SEMANA 7 — DÍA 6
Alimento matutino
Mt.10:38 Y el que no toma su cruz y sigue en pos de Mí, no es digno de Mí.
1 Co.2:2 Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado.
Gá. 6:14 Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.
En cuanto al hecho de reunirnos para adorar a Dios, todos debemos aprender dos asuntos cruciales. Primero, debemos aprender a renunciar a todo nombre que no sea el nombre del Señor Jesús y a congregarnos en Su nombre. Segundo, debemos aprender a rechazar la carne, el yo y la vida natural, y a ejercitar nuestro espíritu. En todo lo relacionado con la adoración de Dios, debemos ejercitar nuestro espíritu. Siempre que alabemos, debemos alabar con nuestro espíritu. Siempre que hablemos, debemos hablar usando nuestro espíritu. Si hacemos esto, la reunión será en la habitación de Dios. (Life-study of Deuteronomy, pág. 75)
Lectura para hoy
[Al igual que en Deuteronomio 12, hoy en día] también tenemos el altar, que es la cruz. Además de tener en cuenta lo relacionado con el nombre del Señor y la habitación de Dios, debemos tener el altar, el cual representa la cruz. Lo que Pablo dice en 1 Corintios 2:2 muestra la importancia de este asunto … El Cristo crucificado era el tema único, el centro, el contenido y la sustancia misma del ministerio de Pablo.
A la entrada de la iglesia está la cruz, y todo el que desee ingresar a la iglesia debe experimentar la cruz y ser crucificado. Experimentar la cruz equivale a ser desechados, ser anulados, ser reducidos a nada. En la iglesia sólo Cristo tiene cabida, no nosotros … La cruz es el lugar que nos corresponde … No debemos introducir a la iglesia nada que pertenezca al viejo hombre, a la carne, al yo ni a la vida natural. Cuando estamos en la cruz, estamos verdaderamente en el espíritu.
Mientras nos preparamos para asistir a la reunión, podemos orar: “Señor, si aún tengo algo relacionado con la carne, con el yo y con la vida natural, te pido queme perdones y que elimines todas esas cosas. Señor, necesito ser aniquilado por la cruz, y luego, ser ungido contigo mismo”.Si todos asistimos a las reuniones de esta manera, nos reuniremos en el nombre de Cristo, nos reuniremos en la habitación de Dios y tendremos la aplicación de la cruz. Si tenemos en cuenta lo relacionado con el nombre, la habitación y la cruz, no habrá divisiones entre nosotros … Todos seremos uno: uno en el mismo nombre, uno en la misma habitación y uno al experimentar la misma cruz. (Life-study of Deuteronomy, págs. 75-76)
Después de la muerte de Salomón, el reino de David se dividió…(1 R. 11:29-37). A partir de entonces, los hijos de Israel quedaron divididos en dos reinos: el reino de Judá al sur y el reino de Israel al norte. Sin embargo, el centro de adoración que Dios había escogido, no se dividió, sino que siguió siendo el mismo…Esto le causó mucha preocupación a Jeroboam. Probablemente, en lo más profundo de su corazón, se dijo a sí mismo: “Si estas diez tribus continúan yendo a Jerusalén para adorar a Dios, quizás sean influenciadas por las otras y me maten, y después regresen a la casa de David”.Por esta razón, Jeroboam estableció otros dos centros de adoración, uno en Bet-el y otro en Dan, para que le resultara más conveniente a su pueblo (1 R.12:26-33). Jeroboam parecía estar diciéndole al pueblo de una manera sutil: “Es demasiado difícil para vosotros viajar hasta Jerusalén. Esto no es nada conveniente. Yo os he establecido otros dos centros de adoración, así que no tenéis necesidad de ir más a Jerusalén. Ahora podéis ir a Dan o a Bet-el para adorar a vuestro Dios.
El significado del pecado de Jeroboam puede verse en lo que se practica en el cristianismo actual. Ciertos pastores y supuestos obreros cristianos desean tener un imperio que esté bajo su control. Así que para asegurar su propio reino, ellos, al igual que Jeroboam, establecen sus propios centros de adoración. Jeroboam no tenía a Dios en realidad, pues [él] hizo dos becerros de oro…Así como Jeroboam tenía sólo a Dios de nombre, algunas de las cosas que hoy en día llaman “Dios” en los centros de adoración, son simplemente Dios de nombre. En realidad, no son Dios sino un becerro. (Young People’s Training, págs. 160-161)
Lectura adicional:YoungPeople’sTraining,cap. 12;Estudio-vida de
1 y 2 Reyes, mensaje 8
Witness Lee
Derechos reservados a: Living Stream Ministry
¡Jesús es el Señor!
Alimento matutino
Mt.10:38 Y el que no toma su cruz y sigue en pos de Mí, no es digno de Mí.
1 Co.2:2 Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado.
Gá. 6:14 Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.
En cuanto al hecho de reunirnos para adorar a Dios, todos debemos aprender dos asuntos cruciales. Primero, debemos aprender a renunciar a todo nombre que no sea el nombre del Señor Jesús y a congregarnos en Su nombre. Segundo, debemos aprender a rechazar la carne, el yo y la vida natural, y a ejercitar nuestro espíritu. En todo lo relacionado con la adoración de Dios, debemos ejercitar nuestro espíritu. Siempre que alabemos, debemos alabar con nuestro espíritu. Siempre que hablemos, debemos hablar usando nuestro espíritu. Si hacemos esto, la reunión será en la habitación de Dios. (Life-study of Deuteronomy, pág. 75)
Lectura para hoy
[Al igual que en Deuteronomio 12, hoy en día] también tenemos el altar, que es la cruz. Además de tener en cuenta lo relacionado con el nombre del Señor y la habitación de Dios, debemos tener el altar, el cual representa la cruz. Lo que Pablo dice en 1 Corintios 2:2 muestra la importancia de este asunto … El Cristo crucificado era el tema único, el centro, el contenido y la sustancia misma del ministerio de Pablo.
A la entrada de la iglesia está la cruz, y todo el que desee ingresar a la iglesia debe experimentar la cruz y ser crucificado. Experimentar la cruz equivale a ser desechados, ser anulados, ser reducidos a nada. En la iglesia sólo Cristo tiene cabida, no nosotros … La cruz es el lugar que nos corresponde … No debemos introducir a la iglesia nada que pertenezca al viejo hombre, a la carne, al yo ni a la vida natural. Cuando estamos en la cruz, estamos verdaderamente en el espíritu.
Mientras nos preparamos para asistir a la reunión, podemos orar: “Señor, si aún tengo algo relacionado con la carne, con el yo y con la vida natural, te pido queme perdones y que elimines todas esas cosas. Señor, necesito ser aniquilado por la cruz, y luego, ser ungido contigo mismo”.Si todos asistimos a las reuniones de esta manera, nos reuniremos en el nombre de Cristo, nos reuniremos en la habitación de Dios y tendremos la aplicación de la cruz. Si tenemos en cuenta lo relacionado con el nombre, la habitación y la cruz, no habrá divisiones entre nosotros … Todos seremos uno: uno en el mismo nombre, uno en la misma habitación y uno al experimentar la misma cruz. (Life-study of Deuteronomy, págs. 75-76)
Después de la muerte de Salomón, el reino de David se dividió…(1 R. 11:29-37). A partir de entonces, los hijos de Israel quedaron divididos en dos reinos: el reino de Judá al sur y el reino de Israel al norte. Sin embargo, el centro de adoración que Dios había escogido, no se dividió, sino que siguió siendo el mismo…Esto le causó mucha preocupación a Jeroboam. Probablemente, en lo más profundo de su corazón, se dijo a sí mismo: “Si estas diez tribus continúan yendo a Jerusalén para adorar a Dios, quizás sean influenciadas por las otras y me maten, y después regresen a la casa de David”.Por esta razón, Jeroboam estableció otros dos centros de adoración, uno en Bet-el y otro en Dan, para que le resultara más conveniente a su pueblo (1 R.12:26-33). Jeroboam parecía estar diciéndole al pueblo de una manera sutil: “Es demasiado difícil para vosotros viajar hasta Jerusalén. Esto no es nada conveniente. Yo os he establecido otros dos centros de adoración, así que no tenéis necesidad de ir más a Jerusalén. Ahora podéis ir a Dan o a Bet-el para adorar a vuestro Dios.
El significado del pecado de Jeroboam puede verse en lo que se practica en el cristianismo actual. Ciertos pastores y supuestos obreros cristianos desean tener un imperio que esté bajo su control. Así que para asegurar su propio reino, ellos, al igual que Jeroboam, establecen sus propios centros de adoración. Jeroboam no tenía a Dios en realidad, pues [él] hizo dos becerros de oro…Así como Jeroboam tenía sólo a Dios de nombre, algunas de las cosas que hoy en día llaman “Dios” en los centros de adoración, son simplemente Dios de nombre. En realidad, no son Dios sino un becerro. (Young People’s Training, págs. 160-161)
Lectura adicional:YoungPeople’sTraining,cap. 12;Estudio-vida de
1 y 2 Reyes, mensaje 8
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¡Jesús es el Señor!