Alimento diario y matutino

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5 Septiembre 2001
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PRACTICANDO EL LIBRO DE LOS HECHOS
Semana 14 --- La iglesia en Filipos
Martes --- Leer con oración: Hch 16:6-23; Jn 7:37-39; 1 Ti 6:9
“El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva” (Jn 7:38)
UN COMIENZO NORMAL Y MUY SALUDABLE
Una vez que fue resuelto el asunto de los judaizantes en la conferencia en Jerusalén (Hch 15), Pablo llevó consigo a Silas y más tarde a Timoteo, para el segundo viaje ministerial. Guiados por el Espíritu, fueron conducidos a Macedonia (Hch 16:6-10). Ellos estaban llenos de vida y de poder. El mover de ellos era limitado y guiado por el Espíritu Santo. Ellos andaban según el Espíritu, y no de acuerdo con sus propias determinaciones.
Así como ellos, igualmente nosotros, debemos aprender la lección de seguir al Espíritu. Ellos habían decidido ir a Asia, pero el Espíritu Santo se los impidió, y ellos dijeron “Amén”. Después intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió, y ellos dijeron “Amén”. ¡Pablo, Silas y Timoteo, estaban aprendiendo a negarse a sí mismos y a perder la vida del alma, con el fin de ser testigos del Señor en el evangelio!
En Macedonia, los apóstoles se dirigieron a Filipos, la primera ciudad de la provincia y colonia del Imperio Romano (Hch 16:11-12). El Espíritu Santo los condujo junto a un río, donde parecía haber un lugar de oración (v. 13). El río, en la Biblia, representa al Espíritu Santo (Jn 7:37-39). Esto indica un comienzo normal y muy saludable. Ellos comenzaron a predicar a algunas mujeres que se habían reunido para orar, entre las cuales estaba Lidia, de la ciudad de Tiatira. Era vendedora de telas de púrpura, temerosa de Dios, cuyo corazón el Señor abrió para atender a lo que Pablo decía (Hch 16:14). Lidia creyó en el Señor y fue bautizada con toda su casa (v. 15). Ella ciertamente se dio cuenta de que el mismo Señor había enviado a Pablo y a los apóstoles hasta aquel lugar, por lo cual insistió en hospedarlos en su casa. A causa de ese ruego, Pablo y sus colaboradores se quedaron en la casa de Lidia. Esta fue la primera casa ganada por el Señor en Europa por medio de los apóstoles.
En los versículos 16-18 vemos que, cuando ellos salieron hacia el lugar de oración, les salió al encuentro “una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos adivinando. Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación. Y esto lo hacía por muchos días; mas desagradando a Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en aquella misma hora”.
Los demonios siempre incitan a las personas a ganar mucho dinero. En 1 Timoteo 6:9 Pablo dice que “los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición”. En Taiwán, suceden muchos casos de posesión demoníaca, y los adoradores de demonios dicen a los demás: “¿Ustedes quieren ser ricos? Sólo tienen que venir con nosotros y adorar a esos demonios. Si desean evitar tragedias, adoren a estos demonios”. Los demonios tienen sus medios para llevar a las personas a ganar dinero y prosperar.
En Hechos 16:19-21 leemos: “Pero viendo sus amos que había salido la esperanza de su ganancia, prendieron a Pablo y a Silas, y los trajeron al foro, ante las autoridades; y presentándolos a los magistrados, dijeron: Estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad, y enseñan costumbres que no nos es lícito recibir ni hacer, pues somos romanos”. Cuando salió el demonio de aquella joven, terminó para sus dueños cualquier posibilidad de ganar dinero. “Y se agolpó el pueblo contra ellos; y los magistrados, rasgándoles las ropas, ordenaron azotarles con varas. Después de haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con seguridad” (vs. 22-23).
Nuevamente vemos que el evangelio del reino conmovió al imperio de las tinieblas y se levantó una persecución contra los siervos del Señor. Como veremos más adelante, esa persecución solamente resultó en más bendiciones.
Punto Clave: Ser guiado por el Espíritu
Pregunta: &A la luz de la experiencia de la joven poseída, ¿cuál es la influencia del demonio sobre los hombres?
Dong Yu Lan
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SEMANA 5 — DÍA 2
Alimento matutino
2 Co. 5:18-20 Mas todo proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; a saber, que en Cristo Dios estaba reconciliando consigo al mundo, no imputándoles a los hombres sus delitos, y puso en nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, exhortándoos Dios por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.
Los libros de 1 y 2 Corintios demuestran que los creyentes de Corinto, después de ser reconciliados parcialmente con Dios, seguían viviendo en la carne, en el hombre exterior. Entre ellos y Dios quedaba el velo separador de la carne, del hombre natural. Este velo corresponde al velo que estaba dentro del tabernáculo, el velo que separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo; no se refiere al velo que se hallaba a la entrada del Lugar Santo. Los creyentes de Corinto quizás se hallaban en el Lugar Santo, mas no estaban en el Lugar Santísimo. Esto significa que todavía estaban separados del lugar donde se encontraba a Dios. Por tanto, no habían sido reconciliados con Dios de manera completa. (Estudio-vida de 2 Corintios, pág. 327)
Lectura para hoy
En 2 Corintios 5:19, es el mundo el que debe reconciliarse con Dios, mientras que en el versículo 20, son los creyentes, aquellos que ya habían sido reconciliados con Dios, los que debían ser aún más reconciliados con Él. Esto indica claramente que se requieren dos pasos para que los hombres sean completamente reconciliados con Dios. El primer paso consiste en que los pecadores sean reconciliados con Dios de tal modo que sean separados del pecado. Con este propósito Cristo murió por nuestros pecados (1 Co. 15:3), dando por resultado que Dios nos perdonara los pecados. Éste es el aspecto objetivo de la muerte de Cristo. En este aspecto Él llevó nuestros pecados en la cruz para que Dios los juzgara en Cristo por causa de nosotros. El segundo paso consiste en que los creyentes que viven en la vida natural, sean reconciliados con Dios de tal modo que ya no vivan en la carne. Con este propósito Cristo murió por nosotros —las personas—, dando por resultado que vivamos para Él en la vida de resurrección (2 Co. 5:14-15). Éste es el aspecto subjetivo de la muerte de Cristo. En este aspecto, Él fue hecho pecado por nosotros para ser juzgado y puesto a muerte por Dios a fin de que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él. Por medio de los dos aspectos de la muerte de Cristo, Él ha reconciliado completamente con Dios al pueblo escogido de Dios.
Estos dos pasos de reconciliación son representados claramente por los dos velos del tabernáculo. El primer velo es llamado “la rejilla” (Éx. 26:36, heb.). Un pecador era llevado a Dios mediante la reconciliación de la sangre propiciatoria para que entrara en el Lugar Santo a través de esta rejilla. Esto tipifica el primer paso de la reconciliación. El segundo velo (Éx. 26:31-35; He.9:3) todavía lo separaba de Dios, quien estaba en el Lugar Santísimo. Este velo tenía que ser rasgado para que el pecador pudiera ser traído a Dios, quien estaba en el Lugar Santísimo. Éste es el segundo paso de la reconciliación. Los creyentes corintios habían sido reconciliados con Dios, habiendo pasado el primer velo y entrado en el Lugar Santo. No obstante, todavía vivían en la carne. Tenían que pasar el segundo velo, el cual ya había sido rasgado (Mt. 27:51; He. 10:20), para poder entrar en el Lugar Santísimo y vivir con Dios en su espíritu (1 Co. 6:17). La meta de esta epístola es conducir a los corintios hasta este punto para que sean personas que vivan en el espíritu (1 Co. 2:14), en el Lugar Santísimo. Esto es lo que el apóstol quería decir con la expresión: “Reconciliaos con Dios”.
La mayoría de los cristianos genuinos de hoy … en parte … [han] sido reconciliados con Dios por medio de la cruz sobre la cual Cristo murió … Sin embargo, fuimos reconciliados con Dios sólo en parte, a medias.
Aunque los corintios habían sido salvos y reconciliados con Dios a medias, todavía vivían en la carne; es decir, vivían en el alma, en el hombre exterior, que es el ser natural. El velo de la carne, del hombre natural, seguía separándolos de Dios. Esto significa que su ser natural era un velo de separación. Por tanto, ellos necesitaban el segundo paso de la reconciliación. En 2 Corintios 5 Pablo laboraba para llevar a cabo este segundo paso. Él laboraba en los corintios para eliminar el velo de la carne, crucificar la vida natural y consumir el hombre exterior. Lo que el apóstol Pablo hacía en 1 y 2 Corintios era rasgar el velo de la carne, un velo de separación, para que los creyentes corintios pudieran entrar al Lugar Santísimo. (Estudio-vida de 2 Corintios, págs. 327-329) Lectura adicional: Estudio-vida de 2 Corintios, mensajes 36-37
Witnass Lee
¡Jesús es el Señor!