Alimento diario y matutino

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5 Septiembre 2001
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PRACTICANDO EL LIBRO DE LOS HECHOS
Semana 14 --- La iglesia en Filipos
Jueves --- Leer con oración: Fil 1:3-5; 2 Co 8:1-4
“Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas, pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos” (2 Co 8:3-4)
EL INICIO DEL SEGUNDO VIAJE DE PABLO
Además de visitar a las iglesias y pasar tiempo con los hermanos, Pablo les escribía cartas como parte de su cuidado amoroso por los santos. Gracias al Señor, pues por medio de esos escritos, tenemos hoy registrado gran parte del Nuevo Testamento. En Filipenses 1:3-5 leemos: “Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros, siempre en todas mis oraciones rogando con gozo por todos vosotros, por vuestra comunión en el evangelio, desde el primer día hasta ahora”. Con respecto al término comunión, los filipenses tenían comunión con Pablo en el progreso del evangelio, lo que incluía la comunión de las riquezas materiales.
Para que haya progreso del evangelio, también es necesario que haya comunión en cuanto a las riquezas materiales, y eso es lo que practicaba la iglesia en Filipos, aunque no tenía mucho dinero. La primera persona que oyó y aceptó el evangelio fue Lidia, que, por ser una comerciante de tejidos teñidos de púrpura, tal vez no tenía mucho dinero. El otro fue el carcelero, ciertamente un hombre humilde que tampoco tenía mucho dinero. Por eso podemos decir que la iglesia en Filipos no estaba compuesta de nobles que poseían muchos bienes, sin embargo, gracias al Señor, ellos querían el progreso del evangelio. No solamente predicaban el evangelio, sino que también lo apoyaban con riquezas materiales. En su carta a la iglesia en Filipos, Pablo dice: “Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros (…) por vuestra comunión en el evangelio, desde el primer día hasta ahora” (1:3-5).
La iglesia en Filipos era normal: ellos eran unánimes y estaban en la comunión para el progreso del evangelio; no solamente predicaban, sino que también apoyaban con la ofrenda de riquezas materiales. Igualmente nosotros hoy, predicamos el evangelio conforme a la visión que ganamos del Señor, de ser fructíferos, multiplicarnos, llenar la tierra y sojuzgarla.
Las iglesias de Macedonia realmente tenían el ministerio de ofrendas de riquezas materiales. Cuando hubo hambre en la región de Judea, Pablo, que tenía mucho afecto por sus compatriotas, intentó levantar ofrendas entre las iglesias de los gentiles. Como sabía que en Macedonia los hermanos eran pobres y estaban bajo una gran persecución y tribulación, no fue hasta allá para pedir ofrendas. Pero, las iglesias de Macedonia, que incluían a Filipos y Tesalónica, cuando supieron de la necesidad en Jerusalén y Judea, manifestaron un profundo interés en participar en ese ministerio. Fue por eso que Pablo habló acerca de la gracia de Dios dada a las iglesias de Macedonia, la gracia de ofrendar, cuando escribió a los corintios: “Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia; que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad. Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas, pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos” (2 Co 8:1-4). Ofrendar es una gracia, a pesar de que muchos tal vez piensen que ofrendar es una pérdida. Pablo nos habla claramente en esta porción que ofrendar es gracia, cuanto más ofrendamos, más gracia recibimos.
Punto Clave: Comunión en el progreso del evangelio
Pregunta: ¿De qué manera el apóstol Pablo apacentaba a las iglesias?
Dong Yu Lan
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SEMANA 5 — DÍA 4
Alimento matutino
2 Co. 6:11-13 Nuestra boca se ha abierto a vosotros, oh corintios; nuestro corazón se ha ensanchado. No estáis estrechos en nosotros, pero sí sois estrechos en vuestro interior. Pues, recíprocamente en pago (como a hijos
hablo), ensanchaos también vosotros.
Los corintios ya habían recibido la gracia de Dios. Lo que necesitaban era permitir que esta gracia operara en ellos. Si permitían que la gracia de Dios operara en ellos, no recibirían la gracia de Dios en vano. Esto equivale a ser reconciliados con Dios plenamente y en todo aspecto. Además, esto equivale a experimentar una salvación actual. Hoy debe ser un día de más salvación, un día de progreso en ser reconciliados con Dios por medio de Su gracia. (Estudio-vida de 2 Corintios, pág. 373)
Lectura para hoy
Si hemos de ser plenamente reconciliados con Dios, plenamente salvos, nuestros corazones deben ser ensanchados. Pablo les apeló a los corintios a ser ensanchados…(2 Co.6:12-13)…Para ser de corazón ensanchado se requieren los aspectos de la vida que se adapta a todo, descrita en 6:3-10. Se requieren los dieciocho aspectos expresados en las frases que empiezan con la palabra en: en perseverancia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias, en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en vigilias, en ayunos, en pureza, en conocimiento, en longanimidad, en bondad, en un espíritu santo, en un amor no fingido, en la palabra de verdad, en el poder de Dios. También se requieren los tres pares que empiezan con la preposición griega que significa “mediante”:
mediante armas de justicia a diestra y siniestra, a través de gloria y de deshonra, de mala fama y de buena fama. Finalmente, se requieren los siguientes siete pares que empiezan con la palabra como: como engañadores, pero veraces; como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, mas he aquí vivimos; como castigados, mas no muertos; como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo. Si tenemos todas estas características de la vida que se adapta a todo, todos los aspectos expresados en las frases que empiezan con las palabras en, mediante y como, verdaderamente habremos sido ensanchados.
Debemos ser rectos y estrictos. Sin embargo, debemos ser estrictos con nosotros mismos, no con los demás. Si queremos ser estrictos con nosotros mismos y no con los demás, debemos ensancharnos. Los que son muy rectos generalmente son también muy estrechos. Ellos necesitan ensanchar sus corazones.
Cuando logramos tener un corazón ensanchado, no debemos volvernos sueltos. Antes bien, debemos seguir siendo estrictos y rectos para con nosotros mismos, mas no debemos aplicar este principio a los demás. Si el Señor ha hecho tal obra en nosotros, esto significa que nuestra capacidad ha sido ensanchada.
Me gustaría pedirles que consideren una vez más todos los asuntos que abarca Pablo en 6:3-10. Si tenemos todas estas características y cualidades, tendremos un corazón ensanchado. Exteriormente, tal vez seamos muy pequeños, pero nuestro corazón será tan grande como el océano. Pero si no hemos satisfecho estos requisitos, tendremos un corazón minúsculo. Tal vez seremos grandes a nuestros propios ojos, pero tendremos un corazón sumamente estrecho. Por ejemplo, nuestra actitud tal vez sea que si alguien comete un error, no debemos tener nada que ver con él a menos que se arrepienta. Ésta es una señal de estrechez. También es una indicación de que no podemos reconciliar a otros con Dios, porque nosotros mismos no hemos sido plenamente reconciliados con Él. Nuestra estrechez es una clara señal de que hemos sido reconciliados con Dios sólo parcialmente y de que el porcentaje en que hemos sido salvos es bastante bajo. Qué tan ancho sea nuestro corazón dependerá del grado al que hayamos sido reconciliados con Dios.
Tanto en nuestra vida familiar como en la vida de iglesia, tal vez nos hemos sentido ofendidos muchas veces. ¿Conserva usted una lista de todas las ofensas? ¿Se acuerda de cómo su cónyuge lo ofendió, o cómo fue ofendido por cierto anciano? ¿Se acuerda usted de todas las ofensas causadas por los santos? Debemos perdonar y olvidar todas las ofensas. Tal vez perdonemos, pero es posible que nos resulte más difícil olvidar. Esta dificultad para perdonar y olvidar se debe a un corazón que no ha sido debidamente ensanchado. Por tanto, vemos una vez más que nuestro corazón debe ser ensanchado. Ser plenamente reconciliados y salvos hará que nuestro corazón sea verdaderamente ensanchado. (Estudio-vida de 2 Corintios, págs. 374, 375-377) Lectura adicional: Estudio-vida de 2 Corintios, mensajes 41-42
Witness Lee
¡Jesús es el Señor!