ALIMENTO DIARIO Y MATUTINO (Jueves)

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5 Septiembre 2001
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ALIMENTO DIARIO Y MATUTINO (Jueves)
Hechos de los apóstoles
Semana 24 --- Cristo es superior y excelente
Jueves --- Leer con oración: He.8:6-13; 5:12-14
"Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas" (He 8:6)
SALIR DE LAS COSAS ANTIGUAS Y ENTRAR EN LO QUE ES NUEVO
Nuestro Dios es el Dios de los hebreos, de aquellos que cruzan ríos, y en la vida de la iglesia también necesitamos cruzar el río que separa el Antiguo Testamento, del Nuevo Testamento; el antiguo pacto, del nuevo pacto. En Hebreos 8:6-7 leemos que Jesús tiene un ministerio mucho más excelente, por cuanto es también Mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas, pues si aquel primero hubiera sido sin defecto, de ninguna se hubiera buscado lugar para un segundo.
Por eso el Señor: "Reprendiéndolos dice: He aquí vienen días, dice el Señor, en que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto; no como el pacto que hiEe con sus padres el día que lo tomé de la mano para sacados de la tierra de Egipto; porque ellos no permanecieron en mi pacto, y yo me desentendí de ellos, dice el Señor. Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo; y ninguno enseñará a su prójimo, Ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; porque todos me conocerán, Desde el menor hasta el mayor de ellos. Porque seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades. Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer" (vs. 8-13). Como leímos, necesitamos salir de lo que es antiguo con el fin de entrar en lo que es nuevo, ya que lo antiguo ya pasó, ahora estamos en lo nuevo, y para eso debemos siempre cruzar ríos, no permaneciendo en el Antiguo Testamento, sino prosiguiendo al Nuevo Testamento. .
Debemos salir de lo antiguo hacia lo nuevo, salir de la ley y entrar en la gracia, salir de los ritos y entrar en la realidad, salir del judaísmo y entrar en la iglesia, salir de lo que es terrenal a lo que es celestial, salir del atrio para entrar en el Lugar Santo y en el Lugar Santísimo, salir del alma y entrar en el espíritu, salir de los rudimentos de la doctrina, hacia la madurez.
Hebreos 5:12 dice: "Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido". Cuando somos salvos, somos puestos en la iglesia y llegamos a ser el pueblo del reino. La iglesia es la realidad del reino de los cielos. Para manifestar eso, necesitamos crecer en vida, salir de los rudimentos y buscar lo más excelente y superior. Pero, si aún estamos en lo que es antiguo, sólo podremos tomar leche, y no vamos a conocer la palabra de justicia. Sólo los adultos comen alimento sólido y tienen los sentidos ejercitados para discernir el bien y el mal.
Tenemos la vida del reino de los cielos y somos colocados en la iglesia para crecer, sin embargo, algunos no buscan el crecimiento y están siempre en la etapa de niños, tomando leche. No debemos estancamos, antes bien, necesitamos proseguir.
Todas las verdades bíblicas son preciosas, pero una vez que son experimentadas, debemos avanzar, buscar más verdades y experimentarlas para ganar más vida, salir de los rudimentos y llegar a la madurez en el Espíritu, en la vida. Todo eso nos muestra que no debemos quedamos estancados, sino seguir adelante. El Señor Jesús nunca se detiene, el siempre va adelante.
Punto clave: Cruzar los ríos en nuestra vida cristiana
Pregunta: De acuerdo con su experiencia, y a la luz del encargo de este día: ¿De dónde necesita salir y adónde usted debe entrar?
Dong Yu Lan
Derechos reservados a: Editora “Arvore da Vida”
¡Jesús es el Señor!
SEMANA 5 — DÍA 4
Alimento matutino
1 Co. 10:16-17 La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un Cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan.
3 Y todos comieron el mismo alimento espiritual.
En [1 Corintios 10:16-17, 21] Pablo habla acerca del pan y la copa en la mesa del Señor. En la última noche que el Señor Jesús estuvo con los discípulos, Él no tomó las Escrituras y se las explicó… sino que, en lugar de ello, el Señor tomó el pan y la copa. El pan solamente es bueno para comer, y la copa solamente es buena para beber. El Señor dijo: “Haced esto en memoria de Mí” (11:24; Lc. 22:19). Al decir “esto”, Él se estaba refiriendo a que comieran el pan y bebieran la copa. La mejor forma de recordar al Señor Jesús, y que es única, no consiste en ponernos a pensar en Él, meditar en Él o tratar de recordarlo, sino simplemente en comerlo y beberlo. Cuanto más comamos a Jesús en Su mesa, más contento Él estará con nosotros. A Él no le interesa tanto que nos humillemos arrodillándonos o postrándonos ante Él. Si hacemos esto, tal vez el Señor nos diría: “Hijo, no seas necio. A Mí no me interesa que te arrodilles o no. Lo que quiero es que comas. Cuanto más me comas, más contento estaré”. (The Enjoyment of Christ for the Body in 1 Corinthians, pág. 22)
Lectura para hoy
Cuanto más entra Cristo en nosotros, más le recordamos. La mejor forma de recordar al Señor Jesús no es adorarle ni rendirle culto, como alguien que está muy por encima del tercer cielo. Si usted trata de recordar al Señor de esa manera, Él probablemente le diría: “…Estoy aquí en tu espíritu. Simplemente disfrútame. Cuanto más me comas y cuanto más me bebas, más contento estaré. No deseo ser alguien que está muy por encima de ti; más bien, deseo ser tu elemento constitutivo. No quiero estar separado de ti, sino ser uno contigo”.Cuanto más comemos, más alimento es asimilado en nosotros. Así, cada vez que celebremos la mesa del Señor podremos declarar al universo, incluyendo a Satanás: “¡Alabado sea el Señor! Nosotros amamos al Señor Jesús, y ahora tenemos más de Él en nosotros”.
En 1 Corintios 10:21 se menciona la mesa del Señor. La mesa del Señor no es un escritorio con una Biblia para que nosotros la estudiemos; más bien, es una mesa en la que hay dos “platillos” servidos: el pan para que lo comamos y la copa para que la bebamos. En la mesa del Señor nosotros cenamos con el Señor al comer Su cuerpo y beber Su sangre. Al cenar de esta manera, se produce un cambio en nuestra constitución que nos hace ser un solo Cuerpo. El versículo 17 dice: “Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un Cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan”. El disfrute que tenemos de Cristo redunda en una vida de iglesia apropiada… Las enseñanzas doctrinales, por sí solas, generan diversas opiniones… Es imposible que seamos uno simplemente por estudiar la Biblia. En cambio, cuanto más comamos y bebamos a Jesús, más seremos uno. El disfrute que tenemos de Jesús es lo que nos guarda en unidad. (The Enjoyment of Christ for the Body in 1 Corinthians, págs. 22-23)
La palabra griega traducida comunión significa también participación mutua, y se refiere [en el versículo 16] a la comunión que los creyentes tienen al participar mutuamente de la sangre y el cuerpo de Cristo. Esta comunión hace que nosotros, los que participamos de la sangre y del cuerpo del Señor, seamos uno, no sólo entre nosotros, sino también con el Señor. Al participar de dichos elementos nos identificamos con el Señor en la comunión de Su sangre y Su cuerpo. La intención del apóstol era mostrar a los creyentes que cuando una persona come y bebe, llega a ser uno con lo que ingiere.
En el versículo 17 Pablo dice enfáticamente que hay un solo pan y un solo Cuerpo: “Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un Cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan”. Todos somos un solo pan, un solo Cuerpo, porque participamos de un solo pan. Al participar juntos de este pan, llegamos a ser uno. Esto indica que comer a Cristo nos constituye Su Cuerpo único. El mismo Cristo, de quien todos participamos, nos constituye Su Cuerpo.
Participar, es decir, comer, de ese único pan (vs. 28-30) nos identifica con el pan. Esto indica que al participar de Cristo, al disfrutarlo, nos identificamos con Él y llegamos a ser uno con Él. (Estudio-vida de 1 Corintios, págs. 438-439)
Lectura adicional:The Enjoyment of Christ for the Body in 1 Corinthians, cap. 2; Estudio-vida de 1 Corintios, mensajes 49-50
Witness Lee
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