ALEXANDER FLEMING

13 Agosto 2010
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“Dichosos los pobres en espíritu, porque el reino de los cielos les pertenece”. Mateo 5:3
En Escocia había un pobre agricultor de apellido Fleming. Un día mientras trabajaba para conseguir el sustento de su familia, oyó un grito que provenía de un pantano que había cerca de allí. Arrojó sus herramientas de labranza y corrió hasta el pantano. Hundido hasta casi los hombros, había un muchacho asustado que trataba de salir de aquel lodo oscuro y pegajoso. El agricultor salvó al muchachito de los que podría haber sido una lenta y terrible muerte.
Al día siguiente, un fino y rico carruaje se estacionó frente a la cabaña del pobre escocés. Un noble, elegantemente vestido, descendió y se presentó como el padre del chico salvado de la muerte por el campesino Fleming.
-Quiero recompensarlo-dijo el noble-. Usted salvó la vida de mi hijo.
-No puedo aceptar ningún pago por lo que hice- respondió el campesino escocés, moviendo las manos en protesta.
En ese momento apareció en la puerta de la cabaña el hijo del agricultor.
-¿Este es su hijo?- preguntó el noble.
-Si- respondió orgullosamente.
- Me gustaría hacer un negocio con usted. Déjeme llevarlo para darle una buena educación. Si el hijo se parece al padre , seguramente llegará a ser un hombre del cual podrá enorgullecerse.
El campesino se lo permitió. Luego de algunos años, el joven se graduó en la Escuela de Medicina del Hospital Saint Mary, de Londres. Llegó a ser conocido alrededor del mundo como el famoso Dr. Alexander Fleming, quien descubrió la penicilina. Algún tiempo mas tarde, el hijo de aquel noble, el mismo que fuera salvado por el padre de Alexander, contrajo neumonía ¿Qué fue lo que salvó su vida? Sí, la penicilina ¿El nombre de aquel noble? Lord Randolph Churchill. ¿El nombre de su hijo? Sir Winston Churchill, quien llegó a ser primer ministro de la Inglaterra durante la Segunda Guerra Mundial.
Seamos bondadosos. Más tarde o más temprano, el resultado de nuestra bondad podrá llegarnos de regreso momentos mas oportunos.
 
Re: ALEXANDER FLEMING



Ecc 11:1 Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallarás.