremos seres humanos; más bien, esto quiere decir que Dios mismo ha sido añadido a nuestro ser.
Incluso si nuestra vida humana no se hubiera corrompido, Dios no la querría. Lo que Dios anhela no es simplemente Su propia vida, sino Su vida añadida a nuestra vida humana. En otras palabras, lo que Dios anhela es que dos vidas se unan hasta llegar a ser una sola vida. Los injertos que se realizan en la esfera física constituyen un ejemplo sencillo que simboliza a la perfección esta unión de dos vidas.
Dios no se ha propuesto que nosotros dejemos de ser seres humanos. No es Su intención hacer de nosotros meros espíritus. Dios quiere que seamos Dios-hombres, aquellos en los cuales Dios ha sido “injertado”. Esto escapa a nuestra mentalidad natural.
Según nuestra mentalidad, únicamente nos consideramos a nosotros mismos y pensamos que no somos tan malos; pero todavía no somos lo suficientemente buenos, pues aún tenemos unos cuantos defectos. Como resultado de tal evaluación, pensamos que lo que necesitamos es mejorar y procurar cambiar en el futuro. La idea de cambiar para ser mejores es un concepto netamente humano y natural. Las escuelas educan a las personas con la esperanza de que ellas progresen y sean mejores que antes. Aunque esta clase de esfuerzo por mejorar parece dar algunos resultados, al final, tal persona empeorará y perderá toda esperanza de mejorar. Dios no quiere esto … Él desea que seamos llenos de Dios hasta que el agua viva, el agua de vida, brote de nosotros y corra como ríos. En esto consiste que la vida divina sea añadida a la vida humana, que la vida de Dios sea injertada en la vida humana y que estas dos vidas lleguen a ser una sola, de modo que nosotros llevemos la vida injertada que es propia de un Dios-hombre. (A Deeper Study of the Divine Dispensing, págs. 70-71)
Lectura adicional: La experiencia de la salvación orgánica de Dios equivale a reinar en la vida de Cristo, mensaje 4; Life Messages, caps. 58-59;A Deeper Study of the Divine Dispensing, cap. 5;The Secret of Experiencing Christ, cap. 5
Witness Lee
Derechos reservados a:
Living Stream Ministry
Anahaim CA.
La Vida injertada y el vivir del Dios-hombre
Bosquejo Dias 1 y 2
Lectura bíblica: Ro. 6:3-5; Jn. 15:1, 4-5; 1 Co. 6:17; Gá. 2:20; Ro. 12:2; 8:4
I. Por ser creyentes en Cristo, debemos llevar una vida injertada: una vida en la que somos un espíritu con el Señor y vivimos en una unión orgánica con Él (1 Co. 6:17; Jn. 15:1, 4-5):
A. La Biblia revela que la clase de relación que Dios desea tener con el hombre es aquella en la que Él y el hombre llegan a ser uno (1 Co. 6:17):
1. Dios desea que la vida divina y la vida humana se unan, con el fin de que lleguen a ser una sola vida (Jn. 15:1, 4-5).
2. Esta unidad es una unión orgánica, una unión en vida: una vida injertada.
B. A fin de que nosotros podamos ser injertados en Cristo, Él tuvo que pasar por los procesos de la encarnación, la crucifixión y la resurrección (1:14; 3:14; 12:24; 20:22):
1. Cristo se hizo carne para ser la simiente de David, el Renuevo de David, a fin de que podamos ser injertados con Él (1:14; Mt. 1:1;Zac. 3:8; Jer. 23:5; 33:15).
2. Cristo fue “cortado” en la cruz a fin de que nosotros podamos ser injertados en Él, y Él resucitó como Espíritu vivificante a fin de entrar en nuestro ser y hacernos un espíritu con Él (1 Co.15:45; 2 Co. 3:17a; Ro. 8:10; 1 Co. 6:17).
C.. Por ser personas que han sido regeneradas, debemos llevar una vida injertada: una vida en la que dos partes se han unido para crecer orgánicamente (Jn. 15:1, 4-5):
1. Después de haber sido injertados en Cristo, ya no debemos vivir por nosotros mismos, sino permitir que el Cristo pneumático viva en nosotros (Gá. 2:20).
2. Ya no debemos vivir según nuestra carne ni según nuestro ser natural; más bien, debemos vivir según nuestro espíritu regenerado, un espíritu injertado con Cristo.
3. Mediante tal injerto, somos unidos a Él, mezclados con Él e incorporados a Él para llegar a ser el Cuerpo de Cristo (Ro. 12:4-5).
DIA 1
Jer. 23:5 He aquí que vienen días, / Declara Jehová, / En que levantaré a David Renuevo justo…
33:15 En aquellos días y en aquel tiempo haré brotar a David un Renuevo de justicia…
1 Co. 15:45 Así también está escrito: “Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente”; el postrer Adán, Espíritu vivificante.
6:17 Pero el que se une al Señor, es un solo espíritu con Él.
Fuimos injertados en Cristo, pero este Cristo es el Dios que habita en luz inaccesible (1 Ti. 16). Ya que no le podemos tocar, ¿cómo podemos ser injertados en Él? Ésta es la razón por la cual Cristo tuvo que pasar por varios procesos. El primer proceso por el cual pasó fue que se hizo carne (Jn. 1:14), para ser del linaje de David (Mt. 1:1), el renuevo o vástago de David (Zac. 3:8; Jer. 23:5; 33:15), a fin de que fuéramos injertados con Él. Como seres humanos somos vástagos, es decir, trozos de madera; de igual manera, Cristo vino como el vástago deDavid, como un trozo de madera. Él es exactamente igual a nosotros; por lo tanto, nosotros y Él podemos ser injertados. (La experiencia de la salvación orgánica de Dios equivale a reinar en la vida de Cristo, pág. 52)
Lectura para hoy
El proceso por el cual Cristo pasó para llegar a ser un trozo de madera no fue sencillo. Además, el hecho de que Él llegara a ser un trozo de madera no quiere decir simplemente que ahora estaba listo para ser injertado con nosotros. Un experto en injertos sabe que, a fin de obtener un buen injerto, ambas partes del vástago deben ser cortadas y morir. Primero, la parte que ha de ser injertada tiene que morir, y en segundo lugar, la parte a la cual se ha de injertar también tiene que morir. Sólo cuando las dos partes mueren es que puede efectuarse el injerto. Con respecto a Cristo, un día Él, como vástago de David, murió en la cruz; sin embargo, aunque Él murió en la carne, resucitó en el Espíritu (1P. 3:18b).Por medio de la muerte y la resurrección, Él fue hecho el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45). Al venir a ser tal Espíritu, Cristo estaba listo para que se efectuara el injerto. Sin embargo, nosotros como pecadores teníamos que arrepentirnos y recibir al Señor. Una vez que nos arrepentimos y le recibimos, Él como Espíritu vivificante entró en nuestro espíritu e introdujo la vida divina en nosotros. Esta vida es una vida de muerte y de resurrección. Por lo tanto, Él introdujo la llave de la muerte y la resurrección en nosotros, los que creímos en Él y morimos y resucitamos con Él. Por consiguiente, en esta muerte y resurrección hemos sido injertados con Cristo. (La experiencia de la salvación orgánica de Dios equivale a reinar en la vida de Cristo, pág. 52)
Es necesario que…poseamos la vida de Dios además de nuestra propia vida humana. Esto no quiere decir que llegaremos a ser Dios y ya no seremos seres humanos; más bien, esto quiere decir que Dios mismo ha sido añadido a nuestro ser.
Incluso si nuestra vida humana no se hubiera corrompido, Dios no la querría. Lo que Dios anhela no es simplemente Su propia vida, sino Su vida añadida a nuestra vida humana. En otras palabras, lo que Dios anhela es que dos vidas se unan hasta llegar a ser una sola vida. Los injertos que se realizan en la esfera física constituyen un ejemplo sencillo que simboliza a la perfección esta unión de dos vidas.
Dios no se ha propuesto que nosotros dejemos de ser seres humanos. No es Su intención hacer de nosotros meros espíritus. Dios quiere que seamos Dios-hombres, aquellos en los cuales Dios ha sido “injertado”. Esto escapa a nuestra mentalidad natural.
Según nuestra mentalidad, únicamente nos consideramos a nosotros mismos y pensamos que no somos tan malos; pero todavía no somos lo suficientemente buenos, pues aún tenemos unos cuantos defectos. Como resultado de tal evaluación, pensamos que lo que necesitamos es mejorar y procurar cambiar en el futuro. La idea de cambiar para ser mejores es un concepto netamente humano y natural. Las escuelas educan a las personas con la esperanza de que ellas progresen y sean mejores que antes. Aunque esta clase de esfuerzo por mejorar parece dar algunos resultados, al final, tal persona empeorará y perderá toda esperanza de mejorar. Dios no quiere esto … Él desea que seamos llenos de Dios hasta que el agua viva, el agua de vida, brote de nosotros y corra como ríos. En esto consiste que la vida divina sea añadida a la vida humana, que la vida de Dios sea injertada en la vida humana y que estas dos vidas lleguen a ser una sola, de modo que nosotros llevemos la vida injertada que es propia de un Dios-hombre. (A Deeper Study of the Divine Dispensing, págs. 70-71)
Lectura adicional: La experiencia de la salvación orgánica de Dios equivale a reinar en la vida de Cristo, mensaje 4; Life Messages, caps. 58-59;A Deeper Study of the Divine Dispensing, cap. 5;The Secret of Experiencing Christ, cap. 5
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