Así se explica en la Biblia de estudio pentecostal de Ed Caribe:
Capítulo 12 de Corintios
12.1 Los corintios malinterpretaron la forma cómo el Espíritu Santo trabaja a través de la gente, y abusaron en el empleo de los dones espirituales , considerándolos aparentemente como un fin en sí mismos. Particularmente, interpretaron torcidamente el uso apropiado del hablar en lenguas y ello trajo confusión frecuente a sus reuniones. Lo mismo ocurrió con el poder y las dádivas del Espíritu, al considerar los dones como algo que escapaba al control humano y anulaba la voluntad de quien los recibía (14.32). La respuesta de Pablo a este problema consiste en mostrar la necesidad de que el Espíritu se manifieste de forma variada y múltiple (cap. 12); la necesidad de que en estas manifestaciones prevalezca el amor y las motivaciones no egoístas (cap. 13); y la necesidad de controlarse y mantener un ordenado y edificante comportamiento en los servicios colectivos (cap. 14).
12.2,3 Pablo introduce tres principios guía que distinguen las vías de cómo obra el Espíritu Santo: En primer lugar, el principio del control consciente. A diferencia del paganismo, el poder del Espíritu Santo no conduce a la gente a la realización de acciones compulsivas e incontroladas. Su ministerio de amor, como arrullo de paloma, fortalece la personalidad humana. El Espíritu fortalece, no perturba a la gente. El segundo principio afirma que Cristo es glorificado. Todas las manifestaciones del Espíritu concuerdan con la verdad acerca de Jesús. El tercer principio destaca la fe en las verdades de la doctrina cristiana. La obra fundamental del Espíritu es colocar a la gente bajo el dominio de Jesús.
RIQUEZA LITERARIA
12.3 anatema, anathema; Strong #331: Un animal para ser sacrificado. Debido a su asociación con el pecado, la palabra poseía una connotación negativa y era sinónima de una maldición. En el esquema sacrificial, anathema significaba alejamiento de Dios sin esperanza de ser redimido.
12.4–11 Véase la sección 5 de «Verdad en acción» al final de 1 Corintios.
12.4–6 Las tres categorías de manifestaciones del Espíritu mencionadas en 12.2, 3 ponen de relieve la diversidad, y al mismo tiempo la unidad, de las personas de la Trinidad. La unidad no hace al Espíritu algo indiferente, un poder impersonal; sus dones no tienen un origen humano, son la obra de Dios. Los dones proceden del gran don: el Espíritu Santo; las distintas formas de ministerio son modeladas por el principal ministro: Cristo (el Señor ); y las obras del Espíritu provienen de Dios el Padre.
12.7 Pablo identifica un don espiritual como una habilidad sobrenatural concedida por el Espíritu Santo a una persona, no como la exaltación de una habilidad natural. Así, cada don es una manifestación del Espíritu , esto es, una evidencia visible de su actividad. El Espíritu Santo derrama sus dones según su voluntad de acuerdo con la ocasión, desde el punto de vista divino.
12.8–11 Estos nueve dones evidencian la variada distribución que requiere la plena manifestación del Espíritu: La palabra de sabiduría consiste en una expresión espiritual que brota en un momento determinado por el Esp íritu, revelando de forma sobrenatural la mente, el propósito y las vías de Dios aplicadas a una situación específica. La palabra de ciencia es una revelación sobrenatural de información sobre una persona o un acontecimiento, dada con un propósito concreto, que usualmente tiene que ver con una necesidad inmediata. El don de fe representa una forma única de fe que va más allá de la simple creencia o la fe salvadora. Consiste en una confianza sobrenatural que no alberga la más mínima duda en torno al asunto de que se trate. Los dones de sanidades son aquellos mediante los cuales Dios concede sanidad por el Espíritu. El plural sugiere que de la misma manera que existen muchos males y enfermedades, hay dones relacionados con la cura de variados desórdenes. El don de hacer milagros es una manifestación de poder que sobrepasa la acción ordinaria de la ley natural. Es la capacidad otorgada por Dios para hacer algo que no puede realizarse por medios naturales. La profecía es una revelación divina de parte del Espíritu, una manifestación edificante del Espíritu para satisfacer una necesidad concreta (14.3), una súbita visión del Espíritu que exhorta o consuela (14.3, 30). Discernimiento de espíritus es la habilidad para distinguir el espíritu del mundo, y especialmente para descubrir el verdadero motivo o razones que animan a la gente. Diversos géneros de lenguas es el don de hablar de forma sobrenatural en un idioma no conocido por el individuo. El plural alude a diferentes formas que posiblemente armonizan las lenguas vivas que se conocen de Hechos 2.4–6, y los sonidos transracionales de Corintios, especialmente dirigidos a orar y cantar en el Espíritu, fundamentalmente en la alabanza personal (14.14–19). La interpretación de lenguas es el don de descifrar el significado del mensaje transracional (no irracional) del Espíritu a los que escuchan. No equivale a la traducción de un lenguaje extranjero. Nota: Ninguno de los dones requiere un escenario «público», aunque todos puede manifestarse y deben recibirse con beneplácito en las actividades colectivas.
DINÁMICA DEL REINO
12.8–10, 28 Los dones que te ofrece el Espíritu Santo, DONES ESPIRITUALES. Es importante que no olvidemos distinguir entre los dones dados por cada miembro de la Deidad. Descubrir qué dones nos ha dado el Padre, no debiera reemplazar nuestra sincera disposición de buscar cualesquiera de los nueve dones del Espíritu Santo enumerados aquí, dispensados por Él, a través de la iglesia. Una explicación de éste y otros temas afines aparece en el artículo: «Dones y poder del Espíritu Santo» que comienza en la página 1763.
(Ro 12.6–8/Ef 4.11) P.W.
12.12-26 Al comparar la iglesia con el cuerpo humano, Pablo muestra cómo la gran diversidad de dones asegura la unidad de la iglesia. Cada uno de ellos contribuye con algo necesario a la vida de la comunidad y al crecimiento del todo. No hay espacio para la arrogancia, ni necesidad de sentirse inferior en el cuerpo de Cristo, porque cada individuo desempeña un papel esencial en su funcionamiento.
DINÁMICA DEL REINO
12.9, 28 El don de sanidad, SANIDAD DIVINA. Para que la misión de la Iglesia no se viera limitada a las capacidades de una empresa humana, el Espíritu Santo provee poderosos dones especialmente asignados y distribuidos entre los creyentes. Entre ellos están los «dones de sanidad». Señalan claramente que la sanidad sobrenatural de los enfermos debiera ser un ministerio permanente establecido de la Iglesia, y al mismo tiempo un estímulo a la obra de la evangelización del mundo. Esto tiene vigencia hoy en día, es decir, siempre, porque «irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios» (Ro 11.29).
(Hch 28.8, 9/Stg 5.13–18) N.V.
DINÁMICA DEL REINO
12.12 Todos los creyentes son miembros del cuerpo de Cristo, VALOR HUMANO. El cuerpo humano es un organismo exquisito. Los científicos no lo pueden duplicar, así como tampoco pueden entenderlo plenamente. Es una síntesis de muchas partes que trabajan juntas en una comprensiva totalidad. Lo que afecta a una parte del cuerpo, afecta a la totalidad. Cada miembro del cuerpo se relaciona con, y depende de, las otras partes del cuerpo. Cada parte contribuye al bienestar de todo el cuerpo. Y así es también con respecto a todos los creyentes como miembros del cuerpo de Cristo. Debemos funcionar en el cuerpo de Cristo como las partes del cuerpo humano funcionan en él. La amputación de un brazo es un impedimiento para todo el cuerpo. No hay ningún hermano en la fe del cual no necesitemos. La palabra «cuerpo» (griego, soma ) se relaciona con sozo, que significa «sanar, preservar, ser restaurado». Esto muestra claramente cómo nuestras vidas están intrínsecamente unidas dentro del cuerpo de Cristo, y cómo nuestro bienestar depende del bienestar de otros (Ro 14.7). Dejemos que Cristo nos una estrechamente unos con otros en su iglesia.
(Hch 17.26/Jn 13.34, 35) C.B.
12.13 Pablo sienta las bases del principio de la unidad dentro de la diversidad. El don del Espíritu Santo es la vida común de los cristianos, cuya dinámica es más rica que todas las otras realidades humanas. La fórmula gramatical griega que se usa aquí es similar a la de otros pasajes que hablan de ser «bautizados con el Espíritu Santo» (véase Mt 3.11; Mc 1.8; Lc 3.16; Jn 1.33; Hch 1.5; 11.16). Mientras que el bautismo del Espíritu alude a una realidad primaria para los creyentes, Pablo sigue recomendando la experiencia de llenarse del Espíritu (Ef 5.18), lo cual incluye las manifestaciones relacionadas más arriba.
12.27–30 Miembros cada uno en particular: Las lecciones sobre el cuerpo humano son ahora aplicadas en la práctica a los individuos. Ninguno posee todos los dones. Todo intento de establecer un orden de precedencia o jerarquía entre ellos atenta contra la realidad de la diversidad de dones, ministerios y operaciones de la Trinidad, que ilustra cómo opera la variedad y la diversidad en distintos contextos (12.4–6). Los que ayudan se refiere a todas las formas de servicio y apoyo, una manifestación del Espíritu a veces pasada por alto. Los que administran es otro de los ministerios que menos distinciones y reconocimientos recibe (v. 23), mientras ofrece calladamente orientaciones y asistencia.
12.30 ¿Hablan todos lenguas? Esta pregunta requiere una respuesta negativa. Sin embargo, el deseo que todos lo hicieran (14.5), y el hecho de que las lenguas prevalecieran en las oraciones de la vida devocional privada de Pablo (14.18), indica que la cuestión reside en que todos no debían procurar hablar en lenguas en las reuniones colectivas (14.27). Ello introduciría el caos en las actividades de la iglesia.
RIQUEZA LITERARIA
12.28 apóstoles, apostolos; Strong #652: Un mensajero especial, un delegado, uno comisionado para una tarea o una función específica, uno que es enviado con un mensaje. En el NT, la palabra se refiere a los doce discípulos originales y a otros líderes prominentes. Marvin Vincent registra tres cualidades de un apóstol: 1) uno que ha tenido un encuentro visible con la resurrección de Cristo; 2) uno que planta o establece iglesias; 3) uno cuyo ministerio está acompañado de señales, maravillas y milagros.
DINÁMICA DEL REINO
12.28 El líder administrativo, RASGOS DEL LÍDER. El NT parece reconocer tres tipos básicos de liderazgo administrativo: 1) El siervo-líder o diácono: del griego diakonia, que significa «servicio o ministerio» (2 Co 8.19, 20; 9.1, 12). Estos «diáconos» siguieron el modelo de los hombres que fueron apartados en Hechos 6.1–6, para servir a las viudas en Jerusalén. 2) El mayordomo-siervo o administrador: del griego oikonomos u oikonomis, que significa «mayordomo», tal como pastor en el día de hoy. La palabra quiere decir, literalmente, «administrador de la casa», posición generalmente desempañada por un esclavo en el siglo I de la era cristiana. La palabra se refiere a aquellos que «manejan» la iglesia (1 Co 4.1, 2; 2 Ti 1.7). 3) El líder que maneja el timón o el supervisor que desempeña el papel de apóstol u obispo. Kybernesis es un término griego tomado de la vida del mar, y se le usa para designar al timonero o piloto que mantiene el curso del barco. Allí donde Pablo habla del don espiritual de administración, la palabra se traduce «los que administran» (1 Co 12.28).
(Lc 3.1–20/Is 6.8, 9*) J.B.
12.31 La exhortación de Pablo concerniente a los dones mejores, busca corregir las equivocadas prácticas relacionadas con el uso público del hablar en lenguas. El uso privado, cuyo propósito fundamental es la edificación personal, fue confundido con su ejercicio en público. «Mejores» debe ser considerado como aquellos dones que son más apropiados dentro de una situación dada, y se ofrece un ejemplo: la profecía es funcionalmente «mejor» que el hablar en lenguas en público, debido a que edifica a la iglesia (14.4, 5), a menos que, por supuesto, éstas sean interpretadas. Sin embargo, la analogía del cuerpo humano previene contra cualquier intento de establecer una jerarquía de dones (12.22–25). Ninguna conclusión negativa acerca del hablar en lenguas debe ser legítimamente sacada del hecho de que ésta aparezca al final de la lista. ¿Es el autocontrol la virtud menos importante entre los frutos del Espíritu porque está al final del texto paulino (Gl 5.22, 23)? Empleando la misma lógica, el amor debe tener menos importancia que la fe y la esperanza, aunque para Pablo es la mayor de las virtudes (1 Co. 13.13). Un camino aún más excelente no establece una comparación negativa entre los dones y el amor, ya que el adverbio temporal aún indica que el tema se extiende. Todas las manifestaciones del Espíritu deben ser al mismo tiempo manifestaciones de amor, porque el amor es la cuestión fundamental
detrás de todas las cosas.
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Capítulo 13
13.1–13 Pablo explica la absoluta necesidad del amor (vv. 1–3); define la esencia del amor en 14 de sus características (vv. 4–7); y compara las eternas perfecciones del amor con las imperfecciones temporales de los dones (vv. 8–13).
DINÁMICA DEL REINO
13.1 Amor: El factor fundamental, DONES ESPIRITUALES. Como la base de todos los dones es el amor, ese espíritu de amor es el factor que nos califica para el ejercicio bíblico de los dones del Espíritu Santo. Así, aquellos en autoridad deben «probar los espíritus», para asegurarse de que quienes ejercen dones espirituales, realmente lo hagan motivados «por el amor». Una explicación de este y otros temas relacionados aparece en el artículo: «Dones y poder del Espíritu Santo» que comienza en la página 1763.
(Ef 4.11/1 Co 14.27) P.W.
13.1–8 Véase la sección 1 de «Verdad en acción» al final de 1 Corintios.
13.1-3 Sin amor la mayor manifestación de dones y el más heroico de los sacrificios no significan nada. Las cosas buenas deben ser bien hechas, de la manera correcta. Aunque algunos ven en la referencia a las lenguas angélicas como una hipérbole poética, parece más bien referirse al lenguaje de estas criaturas sobrenaturales.
13.4-7 El amor es sufrido, al ser paciente con las imperfecciones de la gente. El amor es benigno , activo en hacer el bien. El amor no tiene envidia; en razón de que no es posesivo y competitivo, sino que desea lo mejor para los demás. Por lo tanto, no es jactancioso . El amor posee la cualidad de ocultarse, no hace ostentación de sí mismo. El amor no es indecoroso, no trata a otros con arrogancia; no se comporta con rudeza, sino son cortesía y buenas maneras. El amor no busca lo suyo, al no insistir en sus derechos o demandar precedencia alguna; al contrario es generoso. El amor no se irrita; no es susceptible, no es grosero ni hostil, sino que en los momentos difíciles mantiene la compostura. El amor no guarda rencor; no lleva la cuenta de los males que ha sufrido, sino que borra el resentimiento. El amor no se goza de la injusticia, no se alegra del infortunio ajeno, ni difunde rumores maliciosos, sino se goza de la verdad, al propagar activamente el bien. El amor todo lo sufre, al defender y sostener a otros. El amor cree lo mejor de los demás, les acredita buenas intenciones y no es suspicaz. El amor todo lo espera , no se desanima con la gente, sino cree en su futuro. El amor todo lo soporta , al perseverar y permanecer leal hasta el final.
13.8–13 En comparación con el amor los dones son algo limitado, no completo (v. 9); son temporales, no eternos (vv. 10, 11); comunican un conocimiento imperfecto en lugar de perfecto (v. 12). Cualquier cosa de esta era, comparada con la perfección de la nueva creación es algo insignificante, incluidos los dones. Pero el lugar de sugerir el menosprecio de los dones durante esta era, o en cualquier otro momento de la historia de la iglesia, este pasaje busca todo lo contrario.
13.10 Cuando venga lo perfecto: Alude a la consumación de los propósitos de Dios después de la venida del Señor Jesucristo (Ro 18.18, 19). No existe ninguna otra razón, salvo la presunción humana, para atribuirle esta referencia a la conclusión del canon de las Escrituras. Aunque la palabra inspirada de Dios se completó a fines del primer siglo d.C., ello no significó el fin de la continua actividad de los poderes que en ella aparecen descritos. Por el contrario, esa Palabra nos instruye para que le demos la bienvenida a los dones y al ministerio del Espíritu Santo en nuestras vidas y a enriquecer nuestras capacidades para ministrar a un mundo necesitado, a través de la Palabra predicada y la Palabra confirmada por el Espíritu.
13.12 Los antiguos espejos manufacturados en Corinto estaban hechos de metal y daban una imagen distorcionada, algo que ilustra la imperfección de nuestros conocimientos en este tiempo. Pero el conocimiento será completo e instantáneo en el futuro estado de gloria.
13.13 Las virtudes de fe, esperanza y amor son necesarias en estos tiempos; pero en el tiempo por venir, la fe será reemplazada por la vista (2 Co 5.7) y la esperanza se convertirá en experiencia (Ro 8.24). Sólo el amor es eterno, porque Dios es amor (1 Jn 4.8).
DINÁMICA DEL REINO
13.14 2. ¿Qué dice la Biblia acerca de la Trinidad?, RESPUESTAS ESPIRITUALES. Para la respuesta e ésta y otras preguntas difíciles acerca de Dios y de la vida de poder en su reino, véase el artículo: «Respuestas espirituales a preguntas difíciles», que comienza el la página 1743.
P.R.
Capítulo 14
14.1–40 Pablo ofrece orientaciones para ejercer los dones de profecía y lenguas, comparando el beneficio de ejercerlos en público y en privado (vv. 2–25), fijando las reglas de su empleo (vv. 26–36) y ofreciendo una exhortación final sobre esta cuestión (vv. 37–40).
RIQUEZA LITERARIA
14.1 procurad, zeloo; Strong #2206: Ser celoso de algo, arder en deseos, proseguir ardientemente, desear anhelosa o intensamente. Negativamente, la palabra está asociada con envidia y celos (Hch 7.9; 17.5; 1 Co 13.4; Stg 4.2).
DINÁMICA DEL REINO
14.1–40 El contexto pentecostal y carismático, DONES ESPIRITUALES. Este texto basa los dones del Espíritu sobre el único y seguro fundamento del amor, y establece la integridad como la clave para la preservación de lo sagrado del santuario y la dignidad del servicio de adoración. Este pasaje ofrece las orientaciones para controlar y dirigir los servicios en contexto pentecostal y carismático. Una explicación de este y otros temas relacionados aparece en el artículo: «Dones y poder del Espíritu Santo» que comienza en la página 1763.
(Jud 20/Is 28.11, 12*) P.W.
DINÁMICA DEL REINO
14.1 Lo apropiado y deseable de la profecía, PROFECÍA. El propósito de la vida de la iglesia del NT es ser bendecida por la presencia del don de profecía. Tal como Pablo lo declara aquí, al hacernos ver que el amor es nuestra búsqueda primordial, la profecía ha de ser bien recibida para la «edificación, exhortación y consolación» de la congregación, colectiva e individualmente (v. 3). Semejante aliento o estímulo de unos a otros es «profecía», no «palabras» en el sentido de la Biblia, la cual usa las palabras mismas de Dios, pero por medio de palabras humanas que el Espíritu Santo singularmente trae a la mente.
La práctica del don de profecía es un propósito de la plenitud del Espíritu Santo (Hch 2.17). En ella se cumple también la profecía de Joel (Jl 2.28) y la esperanza que tiempo antes expresara Moisés (Nm 11.29).
Pedro le da su respaldo a la operación del don de profecía (1 P 4.11), y Pablo dice que este don está dentro de las posibilidades de cada creyente (1 Co 14.31). Este don tiene la intención de suscitar una amplia participación entre los miembros de la congregación, en la que todos se beneficien recíprocamente con palabras de unción y de amor que edifican espiritualmente y profundizan el entendimiento. Tal profecía puede proveer una ampliación del entendimiento, que los corazones se vuelvan humildes para la adoración a Dios y, de pronto, se den cuenta que el Espíritu Santo tiene conocimiento de su necesidad y está dispuesto a contestar la oración (1 Co 14.24, 25). Esta clase de profecía es también un medio por el cual se impulsa y provee visión y expectación, sin las cuales la gente se vuelve pasiva o descuidada (1 S 3.1; Pr 29.18; Hch 2.17). Estas orientaciones específicas sobre cómo utilizar el don de profecía, tal como sucede con todos los dones del Espíritu Santo, tienen el propósito de evitar que un don suplante el ejercicio de otros, o usurpe la autoridad del liderazgo espiritual. Aún más, toda profecía está subordinada a la disciplina de la Palabra eterna de Dios, la Biblia, la norma por la que toda expresión profética en la iglesia debe ser juzgada (1 Co 14.26–33).
(Ef 1.17–19; 2 P 1.16–19) J.W.H.
14.1–5 Véase la sección 5 de «Verdad en acción» al final de 1 Corintios.
14.1 Ni el amor, ni los dones vienen automáticamente, ni pueden considerarse algo relacionado con la pasividad o la indiferencia. Los creyentes deben procurar sobre todo el don de profecía, en comparación con el hablar públicamente en lenguas (vv. 2–5). Las lenguas son especialmente para la edificación personal y dependen de la compañía del don de profecía para ser ejercitadas en público. Se permite las lenguas, pero se prefiere la profecía (v. 39).
14.2 La afirmación de Pablo establece claramente que el propósito primario de las lenguas, como don del Espíritu, es la devoción privada. Es un mandato divino y no humano que sean interpretadas para que los oyentes puedan entender (v. 5). Las lenguas deben servir para la oración y la alabanza personal dirigidas a Dios (vv 14, 17). De ahí que puedan asumir una forma de expresión estrictamente espiritual, ya que su destinatario no es el ser humano. El teatro donde operan no es la mente, sino el espíritu (vv. 14, 15). Son un recurso suministrado por el Espíritu para que podamos comunicarnos directamente, de manera no conceptual, con Dios, que es Espíritu (Jn 14, 15). Por ello son tan importantes y constantemente aludidas por Pablo (v. 18). Los misterios , como en cualquier otro lugar del NT, indican secretos que han sido revelados por Dios.
14.3,4 El uso de lenguas constituye un medio de edificación privada. Esta práctica no denota egoísmo alguno, sino fortaleza espiritual. La profecía, sin embargo, edifica, alienta y conforta a otros en la iglesia.
14.5 La preferencia paulina de la profecía por encima de las lenguas en las actividades colectivas se apoya en su comparación entre el valor de ambas, en el caso de que las lenguas sean interpretadas. Por lo tanto, lenguas sin interpretación sólo sirven a la edificación personal. La profecía y las lenguas acompañadas de interpretación sirven a toda la congregación, ya que todos entienden. Esta explicación permite confirmar la práctica y distinguir entre el uso de las dos modalidades distintas en que se pueden manifestar las lenguas: en privado o en público, en la devoción personal o en las actividades colectivas.
14.6-13 Se prefiere la profecía a las lenguas en el ámbito público, donde se persigue que los presentes comprendan claramente lo que se dice. En una reunión de la iglesia las lenguas deben, pues, ser interpretadas.
14.13–22 Véase la sección 3 de «Verdad en acción» al final de 1 Corintios.
14.13 La persona que habla en lenguas públicamente parece que tiene la responsabilidad de interpretarlas, pero 12.10 habla de dos dones diferentes. Si no está presente alguien que pueda interpretarlas, debe restringirse el hablar en lenguas (v. 28).
14.14-19 Pablo revela el lugar que ocupan las lenguas en su propia vida de oración. Orar en lenguas es orar en el espíritu en lugar de con el intelecto; lo mismo sucede con los cánticos de alabanza. Para Pablo, orar y cantar, tanto en lenguas como en el lenguaje cotidiano, formaban parte integral y regular de la oración y la alabanza. No se sugiere nada que tenga que ver con manifestaciones de histeria, emocionalismo o ningún tipo de anormalidad.
14.16, 17 La edificación de otros constituye siempre el requisito indispensable para el uso público de las lenguas. Al mismo tiempo, el v. 17 indica que no se pretende censurar el hablar en lenguas. No está claro si en las actividades colectivas el cantar, alabar u orar en lenguas habría sido aceptado o denegado por Pablo. Lo que sí está claro es que ningún individuo o grupo de individuos debe hacer estas cosas contradiciendo al líder, el espíritu del grupo como un todo, o los propósitos de la reunión. Existen diferencias en torno a la aceptación de «cantar en lenguas» en las actividades colectivas de los creyentes. Algunos son partidarios de excluir completamente el ejercicio colectivo de este don, mientras otros consideran que no se viola el «orden» si se ofrece una explicación y se mantiene una conducta discreta, libre de fanatismo.
14.18 Pablo no despreciaba las lenguas como un don menor, sino daba gracias a Dios por la forma plena como este don le edificaba en su propia vida devocional (véase también v. 5, «quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas»).
14.21–25 En un aspecto, el uso de Pablo de Is 28.11, 12 llama la atención sobre cómo las ásperas y desconocidas lenguas de los extranjeros invasores constituían una señal del juicio divino sobre Israel en los días del profeta; una advertencia que los judíos despreciaron y rechazaron completamente. Quizás notaba cómo las lenguas en la iglesia de Corinto parecían estar causando el mismo efecto de endurecer a los creyentes presentes, quienes podrían preguntarse si no estaban todos locos (una reacción similar a lo que sucedió en el Pentecostés, Hch 2.13). La profecía, sin embargo, es una señal que anuncia a los creyentes que Dios está en medio de ellos, y hace que los incrédulos busquen arrepentirse. (Desde un segundo punto de vista, puede que Pablo haya tenido un doble propósito en mente, porque este pasaje de Isaías también se refiere a otro aspecto del posible valor de las «lenguas»: que las gentes reciban un «descanso», algo que los refresque. El ejercicio privado de las lenguas (v. 4) indudablemente incluiría eso).
14.26–40 Véase la sección 4 de «Verdad en acción» al final de 1 Corintios.
14.26 Cada uno de vosotros: Las cosas del Espíritu están dirigidas a todos los miembros del cuerpo de Cristo, no a la élite de unos pocos. Este versículo menciona todos los elementos de un servicio de adoración en esta era.
14.29 Con la intención de preservar el balance e impedir la confusión en el servicio de adoración, Pablo regula el ejercicio de la profecía. Los demás presentes, especialmente aquellos que poseen el don de profecía, deben juzgar sobre su autenticidad. El juicio abarca el examen de su contenido, su correspondencia con la Palabra de Dios, y su relevancia para los allí reunidos.
DINÁMICA DEL REINO
14.27 Los límites para el ejercicio del don de lenguas, DONES ESPIRITUALES. En la reunión de un grupo, el ejercicio de las lenguas (y su respectiva interpretación, desde luego) debe limitarse a la participación de dos o tres, a lo sumo. Si bien es cierto que hay algunos para quienes éste es un número rígido, otros lo consideran como una guía flexible para mantener el equilibrio del servicio o el culto. Una explicación de este y otros temas relacionados aparece en el artículo: «Dones y poder del Espíritu Santo» que comienza en la página 1763.
(1 Co 13.1/Gl 5.22, 23) P.W.
14.34, 35 Estos versículos son muy difíciles y están sujetos a un gran debate. La mejor interpretación es, quizás, no considerar que Pablo prohíbe a las mujeres manifestar dones espirituales en el culto (véase 11.5; Hch 2.18; 21.9). En lugar de ello, lo que él prohíbe es la discusión desordenada que puede perturbar el servicio. También estaría posiblemente prohibido hablar en los términos que aparecen en 1 Ti 2.11–15, donde no se acepta que las mujeres se conviertan en autoridades doctrinales independientes (apostólicas) por encima de los hombres. Otra opinión considera los vv. 34, 35 como una cita de Pablo tomada de una carta de los corintios dirigida a él, incluida al comienzo de un nuevo párrafo. Los que proponen esto ven el v. 36 como su respuesta, la cual diría, «¿Cómo? ¿Sólo los hombres? ¡Absurdo!» Quizás sea más útil notar que la palabra griega utilizada aquí para «mujer» también puede ser traducida como «esposa». Así, el mandato de Pablo se opondría a algo impropio en cualquier época; que una esposa trate de imponer doctrinas o enseñanzas autoritarias, colocando al marido en una situación embarazosa en público. La Biblia no asigna papeles sociales o eclesiásticos rígidos a los hombres o las mujeres, pero sí deposita en los maridos la autoridad y el deber de fungir como cabeza de la familia.
RIQUEZA LITERARIA
14.32 sujetos, hupotasso; Strong #5293: Literalmente, «estar debajo». La palabra sugiere subordinación, obediencia, sumisión, servicio. El don divino del hablar profético es puesto bajo el dominio y la responsabilidad del que lo posee.
14.37,38 Los dotados espiritualmente recibirán las instrucciones de Pablo como un mandato apostólico. Aquellos que las rechacen serán responsables de las consecuencias derivadas de su ignorancia.
14.39,40 Desconocer los dones espirituales no era la solución de Pablo para enfrentar el abuso de ellos. Las orientaciones que él ofrece proveerán salvaguardas para asegurar el orden en el servicio.
Hayford, Jack W., General Editor, Biblia Plenitud, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1994.