ALIMENTO DIARIO Y AVIVAMIENTO MATUTINO (Lunes)

hgo

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5 Septiembre 2001
3.029
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Hechos de los apóstoles
Semana 20--- Las siete iglesias en Apocalipsis
Lunes --- Leer con oración: Hch 19:4-12, 17-19; Mt 20:2, 13; 1 Ts 1:9
“Asimismo muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta de su precio, hallaron que era cincuenta mil piezas de plata” (Hch. 19:19)
ELIMINAR LAS COSAS NEGATIVAS DE NUESTRO VIVIR
El tema del mensaje de esta semana es “Las siete iglesias en Apocalipsis”, de entre las cuales la primera es la iglesia en Éfeso. En la semana pasada vimos que Pablo, en su tercer viaje ministerial, al llegar a Éfeso corrigió a los santos con relación al bautismo de Juan, que era solamente para arrepentimiento “diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo. Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús” (Hch 19:4-5). Pablo entonces, les impuso las manos y vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas y profetizaban (v. 6).
A partir de ahí, durante tres meses, Pablo frecuentó la sinagoga, donde persuadía, discutía y disertaba con respecto al reino de Dios (v. 8). Pero algunos de ellos se mostraban duros e incrédulos, hablando mal del Camino delante de la multitud. Pablo entonces tuvo una actitud muy buena: simplemente se apartó de ellos, separó a los discípulos y se cambió a otro lugar, la escuela de Tirano, donde continuó cada día persuadiendo por espacio de dos años. Eso dio ocasión para que todos los habitantes de Asia oyesen la palabra del Señor, tanto judíos como griegos (vs. 9-10). En la escuela de Tirano, un lugar totalmente fuera de la religión judía, el Señor tuvo un camino para propagar el evangelio.
Hechos 19:11-12 dice: “Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo, de tal manera que aun se llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían”. La expulsión de demonios, sanidades y milagros ocurren especialmente durante la predicación de evangelio; a veces, es necesario que eso ocurra para que las personas teman al Señor y de hecho crean en Él (v. 17). La enseñanza de la palabra ministrada en la escuela de Tirano era acompañada de señales y milagros, por el poder del Espíritu Santo.
En los versículos 18 y 19 vemos una reacción espontánea de alguien que fue salvo: terminar con su pasado y liberarse de cosas y objetos impropios: “Y muchos de los que habían creído venían, confesando y dando cuenta de sus hechos. Asimismo muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta de su precio, hallaron que era cincuenta mil piezas de plata”. Cada pieza de plata era aproximadamente la paga de un día de trabajo (cfr. Mt 20:2,13). El valor no era pequeño, pero los santos de allí se liberaron de esas cosas negativas de su pasado. Podemos ser iluminados por esos versículos y aprender a eliminar de nuestro vivir todas las cosas negativas. A veces, en la casa de algunos hermanos hay cuadros o figuras, no necesariamente satánicas, pero sí de influencia maligna, que muchas veces pueden ser una barrera en nuestra comunión con Dios. Hermanos que tienen más experiencia, cuando perciben que la casa de ciertos hermanos tiene problemas constantes, ya sea conyugal, en las relaciones familiares o con enfermedades, aconsejan a los padres de familia que no dejen ninguna brecha para Satanás. Necesitamos tener la práctica de terminar con las cosas negativas y con todo tipo de idolatría (1 Ts 1:9; 1 Jn 5:21). Después de ser salvos tenemos que hacer una limpieza general a nuestra casa, dando fin a todos los libros, revistas, cuadros, figuras, objetos y otras cosas que no compatibilizan con el vivir cristiano. Esto es terminar con nuestro pasado para tener un futuro limpio y sin impedimentos con el Señor.
Punto Clave: Terminar con el pasado
Pregunta: ¿Usted ya recibió luz suficiente y terminó cabalmente con los ídolos? De ejemplos.
Dong Yu Lan
Derechos reservados a: Editora “Arvore da Vida”
¡Jesús es el Señor!
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SEMANA 1 — DÍA 1
Alimento matutino
Col. 1:15 Él es la imagen del Dios invisible, el Primogénito de toda creación.
18-19 Y Él es la Cabeza del Cuerpo que es la iglesia; Él es el principio, el Primogénito de entre los muertos, para que en todo Él tenga la preeminencia; por cuanto agradó a toda la plenitud habitar en Él.
La economía de Dios consiste en que Dios se hace hombre para que el hombre llegue a ser Dios en vida y naturaleza, mas no en la Deidad, esto con el fin de producir el Cuerpo orgánico de Cristo, el cual tendrá su consumación en la Nueva Jerusalén. (Estudio-vida de 1 y 2 Crónicas, pág. 77)
“Dios se hace hombre y el hombre llega a ser Dios” es la economía de Dios; esto va más allá de la comprensión de los ángeles y de los hombres…Existe una línea de pensamiento en las Escrituras referente a la economía de Dios, la cual nos muestra que Dios se hizo hombre para hacer que el hombre sea Dios. La Biblia nos muestra cómo el hombre puede llegar a ser Dios y vivir como un Dios-hombre, y así llegar a ser un organismo de Dios, el cual es el Cuerpo de Cristo. (La cumbre de la visión y la realidad del Cuerpo de Cristo, pág. 28)
Lectura para hoy
A Cristo, además del elemento de Su divinidad, le fueron añadidos los elementos de Su humanidad, la experiencia de Su vivir humano, y Su muerte y resurrección. De esta manera, Él llegó a ser el Espíritu vivificante. Este Espíritu es la consumación del Dios Triuno. Este Espíritu también es el Cristo pneumático, quien es la corporificación del Dios Triuno. Por consiguiente, el Espíritu es el propio Cristo, el propio Dios Triuno. A la postre, esto es lo que nuestro Dios llegó a ser. Desde el día de Su resurrección hasta la eternidad, Él permanecerá así. Cuando creemos en el Señor, recibimos a este Cristo, y no al Cristo superficial que enseña comúnmente la gente. El Cristo a quien conocemos es muy profundo y muy elevado. Él es nuestro Redentor y nuestro Salvador. No solamente es Jesucristo, sino también Aquel que llegó a ser el Espíritu vivificante, la consumación de Dios. Este Cristo pasó por todos estos procesos para dar el paso de hacerse hombre a fin de poder hacer que el hombre llegara a ser Dios.
Entonces, ¿qué hace Dios para que el hombre sea hecho Dios? Después de regenerarnos consigo mismo como vida, Dios sigue llevando a cabo en nosotros la obra de santificación, renovación y transformación por Su Espíritu de vida. Dios se hizo hombre por medio de la encarnación; el hombre llega a ser Dios por medio de la transformación. Cuando el Señor Jesús vivió como hombre en esta tierra, Él subió al monte y allí se transfiguró. Esa transfiguración fue un evento inesperado. Pero nuestra transformación, mediante la cual seremos hechos Dios, no ocurre inesperadamente. Es una transformación que se lleva a cabo por toda nuestra vida hasta que seamos conformados a Su imagen. Finalmente, entraremos con Él en la gloria, es decir, nuestro cuerpo será redimido. Ese será el último paso de la redención de todo nuestro ser, el paso que nos introducirá en la gloria. Por tanto, mediante la regeneración, la santificación, la renovación, la transformación, la conformación y la glorificación llegamos a ser Dios. Cuando llegamos a este punto, en 1 Juan 3:2 dice que cuando “Él se manifieste, seremos semejantes a Él, porque le veremos tal como Él es”.
El resultado de este proceso es un organismo. Este organismo se forma al unirse Dios al hombre y al mezclarse con él para hacerse hombre y también para hacer que el hombre sea
Dios…Este organismo es la casa del Padre, la casa de Dios;…es el Cuerpo de Cristo. La casa sirve como habitación para Dios, mientras que el Cuerpo sirve como expresión de Dios. El resultado final de este proceso será la Nueva Jerusalén. (La cumbre de la visión y la realidad del Cuerpo de Cristo, págs. 31-32)
El Cuerpo de Cristo es el deseo eterno que está en el corazón del Dios Triuno y Su propósito final … Ésta es la multiplicación que el Dios Triuno anhela y el aumento que espera obtener…Esta multiplicación y aumento consiste en que Dios y Cristo se multiplican
y aumentan en nosotros, el pueblo redimido. Esto va más allá de la imaginación,…pero los que hemos recibido la gracia de Dios podemos gustarla y participar en ella por la eternidad. (El resultado de la unión del Espíritu consumado del Dios Triuno y el espíritu regenerado de los creyentes, pág. 59)
Lectura adicional: La cumbre de la visión y la realidad del Cuerpo de Cristo, cap. 2; El resultado de la unión del Espíritu consumado del Dios Triuno y el espíritu regenerado de los creyentes, cap. 4
Witness Lee
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